Mostrando entradas con la etiqueta confesiones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta confesiones. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de septiembre de 2010

Tema del Viernes: New Moon On Monday

Siguiendo la tónica de los últimos viernes, toca tema viejuno. Además hace tiempo que tenía pensado poner algo de éstos como parte de una selección de "música que me gusta de la que me avergüenzo muchísimo". Lo que pasa es que por algún motivo no consigo renegar de ellos. No sé si será porque cada vez que los escucho de nuevo vuelvo al pasado o porque fueron mi primer amor. El caso es que no me parecen tan malos.

Bueno, en realidad fueron mi segundo amor, porque el primero fueron los Hombres G y de ellos he renegado una y mil veces (mi excusa es que era muy pequeño). Luego un amigo de aquella época me descubrió a Duran Duran y durante una temporada me apasionaron. Es cierto que los conocí con su disco "Arena" (1984) que siempre he pensado que era un falso directo, debido a lo limpio de su sonido, y que creo que fue la cumbre de su carrera. Claro que esto puede ser una apreciación personal, pero me parece que es innegable que en los primeros discos Simon Le Bon cantaba en un tono demasiado agudo que le hacía sonar un poco ridículo (igual tenía que haber puesto "Girls On Film", que da mucha más risa). Al fin, tengo que reconocer que este fue el único disco que realmente disfruté, porque del resto no me solían gustar demasiado más que los singles. De hecho si los tuve fue por puro completismo... del amigo que me los presentó. Lo cierto es que nunca me compré un disco de ellos (eso si, me los grababa de sus CD's en unas cintas de altísima calidad).


Bueno, igual no tan altísima, pero casi. ¿A que de éstas no habíais visto? Ay, pero que jóvenes sois...

Luego se separaron en dos grupos, Power Station (que se parecían algo más a lo que me gustaría mucho después, aunque sonaban todavía muy ochenteros) y Arcadia (una exageración de los peores defectos de Duran Duran, en mi opinión) y cuando volvieron a juntarse fue en el 86 con "Notorious", que supongo que no era un mal disco pero demasiado 'cool' para mí. Además, para entonces había descubierto a los Simple Minds y estaba a punto de hacerlo con U2, así que se puede decir que estaba cambiando de estilo.

Bueno, a lo que iba que me desvío. El caso es que no voy a poner uno de sus temas más conocidos (creo) sino algo llamado "New Moon On Monday" de su tercer disco de estudio "Seven and de Ragged Tiger", que es uno de esos vídeos tan de los ochenta con una intro eterna (1:34 de blah-blah) y que no me voy a molestar en tratar de traducir porque me temo que la letra no tenga sentido como pasaba mucho por entonces (empiezo a pensar que muchos vídeos de esa época contaban historias porque la canción no lo hacía). El vídeo recuerdo haberlo visto alguna vez antes gracias a mi prima que era mayor que yo y a quien le gustaron en su época. Yo era demasiado pequeño entonces para que me interesara la música (aunque estaba a punto) y recuerdo que me encantaba el rollo de conspiración secreta y resistencia que tenía. Visto ahora supongo que es un poco pretencioso y algo ridículo, como todo lo de los ochenta. Pero vamos, que el tema me sigue pareciendo mono. Si no os gusta, al menos servirá como autoescarnio, que estas cosas siempre vienen bien...



Y no me canso de repetirlo, si nadie hace nada para evitarlo van a volver los ochenta. Pues eran esto, vosotros veréis...



....................................................................................................................................................................................................................................................


....................................................................................................................................................................................................................................................



Actualización: en vista de que en todo internet no existe registro gráfico -al menos decente- de las cintas que usaba yo (lo sé, las busqué), he decidido fotografiarlas y subirlas por si alguien algún día las necesita.  ¿A que son una preciosidad? La verdad es que costaban una pasta, pero compensaba porque sonaban igual que las otras...

(no es cierto, la verdad es que tenían muy buena calidad de sonido, pero sí que costaban bastante más que otras de calidad similar)


martes, 2 de marzo de 2010

Perra de los comentarios

Aclaración: debido a mi increíble torpeza, y como ya me ha pasado más de una vez, un post que debía quedar guardado como borrador, ha estado publicado durante una fracción de segundo. Pensaba que tales actos quedaban impunes (maldito RSS, ni siquiera sabía que alguien me seguía por ahí) pero al parecer no. Ahora me siento obligado a publicarlo (no quería colocar dos posts serios tan seguidos, la verdad) y pasar a la semana que viene el magnífico (¿estará mal que yo lo diga?) cocina para dummies, antes de que se convierta en un post de culto y empiece a circular de mano en mano en versión fotocopiada. Ustedes disculpen.

Este post en primer lugar es para agradeceros a todos que esteis ahí aguantando mis posts. Fundamentalmente por dos motivos: primero porque lo que escribo lo hago por que me divierte y no para que le a nadie le guste. Ni siquiera tiene por qué interesaros lo más mínimo. Segundo porque ahora os tengo con la guardia baja para daros el palo.

Me encantaría decir que soy un tío superseguro de mí mismo que no necesito el favor del público. No es verdad, nadie es así. El ser humano hace cosas para que le den palmaditas en la espalda y le digan lo guay que es. Si no, le iban a dar mucho a la penicilina, a la Capilla Sixtina y a las patatas con sabor a jamón (bueno, esto último es posible que lo hicieran por la pasta). En el fondo la mayoría de bloggers queremos que nos digan que somos la última coca-cola del desierto, el mejor invento desde la pizza carbonara. Sé que decimos que no lo hacemos por eso, pero si fuera cierto escribiríamos nuestras entradas en un diario con un candadito que guardaríamos debajo de la cama (claro, que así sería mucho más difícil insertar vídeos). Nos gusta escribir, pero sobre todo nos gusta sentir que alguien disfruta leyéndolo.

Yo antes de escribir, leía blogs. Quiero decir, sólo los leía. Alguna vez comentaba, pero la verdad es que poco. Me gustaba la tranquilidad del anonimato que disfrutaba cuando leía sin comentar. Era un poco como cuando vas al teatro y te sacan para hacer el mono. Que actúen ellos, yo solo vengo a mirar...

Pero la verdad es que no es lo mismo. A un actor se le aplaude al terminar la actuación (o al menos no se le lapida, aunque a veces lo merezca). Un bloguero lo único que tiene son los comentarios. Leer una entrada que te guste sin comentar es como escuchar la actuación de un músico callejero sin dejar una monedilla. No es obligatorio, pero es lo justo.

La mayoría de nosotros no nos haremos famosos por esto. Nunca nos haremos ricos, ni siquiera viviremos de ello. Y no lo hacemos por la fama (bueno, yo lo hago para que me acosen las mujeres por el messenger, pero creo que soy el único). Lo hacemos porque nos gusta y tenemos tiempo. Y lo dejaremos cuando deje de divertirnos o dejemos de tener el tiempo que esto requiere (es más del que parece).

No cobramos nada por esto. A menudo nos autoimponemos la obligación de escribir, aun cuando a veces dudamos de nuestra propia capacidad o no se nos ocurre nada. En muchos casos perdemos la fe y nos parece que hemos perdido la capacidad. A veces incluso podemos terminar cambiando el tono del blog para adecuarnos al gusto de mi público (yo mismo estoy a dos entradas de empezar a escribir 'chic lit', cuando lo que de verdad me gustaría es hacer posts de tetas...).


Todo esto no lo digo por este blog. Reconozco que mis entradas son a menudo difícilmente comentables. Lo digo en general, para los otros blogs que visitéis. No hace falta comentar siempre, y desde luego no es necesario que hagáis el comentario más ingenioso (que para eso ya estoy yo). Simplemente saludad de vez en cuando. Nos encanta saber que estáis ahí.

Y que no entrasteis solo para buscar porno.


Cada vez que alguien se pasa sin comentar, dios mata un gatito. Que coño, como haya un comentario menos que visitas, yo mismo me pienso cargar al puñetero bicho. Es broma, yo sería incapaz... se lo daré de comer a mi perro.

lunes, 22 de febrero de 2010

La vez que trabajé en un bar gay

Como ya expliqué hace poco, yo tengo un pasado. Lo que pasa es que normalmente no lo cuento. Menos cuando no se me ocurre de que escribir, claro. 

Lo malo de tener una cierta edad y tener un culo inquieto es que uno ha trabajado casi de todo (llámale culo inquieto, llámale tener una carrera de mierda). He hecho cosas muy originales, pero lo que se lleva la palma en cuanto a la reacción que produce en la gente cuando lo cuento es haber sido camarero en un bar gay. Como si para currar en un bar gay hiciera falta ser gay. Si esto fuera así, no podría haber camareros gays en los bares heterosexuales, ¿no?. Pues los hay.

Lo que primero que me pregunta la gente es como terminé trabajando allí. Esta parte es fácil era joven, necesitaba el dinero: mis amigos y yo íbamos allí a beber.Al final terminamos teniendo tanta confianza con el dueño que cuando necesitaron camareros nos ofrecieron el trabajo (sospecho que fundamentalmente porque sabían que se iban a reír de nosotros). Uno de mis amigos y yo (supongo que los que más necesitábamos la pasta por aquella época) aceptamos

Tengo que aclarar que en realidad no era un bar gay. Era un bar regentado por gays. Puede parecer una diferencia sutil, pero a nosotros nos servía. Más que nada porque íbamos allí a esperar a un amigo de un amigo que trabajaba en otro local de los mismos dueños (ese ya sí, un local gay; por eso no le esperábamos en aquel). Bueno, y porque la cerveza era barata. Estábamos en esa edad en la que podíamos bromear sobre nuestra orientación sexual, pero no permitir que se dudara de ella. Creo que los hombres no la abandonamos nunca del todo.

Trabajar en un bar gay  no es más difícil que trabajar en cualquier otra cosa, cuando te acostumbras. Una vez te han preguntado si estás en la carta (a mí me lo preguntó mi primer cliente) ya estás preparado para todo y puedes tirar adelante. De todos modos tengo que reconocer que los otros camareros a menudo nos protegían paternalmente. Supongo que se sentían responsables.

Al poco de entrar se hizo habitual que al terminar saliéramos a tomar unas cervezas con el resto del personal. Como los heterosexuales eramos minoría parecía normal que saliéramos por locales de ambiente. La verdad es que no nos molestaba, y terminamos conociendo a gente muy interesante (recuerdo unas lesbianas muy majas de las que me hice amigo), aunque siempre íbamos un poco en esa actitud de 'no disponible' tan típica de los heteros en esos locales. Reconozco que no he tenido nunca la confianza en mi mismo tan alta como en aquella época que rechazaba ofertas constantemente. Bueno, o al menos de vez en cuando.

En una ocasión, en un local había un espectáculo en el que una chica imitaba a Marilyn Monroe. Obviamente ni era Mariliyn ni era chica, pero la verdad es que daba bastante el pego. Al final del espectáculo incluso me la presentaron -la gente con la que yo iba era muy conocida en el ambiente- y pude apreciar que la caracterización funcionaba bastante incluso de cerca. En un momento dado desapareció y volvió convertido en un chico menudo aunque bastante majo que me trataba como si me conociera. Tengo que reconocer que no me di cuenta de quien era hasta que todo el mundo empezó a reirse...

Otro día quedé en el mismo local con una clienta habitual del bar. La verdad es que la chica no me convenía nada y me negué a escuchar a los que me recomendaron que no lo hiciera, pero que puedo hacer, me van las chicas malas*. Esta en concreto me tuvo de plantón en la barra de un local totalmente gay y sin ningún tipo de cobertura durante lo que a mi me pareció que fueron... unas dos semanas o así. Ahí descubrí que no estaba tan curtido como pensaba y que en solitario el ambiente me intimidaba bastante. Cuando acabó el espectáculo vi aparecer al transformista del que hablaba antes. Tengo que decir que me alegré mucho de ver alguien de conocido -porque estar alli solo me ponía algo nervioso- y así se lo manifesté.

-Huy, guapo, yo soy la peor de todas -me respondió poniéndome una mano en la rodilla y haciendo morritos, mientras yo notaba como se me helaba la sangre.

*Con esta chica mala en concreto no volví a quedar nunca más. Una vez creo que fue más que suficiente para mi...

martes, 22 de diciembre de 2009

La lotería de los cojones.

La verdad es que en cuanto acepté, supe que no era buena idea. Bueno, tengo una excusa. Acababa de llegar a mi nuevo trabajo y el jefe me lo pidió en plan favor personal.

-Oye, tú que vienes de [sede central], no podrías conseguir lotería del número ese que hay hostias por pillar, verdad?
.

-Bueno, pues la verdad es que conozco personalmente al que la vende de hecho creo que he hablado dos veces con él en cuatro años, así que supongo que podría intentarlo...


En cualquier caso parecía una tarea sencilla. Un par de llamadas, un par de correos y arreglado. Seguro.

En primer lugar estaba la logística. Yo no soy una persona ordenada. Ni tengo una gran memoria. La verdad es que soy un puñetero desastre. Eso hizo que la perspectiva de tener 60 euros de personas que todavía no conocía demasiado y no saber a quién pertenecían (porque para empezar todavía no me sabía los nombres ni conocía todas las caras) me estresara un poco.

No pasa nada, es cuestión de ser sistemático. Lo primero que hice fue un mailing a la plantilla para hacerles saber que era posible -y solo posible- que pudiera conseguir lotería del número más buscado de la [empresa maligna] (y esto es un misterio para mí; hasta donde yo sé no ha tocado nunca; se ve que todo el mundo espera que eso pase este año) y que los que estuvieran interesados me lo hicieran saber. Luego hice una lista del personal para saber cuántos iban a querer y cuánta, e ir anotando los que habían pagado ya.

Aquí me enfrenté al primer malentendido. Por algún motivo la gente pareció creer que yo iba a adelantar el dinero de la lotería para tener un número indeterminado de décimos disponibles. Esto me obligó a hacer un nuevo mailing en el que explicaba que iba a pasar a recoger el dinero de los que quisieran lotería y además a emitir recibos por las cantidades que me abonaban. Sé que parece raro, pero me sentía extraño recogiendo dinero de gente a la que apenas conocía sin darles algún tipo de comprobante a cambio. Con esto conseguí un par de cosas. En primer lugar pasar al primer puesto en el escalafón de pirados de mi nuevo curro (ssstupendo, y esto solo al segundo mes) y en segundo ser oficiosamente designado para cualquier marrón que implique manejo de pasta como colectas para regalos, organización de cenas y cosas así. Con lo que yo disfruto con estas cosas...

En poco tiempo una de mis funciones fundamentales en el curro consistió en perseguir a la gente que decía que quería lotería con vagas amenazas primero de "es que si no se paga no toca" y más tarde con aclaraciones del tipo "concretamente no te va a tocar a ti machote, porque no pienso comprar ni un número más de los que se me paguen". Esto seguramente me ha hecho muy popular. La gente no parece entender que me resulta difícil de creer que pueda cobrar un décimo después de que no haya tocado...

Mi otra función consistió en tratar de localizar como un loco al que tío que vendía la lotería para conseguir que se comprometiera a reservarme un número creciente de décimos. Porque mientras fueron 7 u 8 no parecía complicado, pero para cuando iba por 30 me empezó a dar miedo que no consiguiera tanta lotería y me terminaran linchando cuando tocara... Esto se vio agravado porque el que vendía la lotería estaba de baja y aparecía solo cuando le apetecía y huyendo de todos los compradores como yo que le asediaban... Si, como técnica de venta resulta extraña, pero me parece que le ha funcionado, nunca ha habido una demanda tan histérica de lotería en la empresa...

Otra cosa que tampoco me acababa de hacer gracia era llevar encima más de seiscientos euros de mis nuevos compañeros ante el terror de que la recaudación se traspapelara o fuera hábilmente mangada y terminara yo palmando la pasta... supongo que no tengo espíritu de tesorero. Me sentía más bien como Frodo custodiando el anillo.

Entre las anécdotas estarían la tipa que me pagó el penúltimo día y con calderilla después de estar preguntándome durante cinco días que cuando iba a tener la lotería (y me terminó dando 10 céntimos de menos; que vale, no es que fuera mucho, pero reconozco que la tocada de huevos me irritó un poco), el compañero que está de baja (y al que ni he visto nunca, claro) que ignoró totalmente mis correos recordándole que no me había hecho llegar el dinero y que no se quedó sin lotería porque el último día que se podía comprar convenció a una de las jefas (creo que en mi nuevo curro el único que no soy jefe de algo soy yo) para que me mandara a por su décimo (eso si, le dije que la pasta la iba a tener que adelantar ella, que ya me parecía mucho puteo encima pringar yo) y el tipo que me preguntó ayer si todavía se podría comprar lotería (a este le perdoné porque es majo y porque directamente me pidió el número del que la vende, en lugar de pedirme que se la pillara yo; eso si, sin lotería se ha quedado igualmente porque la venta se cerró el viernes).

Bien, no quiero aburriros con los detalles. Digamos que después de unos cinco viajes a [sede central] -que está a unos quince minutos de caminata de mi actual lugar de trabajo- el último de ellos con un tiempo de perros y corriendo para evitar que el tipo se me escapara sin venderme la lotería (si, el décimo de el de la baja) finalmente conseguí llevar a cabo la misión. Luego ya repartir los décimos fue coser y cantar. Bueno casi.

Ahora me enfrento a un terrible dilema.

Porque claro, yo sé que soy un tipo decente en general. Pero también sé que todo el mundo tiene un precio. Y tengo un billete abonado por alguien a quién solo he visto dos veces (en realidad creo que pasaba por allí) y que no volví a ver después de tener la lotería.

Ahora me corroe una duda terrible. ¿Cuánto tiene que tocar para que yo olvide totalmente que me encargó ese décimo? Porque tengo claro que por 300.000 más podré dormir sabiendo que soy un perfecto cerdo... Ahora, no me gustaría descubrir que también me puedo portar como un cerdo por mil miserables euros...

Temo que como toque voy a descubrir exactamente cuál es el precio de mi integridad y me inquieta un poco sospechar que pueda no ser demasiado alto.

Eso sí, si todavía conserva su recibo igual hasta le devuelvo sus 20 con una nota excusándome por no haber recordado comprarle el décimo.

Si es que es tan difícil hacer bien estas cosas...

viernes, 16 de enero de 2009

Confesiones V: 10 things I hate...

Llevo ya no se si cuanto tiempo tratando de que mi gemelo maligno se ocupe de una sección de cine para los viernes llamada 'la peli de los viernes' en la que semanalmente recomendaría una película para comenzar bien el fin de semana, de ésas que se acompañan con palomitas y coca-cola (o ganchitos y cerveza, en su caso). Se que el título os habrá sorprendido, pero es que yo soy así, imaginativo y alocado.

Bueno, como decía, de esta sección se tenía que ocupar mi gemelo maligno, que no solo no ha visto una peli de Mizoguchi en su vida, sino que opina que lo mejor del cine oriental son las pelis de bofetadas. Lo que pasa es que como tiene una vida muy ocupada o poco interés por cualquier actividad que implique el uso de neuronas, temo que voy a tener que ocuparme yo de la sección. Eso sí, como lo hago de mal rollo, no voy a elegir para hoy una peli que hubiera elegido él, sino por una que le va a provocar un dolor de tripas terrible. La verdad es que pensaba comenzar con Die Hard (que en castellano quiere decir 'La jungla de cristal', no como pensaba mucha gente 'Muere chungamente; Die=Jungla, Hard=Cristal: La Jungla de Cristal; si es que aprender inglés es fácil y divertido), un peliculón de acción que no me canso de ver y que se que a él también le gusta. Pero no lo voy ha hacer. En su lugar, y a partir de un post de Barbij*p*t* (siento los asteriscos Barbi, pero éste es un blog familiar), seguido luego en otro de Jezabel y seguramente en algún sitio más (lo siento pero no tengo más tiempo para documentarme, o escribo o leo blogs, las dos cosas no es posible) he decidido confesar una peli de adolescentes que me gusta. Bueno, la verdad es que el cine de adolescentes me ha gustado siempre, de hecho ya hablé una vez de 'Todo en un día' (en realidad el post iba más sobre música, pero como es habitual luego divagaba). Lo que pasa es que cuando me empezó a gustar el cine adolescente yo mismo lo era, lo que parece razonable. Lo del cine adolescente supongo que es como lo de que te gusten las quinceañeras, que hasta cierta edad es incluso normal, pero a partir de ahí empieza a estar mal visto -dicho esto, también tengo que decir que a mí las quinceañeras nunca me han gustado, me han parecido siempre una materia explosiva de difícil manejo dentro del universo femenino, ya de por si complejo; a mi siempre me han gustado más a partir de los 20, que ya empiezan a saber lo que quieren dentro de lo que cabe; bueno, lo que sea. Pues bien, la película adolescente a la que me voy a referir no es en este caso algo de John Hugues, ni siquiera es algo de aquella época. La película en cuestión es algo de 1999 que yo vi bastante después cuando la pusieron en la tele ,'10 Things I Hate About You' una comedia romántica adolescente que adapta libremente 'La Fierecilla Domada' de Shakespeare. Me gustaría poder compararla con el original, pero considero a Shakespeare un autor sobrevalorado de ingesta solo recomendable a través de adaptaciones interpretadas por actores jóvenes y deseables*. Desde luego en este caso como protagonistas tenemos al macizorro de rigor haciendo de malote (el posteriormente celebrado intérprete de Brokeback Mountain, y más posteriormente lamentado -por póstumo - Joker de The Dark Knight, Heath Ledger), y a la chica monérrima haciéndose la dura (Julia Stiles, también guapísima en El Mito de Bourne) acompañados de un reparto del habitual en este tipo de películas, sobre el cual no tengo demasiado que decir. Únicamente me llamó la atención encontrarme a David Krumholtz, posteriormente conocido por su papel en la serie Numb3rs , y Joseph Gordon-Levitt, al que ya conocía por haber visto en "3rd Rock from the Sun" (lo siento, no recuerdo como los programadores aquí, seguramente 'cosas de marcianos' o algún horror similar). Y con esto creo que he agotado el cupo de hipervínculos de hoy, a partir de aquí podéis buscar la información en google**.

Julia Stiles en una escena del film. Huy no, que tonto, si esta foto se la sacó para mí. Tengo más, pero no os las puedo enseñar porque son privadas y estaría feo.

El argumento viene a ser como un coche viejo, es decir que tiene una gran simplicidad estructural pero muy complicado manejo, así que me voy a ahorrar explicarlo. Además, temo que terminaría mezclándolo con Clueless (Fuera de Onda), película similar que también me gusta, así que mejor lo dejamos correr. Si acaso comentar que es pastelosa como ella sola y razonablemente divertida para mentes sencillas (fans de Bergman abstenerse). La banda sonora posee algunos temas que merecerían mencionarse y tiene el mérito de haberme descubierto al grupo Save Ferris, sobre el que también escribí en la entrada más arriba referenciada, y que me encanta, lo que seguramente demuestra que no solo carezco de talento sino también de buen gusto. Otros ejemplos de esto serían "I Want You to Want Me" de Letters to Cleo (un cover, en realidad), el magnífico "I Know" de los ya mencionados Save Ferris, o el en casi en ningún lado mencionado tema que paso inmediatamente a colgar: Calypso, de Spiderbait.



Con esto me parece que puedo dar por cumplidos los objetivos de matar de vergüenza ajena a mi gemelo maligno, autoinmolarme públicamente de manera del todo innecesaria al confesar un sentido del gusto pésimo, y hacer un post fresquito para el viernes. Iba a decir que no creo que se repita (lo segundo al menos), pero teniendo en cuenta que que este es el quinto post que publico titulado 'confesiones' es posible que lo repita. Frecuentemente.

Para una crítica probablemente mucho más razonable -aunque muchísimo menos original-, consultar aquí. La dejan fatal, ya os lo advierto.

*No, no lo he dicho en serio. Si es que parecéis nuevos.
**Bueno, vale, he mentido. Si es que no lo puedo evitar.

martes, 2 de diciembre de 2008

Confesiones : Yo fui el vaquilla

Hoy (bueno vale, en realidad fue ayer) pensaba colocar una entrada que recordaba haber dejado preparada hace bastante tiempo y que por lo que sea me apetecía colgar. Pues resulta que cuando he ido a buscarla, no estaba. ¿A dónde van las entradas que desaparecen?. ¿A la zona negativa?. Lo que sea. El caso es que ya me había hecho a la idea de contarla, así que voy a tener que currármela.

Ya conté hace tiempo -y si alguien no recuerda aquella divertida historia, la puede leer aquí- que yo tuve una época en la que tenía pinta de macarra podía parecer macarra a un ojo poco entrenado, pero en realidad era todo un ejemplo de estilo, y conducía un seat 124. Lo que voy a contar es algo anterior, cuando todavía no tenía carnet ni pelo largo. Entonces solo tenía una novia a la que no le gustaba conducir. De hecho me parece que el sentimiento era mutuo. Quiero decir, que a la conducción tampoco le debía de gustar ella, porque se sacó el carnet a la octava. Cuando fui con ella la primera vez entendí las dos cosas de repente. Es decir, que tardara tanto en sacarse el carnet, y que el examinador finalmente en un arranque de apego por la vida, decidiera aprobarla para no tener que ir más en el coche con ella. Es que era toda una experiencia.

En este estado de cosas, cuando un día ella decidió llevarme a la playa, siendo todavía de día, sospeche que no me llevaba para lo de siempre. Lo que no me imaginaba era que sus intenciones eran casi peores: pensaba enseñarme a conducir.

Tengo que decir que lo de conducir me gustó desde el principio casi tanto como la otra cosa que solía hacer con ella también en el coche (y de la que no daré más detalles por pudor). Y parecía darseme bien, porque en cuanto me acostumbré al embrague ya era capaz de manejar el coche al menos con la misma habilidad que cualquier novato. Y de hecho creo que mejor que ella. Esto me parece que al principio le molestó un poco, pero en seguida le vió una utilidad práctica.

No se lo que tardó en hacerse habitual que condujera yo, pero si que sé que todos los domingos nos dejaba el coche su padre, y que durante un año la mayoría de las veces lo conduje yo. Algunas veces incluso mi madre me dejaba su coche. Ella sabía que yo no tenía carnet, pero claro, tampoco pensaba que lo fuera a conducir yo. A fin de cuenta mi novia si que tenía. Ya se que todo esto parece ahora muy escandaloso, pero si os váis a escandalizar con cada cosa ilegal o inmoral que he hecho... supongo que era joven y no me daba cuenta de lo que hacía. Además, teniendo en cuenta como conducía mi novia, creo que me sentía más seguro llevando el coche yo mismo, aunque fuera ilegalmente. Bueno vale, prometo no volver a conducir sin carnet, ¿de acuerdo?.

Tengo que decir en mi defensa que en todo el tiempo que estuve conduciendo sin carnet no tuve el menor percance. Y que el destino no está carente de ironía, como veremos.

Un día llegué a la conclusión de que alguna vez en el futuro quizás fuera a necesitar el cartoncito rosa ese, y decidí apuntarme a una autoescuela. La verdad es que no me costó mucho sacármelo. De hecho el práctico me lo saqué a la primera y con el mínimo de prácticas que me dejaron contratar (cinco). El profesor el primer día me dijo que iba un poco rápido. 'No te j*d*-pensé- es que yo conduzco como la gente de verdad'. Dicen que cuesta quitarte los vicios de haber conducido antes, pero yo lo único que me tuve que acostumbrarme a hacer es reducir -que es algo que en la vida real no hace nadie- y a frenar cuando está ámbar, porque lo de derrapar en las curvas ya me imaginaba que no daba más puntos.

El día que obtuve el carnet, ni siquiera conduje. 'A partir de ahora vamos a hacer las cosas bien', le dije a mi novia. Fui andando a la autoescuela a por él, y a la vuelta cogí el coche de mi madre para conducirlo, por primera vez, legalmente.

A los cien metros de haber arrancado, tratando de sortear un contenedor de obra que estaba en mi carril, me arranqué casi completamente una de las puertas del coche. Cuando me bajé casi me pareció que el contenedor se estaba aguantando la risa...


Supongo que esta historia tiene moraleja, pero si no es 'conducir con carnet es más peligroso' no tengo ni idea de cuál puede ser.

PD: Hoy no hay foto, que le he dado libre al mono. A ver si mañana le pido que me ponga alguna...

lunes, 29 de octubre de 2007

Más confesiones

Tengo que confesar una cosa. Ayer, posiblemente afectado por el agotamiento -hacer un dibujo en color desde cero, escanearlo y mandarlo a publicar- y por la emoción de ver un dibujo mío publicado en el Blog de Jotace -algo sólo al alcance de unos pocos todos los que le mandaron algo para publicar... de hecho hubo uno que mandó algo que no tenía nada que ver y también se lo publicaron- cometí el error de compararme con Miguel Ángel, lo que, tengo que admitir, no es del todo correcto.

Yo tengo un blog.
(muérete de envidia, hombre del renacimiento)

Y ahora, algo completamente diferente. Ayer, preso del mismo... digamos arrebato emocional, me inscribí en unos premios para blogs. Esto, que en principio no tiene la menor importancia, si se analiza bien, es, en primer lugar, terriblemente inmodesto, y en segundo, completamente estúpido. Al menos teniendo en cuenta que probablemente todos los que me leen tienen al menos un blog al que votar antes que al mío: el suyo. De hecho, no lo sé porque es la primera vez que me presento a algo así, pero supongo que los recuentos de estas votaciones deben ser muy parecidos a los de las elecciones a líder del supergrupo, no?: "primer voto, Superlópez; Segundo para el Capi; tercero el Bruto; la Chica Increíble, uno para Latas..."

Si pinchas en la imagen PUEDES VERLA MÁS GRANDE.
Pero en Alemán. No hay nada perfecto.


En cualquier caso, y como no quiero que se diga que no lo he dicho, que sepáis que me he nominado a mi mismo a mejor blog aquí, (en la categoría de blog humorístico; al parecer a nadie le ha parecido necesario poner una categoría de 'blogs que pretenden la dominación mundial'; mucho mejor, que crean que es de broma) así que si alguien quiere meterse y votarme, pues le estaré muy agradecido y contentísimo de tener al menos dos votos. Porque se admite un voto por persona y día, y como estoy seguro de que todos los autonominados van a estar entrando cada día para autovotarse, no pienso pasar por la vergüenza ajena (quiero decir, propia) de entrar cada día para votarme y después no salir ni entre los nominados (soy de natural inconstante y seguro que me olvidaba al cuarto día). Sostengo la opinión de que si vas a perder, es mejor hacerlo con dignidad.

Y que sepáis que no pienso hacer campaña en los comments de otros blogs. Bastante ridículo me siento ya haciendo 'no-campaña' en mi casa, como para ir a la de los demás para hacer lo mismo spam.

De hecho, ahora que lo pienso podía haber hecho campaña entre mis lectores (-as) habituales directamente por e-mail y evitarme el ridículo. Pero, que más da, se van a enterar los mismos, y así me evito escribirlo dos veces más.

Y si alguien se pregunta por qué debería votarme, que mire aquí y piense si no merezco un premio. O medicación.

(O aquí; O aquí; O aquí; O aquí... Bueno, la verdad es que a mí me gustan todos, pasaros por los archivos y ya decidís vosotros)

Bueno, os dejo que tengo que ir a votarme.

El Jefe

Un día cualquiera, en algún lugar del laberinto de las administraciones públicas.
(Bueno, vale, HOY)

(YO): -Por cierto éste hombre que acaba de pasar quién es, que me suena un montón.

(Compañero anónimo): -¿Como que quién es? ¡Pues el jefe!

-No, hombre, mi jefe es éste -digo yo señalando hacia atrás.

-Tú jefe, no, inútil. EL JEFE. El de todos. Si lo tienes que haber visto un montón de veces.

-Hombre, pues claro que lo he visto... Un montón de veces, además... Pero parece más alto cuando sale en la tele, no?

-¿Cómo en la tele?

-Si, hombre, en el mensaje de navidad, y eso...

-madremía.

A ver si va a resultar que no trabajo para el que yo creía. Si es que esto de la Administración es un lío...

lunes, 23 de abril de 2007

Más confesiones

Me gusta el 'Obladi Oblada' de los Beatles. Se que mucha gente se ríe de ella, pero no creo que sea lo peor canción que tienen. Mucho peor 'Paperback Writer', dónde va a parar.

Sin embargo a los Scissor Sisters los encuentro irritantes, por mucho que los pongan por ahí muy bien.

Vale, ya se que es una porquería de entrada. Es que vengo destrozado del Saló y no doy para más. En cuanto me recupere de las neuronas prometo poner algo sobre el tema.