viernes, 11 de junio de 2010

Compra para dummies

Después de una temporada de medio retiro del que solo he salido para dar cuenta de la actualidad (he estado en un monasterio budista reflexionando sobre mi éxito, para evitar que se me suba a la cabeza; si alguien quiere la dirección se la puede preguntar a mi representante) he decidido retomar la saga que me ha dado fama mundial (si, ansío de nuevo la adoración del público; no se puede ser siempre un artista torturado, ¿vale?). Soy consciente de que tengo casi agotada la fórmula, pero si pudieron hacer tres partes de Matrix y una nueva trilogía de Star Wars, es posible que yo consiga alargar el tema un poco más...

Por algún motivo desconocido, el concepto de comprar parece en contra del varón tipo. Quizás sea porque nos sentíamos más cómodos cuando lo único que teníamos que hacer cuando queríamos algo era cazarlo. Para los hombres el dinero es uno de eso inventos modernos con los que no acabamos de sentirnos cómodos, como  la comunicación verbal o las mujeres.

Como el concepto 'comprar ropa' es quizá un poco avanzado a estas alturas de curso (si alguien está interesado en el tema puede consultar la obra 'Me compro mis propios calzoncillos y soy feliz', del prestigioso psiquiatra Sueco Hans Christian Andersen), voy a empezar por algo que cualquier hombre puede entender. Es viernes, has terminado una dura semana de trabajo y te has bajado la colección completa de películas de Jackie Chan y Jean Claude Van Damme. Tu plan es comer ganchitos y beber cerveza hasta que te parezca que las pelis tienen argumento. Sin embargo, llegas a la nevera y -oh, sorpresa- no hay cerveza. ¿Que a pasado?

Bien, amigos, igual que la ropa no aparece limpia en los cajones por arte de magia cuando la tiras en el suelo, la bebida no aparece mágicamente en la nevera (o mueble bar). Para que esto suceda hay que realizar una complicada operación llamada 'comprar'.

Bien, sé que los expertos recomiendan los mercados tradicionales, pero dejando aparte el pequeño detalle de que suelen tener un horario incompatible con un trabajo normal, es una modalidad solo al alcance de 'pros' (el equivalente a un nivel 50 del Word of Warcraft). Se cuentan historias de hombres que han muerto en la cola de la carnicería viendo como se les colaban un montón de dulces ancianitas por no conocer el antiguo arte de pedir la vez. En los supermercados, que es lo que yo recomiendo,  todo viene etiquetado, rotulado y en porciones fáciles de adquirir (nada de tener que solicitar productos al peso ¿quién sabe cuanto pesan 7 manzanas o 15 lonchas de queso? podrías terminar pidiendo una cantidad minúscula o algo capaz de alimentar a toda Asia y la dependienta te lo serviría sólo para poder reírse de ti).

El supermercado es como el modo fácil de compra. Aunque puede parecer una buena idea acudir a un hipermercado, tiene en mi opinión un par de desventajas. En primer lugar, la cantidad de productos existentes (aparentemente todos, excepto por algún extraño motivo mermelada de tomate) te puede producir un colapso mientras tratas de a) decidir cuál es la marca de cerveza/suavizante/fideos/random producto que tú prefieres, o b) recorrer todos los pasillos buscando la sal (mi teoría es que cada noche cambian todos los productos de sitio solo para molestar). En segundo lugar, los hipermercados tienen sección de electrónica, que es como poner porno en internet y pretender que un hombre lea las noticias. De hecho, durante mucho tiempo la idea de comprar una televisión en un supermercado parecía absurda, esa sección solo se diseñó como una guardería para hombres.

Por motivos de claridad expositiva voy a suponer que no es la primera compra. La primera compra es un ritual de dimensiones de épicas que sufren todos aquellos que por primera vez tienen que convertir una casa vacía (que es como las dan los irresponsables de las inmobiliarias) en algo habitable. No sabes la cantidad de cosas que necesitas para vivir en una casa hasta que no te pones a ello (y normalmente no piensas en ellas porque ya estaban ahí; en tu casa anterior, digo). No, yo voy a suponer para esta explicación que tenemos una casa en condiciones medianamente habitables y un ser humano de género masculino de inteligencia media (bastante inteligente como para hacer la compra, aunque no lo suficiente como para que alguien la haga por él).

Antes que nada es recomendable haber hecho 'la lista'. Sé que se habla de unos seres míticos llamados madres que son capaces de ir al supermercado y recordar si necesitan lentejas o si se terminó el último frasco de mahonesa, pero vamos a suponer que nosotros no somos capaces de eso. Eso requiere concentración, y tú seguramente vayas a quedarte mirando cada culo que pase, lo que hace perder el hilo de sus pensamientos a cualquiera (sé que las mujeres piensan que lo hacemos intencionalmente, pero es un acto reflejo; otro de los inconvenientes de tener genitales externos, un día tengo que hablar de ello). Para hacer la lista puedes comprarte una libreta o simplemente sujetar un folio con un imán en la nevera (si, ahora sabes para que sirven esos imanes) en el que irás anotando cada cosa que se te termine, o incluso mejor, antes de que se termine. Esta lista te dará otra valiosa información: cuando sea lo suficientemente larga o te falte algo imprescindible (en mi caso el detonante puede ser el café) es el momento de ir al súper. No esperes demasiado, es mejor no llenar el carro demasiado por motivos que ya explicaré más adelante. Y no, no es el dinero (que también).

Elegimos un supermercado. Supongo que cada uno tiene sus preferencias, o si no solo habría uno así que me voy a ahorrar hablar del tema. Además, aunque el motivo más razonable para elegir suele ser los precios, hay otros imponderables, que van desde 'en X no tienen mi marca favorita de cereales', hasta 'cajera maciza en caja dos' así que no me voy a entrar en eso, allá cada uno.

Antes de la compra me permito recordar algo que sabe todo el mundo pero que a menudo olvidamos: come algo antes. A menudo es difícil comprar cuando uno quiere y terminas yendo cuando puedes, pero si no quieres volver con el carro lleno de chocolatinas, anarcardos y 'una especie de galletitas que no se de qué son, pero tenían muy buena pinta' come algo antes. Te lo agradecerán tu bolsillo y tus michelines.

Como norma general, asumiremos que si algo no está en la lista, es que no te hace falta. No digo que no se pueda improvisar, pero no improvises demasiado. Igual te parece buena idea comprar arreglo para potaje porque se te a ocurrido que comes nunca de eso, pero es que a lo mejor luego descubres que no lo haces nunca porque no te gusta (o no sabes, que es peor). La verdad es que para evitar esto suele ser buena idea antes de la compra pensar un poco en que cosas te gustaría comer los siguientes días. Si tienes previsto hacerte muchos sandwiches puedes que necesites una bolsa grande de pan de molde. Si solo eres consumidor ocasional, es mejor comprar un paquete pequeño o seguramente el último sandwich que te comas sea de jamon york y moho (en la casa de los pobres la comida no caduca nunca, solo se vuelve más francesa).

Una última cosa antes de ir al supermercado. Si vas a ir en coche (y a no ser que vivas en el mismo edificio del supermercado, ya te digo yo que vas a ir en coche) asegúrate de tener el maletero razonablemente vacío. Ya sé que todos tememos cosas innecesarias ahí (en mi caso, una caja de herramientas; hasta que decidí que era absurdo llevarla teniendo en cuenta que no sabría que hacer con una llave allen aunque mi vida dependiera de ello) pero si tu coche no es muy grande seguramente necesites todo el volumen posible para una compra normal. Otra cosa: los carros van a monedas, como las máquinas de café, así que asegúrate de tener. Yo suelo dejar un par de monedas en el coche para tener siempre. Es muy chungo descubrir que no tienes suelto y las cajeras les da tanta rabia tener que cambiarte que se vengan haciéndote esperar hasta que terminan con la compra de la clienta a la que están atendiendo.

Vale, ya estamos en el supermercado, comienza la aventura. Si supieras dónde están las cosas (si vas más veces puede que termines aprendiéndotelo) podrías elegir la ruta, pero como es la primera vez no vas a tener más remedio que dar vueltas. No te importe parecer un merodeador, si miras los productos, nadie te denunciará por acoso. Eso si, procura no seguir todo el rato a la misma tía. Por cierto, no se quién se inventó el mito, pero en los supermercados no se liga, así que quítatelo de la cabeza. La gente va a lo que va. Son como los prostíbulos, la gente va a lo que va (y son cosas distintas). Si se ligara en los supermercados la gente no iría a bares, sería ideal hacer la compra y traerte compañía en el mismo viaje. Además, iria genial para que te ayudara a guardar las cosas en la nevera...

De todas maneras, si quieres saber mi opinión, lo mejor es coger primero lo pesado. Si vas a coger una garrafa de agua de 8 litros, no es buena idea hacerlo al final y colocarla encima de las patatas fritas de bolsa (a no ser que quieras papas deconstruidas). Mira la lista y busca todo lo que no te apetezca que se te caiga en un pie. Después lo que sepas que sea importante que no llegue roto. Más adelante, productos frescos, y congelados (esto por conservar la cadena de frío, claro). Al final, los huevos. Y no los pierdas de vista, esos cabrones esperan que no los mires para meterse debajo de algo pesado (un consejo: antes de cogerlos, dale la vuelta a la huevera y asegúrate de que caen todos contra el plástico transparente superior; si alguno se queda arriba es que ya está cascado).

Hay otro punto importante: los precios. Puede que no lo creas, pero mucha gente mira los precios antes de comprar cosas (nota para mujeres: los tios normalmente, no; nosotros compramos lo que mola; esto explicaría que Amstel se esté gastando una pasta en anunciar una nueva lata que tiene 4,5 centilitros más que la normal, lo que viene siendo un trago pequeño). Pero mucho cuidado: los fabricantes hacen las cosas en tamaños distintos para marear, así que algo que te puede parecer barato quizás es solo más pequeño. Y si no lo tienes muy claro, compra la marca del supermercado. Total, no creo que notes la diferencia entre su detergente y cualquier otro. Si algún producto no te gusta puedes ir probando marcas.

Bueno, pues ya está casi todo hecho. Elige una caja y a pagar. Aquí lo recomendable suele ser mirar la cola más corta o la cajera más efectiva (las cajeras maduritas suelen ser las mejores; huye de los tíos, son más lentos y no te ayudan a embolsar). Pero vamos, si decides ponerte detrás de la clienta con mejor culo, no me parece mal. Ya que vas a estar un rato, es mejor que te busques algo que mirar para entretenerte. Además, ¿quién sabe? Igual eres el primero que consigue ligar en un supermercado, después de todo...

Después de pagar, te toca meter los productos en bolsas. Ahí descubrirás que misteriosamente ocupan más. Este es el motivo por el que no es recomendable llenar demasiado el carro (y por el que las fichas de tetris no van en bolsas: sería imposible ganar una partida). En cuanto metes las cosas en bolsas ocupan el doble. Un carro lleno hasta arriba, con casi dos una vez metes las cosas en bolsas...

Otra cosa que no está de más es repasar el ticket. No digo que las cajeras se equivoquen adrede, pero todos cometemos errores y a veces algún producto se cuela dos veces al pasarlo por el lector de códigos de barras. Para esto yo suelo comprar cantidades regulares de cosas (es difícil recordar cuantas botellas de coca-cola cogiste si cada vez coges una cantidad y a veces se cuela alguna de más al pasarla por el código de barras). Eso si, si no entiendes algún producto de la lista (la nomenclatura de los tickets es misteriosa a veces), ni preguntes, tampoco quieres quedar como un panoli.

Ahora sí que ya está todo. Solo queda volver a casa y colocarlo de forma que vayas a encontralo cuando lo busques. Vaya, pensaba que era más sencillo hacer la compra, pero a juzgar por lo largo que me ha quedado el post parece que no. Y seguro que se me ha olvidado mencionar algo...

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero que chico más apañao, como diria mi madre.

ender dijo...

Human, los post para dummies son espectaculares. No me extraña que te hayas hecho famoso. Solo por lo de la sección de electrónica yo creo que ya vale la pena leer toda la parrafada que has soltado.

Muy muy bueno tío, muy bueno.

hesisair dijo...

Oye, ¿pero en serio que hay que hacer todo éso para comprar?
Ahora entiendo por qué tengo que ir a comer de vez en cuando a casa de mi madre y mi casa sólo está llena de cerveza y chocolatinas...
Y veo que has salido muy escoscaíco, sí señor.
Genial, como siempre...

Anónimo dijo...

Exageraoooooooooooooo, no es para tanto.

Que conste que sigo comentando para ver si queda algun heroe soltero.

Bueno,enga y tambien para subir tu ego.

Ataulfa.

Barbijaputa dijo...

Haces la compra mejor que yo. Si encima me prometes que subirás tú las bolsas a casa, te propongo vivir en pecado.

ender dijo...

Human, leyendo esto y su ultimo post de las edades de Barbi... yo tardaría CERO en decir que si.

Ya sabes. Oportunidades así ...

molinos dijo...

PLas, plas, plas...espectacular..pero se te ha olvidado comentar que si te dan la lista hecha..no hagas valoraciones sobre lo apuntado ni innoves..

8 pimientos verdes..son 8 pimientos verdes...y desde luego no son 8 KILOS de pimientos verdes...

...por ejemplo...

quita la palabrita de verificación..de una puñetera vez...

Blanco Humano dijo...

Anónimo: bueno, a mi los piropos me gustan más bien guarrotes, pero no me voy a quejar...

ender: ah, gracias. Me daba miedo que me quedara muy largo, pero es que no sabía por donde cortar...

hesisair: pues claro... Bueno, al menos yo

Y ya te vale maño, que he tenido que investigar para entender lo que me decías...

Anónimo (Ataulfa): yo diría que incluso me he dejado algo. Otra cosa es que vosotras lo tengáis tan automatizado que ni penséis en ello.

Y solteros no se, pero lo del ego se agradece.

Barbi: Prometido. Eso sí, te advierto que luego me lo pienso cobrar...

Ender: Quieres decir que debería aprovechar para visitarla ahora que la está animadita? Pues no está mal pensado, lo que pasa es que lee rapidísimo, igual para cuando llegue ya está leyendo una de esas cosas súper dramáticas sobre la guerra civil y me limito a darle kleenex...

molinos: cierto, la lista tiene que especificar en la medida de lo posible pesos y marcas.

Pero... ¿8 kilos de pimientos? ¿madremía cuantos pimientos son eso?

Anda, mándame al ingeniero a que le de unas clases particulares a ver si aprueba en septiembre.

Y vale, siempre que tu hables con los chinos del SPAM...

molinos dijo...

8 kilos de pimientos son un huevo de pimientos...da para miles de recetas..te lo digoyo...

hypete..quita la puta palabra ya...no tienes tanto spam..ni siquiera yo tengo tanto spam.

B.B. dijo...

Has probado a comprar por internet?

Blanco Humano dijo...

molinos: que no, pesada!

B.B: no, la verdad, pero que gracia tendría eso? Prefiero no engancharme a la compra por internet. No sabes la cantidad de camisetas frikis que hay por ahí para arruinarme... y gadgets absurdos... surps!

No, mejor no.

Bruna dijo...

Genial la saga para dummies!! Madre mia lo queme rio!

Por cierto... En lo que llevo leyendo tu blog ya ha cambiado de color tres veces... Primero era azul, luego negro y ahora rosa..... Puede ser o es mi móvil que se vuelve loco....

Blanco Humano dijo...

EJEM. Sí, estaba haciendo unos cambios en la plantilla. Por ahora creo que se quedará así. Bueno, eso o estás mezclando mal la medicación, lo que prefieras. Por cierto, me encanta que comentes en posts antiguos, a ver si un rato tengo tiempo y te contesto a todo.

Bruna dijo...

Jajajaja también podria ser eso...

Bruna dijo...

Por cierto.... gracias por contestar ;)