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lunes, 13 de abril de 2015

Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), de Alejandro González Iñárritu.


En primer lugar me gustaría decir que me gustaría ver una película sin ningún juicio preestablecido. Hubo un tiempo en que tenía mucho tiempo libre y pasta en el bolsillo y veía todo lo que se estrenaba. A menudo entraba en una sala sin saber nada de lo que iba a ver salvo el título y quizás la pinta que tenía el poster (a veces ni eso). Era una época estupenda porque me podía llevar sorpresas enormes y en cualquier caso si una película no me gustaba no me sentía defraudado. Sólo pensaba "pues no me ha gustado".


Eso es imposible actualmente. Ahora una película te cuesta lo que una ración de calamares y una cerveza y eso si no pides palomitas (para eso tienes que llevar las tres últimas nóminas y ver si te lo puede financiar el banco). Ahora todo es ruido mediático y cuando ves una película es muy difícil no hacerlo pensando "¿estaré yo a la altura de los críticos o me sentiré como una mierda porque no soy capaz de ver la maravilla que ellos aprecian?".


Tengo que añadir otra cosa antes de entrar a hablar de esta película (y me jode porque ya alguien me dijo en mi última crítica que se nota que me gusto demasiado y tenía que tratar de ser más breve -sí, estoy hablando de Molinos) y es que no soporto los ejercicios de estilo. Shakespeare hacía obras para el gran público, y las películas de Bogart de los cincuenta eran grandes sin pretenderlo. No había detrás un gran director diciendo "hey, soy un genio: mirad lo que puedo hacer". Algo se fue al garete cuando los directores empezaron a pensar "voy a ser capaz de rodar una película totalmente hacia atrás en la que el protagonista tenga amnesia a ver si se entiende" o "YA LO TENGO: rodemos toda una película dentro de un ataúd" (y si queréis saber mi opinión, soy muy fan de Memento, pero Buried me sacó de mis casillas).


Lo que todo el mundo sabe de esta película (a no ser que haya estado metido en una cueva desde antes de que se estrenó) es que está rodada en un único plano secuencia. Y a mí cada vez que un crítico dice "plano secuencia" me entran escalofríos porque quiere decir que hay un tío detrás de la cámara diciendo "eh, tengo una polla enorme, venid a miradla". Hitchcock era grande porque podía rodar "Con la muerte en los talones" y que un tipo caiga muerto delante de Cary Grant con un cuchillo en la espalda y que su personaje coja el cuchillo por el mango a tiempo de que alguien le haga una foto y tú sigas viendo la película y disfrutándola a pesar de que es totalmente increíble (como que alguien pretenda matar a un espía usando un avión fumigador en lugar de una pistola, una de esas ideas absurdas que dan lugar a otra secuencia memorable). Y si alguien va a mencionar que Hitchcock hizo justo lo mismo que Iñárritu en La soga, que piense que ese argumento sólo la hace más prescindible.


Alejandro González Iñárritu es un autor mexicano que es conocido por obras como 21 gramos, Babel o Biutifull, todas ellas aclamadas por la crítica y premiadas en diversos festivales. Sin ir más lejos la obra que nos ocupa recibió en la última ceremonia de los Óscar los galardones a mejor guión original, mejor director y mejor película. Ahí es nada. El leitmotiv de la obra es batir el récord absoluto de plano secuencia haciendo toda una película en una única toma (esto ya se ha hecho, pero esta es, creo, la más larga). Este ejercicio de estilo hace que, a pesar de la enorme presencia de los actores en plano (a menudo rodados muy de cerca y después de -sospecho- haber mezclado algunos medicamentos que no se deben mezclar), el que esté presente todo el rato sea el director, en un ejercicio de ego insoportable y probablemente inédito. Directores menos valorados por la crítica sesuda como Clint Eastwood o Steven Spielberg, no son capaces de hacer algo así (por pudor, supongo) y no consiguen lo que un espectador casual (uno de esos que no esperan a leer la crítica del Fotogramas para ver si la película le tiene que gustar o no) definiría como un "coñazo insoportable" (y estoy citando palabras textuales de la persona que sufrió la película conmigo). Te cansas de ver planos de actores de espaldas andando por pasillos o diálogos que no tienen contraplano porque mover la cámara cada vez que uno de ellos habla sería mareante (mira, eso al menos lo hace mejor que un director amateur). Por no mencionar esa machacona banda sonora de batería que no conforme con ser irritante por si sola, el director insiste en hacer autoconsciente metiendo en plano (¡en dos ocasiones!) al propio batería sólo por rizar el rizo.


La película arranca con un plano de espaldas (una de muchos) de nuestro protagonista levitando a un metro del suelo en la posición del loto y a partir de ahí nos lleva durante dos horas de cámara en mano (y me vas a perdonar Alejandro, pero desde el invento de la steadicam los planos secuencia tienen mucho menos mérito que cuando las cámaras iban montadas sobre raíles) por las paranoias de los actores, que ya sabemos que son gente inestable porque nos lo han contado en un montón de películas, y algunas bromas privadas muy inteligentes pero no muy divertidas (como que el protagonista sea Michael Keaton, conocido por haber protagonizado el Batman de Burton, interpretando a un actor que trata de ganarse el respeto de la crítica después de haber hecho tres películas interpretando a Birdman, un superhéroe (de disfraz ridículo, gracias por la sutileza, Alejandro) al que escucha en su cabeza hablar con una voz muy parecida a la de Batman). Iñárritu se burla del cine de superhéroes (de hecho en la única secuencia que tiene cortes -si, olvidaba que incluso en su pretensión termina haciendo trampa con una secuencia llena de cortes absurdos- sale un Spiderman bailando sin que venga mucho a cuento), del cine de acción y de las películas que buscan el favor del público sin esforzarse en hacer arte. Incluso de burla de la crítica, (personalizada de una forma muy poco sutil en una crítica teatral que escribe sus críticas en una moneskine desde un bar mientras toma martinis) que lo tiene muy fácil en poner a caer de un burro la obra de alguien que arriesga y trata de crear, con etiquetas y frases manidas. Pues lo siento, Alejandro, hay gente que hace cine con un ego más pequeño que Australia y trata de contar historias sin tratar de epatarnos con sus enormes capacidades técnicas. No está del todo carente de ironía que la obra que lleve al escenario el protagonista sea de Raymond Carver uno de estos autores que se la ponen dura a la crítica literaria precisamente por no contar nada en sus historias (tienen atmósfera) y que años después de su muerte se descubrió que parte de su mérito artístico estaba en la tijera de su editor, que recorto, reescribió e incluso cambió los finales de un montón de sus historias.


Creo que esta película se debería estudiar en las academias de cine como ejemplo de lo que no hay que hacer, y quizás su mayor mérito es que después de esto nadie tratará de hacer un plano secuencia más largo que el anterior, utilizando la técnica que en mi opinión es el mejor ejemplo de cómo un director puede tratar de medir la longitud de su miembro viril y compararla con el resto. Scorsese en Uno de los nuestros (1990) hace un magnífico ejemplo de 3 minutos y 13 segundos y ocho años después Brian de Palma hará una magnífica demostración de 12 minutos de cómo hasta el sexo se puede hacer aburrido cuando dura más de la cuenta, en la entretenida Snake Eyes (y lo siento, no puedo menos depreciar más una película con un adjetivo positivo). En este caso Iñárritu llega al paroxismo rodando toda la película en un único plano secuencia (algo que por otra parte -como ya he comentado- habría hecho ya Hitchock en La Soga, salvo porque técnicamente no era posible -y qué más da, si este plano secuencia de Birdman también está falseado después de todo) lo que es totalmente absurdo teniendo en cuenta que realiza saltos temporales. Veamos ¿qué sentido tiene rodar todo en un único plano si de repente la cámara se mueve y advertimos que ha pasado el tiempo porque aparecen cosas que antes no estaban ahí?


Después de esto ¿qué vendrá? ¿Con qué nuevo desafío nos aburrirán los directores con inquietudes? ¿Una película íntegramente rodada sin imagen, sólo con voz en off? ¿Un plano fijo de dos horas del ombligo del director? ¿Una película collage hecha enteramente con recortes de anuncios? Espero ansioso, en serio. Mientras haya gente que siga haciendo historias que merezcan verse como Nebraska, Perdida o Guardianes de la Galaxia (y no admito discusión sobre ninguna, especialmente la tercera).


Por otra parte, y dejando de lado el ejercicio de prestidigitación, la película se hace larga (le sobra fácilmente media hora) los personajes dejan de interesarnos pasado un rato porque ya vemos que están todos como una puta regadera, y se lleva la suspensión de la incredulidad al extremo de tal manera que llega a un momento en que poco importa lo que pueda pasar en el escenario porque cualquier cosa es posible. Me cuesta decir esto sin parecer condescendiente, pero me parecen más creíbles muchas de las películas de superhéroes que González Iñárritu pretende criticar, o al menos más coherentes con su propio universo. En cualquier caso los directores que realizan tales obras de ficción son capaces de hacerlo sin tanta afectación.


Plano inicial de Birdman. Espero que os guste ver espaldas porque os vais a jartar.


Por lo demás, si alguien quiere ver una buena película sobre los problemas de un director de teatro al tratar de manejar a un grupo de actores histéricos haría mucho mejor en ver la magnífica y lamentablemente casi desconocida ‘¡Qué ruina de función!’ (‘Noises off…’, 1992) de Peter Bogdanovich -también director de la absolutamente genial What's up, Doc (1972)- y que esto mismo en una película mucho más divertida y sin ese tufillo pretencioso de "peli para listos*".


*Trademark by Molinos).


PD: esta vez he sido yo el poli malo, si queréis ver la crítica de Molinos de la misma película, está en el link. A ella por lo que sea, se ve que le gustó. Por cierto, ya está maquinando de qué otra cosa podemos hacer crítica. Si a alguien tiene alguna idea se admiten sugerencias...


viernes, 13 de marzo de 2015

Blitz, de David Trueba (la crítica)

David Trueba es un joven creador (bueno, 45 tacos; la verdad es que pensaba que era más joven hasta que lo he mirado en la wikipedia) conocido fundamentalmente por su labor como director y guionista de cine. Debo confesar que no soy mucho de cine español (le faltan explosiones y le sobra drama social, para mi gusto) pero vi Madrid, 1984 y no me pareció mal (María Valverde en bolas en un cuarto de baño durante 3/4 partes del metraje, sólo eso ya justifica su visionado, en mi opinión). Por tanto pensé que este libro había de depararme, como mínimo, una agradable lectura. Qué gran error por mi parte.


Menos conocido como su faceta de novelista, tiene publicadas cinco novelas, de las cuales una ha sido premiada con el Premio Nacional de la Crítica (Saber perder) lo que es suficiente para que leer su última novedad en el metro te haga parecer un tipo interesante con inquietudes intelectuales, lo que no está nada mal (podéis probar si queréis con Lo que más me gusta es rascarme los sobacos de Charles Bukowski y veréis como, a pesar de ser mucho más sesuda, os hace parecer mucho menos interesantes y bastante más zafios).


La novela del director es un tour de force, un ejercicio estilístico finísimo, en el que juega con el tiempo de una manera magistral. Comienza con una portada minimal y superestilosa que ya hace pensar que será algo digno de una mente superior (y no me digáis que la portada la escoge el editor porque el mismo dibujo se repite en el interior, con la excusa que lo ha dibujado el mismo protagonista como autoretrato -que no se lo cree ni él, claro, porque está dibujado de espaldas, lo que requiere un juego de espejos digno de Norman Rockwell). El título en alemán ya echa para atrás un poco, porque además no explica su significado, como esos libros supersesudos de Ortega y Gasset (sí, he leído La rebelión de las masas ¿Qué pasa?) en los que ponía un montón de citas en inglés, alemán y latín sin traducirlas como diciendo "si no sabes tantos idiomas como yo, igual no deberías estar leyendo esto*".


Bueno, como cualquiera que haya visto documentales sobre la segunda guerra mundial sabe, blitz significa relámpago (y de ahí blitzkrieg "guerra relámpago"; antes de que lo preguntéis, desconozco lo que significa blitzkrieg bop). Al principio del libro hay un poema de Emily Dickinson (en inglés original, cómo no, aunque traducido más abajo para hacernos sentir mal con nuestra escaso manejo de la lengua de Shakespeare) que menciona el relámpago tangencialmente al hablar de la Verdad (así, con mayúsculas). Esto ya nos hace ver que se trata de un libro que vamos a tener que dejar bien cuando nos pregunten por él, así nos parezca un truño (bien jugado, David).


La novela empieza con un mensaje demoledor que paso a transcribir:
"aún no le he dicho nada. me cuesta tanto. uff. tq ♥".
Así, sin mayúsculas, con un tq y un corazón. Ya solo por el valor de hacer esto, esta obra merecería estar en lo más alto de las letras hispanas. Implica una capacidad de trasgresión que ríete tú de Joyce. Pero eso no es todo. La siguiente fase sentencia "Pero el mensaje no era para mí". No había arrancado una obra con tal rotundidad desde Kafka. (Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto). A partir de ahí la obra realiza un flashback en forma de monólogo interior que explica brevemente cómo se llega a la situación presente. Beto es un joven paisajista que llega a Múnich sin ser muy consciente de que su relación sentimental con una hermosa pretendiente a actriz -fracasada- exnovia de un cantante de cierto éxito, se está derrumbando. En mi opinión hay algo de grandeza ya en la definición de los personajes: un arquitecto que ha terminado diseñando jardines en plena crisis, lo que hace de la suya una labor totalmente superflua (y sin fondos municipales para contratarle, que es lo que a él le afecta, algo no muy distinto si lo pensamos de la labor de cineasta en la época de sequía de subvenciones), una actriz muy bella pero con una carrera que no ha llegado a despegar y cuyo mayor logro fue tener una relación con un cantoautor uruguayo de éxito moderado (y pese a todo, el más exitoso de los tres) del que ya se aclara que compartió gira con Jorge Drexler (supongo que para evitar que le pongamos nombre y apellido).


(A partir de aquí temo que van a ser inevitable colar algún spoiler para un análisis medianamente solvente, por lo que recomiendo a los que pretendan leer la obra que pasen directamente al párrafo final y ya si eso decidan si volver y leer el resto la reseña o no)


Más allá de la inevitable ruptura (anunciada en la primera frase) o de las andanzas de un arquitecto español perdido en Alemania en busca de ganar un concurso de paisajismo que ya desde el principio él mismo nos anuncia que no se veía capaz de ganar ("Yo fui el primer sorprendido de que seleccionaran mi 'Jardin de los tres minutos' entre los finalistas") la novela nos habla del paso del tiempo. Y no lo hace con sutileza. Ya en la cuarta página se nos describe (¡incluso con dibujos!) el proyecto de un jardín con relojes de arena para que cuando alguien se siente en un banco pueda calcular sus tres minutos de relax. Detengámonos un segundo para apreciar la ironía que nos presenta el autor. Tres minutos de relax. Un arquitecto paisajista que más adelante se declarará admirador de otro diseñador de jardines japonés, país conocido por sus magníficos jardines zen en los que el tiempo parece detenerse y la mano del diseñador debe ser difícil de advertir salvo por la caprichosa disposición de las piedras, tiene la idea de diseñar un jardín en el que puedes medir visualmente lo breve del tiempo del que dispones para relajarte. Como el relojito de Windows, vaya. Un disparate enorme a todas luces, que nos hace ver lo absurdo de la condición humana ya desde las primeras páginas. Bravo.


Pero la genialidad del uso del tiempo no se detiene ahí. Los capítulos se dividen por meses comenzando por Enero y acabando en Diciembre, en lo que abarca un año de viaje vital de nuestro protagonista por el periplo de la vida. Pero este reparto de meses no es equitativo. El primero de ellos, Enero, en el que se nos cuenta la ruptura, requiere 114 páginas. Sin embargo los 11 restantes tan sólo necesitan apenas 26, habiendo meses que ocupan tan sólo una o dos. Y esto está obviamente justificado ¿No es cierto que para el sufriente el tiempo se ralentiza de una forma dolorosa, hasta casi parecer que se detiene? Pues así nos lo transmite el autor de la novela (que digo novela, libro de la vida, slice of life) que eterniza fragmentos de una manera que hace que a nosotros también la lectura del libro se nos antoje eterna. Y tan magistralmente lo hace que incluso los capítulos más breves resultan insufribles al extremo por la interrupción que realizan de la acción principal de la historia para detenerse en pequeños detalles carentes de interés. Un ejercicio de estilo así puede tener mérito cuando escribes una trilogía del tamaño del El señor de los anillos (cuyo tomo dos logra la maravillosidad de que lo terminas y dices ¿de verdad hacía falta escribir este tomo?) pero alcanza niveles de genialidad absoluta cuando consigue que una obra de apenas 166 páginas (muchas de ellas medio vacías o con dibujos) se haga realmente eterna. Una vez más, BRAVO.


Temo que parte de la crítica se quedará con el poco creíble romance de Beto con una mujer madura ignorando el hecho de que Helga es la intérprete del congreso y por tanto la única persona que nuestro protagonista conoce en Múnich. Podía haber sido un marine afroamericano o un golden retriever, tanto da. Beto es un hombre en las manos del azar que en ningún momento parece ser dueño de su propio destino, al que los dioses, quizás ofendidos por su atrevimiento de tratar de atrapar el reposo de los humanos en jardines llenos de relojes, le hacen pasar por todo tipo de situaciones vergonzantes y ridículas, como que pierda su móvil porque al día siguiente de la ruptura trate de masturbarse con él en la ducha mirando fotos de la mujer que le acaba de abandonar, o que se quede sin dinero en un arranque absurdo al adquirir un teléfono de gama alta para sustituir al bien perdido (obviamente trata de compensar con ello inconscientemente la pérdida de esas fotos de su exnovia desnuda que ya nunca podrá tener). Es por esto que Beto no elige en ningún momento enamorarse de una señora con nietos (me niego a llamarla abuela) simplemente es lo primero que tiene a mano. Ahí reside la grandeza de ello.


Vemos más muestras de que Beto es el clásico héroe griego a merced del capricho de los dioses en que otro de los invitados al congreso sea una suerte de némesis de nuestro protagonista (por motivos que no acaba de aclarar, más allá de que hayan coincido en algún otro concurso y le haya ganado un par de ellos) con el que compartirá una de esas situaciones que te hacen sentir vergüenza ajena por el protagonista más que simpatía y que por motivos igual de inexplicados lo acaba acogiendo para que trabaje con él (un deus ex machina en toda regla que volverá a repetirse más adelante).


Todo en la novela se antoja absurdo y ridículo, visto además bajo una luz cruel de tubo de neon, que lejos de edulcorarlo o suavizarlo como se suele hacer en literatura, hace parecer vulgares las situaciones más cotidianas, cuando no directamente repulsivas. David Trueba usa la voz de Beto para narrar con un estilo pueril, casi naïf, que nos hace comprender que la falta de estilización de las situaciones reflejadas pretende hacernos reflexionar sobre ellas, como los actos sexuales narrados con todo tipo de detalles, cual película pornográfica gerontófila. Todo ello sazonado con comentarios y bromas un tanto burdos que nos hacen reflexionar sobre la fatuidad de la existencia humana y en concreto de la de nuestro protagonista, que es un completo patán.


Hubiera sido muy fácil para el autor presentarnos al típico joven agobiado por la crisis en España que tiene que escapar a Alemania para subsistir, donde encuentra el amor en brazos de una mujer madura porque es capaz de ver más allá de la pérdida de su juventud en la calidez de una persona valiosa por su experiencia, más allá de sus arrugas y sus flacideces. Sin embargo David Trueba elige el camino difícil y es capaz de presentarnos a un personaje sin talento ni éxito que ha obtenido lo poco que tiene de casualidad y se sigue manejando durante todo su trayecto vital a la deriva por donde le llevan las corrientes del azar, tan sólo obsesionado con la idea de los relojes de arena (la única que parece auténticamente suya, y que finalmente le da algo de rendimiento al convertirla en una app para móviles, pero sólo porque se lo sugiere su antiguo archienemigo -de nuevo el deus ex machina) hasta tal punto que cuando finalmente decide tomar las riendas de su vida (en un desenlace que no revelaré pero que resulta obvio mucho antes de terminar el libro) no parece que lo esté haciendo en absoluto, sino más bien repitiendo el único truco que sabe hacer, en una metáfora de la generación perdida a la que pertenece, sin motivación, sin metas, sin futuro ni esperanzas.


Esta es una obra de la que me gustaría decir que es un truño insoportable, pero que no puedo por los motivos apuntados más arriba. Estoy convencido de que toda la crítica la aclamará como una pequeña gran novela y como mínimo nos granjeará la admiración y simpatía de gente con la que la comentemos como personas cultas y de sensibilidad. Podríamos haber dedicado este tiempo a leer (o incluso releer) grandes obras como A sangre fría de Capote o El americano impasible de Greene, pero nada nos hará parecer más cool como llevar este libro bajo el brazo de un sitio a otro (con la ventaja de que como es cortito, pesa poco). Realmente si has leído esta reseña ni siquiera te hará falta leer el libro, te vale para una conversación literaria de nivel medio. Un must en toda regla.


Obra mencionada -si bien es cierto que tangencialmente- de Norman Rockwell- ¿Que os esperabais, la portada del libro? Si queréis reseñas serias id a El buscalibros, coñoyá. Aquí el que elige las fotos es el mono y pone lo que le rota.


Disclaimer: esta absurdez ha sido responsabilidad de la mente enferma de Molinos por motivos que sólo ella sabrá y que espero que la hagan ir al infierno o a algún sitio peor como quizás Valladolid. Por lo demás, si alguien quiere ver otra reseña de la misma obra pero escrita en serio buena de verdad, puede encontrarla en su blog.


*En realidad el nombre del libro se explica en la última línea de tal forma que podría haberse llamado perfectamente Rompeculos o Los Muertos, PORQUE ES EL NOMBRE DE UNA CALA. Una genialidad más del autor, aunar de esa forma lo metafórico y lo mundano. BRAVO y mil veces BRAVO.

viernes, 4 de abril de 2014

Lo de los auriculares (y 2)

Bueno, acabemos con esto. En la entrada anterior hablé un poco sobre los tipos de auriculares que hay para, introducir el tema. En esta comentaré mis preferencias y por qué opino que no es necesario gastarse una cantidad enorme de dinero en unos. Ruego paciencia, esto va a ser un pelín largo y con pocos chistes (si a alguien no le interesa este tema puede pinchar aquí y volver a leer la vez que me hice un TAC, que en contra de lo que pueda parecer, es bastante divertido).

En primer lugar quiero aclarar que no soy experto en sonido, más que nada por si entra aquí alguien desde Google y tras leer la entrada me lo echa en cara (los que lean este blog habitualmente seguro que se dieron cuenta hace tiempo). Lo que sí que es cierto es que me gusta la música y llevo auriculares el 90% del tiempo (aunque no siempre con música, bastante es escuchando podcasts o radio convencional). La música que suelo escuchar es básicamente rock y blues (desde los Stones a Eric Clapton pasando por AC/DC, Metallica y muchas cosas que seguramente no conocéis) y me gusta hacerlo a buen volumen. La mayor parte de la música la escucho desde un iPod Nano y a veces desde mi Sony Xperia Z1, normalmente en casa y a veces por ahí, por lo que me interesan los auriculares cerrados para no molestar a nadie cuando escucho thrash metal a todo volumen (creo que olvidé hablar de auriculares abiertos y cerrados en mi entrada anterior, mierda). Siempre en mp3 ("blasfemia" escucho gritar a los audiófilos) si bien procuro que sea al bitrate más alto posible. 

Bien, con esto creo que ya podemos entrar en materia.

Siguiendo con el tema de la entrada anterior, supongamos que por el motivo que sea, te quieres comprar unos auriculares. Como cualquier toma de decisión que implique coste (es decir, dinero) lo suyo es tomarla asumiendo unos criterios racionales. Si quieres entrar en YONOSOYTONTO y comprarte lo primero que te entre por los ojos, por mí bien. Pero vamos, en ese caso te puedes ahorrar el resto de la entrada.

Lo primero que te tienes que plantear a la hora de comprar unos auriculares es qué escuchas. Uno tiende a pensar que hay auriculares que suenan 'bien' y auriculares que suenan 'mal', y que normalmente a más precio, mejor sonarán. Pues bien, esto sería simplificar tanto el escenario que podría ser (y en no pocos casos) falso. Los expertos defienden que hay auriculares que suenan mejor para rock y auriculares que suenan mejor para clásica, por poner un ejemplo. No voy a entrar a detallar esto, mi consejo sería probarlos si es posible (lamentablemente en muchos casos no lo es). O al menos documentarse un poco por internet.

Lo segundo que quizás sería necesario plantearse es cuánto dinero estás dispuesto a gastarte. Porque vale que gastarse mucho no sea siempre una garantía de buen sonido, pero obviamente si tu presupuesto son 10 euros te vas a ver seriamente limitado en cuanto a capacidad de maniobra.

Muy relacionado con la anterior es que te preguntes qué capacidad auditiva tienes. Quiero decir, si tienes el oído musical de un ladrillo (y hay mucha gente así) no te recomiendo que te gastes mucha pasta porque sinceramente, la estás tirando a la basura. Si lo que vas a escuchar son podcasts, música en mp3 a bajo bitrate o grabaciones muy antiguas (que ya de por sí vienen grabadas en unas condiciones muy deficientes) tampoco te merece la pena gastarte 50 euros en unos auriculares.

Finalmente, y de nuevo muy relacionado con el punto anterior, es cuánto estás dispuesto a pagar por parecer más molón. Y no trivialicemos esto. Vivimos rodeados por el diseño. Mucha gente se compra un coche fundamentalmente porque es bonito (aunque luego intelectualice mucho su decisión). No digo ya nada de las motos, donde las prestaciones puras van a menudo muy por detrás del aspecto (yo mismo tengo una custom, sé de lo que hablo). Las cosas que nos gustan nos hacen sentir bien, y una parte muy importante es que sean bonitas. Además, de un tiempo a esta parte los auriculares se han convertido en un complemento de moda y no me parece completamente mal (a fin de cuentas es algo que cada vez más gente lleva por ahí en público). Lo que hay que tener en cuenta es que esto no sea como comprar una silla de diseño realmente espectacular pero muy incómoda (que si es para mirarla, bien, pero si piensas sentarte en ella, no me parece buena idea). En la mayoría de los casos, se suele buscar un compromiso entre diseño y función. Es decir, que mole lo suficiente sin dejar de ser utilizable para su uso. Otra cosa bien distinta es que gente como Beats By Dre te trate de estafar con auriculares de 300€ que suenan a caca (la crítica parece ser unánime en esto) solo porque gente como Justin Bieber los llevan por ahí (fuente). Yo mismo estuve a punto de picar con unos Marshall que me parecieron bonitos y pensé que sonarían bien para el rock'n'roll pero parece que no (podéis leer un análisis aquí).

Para terminar esta larga introducción, durante las últimas dos o tres semanas he dedicado mucho tiempo a investigar por internet para conseguir información. He visitado desde auriculares.org hasta Old & Newsound pasando por cualquier cosa que encontrara por google. Mi conclusión es que todos apestan. Vale, se aprende un montón (y eso que yo ya sabía algo) pero cuesta mucho separar el grano de la paja. Para empezar en los foros ni te molestes por preguntar por nada que cueste menos de 150€ porque te van a ningunear (o mucho peor, tratar con condescendencia). Si te gastas 300, mucho mejor. Y conste que yo esto lo entiendo. La gente de esos foros son fanáticos del sonido e invierten grandes cantidades en su pasión. Por otro lado hay una estrategia mental llamada disonancia cognitiva que hace que cuando gastas mucho dinero en algo pienses que ha merecido la pena y son los demás los que son idiotas por no verlo. A nadie le gusta pensar que es idiota y está tirando el dinero. En cualquier caso, para ser coherente con este nivel de frikismo es necesario escuchar música en FLAC en lugar de MP3 y utilizar reproductores de alta fidelidad que pueden costar de 350€ a 1.200 según tu nivel de exigencia. Si queréis saber mi opinión, es demasiado para algo que se te puede caer al suelo en cualquier momento.

Los blogs de tecnología que hacen reseñas no son mucho más útiles, porque la mayoría de ellos no pagan por los auriculares, por lo que cuando dicen que unos auriculares de 300€ suenan muy bien, no se plantean si suenan 150€ mejor que unos que valgan la mitad o cuatro veces más que unos de 75€. Y esta es una reflexión que yo recomiendo hacer siempre (vale también para pedir vino ¿realmente ese vino de 30€ estará tres veces mejor que el de 10? Y así con todo).

A mí al final lo que más me valió fue hablar con un par de técnicos de sonido que conozco, y ese es el motivo de esta entrada tan larga: transmitir mis conocimientos prestados (la mayoría de gente lo más técnico con lo que puede hablar es un dependiente de Media Markt que probablemente no sepa lo que es la impedancia*).


Al turrón


Dicho todo esto, para la mayoría de la gente suele ser suficiente con unos auriculares cómodos y que no suenen demasiado mal. Tengo una buena noticia: los Sennheiser MX 170 de botón de los que hablé en la entrada anterior suenan bastante bien por unos diez euros. Por otro lado, si decides comprarte un cacharro de apple descubrirás que sus nuevos auriculares han pasado de ser normalitos (y no digo que nunca estuvieran mal) a muy buenos (como ya decía Jatz Me en los comentarios del post anterior) lo que ha sido una verdadera sorpresa. Siempre que no te importe que sean blancos (¿qué le pasa a esta gente con el blanco, es que son del KKK? Opino que igual que puedes elegir el color del reproductor se tendría que poder optar al menos por un negro más discreto) o que sean asimétricos (es decir, que están diseñados de tal manera que el derecho solo se puede poner en el oído derecho y el izquierdo en el izquierdo). A mí tengo que decir que esto sí que me pone un poco nervioso (nunca acierto a la primera con el auricular que me tengo que poner).


Si los prefieres de tapón (por ejemplo para disfrutar un mejor sonido o para aislarte más de un exterior ruidoso) durante mucho tiempo he usado los CX 300-II, también de Sennheiser, y la verdad es que suenan realmente bien, aunque en mi opinión llevan pocos tapones de goma (esos mamones tienen tendencia a perderse) y solo de un tamaño. Los últimos que tuve tenían solo dos pares, ignoro si han mejorado esto. Aquí ya nos metemos casi en los 50 euros, eso sí.

Después de eso probé unos RHA 450i -de los que también podéis ver una foto en la entrada anterior-  por eso de que hay que probar cosas y de que leí una reseña estupenda en microsiervos que me hizo lanzarme inmediatamente a comprarlos en la tienda de Apple (un día tengo que contar esta historia) y la verdad es que aunque el mando incorporado me encantó (vale tanto para pasar canciones como para controlar el volumen, aunque solo funciona para reproductores de Apple, aviso) y estos sí que tienen un montón de tapones de goma de distintos tamaños, el sonido no acaba de ser ideal para la música que yo escucho (potencia poco los bajos). Para cosas más acústicas van algo mejor, ignoro como irán para jazz y electrónica (aunque sospecho que bien y mal respectivamente).


Después de esto decidí pasar tímidamente a algo más grande y probé los AKG K430 supraaurales (y plegables) muy parecidos a los K451 de los que puse foto. El sonido era muy bueno sin llegar a ser brillante. El aspecto, por desgracia, nunca me convenció. El mando incorporado se limitaba al volumen lo que me pareció un paso atrás respecto a los RHA. La comodidad de uso es un tanto subjetiva, pero tengo que decir que me apretaban un poco. Eso sí, la posibilidad de doblarlos supone una ventaja para su transporte salvo por el hecho de que eran tan feos que preferías que no se vieran por ahí (ahora han mejorado un poco).

También tengo unos Sennheiser de deporte para usarlos en el gimnasio, de los que lo único que voy a comentar es que solo los uso allí porque el tipo de enganche (son de los que cuelgan de la oreja con un gancho) no me acaba de gustar y me terminan haciendo daño al rato de usarlos. Además, son asimétricos igual que los nuevos de Apple y ya he dicho que esto me pone un poco nervioso.

Finalmente llegamos al punto actual, en el que decidí que me apetecía tener algo grande de verdad. Obviamente al ser algo más vistoso me parecía interesante que tuvieran buen aspecto (y voy a confesar que este no era un punto secundario, suponía que cualquier cosa bien diseñada sonaría bien; error). Otra cosa que me preocupaba era el volumen, y aquí me temo que me voy a poner un poquito técnico.

En todos los auriculares que he tenido siempre he echado en falta algo más de volumen. Cuando uno busca unos auriculares puede encontrar en la caja (o en la web) unas especificaciones que teóricamente le ayudarán a saber por qué está pagando más dinero. Es falso, la verdad es que la mayoría de información es inútil. En primer lugar está la frecuencia de respuesta. Un oído humano normalmente percibe entre 20 y 20000 Hz, por lo que puedes dejar de preocuparte por esto (la mayoría de los auriculares amplían este rango por arriba, por debajo o ambos. Luego la sensibilidad, que debería indicar el volumen que son capaces de alcanzar pero que al parecer es un dato en el que las marcas suelen mentir tanto como las de coches en el consumo medio (lo leí por ahí, lamento no poder aportar la fuente). Te puede interesar la longitud del cable , eso sí (si los piensas usar como yo para dispositivos portátiles, cualquier cosa por encima de 1.2 te va a molestar; es habitual en auriculares tipo estudio o DJ encontrar cables larguísimos). Y luego, claro está, tenemos la impedancia.

La impedancia es el quid de la cuestión, la madre de todos los números. Indica la resistencia eléctrica del auricular y se tiende a pensar que a mayor valor mejor sonido. Bien, esto es falso para empezar ("lo ideal siempre es que un aparato ofrezca la mejor resistencia", me explicó un técnico) pero en el caso de los dispositivos portátiles (reproductores de mp3 y móviles) es directamente al contrario: menos es más.

Unos auriculares con un valor de impedancia más alto necesitan más electricidad para moverlos, lo que hace que agoten antes la batería y -mucho más importante- alcancen un menor volumen. El drama es que la mayoría de auriculares grandes tienen de 32 para arriba (para que os hagáis una idea, los auriculares normales para mp3 suelen tener 16). Los de estudio, DJ o audiófilos pueden tener valores mucho mayores sin preocuparse porque ya se supone que vas a tener un buen amplificador trabajando para ellos, con lo que nos podemos encontrar tranquilamente con monstruos de 70, 120, 250 e incluso 600 (los técnicos de sonido sabrán para qué).

Para solucionar esto hay unos amplificadores portátiles para mp3, que se conectan entre el auricular y el reproductor. Los más potentes vienen a tener el tamaño de un iPod classic (lo que personalmente me parece enorme, especialmente si lo que estás usando es un iPod nano) aunque encontré uno, el FiiO E06 que es muy pequeño (justamente del tamaño de un iPod nano de la generación anterior, el cuadradito) muy ligero y no demasiado caro (unos 30€). Tuve la oportunidad de probarlo durante unos días (bueno, en realidad era el E05, un modelo anterior) y mis sensaciones fueron contradictorias. Es cierto que da algo más de potencia aunque no mucha. Con auriculares de 30 Ohmios o algo más puede funcionar, pero los usé con unos AKG 240 Studio de 55 Ohmios y definitivamente se quedaba corto. A cambio, poner un ampli entre el auricular y el reproductor anula la opción de usar el mando a distancia para pasar canciones** y supone una complicación innecesaria. Mi veredicto general es que no compensa (lo que no quita para que no descarte terminar comprándome uno si veo una buena oferta porque tampoco está mal tenerlo para cuando alguna vez te apetece algo más de tralla o para grabaciones que tengan bajo volumen).


Los Sennheiser Momentum over-ear (circumaurales o "grandes"). No diréis que no son preciosos.

Por suerte, hay modelos de auricular que tienen en cuenta esto del audio portátil y fabrican directamente pensando en este tipo de uso. Después de mucho estudiar me quedé con los Sennheiser Momentum (que son la cosa más bonita que he visto desde Scarlett Johansson) y con los Beyerdynamic Custom One Pro (que son un pelín más macarras pero al parecer tienen unas prestaciones fabulosas). Los primeros tienen versión over-ear y on-ear (o sea, grandes y pequeños) ambos con una impedancia de 18 Ohmios. Los Beyerdynamic llegan hasta los 16. El problema en todos ellos, el precio: unos 300, 200 y 160 euros respectivamente.

Los Beyerdynamic Custom One Pro. Son customizables, por cierto (de ahí el nombre). Por si te parece que no te han costado bastante dinero.

Llegados a este punto y envuelto en un mar de dudas, tuve la oportunidad de hablar con un técnico de sonido que me dijo literalmente "mira, no te gastes 200 euros en unos auriculares: no vas a notar la diferencia". Es más, me dijo que me dejaba unos suyos de 50€ y los que tenía para trabajabar (unos AKG de 200€) y que si era capaz de notar la diferencia ya me podía gastar tranquilamente lo quei quisiera. La verdad es que noté la diferencia. Los caros me gustaron menos.

Esto tiene una explicación, obviamente. Unos auriculares de estudio están pensados para que el sonido sea fiel a la realidad, para advertir imperfeciones. Pero no para tener un sonido vibrante escuchando un directo de AC/DC. Ignoro el motivo de que una grabación que está hecha por técnicos de sonido y ecualizada por profesionales no puede sonar perfecta en unos auriculares de sonido plano, pero es así. Al parecer el dios de la música se mueve por caminos misteriosos.

Después de probarlos un par de días decidí hacerme con unos auriculares como los suyos, unos (wait for it) Panasonic RP-HTX7 con un aspecto retro tan bonito casi como el de los Momentum y más cómodos que los Beyerdynamic (que definitivamente son demasiado grandes para llevarlos por ahí -no me probé esos, pero sí unos similares). Son terriblemente cómodos, muy ligeros y suenan de miedo, con la ventaja añadida de que al ser totalmente cerrados tienen un volumen tan alto que no necesito llevarlos a tope a pesar de tener una impedancia de 40 ohmios  (lo que evita la necesitad de un ampli, además). El el lado negativo, no tienen mando en el cable, lo que es algo que puede tener más o menos importancia según los gustos (ver de nota al pie). Con todo, me costaron unos 40€ (comprados por internet, transporte incluido), lo que me parece un ahorro suficiente para pasar por alto pequeñas carencias (como que no tengan cable de repuesto o bolsa de transporte como modelos superiores).

Panasonic RP-HTX7 (foto by Magnus D) Disponibles en varios colores. Son más bonitos en directo que en foto. Y lo mejor es que suenan bien.

Ahora como conclusión final, la verdad es que no sé si estoy tan satisfecho por la disonancia cognitiva o por haber esquivado la bala de palmar un dineral en unos auriculares. Probablemente malgaste lo que me he ahorrado en otra tontería (soy caprichoso, matadme) pero en un momento dado me pregunté "¿de verdad quieres ser el tío que se gasta 300€ en unos Sennheiser Momentum Over-ear (que son los que me hubiera comprado si de verdad el dinero no hubiera sido un problema) que te va a doler ponerte por ahí por si se te estropean o pierdes?". La verdad es que la mayoría de reseñas eran buenas (aunque en alguna le ponen pegas al sonido de los bajos) pero ¿de verdad 300€ TAN buenas? No lo sé  -no tuve ocasión de probarlos-  pero lo dudo. Mi segunda opción era la versión On-ear, 100€ más barata pero que en mi opinión tiene la desventaja precisamente de no cerrarse alrededor de la oreja, con lo que supongo que ni aislan bien ni son tan cómodos. Y al final estéticamente me parecían una parodia de los auriculares retro que trataban de imitar. Con todo esto estaba planteándome seriamente los Beyerdynamic como alternativa hasta que me di cuenta que eran demasiado over-ear (es decir, grandísimos -ver foto). Unos auriculares así no pueden ser cómodos de sacar de casa y sospecho que terminan quedándose en un cajón. Por otro lado, no me apetecía gastar tanto en algo cuya estética no acababa de convencerme.

Bueno, pues esto sería todo. Espero que me disculpéis la brasa que os he metido, pero después de tres semanas buscando información sobre auriculares me tenía que quitar esta mierda de encima. Y bueno, si le he podido servir de ayuda a alguien que esté buscando unos buenos auriculares, pues oye...

Imagen de archivo puesta por el mono de la documentación sólo para compensar el tochaco. Igual tenía que haber puesto también un maromo, pero dice que de eso no entiende, que le parecemos todos una cosa a medio cocer.

*Me ha pasado.

**A mucha gente le puede parecer absurdo un mando a distancia en el cable cuando utilizas un reproductor portátil, pero lo cierto es que la mayoría de veces que escuchas música lo vas a llevar en un bolsillo, por lo que es mucho menos accesible. La opción de pasar de canción sin sacarlo cada vez del bolsillo me parece realmente útil.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Auriculares para principiantes.

Por motivos que no vienen al caso, llevo como quince días investigando unos auriculares para comprarme1. El caso es que me dije ¿por qué no aprovechar toda esta sabiduría en un post y al menos sentirme como un periodista de investigación en lugar de como un puto tarado?

En primer lugar me gustaría aclarar que si eres de las personas a las que gastarse 30€ en unos auriculares les parece un despilfarro, este artículo no es para ti. Y no voy a entrar en si tienes razón o no (y probablemente la tengas, porque si piensas así, seguramente no notes la diferencia entre los auriculares que dan en el AVE y unos Sennheiser IE 800). Este artículo va dirigido al tipo de gente que visita foros y pregunta si debería comprarse unos o unos Beyerdynamic DT 770 o unos Beats Studio (y que sepas que si te haces esta pregunta realmente estás muy lejos de tener ni idea de esto; no pasa nada, hemos venido a aprender).

Sennheiser IE 800
En la imagen, unos Sennheiser IE 800. 999.95$ en su web, aunque seguro que los puedes encontrar por ahí algo más baratos ¿A que no sabías que había auriculares así de caros? Igual con esto hasta Flos Mariae suena bien.


Quizás te parezca que comprar unos auriculares es tan sencillo como comprar los más caros que te puedas permitir. Error. Vale que es un error comprensible e incluso los expertos (bueno, expertos de internet, si tal cosa existe) lo cometen. Me doy por satisfecho si transmito con este post larguísimo esta única lección: no hace falta gastarse 300€ en unos auriculares. Normalmente ni siquiera 180. Pero ya llegaremos a ello.

En primer lugar, hay varios tipos de auriculares. Son unos cuantos, y ni los propios fabricantes parecen ponerse de acuerdo en cuántos. Voy a tratar de hacer una breve (pero exhaustiva) clasificación. Por su función, los auriculares se podrían dividir en:

-Auriculares de aeronáutica - Vale, probablemente no es lo primero que te viene a la cabeza, pero una de las profesiones que más necesita auriculares son los pilotos. A los efectos de esta entrada carecen de interés, pero que sepáis que marcas tan importantes como Sennheiser o Beyerdynamic tienen secciones dedicadas a ellos en su web.

-Auriculares gamers - Si lo último a lo que has jugado es al Tetris en un arcade, al candy crush en el móvil o a cualquier cosa de la Wii en casa de unos amigos, quizás no sepas que hay gente que se toma tan en serio lo de matar desconocidos online que se gasta enormes cantidades de dinero en equipos que incluyen PCs potentísimos, teclados y ratones especiales, y por supuesto, auriculares con micro. Tampoco me interesan, pero que sepáis que están ahí.

-Auriculares de estudio - Son los que utilizan los profesionales del sonido, término genérico que abarca cosas tan variadas como locutores de radio, becarios de televisiones locales y grandes productores discográficos. Es un error frecuente pensar "si son caros/si los utilizan los profesionales y me los puedo permitir/papá los paga, serán ideales para mi mp3". Una vez más, error. Pero ya llegaremos a ello.

-Auriculares de DJ - Muy de moda. Tienen un problema parecido a los anteriores ¿vas a pinchar en Pachá o Fabrik? Estupendo, hazte con unos. En cualquier otro caso, puede que no sean lo tuyo. Salvo que claro, se haya utilizado esta denominación erróneamente en el nombre para engañarte sabiendo que los vas a utilizar en el iPod, que también pasa (y me parece increíble, la verdad)

-Auriculares urbanos - Un término muy popular en webs de fabricantes y vendedores. Parece querer decir que quieres algo que se note que es caro y que te haga parecer cool mientras escuchas mp3 de baja calidad en el móvil. Ojo con esta categoría, es la más peligrosa porque aquí van a tratar de timarte mucho con el diseño. Es posible que incluso traten de vender una mierda muy cara que te haga parecer idiota a ojos de cualquiera que sepa más de auriculares que tú.

-Auriculares para audiófilos - Sea lo que sea que signifique esto, los fabricantes de auriculares parecen imaginar a un tipo de clase acomodada sentado en un sillón frente a la chimenea, con un perro de caza a sus pies, escuchando a Mahler mientras saborea un Hennessy, preferiblemente en vinilo o incluso mejor en magnetófono de bobina abierta. Si no te ves retratado en esta imagen, ni te lo plantees. No son baratos y no están pensados para reproducir dubstep o Drum'n'Bass.

-Auriculares para deporte - Hasta donde sé, hay hasta submarinos para natación, pero generalmente sospecho a que se refieren a algo que no se estropee mucho con el sudor y que no se caiga cuando corres. Aquí es donde encontramos los sistemas más imaginativos de soporte, aunque lo normal es que cuelguen de la oreja con un gancho de una forma bastante poco elegante.

-Auriculares baratos - No, lo siento, esta me la he inventado. Aunque probablemente sería la categoría más necesaria. Supongo que la gente que busca esto no suele ir a las webs que he visitado, se limita a coger unos Phillips de seis euros en la estantería de Carrefour.


Bueno, nos dejamos fuera uno o dos, pero creo que esto sería lo más importante en función ¿Abrumado? Pues ahora toca ir con la forma. Esta será más corta

-Auriculares de botón - Son los más conocidos porque suelen ser los más baratos. Se meten en el oído pero no demasiado y llevan unas esponjillas que tienen el superpoder de perderse con enorme facilidad (solo una, eso sí). En general suenan a caca, pero oye, al menos son baratos2.

Sennheiser MX 170
Sennheiser MX 170, unos auriculares de botón por 9.90 en Carrefour. Y con un sonido muy digno, tengo que añadir.

-Auriculares de tapón - Vale, técnicamente se llaman intraurales, pero mi nombre me parece mucho más descriptivo. Se meten dentro del oído, pero más que los otros. Tienen el problema de que no todo el mundo es apto ya que no hay dos oídos iguales y no siempre encajan bien, lo que resulta muy molesto (pueden caerse todo el tiempo). Los buenos suelen llevar varios tapones para que encuentres el tamaño que te acopla bien, y a veces aún así cuesta encajar acertar. Ah, y algunos médicos sostienen que no puede ser bueno meterse sonido tan dentro, aunque no hay estudios concluyentes, al parecer (por ahora).

RHA 450i

RHA 450i, unos más que decentes auriculares intraurales a un precio no exagerado (50€ en el Apple Store).

-Auriculares pequeños (técnicamente supraaurales) - Se colocan encima de la oreja y son más manejables para el transporte que los grandes, aunque a priori pueden ofrecer menos aislamiento del exterior (lo que en mi opinión es malo si vas a escuchar música por la calle; la gente por algún motivo parece creer que es peligroso estar muy aislado del exterior, se ve que mueren muchos sordos atropellados) y normalmente dan menos calidad.

AKG K451
Típicos supraaurales plegables, los AKG K451. Yo he tenido los 430 y sonaban muy bien. 64€ en supersonido.

-Auriculares grandes (técnicamente circumaurales) - Rodean totalmente la oreja. Típicamente están aquí los modelos más caros y de mayor calidad, aunque de un tiempo a esta parte se puso de moda llevarlos por ahí con el iPod, lo que ha hecho que salgan muchos modelos oportunistas. Incluso entre los buenos, pueden ser tu mejor o peor decisión, dependiendo de lo bien asesorado que estés (y ya hablaremos de la impedancia).


Sennheiser MOMENTUM - Over ear
No digáis que no son preciosos. Los Momentum de Sennheiser. Son vuestros por 300 eurazos (o puede que algo menos por internet). También tienen una versión supraaural virtualmente idéntica, salvo que las cazoletas son más pequeñas por cien euros menos.

Dejo fuera de esta clasificación los auriculares inalámbricos y los bluetooh. En primer lugar por no complicar demasiado esto, y en segundo porque hay pocos (hay un tercer motivo, y es que no los controlo demasiado). Obviamente, sólo por la comodidad de no pasar gran parte de tu vida desenredando los cables, serán el futuro en cuanto puedan competir en igualdad de condiciones con sus hermanos de cable. Sospecho que si no son el presente es porque no lo hacen actualmente. Desconozco el motivo, la verdad (¿quizás la calidad de sonido, las interferencias?). Hay incluso modelos que permiten su uso con y sin cable, por algo será.

Bien, veo que me está quedando una entrada más bien larga. Quizás este sería un buen momento para dejaros descansar y seguir en la próxima con 'cómo elegir unos buenos auriculares'.


1Vale, soy obsesivo y me encanta engancharme con estas cosas ¿Contentos?
2Estas dos afirmaciones son en sí mismas falsas, pero válidas como generalización. No sé si me entendéis.

lunes, 4 de octubre de 2010

Enterrado: la crítica definitiva.

Esta mañana me llama un colega (ayer ya, para cuando se publica esto):

-Oye, nos vamos esta tarde al cine?

-Pues no sé ¿que ponen?

-Enterrado.

-¿La de Stallone? ¿La han repuesto? Claro, como si lo viera, para hacerla en 3D. Pues tampoco creo que hiciera falta...

-Que no, coño, Enterrado. La del tío ese que meten un un ataud y se pasa allí toda la peli...

-Hombre, pues así de repente no lo veo...

Luego que acordé que esta semana Buenafuente había entrevistado al director, que es español. Que si digo la verdad, no me enteré mucho de la entrevista porque estaba jugando al billar en facebook -una pequeño problema de ludopatía que me ha surgido, ya lo comentaré en otro momento- pero mencionó 'La bruja de Blair' y 'Rec'. Y me dije 'Joder, si Andreu lo entrevista es que esto va a ser la revelación de la temporada. Lo reseño el primero en el blog y me apunto un tanto'. Que vosotros no lo sabéis, pero yo me sacrifico muchísimo por mi blog. A ver si os creéis que me pasarían cosas constantemente para contar, si yo no pudiera de mi parte. Y que si no me pasan me las invento, ¿eh? que uno es muy profesional...

Pues nada, me dije, vale, adelante, todo sea por el blog. Y que conste que me costó un montón, que también han estrenado Machete de Robert Rodríguez, que ese hombre sí que sabe hacer peliculones... Qué guiones. Qué fotografía. Qué Jessica Alba en bikini de cuero... Esto lo tengo que ver yo en cuanto pueda...


Pues nada, que ya la he visto. Como no se la quiero destripar a nadie, no voy a contar mucho. Eso sí, como tampoco quiero defraudar a mi público voy a dar un par de pinceladas orientativas.

Supongo que todos os estaréis preguntando si da sensación de angustia, que era lo que me pregunté yo si me iba a dar antes de entrar. ¿Angustia? ¡JA! Pero desde el minuto uno, nada menos. Mira, es empezar la peli, salir el reparto, y ver que sale UN actor... pero UNO, eh? Que no es que hayan hecho la peli con pocos medios, no. UN actor, ahí con un par de cojones... bueno, pues a mí ya me empezaron los sudores frios. 'Joder, ¿un tío solo? ¿me voy a tirar hora y media -y eso con suerte- mirándole el jeto al tipo este que por muy novio de Scarlett Johansson que sea, yo no lo veo tan guapo? Y encima de cerquita, que está metido en una caja. Que oye, si fuera a ella no te digo yo que no me entretuviera un ratito, pero con el maromo este, no sé...' Pues ya os digo, acojone asegurado...

Ahora, lo que no os voy a decir es si me gustó o no para que os jodáis vosotros también y la veáis porque no quiero influir en la opinión de mis lectores. Pero una cosa sí que le quiero decir al director.

Mira majete: lo que te has ahorrado en banda sonora, en vestuario, en decorado, en reparto, en extras y en especialistas, ya me lo puedes ir mandando por Seur; porque a mi la peli me costó los mismos SIETE EURAZOS que Avatar ¿estamos? Que sí, que era una mierda de película, pero que al menos salía gente ¡Y en 3D! Joder, con el cine independiente...


Ahora, tengo que reconocer que ésta, como remake de 'la cabina' no está mal. Para la segunda parte, creo que van a darle una vuelta de tuerca al concepto. Es lo mismo, pero sale un actor menos. Va a ser la bomba, eso: noventa minutos de plano de caja, los críticos se van a volver locos...

(Por si alguien la quiere, mi crítica de verdad: como ejercicio de estilo no está mal. Ahora para mí, los ejercicios de estilo, en casa y con gaseosa; yo prefiero los guiones; eso si, angustia por un tubo, si lo quieres pasar mal, es mucho mejor que ir al dentista)

miércoles, 31 de marzo de 2010

Enano Rojo: la serie.

Estoy de vacaciones. Eso debería implicar que tengo más tiempo para postear, pero como me conozco como si me hubiera parido he programado esta entrada por si acaso...

Descripción de la escena: Lister trata de animar a Rimmer que acaba de recibir una carta de su madre -con algo de retraso- dándole la noticia de que su padre a muerto. Lo que de todos modos no parece tener demasiada importancia teniendo en cuenta el hecho de que toda la especie humana se extinguió hace tres millones de años con excepción del único superviviente humano -Lister, recientemente despertado de hibernación- del holograma de Rimmer y de un tipo evolucionado a partir del gato de Lister...



"¿No duermes? Yo tampoco. Recuerdo cuando murió mi padre. Yo tenía 6 años y todos me hicieron muchos regalos como si fuese navidad. Recuerdo que deseé que muriesen más personas para completar mi mecano. Mi abuela trató de explicármelo, ya sabes, me dijo que se había marchado para no volver. Y yo quise saber a dónde, claro. Dijo que era feliz y que estaba en el mismo lugar que mi pez de colores. Así que pensé que lo habían tirado por el wáter...

Pensé que se había atascado en la curva del desagüe. Yo tiraba comida y revistas para que pudiera leerlas. Me llevaron a un psicólogo infantil porque me encontraron con la cabeza en la taza leyéndole los resultados de fútbol..."

(Emocionante monólogo de Lister en el segundo episodio de la segunda temporada de Enano Rojo)




Enano Rojo es uno de probablemente el único motivo por el que me alegro de ser mayor. Era una serie británica emitida por la BBC, una típica locura inglesa. Humor absolutamente absurdo y ciencia ficción, mezclados en un producto tan friki que me cuesta creer que durara tanto. Los ingleses están locos, supongo que ya lo sabíais. La recordaba vagamente de haberla visto en televisión de crío y hace poco la redescubrí por internet. Estoy disfrutando como un enano... Os explicaría más sobre ella, pero es una de esas cosas que o te gustan o las odias, y creo que hay que verla para saberlo.



"Buenas noches. Estas son las noticias del Viernes 27 de [incomprensible]. Arqueólogos cerca del monte Sinaí han encontrado lo que se cree sea una página perdida de la Biblia. La página se fecha por carbono en [Bonn]. De ser auténtica pertenecería al comienzo de la Biblia y se supone que dice así:

A mi querida Candy.


Todos los personajes que aparecen en este libro con ficticios y cualquier semejanza con personas vivas o muertas es pura coincidencia. 

La página ha sido proscrita por todas las iglesias."

Un fragmento de las noticias grabadas de dentro de tres millones de años, en el mismo episodio.


No sé vosotros, pero yo lo encuentro genial.

lunes, 8 de febrero de 2010

Avatar: la crítica (vale, no he podido evitar hacerla yo también)

Intro

Bueno, ya he visto avatar. Como todo el mundo, al parecer. Y como todo el mundo que la ha visto (y tiene blog) voy a colgar mi crítica. Eso si, como yo soy muy majo y no quiero aburrir a la gente con un post larguísimo sobre el tema, hay una versión cortita para impacientes:

al final me ha molado. Aunque tampoco es para tanto.

Ahora ya para los que quieran saber más, la versión larga de la crítica.

"¿Estás seguro de que te quieres operar la nariz? Pues yo te la veo normal..."

Avatar: la crítica (creo que este título ya lo había puesto)

Avatar tiene dos problemas. El 3D y el 3D. Y me explico.

El 3D (la animación)

Avatar es un film con una gran parte del metraje interpretado por animaciones de ordenador, esto es, hecha con 3D. Antes una película podía ser de animación, pero era 2D (como las antiguas películas de Disney). Después los ordenadores mejoraron y empezaron a diseñar la animación en 3D (el mejor ejemplo de esto siempre ha sido Pixar).

En Avatar mezclan la imagen real con unos personajes enteramente digitales. Lo que pasa es que son raros. Es cierto que están muy conseguidos, pero son raros. No puedo evitar que el diseño no me guste. Y en la mayoría de los casos no me importaba mucho porque no conocía a los actores, pero ver una versión caricaturizada digitalmente de Sigorney Weaver me sacaba de la película todo el tiempo. ¿Y qué es eso de que tengan pechos? Tienen un USB rarísimo con el que se pueden conectar a las plantas (supongo que en Avatar 2 tendrán wi-fi, al menos) pero las mujeres tienen pechos. Llámame raro, pero la idea de alienígenas dando de mamar me da escalofríos. Y ¿por qué montan en caballitos de mar? Están fuera del agua, por el amor de dios. ¿Es tan difícil imaginarse una montura que no parezca un caballo raro? Bueno, supongo que si, diseñar ciencia ficción es un desafío, por eso hay pocos que lo hagan bien.

A mí personalmente me gusta mucho el diseño por ordenador. Pero es muy difícil hacerlo bien. El mundo está lleno de buenos dibujantes y de grandes informáticos, pero hasta hace muy poco no ha aparecido gente capaz de hacer las dos cosas bien. Cuando ves un gran diseño por ordenador, realmente lo aprecias. O no, porque en muchos casos no te das cuenta, a no ser que seas un experto. En Avatar, se ve. Los colores son chillones, los diseños son estrambóticos, todo busca la espectacularidad. Nadie ha tratado de ser sobrio o realista. Quieren que se note. Y en mi opinión, se nota hasta la molestia.

(sobre este tipo de diseños de animales imaginarios, pero bien hechos, recomiendo encarecidamente el documental Futuro Salvaje que recuerdo que me impactó mucho en su momento por lo sorprendente de los animales que inventa; creíbles precisamente por lo raros que son)

El 3D (la experiencia)


En primer lugar, están las gafas. ¿Quién las ha diseñado? Es que está todo mal. Son incómodas, son grandes y lo que es peor, el cristal es pequeño. Todo el que haya llevado gafas sabe que es importante que no molesten. Vale, al final te compras unas que te sienten bien y confías en acostumbrarte, pero es que estas son para usarlas dentro de un cine. Nadie te va a ver con ellas. La montura debería ser ligera y sobretodo el cristal debería ser más grande. Para que no veas las gafas (mis gafas de sol son mucho mejores, quizás debería darle en nombre del fabricante a Cameron). No me sirve de nada estar en una experiencia inmersiva si todo el rato noto que estoy detrás de unos cristales. Es como ver el fondo marino desde el ojo de buey de un barco. No es como estar allí.

Luego está el uso que se les da. Yo me tiré los primeros cinco minutos tratando de limpiar mis lentes para no ver mi cara reflejada en ellas (no lo conseguí, la parte inferior estaba demasiado estropeada ya). No habían pasado diez minutos de metraje cuando recuerdo que pensé 'si esto funciona me terminaré comprando unas buenas para mi'. Bien, no creo que lo haga, porque realmente no creo que esto sea el futuro.

Después está lo de centrar la vista. Reconozco que es impresionante ver una nave llena de marines espaciales y poder centrar la vista en cada uno de ellos. Después de unos segundos piensas ¿hacia dónde tengo que mirar? Es raro. En una peli normal el director se encarga de que la vista vaya a donde él quiere que vaya, no trata de impresionarte con todo lo que puede captar. Vale, veo en 3D, gran cosa. Lo hago todo el tiempo. De hecho me fui a casa viendo en 3D gratis (y sin gafas).

Vale, reconozco que me he pasado un poco. En realidad esto solo me llamó la atención al principio, así que o dejó de molestarme o el director dejó de hacerlo (tendría que verla otra vez para saberlo). Y como ya he dicho al principio, al final la peli me gustó. Pero eso si, fue a pesar del 3D. Recuerdo haber pensado que me hubiera gustado igual sin eso. Y si no, es que la peli está mal. Me encantaría ver Gran Torino en 3D para ver en que mejora. Sospecho que perdería bastante.

La mayor parte del metraje está protagonizado por un bicho grande y azul que responde al nombre de Sully. El mono de la documentación dice que es este, aunque a mí no me suena que tuviera tanto pelo...

Avatar, la película.


Se ha dicho mucho de que la peli no es original. Que es una mezcla de cosas. Y siempre se menciona Pocahontas, por cierto. Vale, es verdad, no es demasiado original, pero ¿cuál lo es? Decían lo mismo de Star Wars cuando se estrenó, y yo sigo necesitando verla regularmente.

Curiosamente el mensaje ecologista, que es lo más difícil de colar (cuando una peli trata de trasmitir un mensaje, lo más probable es que sea mala) está bien hecho y cuela. En la batalla final yo estaba pensando todo el rato 'están pisando la hierba, lo van a destrozar todo'. Consiguen que los tíos con ametralladoras enormes y helicópteros espectaculares no molen nada. Y eso es todo un logro.

Para mí el problema está en el metraje. Es larga. Sin el artificio del 3D (la experiencia) te darías cuenta en seguida, pero te entretienen con eso mientras la trama arranca muy lentamente. A parte de eso la película no está mal, al final incluso se anima. Eso si, para una película de unos 300 millones de dólares, me parece que no es demasiado.

Un apunte: el detalle del dragón tuneado con llamas realmente me cautivó. Es tan ridículo que es chulo (aunque no sabría decir por qué, me venía todo el rato a la cabeza el coche del malo de Grease...)

miércoles, 20 de enero de 2010

Greg Egan: Ciudad Permutación.

(Este es un post de la serie 'cuando no tengo ideas, se las mango a Bichejo')

Tengo un problema con Greg Egan. Me apasiona, pero no se lo recomendaría a nadie.

Desde que un amigo me dejó su primer libro (el magnífico Cuarentena) me pasé un tiempo pensando que acababa de descubrir al mejor escritor de ciencia ficción desde Philip K. Dick. Varias ferias de libros de ocasión después, llegué a la conclusión de que este autor no se vendía tanto como Asimov (de hecho creo que he podido comprar todos sus libros en buenas ediciones, de saldo).

Y tiene sentido, porque Greg Egan es duro. Muy duro. Hasta la fecha he leído el ya mencionado Cuarentena, el todavía mejor El instante Aleph, la recopilación de cuentos Axiomático, y el que ahora me ocupa, Ciudad permutación (todavía tengo pendiente Teranesia; al menos hasta la próxima feria del libro de ocasión en la que espero encontrar Diaspora). Considero que es un absoluto genio de la ciencia ficción. Alguien capaz de imaginar el futuro con ideas absolutamente brillantes. Capaz de alcanzar concepciones de la realidad sorprendentes. Y hacerlo con una prosa interesante y fácil de leer. Otra cosa es que se entienda. Y este es el problema de Egan. Sus ideas son a menudo tan abstractas que es difícil seguirle.

Tengo que decir que de todos los libros suyos que he leído hasta el momento El instante Aleph es mi favorito sin duda, y este Ciudad Permutación el que más me ha costado seguir, especialmente en su parte final. A pesar de que tiene ideas brillantes sobre la consciencia, la idea del yo, incluso del propio universo, en alguna de las partes del desarrollo de la historia del mundo virtual simulado del que habla no he podido evitar perderme un poco. A pesar de lo cual, tengo que decir que he disfrutado el libro. Tengo que reconocer que cuando me enfrento a una obra de Egan no espero entender hasta sus últimos términos toda la base teórica, tengo suficiente con descubrir ideas nuevas que abran mi concepción del mundo.

A pesar de todo, entiendo que es un autor difícilmente recomendable y probablemente de escaso interés para el lector medio, a no ser que disfrute con perversiones como la filosofía o la epistemología.

Y hasta aquí puedo llegar con la crítica. Lo malo de Egan es que sus libros suelen basarse en una idea trasgresora que se puede resumir en una frase y pero que destriparía el libro totalmente. Si alguien quiere más información puede consultar algún otro sitio:

Una profunda crítica de El instante Aleph. Demasiado profunda, en mi opinión. Me temo que me ha resultado más difícil que el libro.

Una crítica sobre Diaspora. No la he leído, por si tenía spoilers. Total, pienso leer el libro de todas formas...

La web de Greg Egan. Un sitio curioso y un poco fromthepast.

Otra web de Greg Egan. Esta solo sirve para advertir a los internautas de que no existen fotos suyas en internet, y que dejen de poner fotos de otras personas con el mismo nombre en sus reseñas. Y debe de ser cierto, porque en la wikipedia lo dice (y la wikipedia nunca miente). Me encantaría saber como un escritor de ciencia ficción reputado consigue que no haya ninguna imagen suya en internet. Igual es que no sale en las fotos, como los vampiros...

martes, 21 de abril de 2009

Güachmen la critica: ahora sí que sí.

Pos a mí ma gustao.

Qué. Ni que fuera esto un blog de cine, hombre.

Pss...

(Para una crítica algo más trabajada se puede entrar aquí en la página del Sr. cine, que además tiene un podcast muy majo, y todo...)

An de winer is... el Nokia 5800

Recientemente -bueno, pero poco- hice una entrada sobre el teléfono que me quería comprar, así que me temo que ahora toca que haga otra sobre el que finalmente me he comprado. Me gustaría darle algo de emoción a la cosa, pero teniendo en cuenta que ya lo he puesto en el título, la verdad es que me parece innecesario. De todas formas no voy ha hacer una reseña al uso, básicamente porque me parece que este no es el blog adecuado para ello. El teléfono que me ha convertido en objeto de deseo de amigos y compañeros de trabajo -bueno, ya lo era, pero antes era solo por mi cuerpo- es este:

El Nokia 5800 ¿No es una monada?

Finalmente ha sido el iPhone de Nokia. La verdad es que a priori cumple pocos de los requisitos que me había señalado para mi nuevo teléfono, pero con todo tengo que decir que me ha sorprendido mucho. En primer lugar, mi primera pega era la pantalla. Yo no iba buscando una pantalla táctil, de hecho lo que buscaba fundamentalmente era un teclado -qwerty- físico. Sin embargo tengo que decir que su funcionamiento es excepcional. Mi única experiencia con este tipo de teclados se había limitado a trastear algo con el Samsung F480, con el que por algún motivo no consigo entenderme. El tipo de tecnología táctil utilizada (no me hagáis explicarlo) te hace caso cuando lo tocas con las yemas, pero no con las uñas, y no permite el uso de puntero, con lo que finalmente siempre termino no marcando lo que yo quiero. El terminal de Nokia, por su parte, permite el uso de las uñas, de los dedos, de puntero (incluido), de un portaminas (lo he probado)... en fin, de lo que sea. Además siempre permite cambiar con sencillez entre cuatro tipos de escritura: qwerty a pantalla completa (para mí el mejor), miniqwerty (hace falta puntería con el puntero, pero permite seguir viendo la pantalla como cuando navegas por internet), teclado convencional (ideal para escribir cosas breves y rápidas o para marcar números) y reconocimiento de escritura (reconozco que no he tenido la paciencia de aprender a usarlo, aunque se supone que es bastante personalizable).

El qwerty completo y el menú para cambiar de teclado

Para mi gusto le falta una aplicación que permita escribir notas manuscritas tipo post-it, no me extrañaría que alguien imprementara un software así (en realidad veo innecesario que el teléfono entienda lo que escribo, con que lo anote yo tendría suficiente). Además el feed-back háptico (una leve vibración que indica que el móvil detecta que lo has tocado) es realmente eficaz, y facilita mucho el uso, sin esa sensación que acompaña a algunos de estos terminales táctiles de no saber si le has dado o no. Además de permitirte saber que cosas puedes cambiar tocándolas, como por ejemplo tocar el reloj en el menú principal para cambiar la hora o poner una alarma sin tener que acceder al menú correspondiente.

En lo que toca al sistema operativo, a mí personalmente me gusta. No puedo hablar de otros porque no he tenido la oportunidad de probarlos -por algún extraño motivo a mí no me mandan gratis los teléfonos para que los reseñe- pero no tengo ninguna pega con este. Supongo que el de Apple será fantástico y te dejará maravillado con su uso, aunque la mayoría de los mortales no estamos en disposición de pagarnos un iPhone. Por otra parte en algún sitio he oido decir que el de Apple no hace algunas cosas que uno espera de un teléfono normal desde hace mucho tiempo (como copiar y pegar texto o gestionar las llamadas entrantes y salientes) mientras que lo bueno del sistema operativo de Nokia es que todo el mundo lo sabe manejar ya (quien no ha tenido un Nokia). Lo primero no lo puedo asegurar, pero desde luego lo segundo es cierto.

También he escuchado que el terminal de Apple está pensado como un 'gancho' para la venta de aplicaciones. Sobre esto tengo que decir que parece que Nokia también ha aprendido, y que actualmente ya no es tan fácil instalar cualquier aplicación obtenida por internet. De hecho yo no he conseguido que funciones mi quickoffice -que se supone de descarga gratuita en la web de Nokia y que mi anterior teléfono traía ya instalado- sin pagar por ello. Me han dicho que esto se puede solucionar pidiendo un certificado -al parecer hay foros que lo gestionan- pero tengo entendido que esto es pecado y si lo haces vas al infierno, o algo, así que me temo que no voy a poder contarlo hacerlo.

Más cosas: los vídeos se ven fantásticos, lo que me hace plantearme que quizás cargue algunos para cuando esté aburrido en un atasco, cosa que en principio no pensaba hacer; la cámara es una caca -quien lo iba a decir del señor Zeiss- y no hablo del tamaño de las fotos, hablo de la sensibilidad a la luz, aunque no creo que la del iPhone sea mucho mejor con sólo 2Mpx (para mí 3 es el mínimo); el GPS no es lo mejor de mundo, pero es gratis (si no usas el asistido) y es realmente útil llevarlo en el bolsillo; el acceso a internet es fantástico, y rapidísimo si la red a la que te conectas lo permite; y la batería dura años, lo que es estupendo si no quieres tener que ir enchufándolo en todas partes para no quedarte fuera de línea.

En conclusión: no serás tan guay como si llevaras un iPhone en el bolsillo, pero la gente tampoco te mirará como un nerd obsesionado con conseguir la última tontería tecnológica y gastándote muchísimo dinero en ello. Me parece que me he reconciliado con Nokia.

miércoles, 8 de abril de 2009

Watchmen: la crítica

El problema de adaptar la biblia es que no se te ocurre nadie mejor para escribirla que el propio dios. Para todos aquellos que no lo sepan, Alan Moore es dios. Y por supuesto, Watchmen es la biblia.

Y eso lo digo yo que no soy especialmente fan de Moore -¡blasfemia!- que yo soy mucho más de Miller -Batman Año Uno, Born Again, Sin City, 300... pero especialmente El regreso del caballero oscuro.

Pero hay que reconocer que si hay una obra madura en el mundo del cómic -ojo, me refiero al de superhéroes, que por ahí hay un tal Spiegelman que se la pone dura a los gafapastas- esa es Watchmen. Me entran escalofríos de pensar que pueden hacer los de Hollywood con algo así. Seguramente, no será ponerse de rodillas y chúparsela a Moore tratarla con el debido respeto.

La verdad es que es casi imposible que una adaptación de Watchmen deje satisfecho a un freak (y cuando lo escribo en inglés, estoy utilizando la palabra en el mejor de los sentidos, no estoy hablando de frikis en sentido despectivo). Es que no puede ser. Ya los estoy oyendo: “No han puesto lo de los piratas. ¡Qué h*j*sd*p*t*! ¡¡Pero si era lo mejor!!” (que ya os digo yo que no; que vale, que no está mal, pero se hace un pelín largo). O cosas peores.

Si es que somos como niños. Adaptan Spiderman y nos vale cualquier cosa (aún recuerdo las críticas). Los X-men son colosales, vale -en especial la segunda; la tercera no existe, como la de Matrix, es un producto de su imaginación- pero ¿quién se acuerda de 'V de vendeta'? Apenas nadie. Pues seguramente ha sido la adaptación más fiel de un buen cómic. Aparte de Sin City, claro, pero esta tenía la pega de que era tan fiel que no era una película, era un pastiche.

Todo esto viene a cuento de que este fin de semana esta noche veo Watchmen, y me temo que no me va a gustar.

Y seguramente será culpa mía.

Actualización: desde que escribí esto no he podido evitar saber de las lamentables cifras de la recaudación y me temo lo peor: puede que si no me gusta no sea del todo culpa mía. En cualquier caso tengo que reconocer que adaptar el cómic de superhéroes que casi acaba con los superhéroes (no hay más que ver los noventa) es desde el principio un producto abocado al fracaso. Porque el público general no va ha conocer la obra (se que esto os escandalizará tanto como a mí, pero si sales a la calle y preguntas por Alan Moore, hay gente que no tiene ni idea de a quién te refieres -'Es el gordo ese de los documentales, ¿no?') y desde luego el público que acude mayoritariamente a ver superhéroes (y me refiero a los que un día ven ‘Colega, ¿Dónde está mi coche?' y al siguiente se meten en 'Punisher') no se espera lo que van a recibir. En cualquier caso, deseadme suerte.

Mi crítica de Watchmen: introducción

Por algún extraño motivo que no acierto a comprender en mi trabajo últimamente les ha dado por darme trabajo. Bueno, esto no debería ser paradójico, pero es que yo soy funcionario y no tengo costumbre (en cuanto tenga un rato tengo que ir al sindicato a ver si esto es legal). Lo que sea. El caso es que no he tenido tiempo ni de actualizar el blog ni de visitar los sitios que suelo visitar en Internet. Podría haberlo hecho desde casa, pero es que la conexión de mi guarida secreta -como ya he explicado alguna vez- es una caca, y la uso solo para emergencias. Es lo que tienen las bases secretas abandonadas de submarinos soviéticos nucleares, que no llega el ADSL. Hasta el último momento estuve dudando entre eso y un faro abandonado, que estaba mucho mejor comunicado, pero es que me parecía que le faltaba dramatismo. Además, en el caso de una pelea final -Dios no lo quiera- no iba a haber espacio para las explosiones.

Pero estoy divagando. Lo que yo quería contar es que finalmente no ha quedado más remedio que colgar un post congelado. Concretamente el de la crítica de Watchmen, que la voy a ver esta noche (si ya se que me he retrasado un poquito, casi se me escapa; es que soy un hombre ocupado). Y si la cuelgo después de verla y acierto, no va a tener gracia la cosa. Eso si, como es una crítica seria y supersesuda -vamos, en la línea de lo que yo suelo hacer, más bien gafapasta- la voy a poner como entrada independiente. Ale, a cascarla. Por cierto, que hoy empiezan mis vacaciones, así que como siempre, espero tener más tiempo para mi blog, aunque luego se que tendré menos.

Con ustedes, la crítica de Watchmen. Dale, Manolo, dentro vídeo. Digo… dentro entrada.

viernes, 16 de enero de 2009

Confesiones V: 10 things I hate...

Llevo ya no se si cuanto tiempo tratando de que mi gemelo maligno se ocupe de una sección de cine para los viernes llamada 'la peli de los viernes' en la que semanalmente recomendaría una película para comenzar bien el fin de semana, de ésas que se acompañan con palomitas y coca-cola (o ganchitos y cerveza, en su caso). Se que el título os habrá sorprendido, pero es que yo soy así, imaginativo y alocado.

Bueno, como decía, de esta sección se tenía que ocupar mi gemelo maligno, que no solo no ha visto una peli de Mizoguchi en su vida, sino que opina que lo mejor del cine oriental son las pelis de bofetadas. Lo que pasa es que como tiene una vida muy ocupada o poco interés por cualquier actividad que implique el uso de neuronas, temo que voy a tener que ocuparme yo de la sección. Eso sí, como lo hago de mal rollo, no voy a elegir para hoy una peli que hubiera elegido él, sino por una que le va a provocar un dolor de tripas terrible. La verdad es que pensaba comenzar con Die Hard (que en castellano quiere decir 'La jungla de cristal', no como pensaba mucha gente 'Muere chungamente; Die=Jungla, Hard=Cristal: La Jungla de Cristal; si es que aprender inglés es fácil y divertido), un peliculón de acción que no me canso de ver y que se que a él también le gusta. Pero no lo voy ha hacer. En su lugar, y a partir de un post de Barbij*p*t* (siento los asteriscos Barbi, pero éste es un blog familiar), seguido luego en otro de Jezabel y seguramente en algún sitio más (lo siento pero no tengo más tiempo para documentarme, o escribo o leo blogs, las dos cosas no es posible) he decidido confesar una peli de adolescentes que me gusta. Bueno, la verdad es que el cine de adolescentes me ha gustado siempre, de hecho ya hablé una vez de 'Todo en un día' (en realidad el post iba más sobre música, pero como es habitual luego divagaba). Lo que pasa es que cuando me empezó a gustar el cine adolescente yo mismo lo era, lo que parece razonable. Lo del cine adolescente supongo que es como lo de que te gusten las quinceañeras, que hasta cierta edad es incluso normal, pero a partir de ahí empieza a estar mal visto -dicho esto, también tengo que decir que a mí las quinceañeras nunca me han gustado, me han parecido siempre una materia explosiva de difícil manejo dentro del universo femenino, ya de por si complejo; a mi siempre me han gustado más a partir de los 20, que ya empiezan a saber lo que quieren dentro de lo que cabe; bueno, lo que sea. Pues bien, la película adolescente a la que me voy a referir no es en este caso algo de John Hugues, ni siquiera es algo de aquella época. La película en cuestión es algo de 1999 que yo vi bastante después cuando la pusieron en la tele ,'10 Things I Hate About You' una comedia romántica adolescente que adapta libremente 'La Fierecilla Domada' de Shakespeare. Me gustaría poder compararla con el original, pero considero a Shakespeare un autor sobrevalorado de ingesta solo recomendable a través de adaptaciones interpretadas por actores jóvenes y deseables*. Desde luego en este caso como protagonistas tenemos al macizorro de rigor haciendo de malote (el posteriormente celebrado intérprete de Brokeback Mountain, y más posteriormente lamentado -por póstumo - Joker de The Dark Knight, Heath Ledger), y a la chica monérrima haciéndose la dura (Julia Stiles, también guapísima en El Mito de Bourne) acompañados de un reparto del habitual en este tipo de películas, sobre el cual no tengo demasiado que decir. Únicamente me llamó la atención encontrarme a David Krumholtz, posteriormente conocido por su papel en la serie Numb3rs , y Joseph Gordon-Levitt, al que ya conocía por haber visto en "3rd Rock from the Sun" (lo siento, no recuerdo como los programadores aquí, seguramente 'cosas de marcianos' o algún horror similar). Y con esto creo que he agotado el cupo de hipervínculos de hoy, a partir de aquí podéis buscar la información en google**.

Julia Stiles en una escena del film. Huy no, que tonto, si esta foto se la sacó para mí. Tengo más, pero no os las puedo enseñar porque son privadas y estaría feo.

El argumento viene a ser como un coche viejo, es decir que tiene una gran simplicidad estructural pero muy complicado manejo, así que me voy a ahorrar explicarlo. Además, temo que terminaría mezclándolo con Clueless (Fuera de Onda), película similar que también me gusta, así que mejor lo dejamos correr. Si acaso comentar que es pastelosa como ella sola y razonablemente divertida para mentes sencillas (fans de Bergman abstenerse). La banda sonora posee algunos temas que merecerían mencionarse y tiene el mérito de haberme descubierto al grupo Save Ferris, sobre el que también escribí en la entrada más arriba referenciada, y que me encanta, lo que seguramente demuestra que no solo carezco de talento sino también de buen gusto. Otros ejemplos de esto serían "I Want You to Want Me" de Letters to Cleo (un cover, en realidad), el magnífico "I Know" de los ya mencionados Save Ferris, o el en casi en ningún lado mencionado tema que paso inmediatamente a colgar: Calypso, de Spiderbait.



Con esto me parece que puedo dar por cumplidos los objetivos de matar de vergüenza ajena a mi gemelo maligno, autoinmolarme públicamente de manera del todo innecesaria al confesar un sentido del gusto pésimo, y hacer un post fresquito para el viernes. Iba a decir que no creo que se repita (lo segundo al menos), pero teniendo en cuenta que que este es el quinto post que publico titulado 'confesiones' es posible que lo repita. Frecuentemente.

Para una crítica probablemente mucho más razonable -aunque muchísimo menos original-, consultar aquí. La dejan fatal, ya os lo advierto.

*No, no lo he dicho en serio. Si es que parecéis nuevos.
**Bueno, vale, he mentido. Si es que no lo puedo evitar.