Lo que sigue a continuación viene a ser -más o menos- una llamada real a mi operadora de móvil. Salvo algunas cosas.
-Bienvenido al servicio de atención al cliente de Vodastar para clientes que pagan cantidades absurdas por servicios ridículos, mi nombre es inventar nombre fals... digo, huy, jiji... esto, Jessica ¿en que puedo ayudarle?
-Hola, Esto Jessica. Soy Blanco Humano y quizás me conozcas de otras cosas que hago como mi blog o mi tuiter y...
-En Movifone no nos importa su vida caballero, solo que pague puntualmente sus facturas ¿me puede indicar su cuál es su incidencia?
-Vale. Pues mira, sí. Resulta que hace un tiempo puse una reclamación porque no dispongo de cobertura en mi vivienda de un tiempo a esta parte
-¿Ha probado ya a realizar una prueba cruzada? Consiste en que saca la tarjeta SIM de su teléfono y la introduce...
-Mira, eso ya me lo dijo la chica con la que hablé la primera vez. Y que apagara y encendiera el router. Y que me asegurara de que la impresora está conectada. Resulta que mi teléfono funciona perfectamente cuando estoy en otras partes ¿Os pensáis que soy imbécil? No respondas a esto, sé la respuesta. A lo que me refiero es a que es precisamente cuando estoy aquí en mi casa...
-AJÁ. Aquí en Pepetel pillamos antes a un mentiroso que a un cojo. Si no tiene cobertura ¿cómo es que me está llamando desde allí en este momento?
-Bueno, obviamente no dispongo de cobertura dentro de la vivienda. Es una antigua base de misiles nucleares soviética abandonada en la Antártida, sería largo de explicar. Resulta que si me encaramo a la punta de la antena de radar tengo la cobertura justa como para pod...
-Disculpe, le pierdo un poco ¿Podría moverse un poco para mejorar la cobertura?
-Bien, son 30 metros de caída. Podría, pero no creo que eso mejorara en mucho la conversación. Por mi parte, al menos
-Ya le escucho. Continúe, por favor.
-Pues el caso es que a los pocos días, es decir, la siguiente vez que me subí a la antena para hacer una llamada, me entró un sms indicando que les había sido imposible comunicar conmigo para confirmar unos datos.
-Efectivamente, nos consta que los compañeros trataron de ponerse en contacto con usted en repetidas ocasiones. Concretamente en DOS repetidas ocasiones separadas por un intervalo de diez minutos. Y claro, al no ser posible contactar, cerraron la reclamación
-Con el resultado de...
-"Imposible solución por fallo achacable al usuario"
-Fabuloso
-Aquí en Amenavisión nos enorgullecemos de no cerrar una incidencia hasta que se han tratado todas las vías de solución posibles
-Ya veo, ya veo. En fin ¿y podría saber qué datos querían confirmar concretamente?
-A ver un momentito... -siguen diez minutos de música publicitaria a un volumen insoportable que satura bastante. No sabría decir si era un tema de The Proclaimers, de Coldplay o de The Coors. Algo muy irritante en cualquier caso- sí, aquí lo tengo, disculpe por la espera. Querían saber su dirección
-Pero si mi dirección ya se la dí cuando hice la reclamación.
-Bueno, pero tendrán que confirmarla ¿no?
-Claro, y como no pueden confirmarla, cierran la reclamación.
-Precisamente, cierran la reclamación. Veo que es usted un cliente especialmente despierto, me extraña que se encuentre en el tramo de tarifa que está con el pastón que le cobramos.
-Nada, una tontería, que me encapriché de un teléfono con tostadora. Bueno, eso y que en el tramo que estaba antes de clientes pringados estaba harto de que me atendiera las reclamaciones R2D2.
-Usted se refiere a nuestro avanzadísimo sistema automatizado de gestión de llamadas.
-¿Ese que dice todo el rato "no le he comprendido bien ¿puede repetir la pregunta?"? Fíjate, y yo pensando que era una grabación...
-Pues debería saber que esa graba.... sistema automatizado de gestión de reclamaciones, quiero decir, ha ganado premios.
-¿En serio?
-Concretamente dos. Mejor actor de reparto en "Los ewoks 2: el musical" y récord de reclamaciones no solucionadas en un mes. De hecho lleva 236 meses consecutivos ganando ese premio
-No me extraña. En fin. ¿Y sería posible abrir de nuevo mi reclamación indicando que les juro por mi madre que la dirección que les dí es la correcta? Es más, si quieren les puedo dar el número de mi madre para que se la confirme ella en persona si no se fían.
-Buff... es que abrir de nuevo una reclamación cerrada con las uñas como las tengo... un momento por favor -diez minutos de más música publicitaria a volumen insoportable saturando bastante, interrumpida a intervalos regulares de 30 segundos por una grabación que dice 'no se retire, por favor, su llamada es muy importante para nosotros. Su tiempo no, pero su llamada nos importa un montón'. -Disculpe por la espera. Me indican que sí, que es posible ¿Desea que la reabra?
-Mujer, si no es mucha molestia...
-La verdad es que no, porque ahora me iba a pintar las de la mano izquierda... un momento por favor -Más música saturada a volumen insoportable, en este caso está interpretada por monos con platillos haciendo una versión bastante buena de La cabalgata de las Valkirias -Gracias por su espera. Procedo a informarle que he reabierto su reclamación y en breve le llamarán...
-Y quizás no puedan contactar conmigo porque no sé si le he comentado que tengo un ligero problema de cobertura...
-A VER SI A TODO LE VAMOS A PONER PEGAS ¿EH? MIRE QUE LE CUELGO...
-Mire señorita, vamos a tratar de conservar los nervios. Digamos, no sé, por imaginar algo a lo loco, que tratamos de que la comunicación sea por un medio alternativo ¿Conocen ustedes el correo electrónico? Creo que en algunos países occidentales lo están utilizando para comunicarse con muy buenos resultados
-Aquí en Reteyoygo somos más de burofax, y eso solo para comunicar bajas. La verdad es que hace que no ponemos papel en el fax desde...
-Bueno, no sé. Y si me avisan de a que hora me van a llamar para que me suba a la antena para recibir la llamada? -digo yo en plena desesperación
-Bueno, indico en la nota que si es posible le llamen por la mañana
-Ajá. Supongo que es consciente de que está refrescando un poquito y me está pidiendo que me pase mañana toda la mañana subido a una antena en plena Antártida...
-¿MAÑANA? JAJAJAJAJAJ... pero qué ocurrencias tiene usted. No mire: el periodo de cerrar una reclamación es de un día si la cerramos nosotros por causa achacable al usuario. Ahora, el plazo que nos da la ley a nosotros para tramitar una solicitud es de 17 días. De hecho como a efectos fiscales hemos emplazado las oficinas de Moviguay en Venus, donde los días duran 243 días, tiene que calcular que serían unos... a ver...
-Unos once años y pico. Perdona una cosita ¿Te estás inventando el nombre de la compañía todo el rato a lo loco?
-Huy perdón. Es que el servicio de atención al cliente está centralizado todo aquí y a veces me confundo al decir el nombre da la compañía que corresponde a cada cliente.
-O sea, que todas las compañías vienen a ser lo mismo.
-DE NINGUNA DE LAS MANERAS. Que sepa que usted, como cliente de... mmm... espere que mire. Ah, pues sí. Su compañía es exactamente igual que las demás en todo. Un poco más cara, si acaso.
-Fantástico. Pues nada, ya me quedo esperando que me llaméis...
-Espere sentado. Por cierto ¿me permite que le ofrezca nuestro nuevo servicio de emoticonos para mandar por SMS? Por unos económicos 18€ al mes puede disponer usted de... -CLONK- ¿Oiga? ¿Me escucha? PERO SERÁ CERDO... ¿PUES NO ME HA COLGADO?
-Déjalo estar Mari Pili. Los clientes son unos desagradecidos. Con la de empeño que ponemos en arreglar sus problemas
-Pues a este lo pongo el primero en la lista de "llamar a la hora de la siesta" de los machupichus. Se va a cagar...
-Ya te digo.
PD: Esta situación es totalmente imaginaria. Pues bien, mañana termina el plazo de cierre de la reclamación y no he recibido comunicación alguna. Salvo SPAM, ojo. Eso lo estoy recibiendo desde el día que les di mi correo para que me pudieran localizar ¿NO ES MARAVILLOSO*?
*No
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lunes, 24 de noviembre de 2014
jueves, 17 de julio de 2014
Lo de las bicicletas
Debo de hacer una confesión: yo he hecho bicicleta. Sí, ya sé lo que dije sobre el ciclismo. Pero bueno, yo es que soy muy mayor, he hecho muchísimas tonterías. De todas maneras el ciclismo que hacía yo no era de bicicleta de carreras, yo hacía mountain bike, que es como más de machotes y no hace falta llevar licra ajustada (hay unos pantalones cortos holgaditos llenos de bolsillos cantidad de chulos para esto). Bueno, pero yo tampoco hacía mountain de la de machotes que se suben una bicicleta a una montaña y luego se tiran por ella la cuesta abajo (las más de las veces rodando). Yo soy machote pero de los que no entienden de mecánica ni hacen bricolaje (lo que vendría siendo un macho beta) así que lo que hacía era cogerme la bici de montaña que es como la de carretera pero con ruedas de tacos y pesando diez veces más y meterme por caminos asfaltados (es que las bicis de antes no tenían suspensión y lo de ir por caminos de piedras no sabes como te deja los riñones, oye). Eso sí, sin meterme nunca por nacionales como hacen los ciclistas de carretera, porque uno será poco machote pero idiota no es, y lo de meterme por sitios por donde van coches a toda hostia no lo he acabado nunca de ver claro.
El caso es que en algún momento del pasado (no diré cuando, pero creo que Nirvana lo estaba petando) dejé la bicicleta por motivos que no vienen al caso (es que me di cuenta de que cansaba mucho). Lo que pasa es que hace poco se me ocurrió ir al gimnasio al que me apunté cuando dejé la bicicleta y resulta que la estática también cansa (vivir para ver ¿dónde está el avance si no le ponen motor a eso?). Y con la desventaja de que como la estática no se mueve (quien lo hubiera dicho por el nombre, también ¿no?) el paisaje es bastante más aburrido (bueno, a no ser que se te ponga delante la rubia que se me puso a mi que porque se fue a casa, que si no, todavía sigo ahí dándole a los pedales; pero creo que me estoy desviando). Así que me borré del gimnasio (y mira que ellos trataron de convencerme con argumentos en plan "venga, que aquí lo que hace falta es gente como tú, que paga religiosamente sin hacer uso de las instalaciones, que como no generas gastos nos sales baratísimo... " pero nada, que no lo consiguieron; yo cuando me decido a algo, no hay quien me pare).
Así las cosas, he decidido recuperar mi vieja afición a la bicicleta. Lo que pasa es que me he dado cuenta de que claro, en este impasse la que yo tenía se ha quedado un pelín vieja y por otro lado hay una serie de avances tecnológicos que quizás no sería del todo inteligente desdeñar (para empezar creo que las bicis actuales tienen las dos ruedas del mismo tamaño, en lugar de una muy grande sobre la que te sientas y una chiquitita detrás para dirigir como la mía) por lo cual quizás sería necesario renovar mi montura.
Pero, ay, esto ahora es un drama. Porque antes, cuando decidías comprar algo, hacías algo que se ha perdido en la niebla de los tiempos, que era ir a la tienda y comprarlo. Como mucho te lo pensabas un rato entre el modelo más caro y el más barato, le preguntabas al dependiente, él te recomendaba uno y te quedabas ese (normalmente el modelo intermedio). Pero ahora no. Porque ahora existe internet (que ya expliqué una vez que es un invento de satán). Y claro, con todo el conocimiento humano al alcance de tus dedos (es decir, en el periodo refractario, porque claro, también hay un montón de porno y eso distrae lo suyo) no te vas a limitar a hacer caso de un empleado mal pagado de unos grandes almacenes al que seguramente le acaban de explicar en cinco minutos todo el material deportivo de su sección e incluso puede que tenga interés en endilgarte material de baja calidad para quitárselo de encima y llenar las estanterías con material de más calidad para clientes mejor informados (sí, yo desconfiando soy premium; un día os tengo que contar lo que creo que hacen los camareros con vuestra comida cuando van a la cocina a por ella). De hecho, el sábado casualmente me pasé por una tienda que venden bicicletas y cosas (a la que por motivos de que no me pagan llamaremos "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón") y se me ocurrió entrar a mirar antes de realizar una investigación exhaustiva en la red. Este fue el resultado.
-Hola ¿le puedo ayudar en algo?
-Bien, veo que eres un chico despierto. Me has visto mirando fíjamente una bicicleta y te has dicho "este hombre no ha visto en su vida una bicicleta y trata de adivinar para qué sirven, le voy a ayudar".
-¿Perdón?
-Que sí, que quería una bicicleta.
-Muy bien ¿para qué la quiere?
-Para practicar sexo con ella.
-¿Eh?
-Para montarla, quería decir ¿no es lo mismo? Era por no ser tan vulgar. Claro que si se pueden hacer más cosas con ella, quizás me interesaría que me informaran ¿Tiene alguna que haga declaraciones de hacienda? Eso también me podría interesar.
-No, me refiero a qué tipo de uso le pensaba dar. Ocio, deporte ocasional, entrenamiento...
-Bueno, lo que yo piense y lo que yo haga no son necesariamente lo mismo. Es decir, una vez me compré unas zapatillas de correr con la intención de correr con ellas y actualmente las uso para sacar la basura, no sé si me entiendes. Pero vamos, que ahora mismo me parece que la voy a usar todos los días entre dos o tres horas y luego puede que el fin de semana para salir por ahí todo el día. Ya te digo yo que no será tanto, que me conozco.
-Ya veo ¿Y sobre qué tipo de superficie? -y antes de qué me de tiempo a responder "preferentemente mayonesa" el tipo decide estropearme la diversión añadiendo: -asfalto, pistas de tierra, campo abierto...
-Bueno, no nos pasemos de optimistas. Seguramente asfalto y alguna pista de tierra. Nada muy extremo. No le veo ningún interés a despeñarme por un barranco.
-Bien, pues tenemos ésta -señala una bicicleta... con aspecto de bicicleta.
-Ajá ¿Cuánto vale?.
-Trescientos euros. Es bastante buena.
-Ya veo -la miro un rato. Me resisto a la tentación de preguntar "¿y qué hace?". En lugar de eso pregunto: -¿Y tenéis algo más?
-Bueno, ahí tenemos otra de cuatrocientos euros -dice mostrándome otra bicicleta con aspecto de bicicleta.
-Ajá. ¿Y en qué se diferencian?
El dependiente pone cara de pensar un rato.
-En cien euros -dice.
-Ya veo -ahora soy yo el que se queda un rato con cara de pensar -¿Y aquella de allí? -digo señalando una tercera.
-Aquella son quinientos.
-¿Y se diferencia en... ?
-Cien más.
-Vale, creo que ya lo he cogido.
Miro el resto del pasillo y veo que al parecer hay bicicletas con aspecto de bicicleta hasta lo que calculo yo, serán unos mil cuatrocientos euros más. Le doy las gracias y le digo que me lo pensaré.
Aquí es donde vi claramente que había cometido un error. No había consultado en internet, así que no me había preparado convenientemente para acudir a una tienda. Decidí subsanar mi error.
En internet hay tres tipos de información: a) los medios de comunicación (inútiles para informar del tema que nos ocupa; y bueno, para todos en general); b) la wikipedia (eficaz pero excesivamente neutra; digamos que valdría para que una raza alienígena se hiciera una idea de las cosas -y seguramente esa sea su función principal- pero no como para formarse opiniones); y c) los foros. Los foros son los cuñados de internet. Todo el que sepa de algo está en un foro encargándose de que todo el mundo sepa lo muchísimo que sabe (y que todos los demás no tienen ni puta idea).
Pues bien, te metes en internet y miras en unos cuantos foros para informarte. Pero vamos, lo normal, dos o trescientos (bueno, quizás vosotros no tengáis TOC. No pasa nada, vosotros os lo perdéis). Sólo cosas de ciclistas, claro. Si entras en forocoches es que te has perdido (y mucho, además*).
Al final de la investigación tienes una serie de informaciones diversas del tipo "cualquier cosa que valga menos de mil euros es una mierda" o "no te compres la XT56, mejor píllate la XT55 que tiene mejor intercambiador y por 50 pavos le puedes cambiar los bujes de lercios por unos de gurruño que son mucho mejores". Lo que viene siendo una información sesgada e inconexa de fuentes probablemente de escasa fiabilidad. He llegado a ver posts en los que un tío preguntaba por una bici de 300€ de la marca "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" y lo primero que le decían era "esa es que es muy normalita" (que es para responder "NO JODAS. Yo pensaba que ésta era la que los astronautas usaban para hacer paseos por la luna...") y un par de comentarios más allá "¿Por qué no te miras la Xkalator Xtreme 3500 Pro Deluxe Reloaded 10.0?" (No sé ¿porque vale MIL DOSCIENTOS EUROS MÁS?).
La gente en los foros eleva el cuñadismo a la categoría de arte. Pero claro, te plantan la semillita de la duda. Es decir, vale, esos que han dicho "por ese precio no vas a encontrar nada mejor" ¿tienen opiniones más válidas, o me fío más de ellos porque dicen lo que me sale más barato escuchar? O ¿una bicicleta de 300€ me saciará totalmente mis expectativas o a los dos días descubriré que es una mierda y dejaré de usarla porque no es una experiencia orgásmica como -intuyo que es- llevar una Xkalator Xtreme 3500? Y todavía más: si palmo 500€ -o más- ¿quién me garantiza que seguiré usando la bici y no habré invertido una pasta en ocupar espacio caro en el trastero, nada más? Tantas preguntas y tan pocas respuestas...
Con ya un mareo considerable de datos en la cabeza decido hacer caso de uno de los consejos más repetidos de los foros (junto con el de "no te compres una bici en 'Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón'") e ir a una tienda especializada en el sector. Ahora bien, como ya había visto el rango de precios que se manejaba en los foros (es decir, 1.000€ si no quieres que te digan que llevas una mierda, a partir de 3.000 si quieres poder presumir de tener la polla más gorda del reino) decido entrar ya dando un presupuesto. Digamos 400 (por poner una cantidad que me parece razonable).
Entro en Tienda-pequeña-pero-superespecializada abarrotada de bicis preciosas hasta el techo. Ninguna con precio. Prefiero no preguntar por una espectacular en gris mate y naranja, no sea que cueste 6.000€ y quede de paleto.
-Hola, quería una mountain bike por unos 400.
-Oh, estupendo. Tenemos esta de aquí que está muy bien. Son 420. Con el descuento se te queda en 400 -me enseña una cosa horrenda en color verde pistacho. Se queda parado como esperando que cierre la transacción allí mismo. Asumo que no tiene nada más que enseñarme. Observo que no tiene pedales, pero no quiero señalarlo por no parecer impertinente.
-Ah, vale. Pues me lo pienso y te digo algo.
Obviamente mi estrategia ha fallado. Al darle un precio al vendedor me he quedado sin margen de libertad. Además de que me sigo quedando con la duda de si eso es lo que me tengo que gastar o no. Decido usar la estrategia inversa en otra tienda: le voy a decir para lo que quiero usar la bici y que me diga él el precio
Acudo a Tienda-pequeña-pero-superespecializada II. Curioseo un poco, pero en esta sí que hay precios y me asusto. Decido no mirar más hasta que me orienten, y sobre todo no tocar nada, no vaya a romperlo, porque es todo carísimo. Tardan un poquito porque al parecer en la tienda solo hay dos dependientes que entiendan de bicicletas y están ocupados. El resto al parecer están allí para orientar sobre el tipo de corte de pelo adecuado para cada tipo de bicicleta.
-¿Sí?
-Ah, hola. Quería una bicicleta de montaña. Pero algo normalito, no voy a hacer descenso de barrancos. Simplemente llanear y alguna pista de tierra. Como mucho algún ascenso poco técnico -navegar por internet al menos me ha dado algo de léxico especializado.
-Bien, te enseño. Tenemos desde esta [bicicleta con aspecto de bicicleta] por 500€ hasta aquella [bicicleta con aspecto de bicicleta por 1.400]. Luego ya están las de alto rendimiento. Depende un poco de lo que te quieras gastar.
-Ajá -respondo pensando que algo falla en mi estrategia perfecta, todavía no sé cuánto me tengo que gastar.
-Todas las entregamos con botellero y bueno, te pondríamos unos pedales normales que supongo que es lo que usarás -respiro aliviado por lo de los pedales (¿por qué venden las bicicletas sin pedales? Es que no lo entiendo) y renuncio a preguntar lo que llevan los que no usan pedales normales (¿Aletas? ¿pezuñas de oso? ¿tarima flotante? Me corroe la duda).
-¿Y no hay nada más económico?
-Bueno, también tenemos esta, pero yo directamente ni me la plantearía porque lleva rueda de 26. Está bien para críos y tal, pero nada más.
Ah sí, lo de las ruedas. Permitidme que me detenga en este punto un momento. Digamos que en algún punto de la conversación en "Centro-comercial-con nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" me preguntaron por eso (aunque realmente no fue así).
-¿Ha pensado qué ruedas quiere?
-Pues llámame atrevido, pero yo había pensado en redondas.
-No, digo: de 26, de 29, de 27 y medio...
-Ah, eso. No sé ¿cuáles son más redondas?
Vale, yo ya sabía que había ruedas de distintos tamaños. Al parecer el estándar era 26 y cuando alguien tenía más nivel, se pasaba a una de 29. Esto lo descubrí en los foros. De lo que no tenía ni idea (y me enteré en Tienda-pequeña-pero-superespecializada I y me lo volvieron a confirmar en Tienda-pequeña-pero-superespecializada II, al parecer las ruedas de 26 son un crimen contra la humanidad mayor que poner pimiento en la paella (es decir, se admite en algunos lugares como Murcia, pero bueno, al fin y al cabo son murcianos ¿qué puedes esperar de ellos?) y el nuevo estándar es 27 y medio. Esto es curioso, porque al parecer en "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" esto no lo saben y siguen vendiendo las de 26 con total impunidad (a mí al menos no me enseñaron otra cosa). Supongo que en cuanto se enteren los americanos entrarán a saco con sus tropas para restablecer lo antes posible la normalidad, porque vamos, esto clama al cielo.
Al volver de Tienda-pequeña-pero-superespecializada II,cautivo y desarmado atrapado en un mar de dudas, decido volver a internet (que como el alcohol, es a la vez causa y solución de todos los males) para al menos ver si hay opiniones sobre los modelos que me han recomendado en cada una. No puedo decir que los resultados sean concluyentes porque cada vez que alguien pregunta por una de ellas, cinco o seis foreros le recomiendan que compre bicicletas el doble de caras.
Finalmente llego a un post donde uno de los comentarios que me hace ver la luz.
Esto me ha hecho llegar a una conclusión que probablemente vale con casi cualquier cosa que se pueda comprar, desde un coche a un reloj. Supongo que al final uno se compra, dentro de su presupuesto, lo que más le gusta. Y luego racionaliza su respuesta. Es decir, la opción que has tomado es la más inteligente por 'x' paquete de motivos y todos los que no toman la misma decisión que tú es: o bien por a) no tienen las mismas necesidades, o bien por (y mucho más probablemente) b) son idiotas. En este estado de cosas, todavía no he tomado una decisión final, pero me la imagino más o menos así, según opte por el presupuesto o por el aspecto.
-Señor ¿le puedo ayudar en algo?
-Ah, sí. Mira estaba pensando en comprarme una bicicleta. He estado informándome en internet y creo que estoy entre estas.
-Son buenas bicicletas las tres.
-Ya pero ¿cual es la mejor?
-Pues veamos... esta es la mejor de 300, esa es la mejor de 400 y aquella...
-Vale, vale. Lo he cogido. Coge mi pasta y dame la de quinientos.
-¿Seguro que no quiere ver la de 600?
-Como me enseñes una más, te parto las piernas.
-Dame aquella bici tan mona en naranja y gris
-¿La de 26? ¿Está seguro? Porque acabamos de recibir esta de 27.5 que además tiene un cambiador Chigrinsky XTC...
-Coge mi dinero y cierra la puta boca.
Eso claro, siempre que no caigas en las garras de un vendedor bueno (tema del que hablaré otro día) que te termine vendiendo lo que a él le apetezca y salgas de la tienda con 300 euros menos de lo que esperabas y con la una vaga sensación de euforia y confusión como si te hubieran drogado.
En fin, mañana voy a la tienda de bicis. Deseadme suerte.
*Hay una regla no escrita de internet que dice que si buscando información sobre algo llegas a Yahoo Respuestas o a forocoches, estás realmente desesperado y ha llegado el momento de dejarlo.
El caso es que en algún momento del pasado (no diré cuando, pero creo que Nirvana lo estaba petando) dejé la bicicleta por motivos que no vienen al caso (es que me di cuenta de que cansaba mucho). Lo que pasa es que hace poco se me ocurrió ir al gimnasio al que me apunté cuando dejé la bicicleta y resulta que la estática también cansa (vivir para ver ¿dónde está el avance si no le ponen motor a eso?). Y con la desventaja de que como la estática no se mueve (quien lo hubiera dicho por el nombre, también ¿no?) el paisaje es bastante más aburrido (bueno, a no ser que se te ponga delante la rubia que se me puso a mi que porque se fue a casa, que si no, todavía sigo ahí dándole a los pedales; pero creo que me estoy desviando). Así que me borré del gimnasio (y mira que ellos trataron de convencerme con argumentos en plan "venga, que aquí lo que hace falta es gente como tú, que paga religiosamente sin hacer uso de las instalaciones, que como no generas gastos nos sales baratísimo... " pero nada, que no lo consiguieron; yo cuando me decido a algo, no hay quien me pare).
Así las cosas, he decidido recuperar mi vieja afición a la bicicleta. Lo que pasa es que me he dado cuenta de que claro, en este impasse la que yo tenía se ha quedado un pelín vieja y por otro lado hay una serie de avances tecnológicos que quizás no sería del todo inteligente desdeñar (para empezar creo que las bicis actuales tienen las dos ruedas del mismo tamaño, en lugar de una muy grande sobre la que te sientas y una chiquitita detrás para dirigir como la mía) por lo cual quizás sería necesario renovar mi montura.
Pero, ay, esto ahora es un drama. Porque antes, cuando decidías comprar algo, hacías algo que se ha perdido en la niebla de los tiempos, que era ir a la tienda y comprarlo. Como mucho te lo pensabas un rato entre el modelo más caro y el más barato, le preguntabas al dependiente, él te recomendaba uno y te quedabas ese (normalmente el modelo intermedio). Pero ahora no. Porque ahora existe internet (que ya expliqué una vez que es un invento de satán). Y claro, con todo el conocimiento humano al alcance de tus dedos (es decir, en el periodo refractario, porque claro, también hay un montón de porno y eso distrae lo suyo) no te vas a limitar a hacer caso de un empleado mal pagado de unos grandes almacenes al que seguramente le acaban de explicar en cinco minutos todo el material deportivo de su sección e incluso puede que tenga interés en endilgarte material de baja calidad para quitárselo de encima y llenar las estanterías con material de más calidad para clientes mejor informados (sí, yo desconfiando soy premium; un día os tengo que contar lo que creo que hacen los camareros con vuestra comida cuando van a la cocina a por ella). De hecho, el sábado casualmente me pasé por una tienda que venden bicicletas y cosas (a la que por motivos de que no me pagan llamaremos "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón") y se me ocurrió entrar a mirar antes de realizar una investigación exhaustiva en la red. Este fue el resultado.
-Hola ¿le puedo ayudar en algo?
-Bien, veo que eres un chico despierto. Me has visto mirando fíjamente una bicicleta y te has dicho "este hombre no ha visto en su vida una bicicleta y trata de adivinar para qué sirven, le voy a ayudar".
-¿Perdón?
-Que sí, que quería una bicicleta.
-Muy bien ¿para qué la quiere?
-Para practicar sexo con ella.
-¿Eh?
-Para montarla, quería decir ¿no es lo mismo? Era por no ser tan vulgar. Claro que si se pueden hacer más cosas con ella, quizás me interesaría que me informaran ¿Tiene alguna que haga declaraciones de hacienda? Eso también me podría interesar.
-No, me refiero a qué tipo de uso le pensaba dar. Ocio, deporte ocasional, entrenamiento...
-Bueno, lo que yo piense y lo que yo haga no son necesariamente lo mismo. Es decir, una vez me compré unas zapatillas de correr con la intención de correr con ellas y actualmente las uso para sacar la basura, no sé si me entiendes. Pero vamos, que ahora mismo me parece que la voy a usar todos los días entre dos o tres horas y luego puede que el fin de semana para salir por ahí todo el día. Ya te digo yo que no será tanto, que me conozco.
-Ya veo ¿Y sobre qué tipo de superficie? -y antes de qué me de tiempo a responder "preferentemente mayonesa" el tipo decide estropearme la diversión añadiendo: -asfalto, pistas de tierra, campo abierto...
-Bueno, no nos pasemos de optimistas. Seguramente asfalto y alguna pista de tierra. Nada muy extremo. No le veo ningún interés a despeñarme por un barranco.
-Bien, pues tenemos ésta -señala una bicicleta... con aspecto de bicicleta.
-Ajá ¿Cuánto vale?.
-Trescientos euros. Es bastante buena.
-Ya veo -la miro un rato. Me resisto a la tentación de preguntar "¿y qué hace?". En lugar de eso pregunto: -¿Y tenéis algo más?
-Bueno, ahí tenemos otra de cuatrocientos euros -dice mostrándome otra bicicleta con aspecto de bicicleta.
-Ajá. ¿Y en qué se diferencian?
El dependiente pone cara de pensar un rato.
-En cien euros -dice.
-Ya veo -ahora soy yo el que se queda un rato con cara de pensar -¿Y aquella de allí? -digo señalando una tercera.
-Aquella son quinientos.
-¿Y se diferencia en... ?
-Cien más.
-Vale, creo que ya lo he cogido.
Miro el resto del pasillo y veo que al parecer hay bicicletas con aspecto de bicicleta hasta lo que calculo yo, serán unos mil cuatrocientos euros más. Le doy las gracias y le digo que me lo pensaré.
Aquí es donde vi claramente que había cometido un error. No había consultado en internet, así que no me había preparado convenientemente para acudir a una tienda. Decidí subsanar mi error.
En internet hay tres tipos de información: a) los medios de comunicación (inútiles para informar del tema que nos ocupa; y bueno, para todos en general); b) la wikipedia (eficaz pero excesivamente neutra; digamos que valdría para que una raza alienígena se hiciera una idea de las cosas -y seguramente esa sea su función principal- pero no como para formarse opiniones); y c) los foros. Los foros son los cuñados de internet. Todo el que sepa de algo está en un foro encargándose de que todo el mundo sepa lo muchísimo que sabe (y que todos los demás no tienen ni puta idea).
Pues bien, te metes en internet y miras en unos cuantos foros para informarte. Pero vamos, lo normal, dos o trescientos (bueno, quizás vosotros no tengáis TOC. No pasa nada, vosotros os lo perdéis). Sólo cosas de ciclistas, claro. Si entras en forocoches es que te has perdido (y mucho, además*).
Al final de la investigación tienes una serie de informaciones diversas del tipo "cualquier cosa que valga menos de mil euros es una mierda" o "no te compres la XT56, mejor píllate la XT55 que tiene mejor intercambiador y por 50 pavos le puedes cambiar los bujes de lercios por unos de gurruño que son mucho mejores". Lo que viene siendo una información sesgada e inconexa de fuentes probablemente de escasa fiabilidad. He llegado a ver posts en los que un tío preguntaba por una bici de 300€ de la marca "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" y lo primero que le decían era "esa es que es muy normalita" (que es para responder "NO JODAS. Yo pensaba que ésta era la que los astronautas usaban para hacer paseos por la luna...") y un par de comentarios más allá "¿Por qué no te miras la Xkalator Xtreme 3500 Pro Deluxe Reloaded 10.0?" (No sé ¿porque vale MIL DOSCIENTOS EUROS MÁS?).
La gente en los foros eleva el cuñadismo a la categoría de arte. Pero claro, te plantan la semillita de la duda. Es decir, vale, esos que han dicho "por ese precio no vas a encontrar nada mejor" ¿tienen opiniones más válidas, o me fío más de ellos porque dicen lo que me sale más barato escuchar? O ¿una bicicleta de 300€ me saciará totalmente mis expectativas o a los dos días descubriré que es una mierda y dejaré de usarla porque no es una experiencia orgásmica como -intuyo que es- llevar una Xkalator Xtreme 3500? Y todavía más: si palmo 500€ -o más- ¿quién me garantiza que seguiré usando la bici y no habré invertido una pasta en ocupar espacio caro en el trastero, nada más? Tantas preguntas y tan pocas respuestas...
Con ya un mareo considerable de datos en la cabeza decido hacer caso de uno de los consejos más repetidos de los foros (junto con el de "no te compres una bici en 'Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón'") e ir a una tienda especializada en el sector. Ahora bien, como ya había visto el rango de precios que se manejaba en los foros (es decir, 1.000€ si no quieres que te digan que llevas una mierda, a partir de 3.000 si quieres poder presumir de tener la polla más gorda del reino) decido entrar ya dando un presupuesto. Digamos 400 (por poner una cantidad que me parece razonable).
Entro en Tienda-pequeña-pero-superespecializada abarrotada de bicis preciosas hasta el techo. Ninguna con precio. Prefiero no preguntar por una espectacular en gris mate y naranja, no sea que cueste 6.000€ y quede de paleto.
-Hola, quería una mountain bike por unos 400.
-Oh, estupendo. Tenemos esta de aquí que está muy bien. Son 420. Con el descuento se te queda en 400 -me enseña una cosa horrenda en color verde pistacho. Se queda parado como esperando que cierre la transacción allí mismo. Asumo que no tiene nada más que enseñarme. Observo que no tiene pedales, pero no quiero señalarlo por no parecer impertinente.
-Ah, vale. Pues me lo pienso y te digo algo.
Obviamente mi estrategia ha fallado. Al darle un precio al vendedor me he quedado sin margen de libertad. Además de que me sigo quedando con la duda de si eso es lo que me tengo que gastar o no. Decido usar la estrategia inversa en otra tienda: le voy a decir para lo que quiero usar la bici y que me diga él el precio
Acudo a Tienda-pequeña-pero-superespecializada II. Curioseo un poco, pero en esta sí que hay precios y me asusto. Decido no mirar más hasta que me orienten, y sobre todo no tocar nada, no vaya a romperlo, porque es todo carísimo. Tardan un poquito porque al parecer en la tienda solo hay dos dependientes que entiendan de bicicletas y están ocupados. El resto al parecer están allí para orientar sobre el tipo de corte de pelo adecuado para cada tipo de bicicleta.
-¿Sí?
-Ah, hola. Quería una bicicleta de montaña. Pero algo normalito, no voy a hacer descenso de barrancos. Simplemente llanear y alguna pista de tierra. Como mucho algún ascenso poco técnico -navegar por internet al menos me ha dado algo de léxico especializado.
-Bien, te enseño. Tenemos desde esta [bicicleta con aspecto de bicicleta] por 500€ hasta aquella [bicicleta con aspecto de bicicleta por 1.400]. Luego ya están las de alto rendimiento. Depende un poco de lo que te quieras gastar.
-Ajá -respondo pensando que algo falla en mi estrategia perfecta, todavía no sé cuánto me tengo que gastar.
-Todas las entregamos con botellero y bueno, te pondríamos unos pedales normales que supongo que es lo que usarás -respiro aliviado por lo de los pedales (¿por qué venden las bicicletas sin pedales? Es que no lo entiendo) y renuncio a preguntar lo que llevan los que no usan pedales normales (¿Aletas? ¿pezuñas de oso? ¿tarima flotante? Me corroe la duda).
-¿Y no hay nada más económico?
-Bueno, también tenemos esta, pero yo directamente ni me la plantearía porque lleva rueda de 26. Está bien para críos y tal, pero nada más.
Ah sí, lo de las ruedas. Permitidme que me detenga en este punto un momento. Digamos que en algún punto de la conversación en "Centro-comercial-con nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" me preguntaron por eso (aunque realmente no fue así).
-¿Ha pensado qué ruedas quiere?
-Pues llámame atrevido, pero yo había pensado en redondas.
-No, digo: de 26, de 29, de 27 y medio...
-Ah, eso. No sé ¿cuáles son más redondas?
Vale, yo ya sabía que había ruedas de distintos tamaños. Al parecer el estándar era 26 y cuando alguien tenía más nivel, se pasaba a una de 29. Esto lo descubrí en los foros. De lo que no tenía ni idea (y me enteré en Tienda-pequeña-pero-superespecializada I y me lo volvieron a confirmar en Tienda-pequeña-pero-superespecializada II, al parecer las ruedas de 26 son un crimen contra la humanidad mayor que poner pimiento en la paella (es decir, se admite en algunos lugares como Murcia, pero bueno, al fin y al cabo son murcianos ¿qué puedes esperar de ellos?) y el nuevo estándar es 27 y medio. Esto es curioso, porque al parecer en "Centro-comercial-con-nombre-de-deporte-que-rima-con-tolón" esto no lo saben y siguen vendiendo las de 26 con total impunidad (a mí al menos no me enseñaron otra cosa). Supongo que en cuanto se enteren los americanos entrarán a saco con sus tropas para restablecer lo antes posible la normalidad, porque vamos, esto clama al cielo.
Al volver de Tienda-pequeña-pero-superespecializada II,
Finalmente llego a un post donde uno de los comentarios que me hace ver la luz.
"Cómprate la que te guste más, ya que la tienes que ver todos los días y no hay cosa peor que llevar un traje feo. Por lo demás, si vienes de una tan vieja, todas te van a parecer bien".
Esto me ha hecho llegar a una conclusión que probablemente vale con casi cualquier cosa que se pueda comprar, desde un coche a un reloj. Supongo que al final uno se compra, dentro de su presupuesto, lo que más le gusta. Y luego racionaliza su respuesta. Es decir, la opción que has tomado es la más inteligente por 'x' paquete de motivos y todos los que no toman la misma decisión que tú es: o bien por a) no tienen las mismas necesidades, o bien por (y mucho más probablemente) b) son idiotas. En este estado de cosas, todavía no he tomado una decisión final, pero me la imagino más o menos así, según opte por el presupuesto o por el aspecto.
Caso A (presupuesto)
-Señor ¿le puedo ayudar en algo?
-Ah, sí. Mira estaba pensando en comprarme una bicicleta. He estado informándome en internet y creo que estoy entre estas.
-Son buenas bicicletas las tres.
-Ya pero ¿cual es la mejor?
-Pues veamos... esta es la mejor de 300, esa es la mejor de 400 y aquella...
-Vale, vale. Lo he cogido. Coge mi pasta y dame la de quinientos.
-¿Seguro que no quiere ver la de 600?
-Como me enseñes una más, te parto las piernas.
Caso B (estética)
-Dame aquella bici tan mona en naranja y gris
-¿La de 26? ¿Está seguro? Porque acabamos de recibir esta de 27.5 que además tiene un cambiador Chigrinsky XTC...
-Coge mi dinero y cierra la puta boca.
Eso claro, siempre que no caigas en las garras de un vendedor bueno (tema del que hablaré otro día) que te termine vendiendo lo que a él le apetezca y salgas de la tienda con 300 euros menos de lo que esperabas y con la una vaga sensación de euforia y confusión como si te hubieran drogado.
En fin, mañana voy a la tienda de bicis. Deseadme suerte.
*Hay una regla no escrita de internet que dice que si buscando información sobre algo llegas a Yahoo Respuestas o a forocoches, estás realmente desesperado y ha llegado el momento de dejarlo.
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jueves, 30 de enero de 2014
El cuñadismo
Hay un tema al que me parece que se está prestando poca
atención, y me parece un grave error porque es realmente serio. Y es el del
cuñadismo. No el de los cuñados, ojo. Un cuñado es una persona que ocupa una
posición en la familia -familia política, ojo, que ya de por sí es un hándicap- y que como
todo el mundo puede ser bueno, regular o malo. Yo de lo que hablo es del
cuñadismo. El cuñadismo es una forma de vida practicada originalmente por
cuñados y que se ha generalizado a gran parte de la sociedad. Si bien es cierto que
los que más lo suelen sufrir son los que conocen a esta gente desde su posición de
cuñados porque, por lo que sea -llámale respeto tu pareja o a tu hermana según
por parte de qué sea cuñado, llámale no querer meterte en un conflicto diplomático familiar- no te ves capaz de mandarle a la mierda o más aún, darle un par de buenas hostias (que es que lo están pidiendo a gritos).
Un ‘cuñado’ (y entiéndase este término genérico como
referido a aquella persona animal o cosa que practica el cuñadismo) lo sabe
todo, lo hace todo bien, y lo que es peor, se empeña en restregártelo
constantemente por los morros. El tema de conversación favorito de un cuñado es
él mismo y es capaz de ejercer un campo gravitatorio sobre cualquier conversación tan
grande que es capaz de hacer que ésta termine girando sin fin a su alrededor (éste
fenómeno es conocido como ‘agujero de Hawking’ por el cuñado del conocido
físico).
Un cuñado, en tanto en cuanto lo es, no entiende que la
conversación es el arte de intercambiar ideas. Los cuñados se entrenan en el
arte de la dialéctica frente a un muro de hormigón. De hecho ellos solo
necesitan una frase, o a veces ni tan siquiera eso, les basta con una palabra, para
tener una puerta de entrada a su propio discurso. De repente te preguntas ‘Pero
¿cómo he terminado en medio de una conferencia sobre el ataque de la 101 aerotransportada
al Nido del Águila, si yo lo que estaba comentando es lo de este bultito que me
ha salido?’. Eso amigos, es una conversación con un cuñado.
Un cuñado es más rápido que una bala y más fuerte que un tren. Si Chuck Norris existiera*, sería un cuñado. El cuñado sabe encontrar el fallo en todos tus argumentos y darles la vuelta de forma que se vea bien claro que eres gilipollas. De hecho la frase favorita de un cuñado es 'si es que no tienes ni puta idea'. Si Dios hubiera tenido cuñado, hubiera estado ahí para decirle 'Pero ¿dónde vas con los dinosaurios, si eso se ve que no pega nada con el resto? Anda, quita eso que es una mierda'.
Un cuñado sabe más que nadie de bricolaje, mecánica, fútbol, historia antigua y hasta de física cuántica si hace falta. Y si un cuñado no sabe algo, es que es una mierda que no tiene la menor importancia, así que no trates de apabullarle con tus conocimientos sobre cine polaco de la postguerra porque eso ya se sabe que no le interesa a nadie. Ahora, lo suyo por lo que sea, sí.
Yo me he visto en una conversación con amigos teniéndole que decir a un cuñado "¿PERO QUIERES DEJAR DE LLEVARME LA CONTRARIA, GILIPOLLAS? AHORA TE ESTABA DANDO LA RAZÓN A TI" (quizás os suene la frase porque ya lo conté)
El cuñadismo, no obstante ser una lacra para la sociedad, tiene sus cosas buenas. Porque después de una buena conversación con un cuñado, un mes de aislamiento en una prisión Turca no parece tan malo. Ya no digo quedarte en casa el fin de semana con una buena peli o un buen libro.
De todos modos, no quiero terminar este post con una nota optimista. Es obvio que estamos perdidos ante el cuñadismo. Es imposible hacer una búsqueda en Google sin que esta herramienta de satán te diga "Quizás quiso decir..."
Es cuestión de tiempo que cualquier búsqueda en Google dé como resultado: "¿Te he contado ya cómo la 101 aerotransportada tomó el Nido del Águila... ?"
En la imagen, el cuñado del mono de la documentación. Le iba a decir que esto no tiene nada que ver con el tema de la entrada, pero es cierto que he conocido a cuñados parecidos. Y la verdad es que tiene pinta de ser un sabelotodo. Mira, yo no le conozco de nada y ya me cae mal...
*Todo el mundo sabe que Chuck Norris es un personaje inventado por internet para hacer chistes, lo mismo que Murcia.
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martes, 3 de diciembre de 2013
Mi último nuevo teléfono
Disclaimer: Esto no es una reseña de un teléfono. De hecho solo nombro una vez el teléfono del que hablo. Ni si quiera he subido una foto. Si alguien quiere datos de desempeño o características que busque en otro sitio, esto no es más que una serie de desvaríos de una mente enferma. Tampoco he cobrado nada de SonyTM. Ahora, ME IRÍA BIEN UNA FUNDITA, O SEA QUE TODO ES HABLARLO ¿EH SONYTM? QUE A MI NO ME CUESTA NADA SUBIR UNAS FOTITOS Y DEJAR ESTO NIQUELAO. Si añades un objetivo hasta te pongo una nota de 10/10 si hace falta. Fin del disclaimer.
Me he comprado un teléfono. Ante todo me gustaría aclarar que soy contradictorio, indeciso y profundamente incoherente. Esto hace que la toma de decisiones para hacerme con este tipo de cacharros sea especialmente compleja. Valga este post para ayudar a todos aquellos que se encuentren en una situación como la mía.
En primer lugar, unos antecedentes históricos. Hace poco más de un año, un tipo vagamente parecido a mí al que denominaremos 'mi yo del pasado', decidió que el tema de los móviles se estaba saliendo un poco de madre y era hora de dejar de gastar cantidades absurdas por un dispositivo que básicamente servía para llamar por teléfono (¡y eso yo, que para lo que menos utilizo el teléfono es para hablar!). Haciendo gala de un pragmatismo sorprendente ese yo del pasado decidió hacerse con un terminal de gama media de origen chino con el peregrino argumento de que 'probablemente había salido de la misma cadena de montaje que cualquiera de sus carísimos primos'. Bien, ese argumento podría ser tomado medianamente en serio si no proviniera de un tipo que antes de eso se había empeñado en hacerse con una Blackberry apoyado en que la idea de que 'el teclado completo es lo mejor' (una Blackbery sin plan de datos, ojo con eso; solo usada como agenda. Ains...). Y eso justo después de haber tenido un Nokia con pantalla táctil porque 'a fin de cuentas las pantallas táctiles son el futuro' (y que tengo que reconocer que no me fue mal hasta que empezó a estar obsoleto, excepto poruque era Simbian). Bien, no voy a insistir en la falta del criterio de ese tipo porque algo de simpatía me merece, pero es a todas luces un idiota*.
En cualquier caso, lo que si que es cierto es que un año apenas de adquirir el Huawey Ascent G300 daba serias muestras de fatiga. El sistema operativo que nunca fue muy eficaz se estaba convirtiendo en algo lento hasta la irritación hasta el punto de que me estaba planteando una reinstalación total del mismo (que estaba posponiendo por la pereza que me daba salvar los datos y reinstalar posteriormente de nuevo todos los programas) cuando me sorprendió un fallo catastrófico de la pantalla que hizo necesario llevar el terminal al servicio técnico (bueno, estaba siendo un fallo paulatino hasta que una caída lo convirtió en catastrófico, tengo que reconocer). La buena noticia fue que me evité la reinstalación del sistema operativo. La mala fue que los datos dentro del teléfono se perdieron totalmente (salvo las fotos, gracias a mi Dropbox, eso sí). Bueno, al menos la reparación fue gratis por estar todavía en garantía.
Justo durante la época que el móvil se estaba convirtiendo en algo irritantemente lento (aunque no sé si por el propio sistema operativo, porque la pantalla estaba empezando a fallar o por ambas) me llamaron de mi operadora (a la que llamaremos con un nombre ficticio; digamos... Bodafón) para comentarme que a pesar de que estaba todavía a medio camino de mi permanencia (y dos años de permanencia es mucho cuando lo que te has comprado es un móvil de gama baja) tenia la opción de adquirir uno de su catálogo de ofertas. Por un momento pensé 'bueno, si pillas uno gratis ahora te ahorras la reinstalación y peor que esta mierda no será. Debo admitir que esto quizás fue influído porque mientras mi terminal chino estaba en reparación me vi obligado a downgradear a mi Blackberry y comparado con eso una Olivetti Lettera 98 parecía una buena idea. Después de eso (he dicho ya que soy incoherente) pensé 'o quizás esta vez debería no caer en el error de comprar una mierda de la que me arrepienta desde el minuto uno'.
Bien. Aquí viene una fase que os voy a ahorrar por poco interesante de investigación de las ofertas de mi operadora (a la que recordemos que me unía una permanencia que me impedía escapar) y de la oferta del mercado a través de las reseñas de los blogs de tecnología. Solo voy a hacer un comentario sobre estos blogs de tecnología: sois la mierda.
Por algún extraño motivo, cada vez que en un blog de gadgets analizan un terminal de gama baja lo hacen con una especie de tono condescendiente en plan 'pues no está nada mal para ser barato' (no hay más que ver las reseñas que se hacían de mi viejo G300), sin embargo cuando analizan los de gama alta nada parece estar a la altura (es algo así como cuando en Top Gear le ponen pegas a un Lamborghini pero luego dicen que el Hyundai Coupe resulta bastante bien para lo que cuesta). Después de dos semanas de estudio llegué a la conclusión de que todos los móviles de gama alta apestaban (excepto al parecer Su Majestad el iPhone).
Por suerte, yo tenía muy claro lo que quería. Quería un teléfono con una cámara lo bastante solvente como para ser usado como cámara compacta (y no como cámara de móvil) obviamente con botón directo para hacer fotos (no hay nada más odioso que estar delante de una chica que se agacha revelando que no lleva sujetador... quiero decir, tener a un grupo de quince personas esperando con sonrisa congelada mientras te pones a navegar por menús para encontrar la cámara), quería que fuera Android (esto fue lo único que me gustó de mi Huawei; además de que 1) lo siento por Nokia pero el windows 8 me ha hecho odiar esas pantallas del Windows Phone y 2) no me veo mentalmente preparado para entrar en la secta Apple) y que corriera bien las aplicaciones (es decir, con una buena capacidad de proceso. algo que eché mucho de menos en mi móvil chino).
Antes de darme cuenta estaba decido que solo podía ser el Sony Xperia Z1. No voy a entrar a detallar como descarté uno por uno el resto de terminales de la competencia, pero pronto resultó obvio que era mi única opción viable. Mis últimos fracasos me habían convencido de olvidarme del mercado chino (hay un montón de cosas de nombres impronunciables que se pueden comprar por internet muy bien de precio) Blackberry (que a pesar de lo que pueda parecer no se ha hundido definitivamente... le faltan diez minutos) Nokia (Windows Phone... en serio ¿después de Symbian no pudisteis pensar en nada peor?) ni Apple (y aquí tengo que admitir que esto es por pura cabezonería; tengo el convencimiento de que son los que fabrican cosas mejor pensadas, si bien es cierto que a un precio un pelín alto).
En las reseñas pude ver que la pantalla de Sony era buena (aunque no fantástica) la cámara era solvente (aunque no la mejor) y el uso de batería era digno. En serio, habría que matar a esos que hacen críticas en internet (de verdad chicos ¿nada os entusiasma?). Al menos tenía un aspecto realmente bonito (y me vais a perdonar, pero encuentro los Samsung y los Nexus realmente feos) se decía que era muy resistente y tenía la curiosa característica de ser surmergible.
Dejad que me detenga en este punto un segundo. Todos habéis visto la publicidad ¿verdad? Sony anuncia a bombo y platillo que puede hacer fotos bajo el agua. Bien, no es que sea algo que hubiera deseado hacer toda mi vida, pero reconozco que pensé que no estaría mal por si se me cae alguna del bolsillo mientras limpio la piscina, por ejemplo (vale, quería mencionar que tengo piscina; hace mucho que no lo hago ¿de acuerdo?). Sin embargo, atención a esto porque te garantizan que puede soportar media hora de inmersión a menos de metro y medio de profundidad. Es decir, que si se cae a tu piscina más te vale que sea poco profunda o te tires rápidamente detrás de él (¿o quizás es que flota? Eso no se me ha ocurrido mirarlo, la verdad). Bien, pues no solo eso. Si te lees detenidamente el manual (cosa que reconozcámoslo, no hace ya nadie en nuestros días) garantizan realmente la resistencia del terminal salvo en agua salada (lo que descarta el mar) agua con productos químicos (lo que quizás descarte las piscinas y la mayoría de agua potable salvo quizás la mineral) y en general cualquier cosa que pueda dañar un teléfono. Creo que es sumergible en el rocío de los cerezos en flor del sur del monte Fuji en primavera, pero tampoco estoy muy seguro de ello. En fin.
Otro inconveniente que parece tener este teléfono es que es totalmente de cristal (negro, eso sí; no esperéis nada transparente salido de Star Trek). Esto que le da un aspecto impresionante dentro de una vitrina, tiene un inconveniente en el uso diario. Yo, al parecer por un problema genético familiar, tengo las manos llenas de dedos. Y al final de estos dedos hay unas huellas dactilares (y he intentado quitármelas para facilitar mis actividades delicti... digo profesionales, pero es que las puñeteras vuelven a salir) que insisten en dejar huellas por todo el teléfono apenas lo tocas (yo casi diría que antes de que lo toques). De hecho el último momento que ves el móvil libre de huellas es cuando está en la vitrina justo antes de que te lo entreguen. Supongo que tendremos que vivir con esto hasta que inventen o bien los dedos sin huellas o bien los móviles que no se manchen. En cualquier caso estoy pensando comprarle una funda (lo que sospecho que arruinará totalmente el efecto estético) porque por muy resistente que digan que es en todas las reseñas no quiero morir de un infarto si se me cae de las manos. Con esto de paso al menos solucionaré el tema de las huellas en la parte trasera.
En la imagen uno de los mejores móviles jamás construidos, el Nokia 5110. No solo hacía llamadas y mandaba mensajes, la batería duraba una semana y podía ser utilizado como arma personal. Solo había que tener cuidado que no se cayera al suelo más que nada por si lo rompía (el suelo, digo). Por desgracia no me he podido compar este porque si lo ven niños actuales se pueden traumatizar al ver teclas.
No diré yo que todo tiempo pasado sea mejor (especialmente en tecnología) pero tenéis que reconocer que hubo una época en la que comprar un móvil era tan sencillo como ver para qué Nokia te llegaba la pasta. Pero esos tiempos pasaron amigos. Yo llevo dos semanas de estudio intenso para terminar comprándome un teléfono que cuesta una pasta (aunque ahí tengo que reconocer que al menos mi operadora -digamos Bodafon- está haciendo buenas ofertas), que es decididamente demasiado grande para ser manejable (aunque claro, ahora mismo todos lo son menos el iPhone) y no sé si realmente colmará mis expectativas.
En fin, qué puedo decir.
Sign'o the times.
PD: Me temo que no puedo dar una opinión todavía sobre el teléfono en cuestión porque está haciendo su primera carga. Todo lo que puedo decir es que parece el monolito de 2001. Espero no empezar a pelearme con palos con otros monos en cuanto lo encienda...
*Lo único que diré en mi defensa es que en realidad sí que prefiero los teclados físicos sobre los virtuales. Lo que pasa es que el uso actual de los teléfonos centrado en internet y multimedia necesita una pantalla grande más que un teclado. En el momento en que compré la Blackberry ni si quiera me preocupaba no tener datos en el móvil (ya tengo internet en casa y en el trabajo, no necesito también tener en el coche, solía decir) Lo que sucede es que el SO de Blackberry es un dolor en el culo y probablemente la causa de que se haya hundido. Algo parecido sucedió con Nokia con Simbian, Android y Apple se ha comido todo lo demás porque realmente funcionan mejor.
Me he comprado un teléfono. Ante todo me gustaría aclarar que soy contradictorio, indeciso y profundamente incoherente. Esto hace que la toma de decisiones para hacerme con este tipo de cacharros sea especialmente compleja. Valga este post para ayudar a todos aquellos que se encuentren en una situación como la mía.
En primer lugar, unos antecedentes históricos. Hace poco más de un año, un tipo vagamente parecido a mí al que denominaremos 'mi yo del pasado', decidió que el tema de los móviles se estaba saliendo un poco de madre y era hora de dejar de gastar cantidades absurdas por un dispositivo que básicamente servía para llamar por teléfono (¡y eso yo, que para lo que menos utilizo el teléfono es para hablar!). Haciendo gala de un pragmatismo sorprendente ese yo del pasado decidió hacerse con un terminal de gama media de origen chino con el peregrino argumento de que 'probablemente había salido de la misma cadena de montaje que cualquiera de sus carísimos primos'. Bien, ese argumento podría ser tomado medianamente en serio si no proviniera de un tipo que antes de eso se había empeñado en hacerse con una Blackberry apoyado en que la idea de que 'el teclado completo es lo mejor' (una Blackbery sin plan de datos, ojo con eso; solo usada como agenda. Ains...). Y eso justo después de haber tenido un Nokia con pantalla táctil porque 'a fin de cuentas las pantallas táctiles son el futuro' (y que tengo que reconocer que no me fue mal hasta que empezó a estar obsoleto, excepto poruque era Simbian). Bien, no voy a insistir en la falta del criterio de ese tipo porque algo de simpatía me merece, pero es a todas luces un idiota*.
En cualquier caso, lo que si que es cierto es que un año apenas de adquirir el Huawey Ascent G300 daba serias muestras de fatiga. El sistema operativo que nunca fue muy eficaz se estaba convirtiendo en algo lento hasta la irritación hasta el punto de que me estaba planteando una reinstalación total del mismo (que estaba posponiendo por la pereza que me daba salvar los datos y reinstalar posteriormente de nuevo todos los programas) cuando me sorprendió un fallo catastrófico de la pantalla que hizo necesario llevar el terminal al servicio técnico (bueno, estaba siendo un fallo paulatino hasta que una caída lo convirtió en catastrófico, tengo que reconocer). La buena noticia fue que me evité la reinstalación del sistema operativo. La mala fue que los datos dentro del teléfono se perdieron totalmente (salvo las fotos, gracias a mi Dropbox, eso sí). Bueno, al menos la reparación fue gratis por estar todavía en garantía.
Justo durante la época que el móvil se estaba convirtiendo en algo irritantemente lento (aunque no sé si por el propio sistema operativo, porque la pantalla estaba empezando a fallar o por ambas) me llamaron de mi operadora (a la que llamaremos con un nombre ficticio; digamos... Bodafón) para comentarme que a pesar de que estaba todavía a medio camino de mi permanencia (y dos años de permanencia es mucho cuando lo que te has comprado es un móvil de gama baja) tenia la opción de adquirir uno de su catálogo de ofertas. Por un momento pensé 'bueno, si pillas uno gratis ahora te ahorras la reinstalación y peor que esta mierda no será. Debo admitir que esto quizás fue influído porque mientras mi terminal chino estaba en reparación me vi obligado a downgradear a mi Blackberry y comparado con eso una Olivetti Lettera 98 parecía una buena idea. Después de eso (he dicho ya que soy incoherente) pensé 'o quizás esta vez debería no caer en el error de comprar una mierda de la que me arrepienta desde el minuto uno'.
Bien. Aquí viene una fase que os voy a ahorrar por poco interesante de investigación de las ofertas de mi operadora (a la que recordemos que me unía una permanencia que me impedía escapar) y de la oferta del mercado a través de las reseñas de los blogs de tecnología. Solo voy a hacer un comentario sobre estos blogs de tecnología: sois la mierda.
Por algún extraño motivo, cada vez que en un blog de gadgets analizan un terminal de gama baja lo hacen con una especie de tono condescendiente en plan 'pues no está nada mal para ser barato' (no hay más que ver las reseñas que se hacían de mi viejo G300), sin embargo cuando analizan los de gama alta nada parece estar a la altura (es algo así como cuando en Top Gear le ponen pegas a un Lamborghini pero luego dicen que el Hyundai Coupe resulta bastante bien para lo que cuesta). Después de dos semanas de estudio llegué a la conclusión de que todos los móviles de gama alta apestaban (excepto al parecer Su Majestad el iPhone).
Por suerte, yo tenía muy claro lo que quería. Quería un teléfono con una cámara lo bastante solvente como para ser usado como cámara compacta (y no como cámara de móvil) obviamente con botón directo para hacer fotos (no hay nada más odioso que estar delante de una chica que se agacha revelando que no lleva sujetador... quiero decir, tener a un grupo de quince personas esperando con sonrisa congelada mientras te pones a navegar por menús para encontrar la cámara), quería que fuera Android (esto fue lo único que me gustó de mi Huawei; además de que 1) lo siento por Nokia pero el windows 8 me ha hecho odiar esas pantallas del Windows Phone y 2) no me veo mentalmente preparado para entrar en la secta Apple) y que corriera bien las aplicaciones (es decir, con una buena capacidad de proceso. algo que eché mucho de menos en mi móvil chino).
Antes de darme cuenta estaba decido que solo podía ser el Sony Xperia Z1. No voy a entrar a detallar como descarté uno por uno el resto de terminales de la competencia, pero pronto resultó obvio que era mi única opción viable. Mis últimos fracasos me habían convencido de olvidarme del mercado chino (hay un montón de cosas de nombres impronunciables que se pueden comprar por internet muy bien de precio) Blackberry (que a pesar de lo que pueda parecer no se ha hundido definitivamente... le faltan diez minutos) Nokia (Windows Phone... en serio ¿después de Symbian no pudisteis pensar en nada peor?) ni Apple (y aquí tengo que admitir que esto es por pura cabezonería; tengo el convencimiento de que son los que fabrican cosas mejor pensadas, si bien es cierto que a un precio un pelín alto).
En las reseñas pude ver que la pantalla de Sony era buena (aunque no fantástica) la cámara era solvente (aunque no la mejor) y el uso de batería era digno. En serio, habría que matar a esos que hacen críticas en internet (de verdad chicos ¿nada os entusiasma?). Al menos tenía un aspecto realmente bonito (y me vais a perdonar, pero encuentro los Samsung y los Nexus realmente feos) se decía que era muy resistente y tenía la curiosa característica de ser surmergible.
Dejad que me detenga en este punto un segundo. Todos habéis visto la publicidad ¿verdad? Sony anuncia a bombo y platillo que puede hacer fotos bajo el agua. Bien, no es que sea algo que hubiera deseado hacer toda mi vida, pero reconozco que pensé que no estaría mal por si se me cae alguna del bolsillo mientras limpio la piscina, por ejemplo (vale, quería mencionar que tengo piscina; hace mucho que no lo hago ¿de acuerdo?). Sin embargo, atención a esto porque te garantizan que puede soportar media hora de inmersión a menos de metro y medio de profundidad. Es decir, que si se cae a tu piscina más te vale que sea poco profunda o te tires rápidamente detrás de él (¿o quizás es que flota? Eso no se me ha ocurrido mirarlo, la verdad). Bien, pues no solo eso. Si te lees detenidamente el manual (cosa que reconozcámoslo, no hace ya nadie en nuestros días) garantizan realmente la resistencia del terminal salvo en agua salada (lo que descarta el mar) agua con productos químicos (lo que quizás descarte las piscinas y la mayoría de agua potable salvo quizás la mineral) y en general cualquier cosa que pueda dañar un teléfono. Creo que es sumergible en el rocío de los cerezos en flor del sur del monte Fuji en primavera, pero tampoco estoy muy seguro de ello. En fin.
Otro inconveniente que parece tener este teléfono es que es totalmente de cristal (negro, eso sí; no esperéis nada transparente salido de Star Trek). Esto que le da un aspecto impresionante dentro de una vitrina, tiene un inconveniente en el uso diario. Yo, al parecer por un problema genético familiar, tengo las manos llenas de dedos. Y al final de estos dedos hay unas huellas dactilares (y he intentado quitármelas para facilitar mis actividades delicti... digo profesionales, pero es que las puñeteras vuelven a salir) que insisten en dejar huellas por todo el teléfono apenas lo tocas (yo casi diría que antes de que lo toques). De hecho el último momento que ves el móvil libre de huellas es cuando está en la vitrina justo antes de que te lo entreguen. Supongo que tendremos que vivir con esto hasta que inventen o bien los dedos sin huellas o bien los móviles que no se manchen. En cualquier caso estoy pensando comprarle una funda (lo que sospecho que arruinará totalmente el efecto estético) porque por muy resistente que digan que es en todas las reseñas no quiero morir de un infarto si se me cae de las manos. Con esto de paso al menos solucionaré el tema de las huellas en la parte trasera.
En la imagen uno de los mejores móviles jamás construidos, el Nokia 5110. No solo hacía llamadas y mandaba mensajes, la batería duraba una semana y podía ser utilizado como arma personal. Solo había que tener cuidado que no se cayera al suelo más que nada por si lo rompía (el suelo, digo). Por desgracia no me he podido compar este porque si lo ven niños actuales se pueden traumatizar al ver teclas.
No diré yo que todo tiempo pasado sea mejor (especialmente en tecnología) pero tenéis que reconocer que hubo una época en la que comprar un móvil era tan sencillo como ver para qué Nokia te llegaba la pasta. Pero esos tiempos pasaron amigos. Yo llevo dos semanas de estudio intenso para terminar comprándome un teléfono que cuesta una pasta (aunque ahí tengo que reconocer que al menos mi operadora -digamos Bodafon- está haciendo buenas ofertas), que es decididamente demasiado grande para ser manejable (aunque claro, ahora mismo todos lo son menos el iPhone) y no sé si realmente colmará mis expectativas.
En fin, qué puedo decir.
Sign'o the times.
PD: Me temo que no puedo dar una opinión todavía sobre el teléfono en cuestión porque está haciendo su primera carga. Todo lo que puedo decir es que parece el monolito de 2001. Espero no empezar a pelearme con palos con otros monos en cuanto lo encienda...
*Lo único que diré en mi defensa es que en realidad sí que prefiero los teclados físicos sobre los virtuales. Lo que pasa es que el uso actual de los teléfonos centrado en internet y multimedia necesita una pantalla grande más que un teclado. En el momento en que compré la Blackberry ni si quiera me preocupaba no tener datos en el móvil (ya tengo internet en casa y en el trabajo, no necesito también tener en el coche, solía decir) Lo que sucede es que el SO de Blackberry es un dolor en el culo y probablemente la causa de que se haya hundido. Algo parecido sucedió con Nokia con Simbian, Android y Apple se ha comido todo lo demás porque realmente funcionan mejor.
jueves, 12 de julio de 2012
En la consulta del doctor
Hace poco -esta mañana
sin ir más lejos- he estado en el médico. No es que me pasara nada, la verdad.
Es que de vez en cuando me gusta ir al médico sin motivo para asegurarme de que
mis impuestos se están invirtiendo bien en un sistema sanitario a la altura del
país de mierda que tenemos de la selección de fútbol campeona del mundo.
Bueno, por eso y por quejarme un poquito y que me escuchen, que es una cosa que
no está mal. Lo recomiendo mucho, la verdad. Ya sé que a los médicos no les
pagan por eso, pero que se jodan. Yo también estudié para otra cosa y aquí
estoy █████████
a ████ para ███████
los ██████ (fragmento
censurado para mantener mi anonimato). Además, yo agradecería mucho que siguierais
mi ejemplo y le contarais vuestras mierdas a vuestros médicos en lugar de
agobiarme a mí. Bueno, lo que sea.
El caso es que en un
momento de la conversación y sin venir a cuento (total, yo solo me estaba
quejando de mis cosas tan a gusto) me pregunta el tipo:
-¿Y cuánto diría que
le duele en una escala del 1 al 10?
Que a mí esto como
pregunta me parece acojonante. A punto estuve de preguntarle ¿y usted en una
escala del 1 al 10 cómo de gilipollas es? A ver, igual yo es que le doy muchas
vueltas a todo, pero ¿cómo se supone que
sé cual es un 10? Porque igual yo he vivido toda mi vida entre algodones y lo
que más me ha dolido en la vida es morderme la lengua mascando chicle (que la
verdad es que es una cosa que duele un montón). Además, llamadme tonto, pero yo
las cosas que duelen procuro evitarlas. No es como si viera a un tío con un
martillo neumático y le dijera ‘perdone usted, ¿le importaría percutirme el glande
para tener un valor de referencia con el que poder comparar mis dolores cuando
voy al médico?’. Eso por no mencionar que yo aguanto muchísimo el dolor. Igual
una cosa que yo creo que es un 3 porque soy un machote, para mi médico es un 9 porque
es una nenaza. A ver ¿a cuánto se cotiza el dolor ahora mismo? ¿Es más, en qué
se mide? ¿En hostiaputas? Yo creo que
sobre todo esto falta muchísima información. Como mínimo para establecer una
referencia le tenía que haber dado una patada en los huevos a mi médico para
ver si no estamos llamando dolor a lo mismo.
Bueno, todo esto ha
sido más o menos lo que yo he pensado en el par de décimas que he tardado en
contestar (yo es que aquí donde me veis, soy de pensamiento rápido). El resto
de la conversación ha sido más o menos como sigue.
-¿Y cuánto diría que
le duele, en una escala del 1 al 10?
-Pues no sabría decir,
la verdad. ¿El 10 qué es?
-Pues sería algo así
como introducir los genitales en un torno de fresador.
-Ah. Pues no sé, la
verdad. Es que eso no lo he hecho nunca. ¿Tienen aquí un torno de esos?
El doctor hace una
pausa unos segundos. Parece confuso.
-Pues… no, la verdad
-Que falta de
previsión. Bueno, lo mío es más bien como ser devorado por tiburones blancos
haciendo surf en las costas de Australia.
-¿Eso si que lo ha
hecho?
-Varias veces, además.
-Pues parece doloroso.
Diría que es un 9.
-Ponga mejor un 10.
-¿Tanto?
-Huy, si. A ver, ¿tienen
algún medio objetivo de medirlo?
-No, la verdad.
-Y ¿verdad que si me
duele mucho me dan antes cita con el especialista?
-Claro.
-Pues ponga un 12,
mejor. Pero dese prisa, que noto como me aumenta.
-Válgame Dios -se gira
a la enfermera- que le den cita a este hombre lo más pronto posible, es una
emergencia -y de nuevo hacia mí- es admirable ver con qué entereza soporta un
dolor de tal calibre.
-Psé… Sufrido que es
uno.
Al final no me acuerdo
si me han dicho que tengo flebitis, fimosis o qué. Como no entiendo la letra…
Ahora, me ha dado unas pastillas que creo que mezcladas con whisky son la
bomba. Estoy deseando que llegue el fin de semana.
Y vosotros ¿qué? ¿Bien
todo?
En la imagen, un torno
de fresador. Aquí es donde se hacen las fresas. Qué. Si no me creéis podéis
mirarlo en la Wikipedia, que lo pone… Ah, y saludos del mono de la
documentación, que desde que está de guionista en Intereconomía no tiene tiempo
de buscarme las fotos (por eso coinciden con el tema del que hablo claro, es que las busco yo mismo). Que dice que cualquier día se pilla unos días y viene a currarme una
entrada, o algo.
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miércoles, 4 de enero de 2012
La vez que fui diseñador gráfico.
Hay experiencias que te mejoran como persona. Hay experiencias que te hacen odiar a la humanidad y te dan ganas de iniciar un Armagedón que extinga toda la vida sobre la Tierra. Pero es cierto que hasta de la experiencia más negativa puede salir algo bueno. Esto es, un post.
Os supongo enterados -y si no, os entero yo ahora mismo- de que tengo una cierta afición por el Photoshop. Bueno llámale afición, llámale tocar de oído y no dejarme aconsejar, pero vamos, que algo estoy aprendiendo (a base de manuales, claro). El caso es que esto es algo conocido por mi círculo más cercano.
Así las cosas, hace un par de meses, un amigo (más exactamente, un amigo de un amigo, y seguramente en breve un ‘no te saludo así te vea caído en una zanja1) me llamó para comentarme que un amigo suyo necesitaba que le hicieran una cosilla en photoshop, y que como sabía que se me daba bien, había pensado en mí. Me dijo que incluso estaba dispuesto a pagarme por ello. Cincuenta eurazos, nada menos. Aquí debí darme cuenta de que algo no estaba bien. Hacedme caso amigos, si os ofrecen pasta por hacer algo, es que no os va a gustar hacerlo. Esto es así2.
Así las cosas, hace un par de meses, un amigo (más exactamente, un amigo de un amigo, y seguramente en breve un ‘no te saludo así te vea caído en una zanja1) me llamó para comentarme que un amigo suyo necesitaba que le hicieran una cosilla en photoshop, y que como sabía que se me daba bien, había pensado en mí. Me dijo que incluso estaba dispuesto a pagarme por ello. Cincuenta eurazos, nada menos. Aquí debí darme cuenta de que algo no estaba bien. Hacedme caso amigos, si os ofrecen pasta por hacer algo, es que no os va a gustar hacerlo. Esto es así2.
El caso es que como está la cosita regulera tirando a fatal, me pareció buena idea decir que sí y sacarme un extra para gastillos. Error. Uno no sabe lo sacrificada que es la vida de un diseñador gráfico hasta que está atrapado en las garras de un cliente. Aquí viene la historia.
En primer lugar me gustaría señalar mi primer error: cobrar. Si le haces un favor a alguien, te lo tiene que agradecer, se tiene que conformar con lo que le hagas (aunque sea una mierda), y en el momento que te canses, le puedes tirar el encargo a la cara y encima decirle que es un plasta y que se joda. Sin embargo, en cuanto cobras, te conviertes en su esclavo (o dicho en términos más actuales, en su puta). Y aunque te pague una mierda por hacer algo (y obviamente pagará lo menos posible) ya se considera en derecho de establecer condiciones absurdas y plazos arbitrarios, cambiar de idea todas las veces que le de la gana y enfadarse porque no le leas el pensamiento. Es la magia del dinero, amigos3.
Bueno, como yo en aquel momento no sabía todo esto dije que sí, y que me mandaran lo querían a ver que se podía hacer. Esto era un lunes por la mañana. El proyecto había que entregarlo el viernes 'sin falta'.
En cuanto recibí la propuesta, me di cuenta en seguida de que estaba vendiendo mi alma al diablo. Lo que yo pensaba que se trataba de una vulgar chapuza para el amigo del amigo de un amigo (me niego a poner menos gente en medio, no me vaya a tocar con él) se convertía rápidamente en un trabajo semiprofesional muy mal pagado. Aquí debo decir que traté de bajarme del carro. Después de examinar largamente lo que se me pedía y para qué era, respondí que yo no era profesional, y que aquello excedía con mucho de lo que se me ofertaba por hacerlo, así que gracias por el pescado y hasta otra. Una vez más, debí sospechar. Inmediatamente se me dijo que me adelantaban inmediatamente los 50€ y que al terminar se me daría otro tanto. Ya se me había doblado el pago y todavía no había hecho nada. Mala señal
En cuanto recibí la propuesta, me di cuenta en seguida de que estaba vendiendo mi alma al diablo. Lo que yo pensaba que se trataba de una vulgar chapuza para el amigo del amigo de un amigo (me niego a poner menos gente en medio, no me vaya a tocar con él) se convertía rápidamente en un trabajo semiprofesional muy mal pagado. Aquí debo decir que traté de bajarme del carro. Después de examinar largamente lo que se me pedía y para qué era, respondí que yo no era profesional, y que aquello excedía con mucho de lo que se me ofertaba por hacerlo, así que gracias por el pescado y hasta otra. Una vez más, debí sospechar. Inmediatamente se me dijo que me adelantaban inmediatamente los 50€ y que al terminar se me daría otro tanto. Ya se me había doblado el pago y todavía no había hecho nada. Mala señal
Con más buena intención que esperanza, me puse manos a la obra. Inmediatamente me di cuenta de que las especificaciones eran algo ambiguas. Y aquí me temo que aquí está la Primera Verdad Universal del Diseño Gráficotm:
1. El cliente, no tiene la razón. No solo eso, el cliente no tiene ni puta idea. Es más, el cliente no sabe lo que quiere. Solo sabe que quiere que sea barato y quede bien. Eso sí, tus sugerencias estéticas se las pasa por el forro, que para eso el cliente y tiene la razón. O eso se cree él.
2. El tiempo es oro. Pero el del cliente. El tuyo es como una costra en el pie izquierdo de una zarigüeya, algo con menos valor no hay. Pero el del cliente tiene muchísimo valor. Eso implica que si, por poner un ejemplo, tú haces una cosa y el cliente no la puede ver hasta que está muy avanzada y lo tienes que cambiar todo, pues te jodes y en paz. Total ¿quién eres tú? Él es el cliente y tiene derechos ¿no lo sabes?
Y aquí voy a hacer un paréntesis. Por motivos de claridad expositiva (y por mantener la confidencialidad de la obra) vamos a suponer que a mí lo que me piden originalmente es pintar un techo ¿vale? Digamos que yo tengo conocimientos de brocha a nivel usuario y cinco kilos de plástico de Titán (la empresa de pinturas, no el satélite de Saturno). El martes comienzo a pintar y voy mandando muestras del trabajo para que me den conformidad de que todo bien. La recibo, pero solo del intermediario. Hacia la mitad del jueves (recordemos que mi término improrrogable era el viernes) recibo correo del intermediario que me dice 'Ah oye, y mira de poner unos angelotes; pero poca cosa, doce o trece'.
Aquí me preocupo un poquito, pero poco. Primero porque soy una persona muy tranquila, y segundo porque el dinero -poco- que me ofrecen no me hace falta para comer. Así las cosas le llamo al intermediario y le digo -por segunda vez- que esto no es lo que habíamos quedado y que muchas gracias, pero que yo me bajo aquí. Se suceden unos cruces de correos (y llamadas) entre ellos, que concluyen en aumentarme el plazo una semana (pero ¿esto no era imprescindible que lo presentara el viernes 'sin falta'? me pregunto desconcertado) y en duplicarme el precio del trabajo (hago un cálculo rápido: si todo sigue así, en dos meses puedo pagarme la hipoteca y cambiarme de coche; por un Porsche, seguramente). Acepto cada vez más mosqueado. Eso sí, voy continúo mandando muestras de mi trabajo para que me vayan dando visto bueno del proyecto. A todo esto, como mientras hago esto sigo trabajando (en lo normal, es decir, en lo que me pagan de verdad por hacer) y con un curso de inglés, estoy durmiendo más bien tirando a poco y la gente me empieza a preguntar si no me iba mejor con el caballo, que la metadona parece que no me sienta bien, y que tome un euro para un bollo, que parece que estoy pasando hambre.
El lunes recibo correo del intermediario respondiendo unas dudas sobre los angelotes (o más bien ignorando las preguntas que le hice y contestando cosas que ya se veía por mi correo que tenía claras, pero en fin) y comentando algo de 'por cierto, el fondo mejor en azul cielo, gracias; con nubes'.
Monto en cólera (pero poco, porque a estas alturas ya me han ofrecido una cantidad de pasta que hace que que contenga) y comento algo de que lo malo del fondo es que está detrás, y que hubiera sido un bonito detalle que se me hubiera informado de tal eventualidad antes de pintar la mitad de angelotes. De todos modos pregunto inocentemente 'entonces ¿los angelotes bien? Por favor, contestarme antes de que pinte el resto, no me vaya a pasar como con el fondo y tire todo el trabajo (Nota al margen: a dios gracias el Photoshop trabaja por capas, lo que te permite que si eres cuidadoso y separas, puedas cambiar lo que necesites, solo pierdes el tiempo utilizado en esa capa).
Se me responde como a la altura del miércoles que sí, que los angelotes estupendos. Eso sí, que si pueden ser todos negros e ir vestidos de Armani. Por lo demás genial. Ah, y que el fondo mejor en azul no, que queda como el culo. Mejor rojo y con explosiones. Y que ya si pudiera poner en primer plano una versión de la última cena pero con retratos de músicos famosos, fabuloso (pero que no me mate demasiado: Elvis, Dylan, Paul McCartney... en fin, lo normal). Se me pregunta que si va a estar todo a tiempo, que el plazo se acaba el viernes.
Le digo que sí, que todo a tiempo. Ahora, que si se refiere a este viernes voy a necesitar un DeLorean y algo de plutonio. Me contengo las ganas de decirle lo que puede hacer con el dinero y renegocio las condiciones. En los siguientes térnimos: 'Mira machote, ya me has puteado bastante. Si lo quieres para el viernes va a ser con el resto de angelotes como están. El fondo te lo cambio porque soy muy bueno, pero si quieres alguna modificación més, prepara billetes; muchos. Con todo, el trabajo estará el viernes pero más bien tirando a la noche, porque he pensado que al menos me gustaría dormir un día de esta semana. Llámame señorito, si quieres'. Se me contesta que todo Ok a las nuevas condiciones, que no problemo. Me lo creo (inocente...)
Termino el proyecto. Al final monto un simulacro de incendio en el curro para que se vaya todo el mundo y poder tenerlo listo por la mañana (llámame profesional). Envío y pregunto si todo ok. Espero respuesta.
Pasa el fin de semana. Pasa el lunes. Pasa el martes. Pasan dos semanas. Temperatura 20 grados, humedad relativa, estado de la mar, llana. Sigo sin noticias de Gurb.
Finalmente recibo un correo. En esta ocasión del cliente directamente. 'Oye, que me hace falta el archivo editable con todas las capas de lo que has hecho para poder modificar todo a mi antojo. A la mayor brevedad, por favor'.
Me voy al botiquín y doy un trago largo de agua oxigenada (ya sé que no es como el alcohol de las heridas, pero es que no queda). Respiro. Me relajo. Me repito como un mantra 'nolemandesalamierda, tedebelamitaddelapasta'. Doscientas cincuenta veces. Escribo un correo mandándole a la mierda. Lo tiro. Escribo otro preguntándole que si se cree que soy tonto, que yo quiero un Windows de código abierto y me jodo (aunque es mentira, esto me la trufa). Lo tiro también. Escribo otro en el que le digo que eso se pide antes y que vale más, pero que me diga lo que quiere y veré lo que puedo hacer. Sin coste añadido. Eso sí, que por favor y si no es molestia, que cómo iría lo del resto del pago. Por curiosidad, más que nada.
Silencio en las comunicaciones. Dos semanas más..
Recibo nuevo correo del cliente: 'Oye, que pedí un archivo editable y no has contestado. Mándalo rápido, que me urge'. No hay mención alguna sobre el pago. Me parece leer GRASIAS DE HANTEVRASO, pero me lo ha debido de hacer la vista, que del esfuerzo de las tres semanas sin dormir, todavía se me nubla un poco.
Le mando correo a intermediario (amigo de amigo, no olvidemos) diciéndole que si su amigo es gilipollas o se cree que lo soy yo. Me contesta amablemente que es la última vez que hace de intermediario y que haga lo que me pide su amigo, que no cree que tenga problemas en cobrar. Mucho más tranquilo porque 'no crea'. Yo tampoco creo, que soy ateo. Yo soy más de contar billetes.
Finalmente mando correo a cliente. Le digo que ya está bien, y que cuándo podemos quedar para arreglar lo del pago, que ya va para más de un mes que entregué. Que lo que le hace falta, sigo diciendo que vale, pero que me gustaría ver antes los billetes. Llámame desconfiado.
No recibo respuesta. Renvío correo. El mismo, porque temo que si añado cosas me empiece a poner borde, y paso.
Ayer recibo respuesta. Uno diría que después de tres semanas de putearme y un mes de no pagarme nada me sorprendería. Al parecer mi capacidad de sorpresa es infinita.
El cliente responde que 'en qué mundo vivo', y que después de entregar 'tarde y mal' que 'no me ponga nervioso', que él ya me pagará. Que a ver si me creo que lo que he hecho es la 'Capilla Sixtina'. Que ha quedao fatal eso, con angelotes negros vestidos de Armani y un fondo rojo con explosiones, que a quién se le ocurre...
Y esto me lleva a las Tercera y Cuarta Verdades Universales Del Diseño Gráficotm:
Pienso para mis adentros que no, que no me creo que lo que he hecho sea la Capilla Sixtina. Cuando el papa le preguntaba a Miguel Ángel que cuándo estaría terminada la Capilla Sixtina, él contestaba que cuando estuviera terminada, y que dejara de tocar los huevos o lo retrataba como demonio. Y para su propia suerte, Miguel Ángel no tenía correo electrónico...
Contesto parcamente que gracias, y que el pago mejor en billetes pequeños y sin marcar, que lo voy a gastar en contratar una banda de rumanos. Pero para otro proyecto, uno más personal.
Acto seguido voy a casa, desinstalo el Photoshop, quemo todos mis manuales y me vuelvo al Paint, que es algo más limitado pero da muchos menos dolores de cabeza. Dónde va a parar...
Aquí me preocupo un poquito, pero poco. Primero porque soy una persona muy tranquila, y segundo porque el dinero -poco- que me ofrecen no me hace falta para comer. Así las cosas le llamo al intermediario y le digo -por segunda vez- que esto no es lo que habíamos quedado y que muchas gracias, pero que yo me bajo aquí. Se suceden unos cruces de correos (y llamadas) entre ellos, que concluyen en aumentarme el plazo una semana (pero ¿esto no era imprescindible que lo presentara el viernes 'sin falta'? me pregunto desconcertado) y en duplicarme el precio del trabajo (hago un cálculo rápido: si todo sigue así, en dos meses puedo pagarme la hipoteca y cambiarme de coche; por un Porsche, seguramente). Acepto cada vez más mosqueado. Eso sí, voy continúo mandando muestras de mi trabajo para que me vayan dando visto bueno del proyecto. A todo esto, como mientras hago esto sigo trabajando (en lo normal, es decir, en lo que me pagan de verdad por hacer) y con un curso de inglés, estoy durmiendo más bien tirando a poco y la gente me empieza a preguntar si no me iba mejor con el caballo, que la metadona parece que no me sienta bien, y que tome un euro para un bollo, que parece que estoy pasando hambre.
El lunes recibo correo del intermediario respondiendo unas dudas sobre los angelotes (o más bien ignorando las preguntas que le hice y contestando cosas que ya se veía por mi correo que tenía claras, pero en fin) y comentando algo de 'por cierto, el fondo mejor en azul cielo, gracias; con nubes'.
Monto en cólera (pero poco, porque a estas alturas ya me han ofrecido una cantidad de pasta que hace que que contenga) y comento algo de que lo malo del fondo es que está detrás, y que hubiera sido un bonito detalle que se me hubiera informado de tal eventualidad antes de pintar la mitad de angelotes. De todos modos pregunto inocentemente 'entonces ¿los angelotes bien? Por favor, contestarme antes de que pinte el resto, no me vaya a pasar como con el fondo y tire todo el trabajo (Nota al margen: a dios gracias el Photoshop trabaja por capas, lo que te permite que si eres cuidadoso y separas, puedas cambiar lo que necesites, solo pierdes el tiempo utilizado en esa capa).
Se me responde como a la altura del miércoles que sí, que los angelotes estupendos. Eso sí, que si pueden ser todos negros e ir vestidos de Armani. Por lo demás genial. Ah, y que el fondo mejor en azul no, que queda como el culo. Mejor rojo y con explosiones. Y que ya si pudiera poner en primer plano una versión de la última cena pero con retratos de músicos famosos, fabuloso (pero que no me mate demasiado: Elvis, Dylan, Paul McCartney... en fin, lo normal). Se me pregunta que si va a estar todo a tiempo, que el plazo se acaba el viernes.
Le digo que sí, que todo a tiempo. Ahora, que si se refiere a este viernes voy a necesitar un DeLorean y algo de plutonio. Me contengo las ganas de decirle lo que puede hacer con el dinero y renegocio las condiciones. En los siguientes térnimos: 'Mira machote, ya me has puteado bastante. Si lo quieres para el viernes va a ser con el resto de angelotes como están. El fondo te lo cambio porque soy muy bueno, pero si quieres alguna modificación més, prepara billetes; muchos. Con todo, el trabajo estará el viernes pero más bien tirando a la noche, porque he pensado que al menos me gustaría dormir un día de esta semana. Llámame señorito, si quieres'. Se me contesta que todo Ok a las nuevas condiciones, que no problemo. Me lo creo (inocente...)
Termino el proyecto. Al final monto un simulacro de incendio en el curro para que se vaya todo el mundo y poder tenerlo listo por la mañana (llámame profesional). Envío y pregunto si todo ok. Espero respuesta.
Pasa el fin de semana. Pasa el lunes. Pasa el martes. Pasan dos semanas. Temperatura 20 grados, humedad relativa, estado de la mar, llana. Sigo sin noticias de Gurb.
Finalmente recibo un correo. En esta ocasión del cliente directamente. 'Oye, que me hace falta el archivo editable con todas las capas de lo que has hecho para poder modificar todo a mi antojo. A la mayor brevedad, por favor'.
Me voy al botiquín y doy un trago largo de agua oxigenada (ya sé que no es como el alcohol de las heridas, pero es que no queda). Respiro. Me relajo. Me repito como un mantra 'nolemandesalamierda, tedebelamitaddelapasta'. Doscientas cincuenta veces. Escribo un correo mandándole a la mierda. Lo tiro. Escribo otro preguntándole que si se cree que soy tonto, que yo quiero un Windows de código abierto y me jodo (aunque es mentira, esto me la trufa). Lo tiro también. Escribo otro en el que le digo que eso se pide antes y que vale más, pero que me diga lo que quiere y veré lo que puedo hacer. Sin coste añadido. Eso sí, que por favor y si no es molestia, que cómo iría lo del resto del pago. Por curiosidad, más que nada.
Silencio en las comunicaciones. Dos semanas más..
Recibo nuevo correo del cliente: 'Oye, que pedí un archivo editable y no has contestado. Mándalo rápido, que me urge'. No hay mención alguna sobre el pago. Me parece leer GRASIAS DE HANTEVRASO, pero me lo ha debido de hacer la vista, que del esfuerzo de las tres semanas sin dormir, todavía se me nubla un poco.
Le mando correo a intermediario (amigo de amigo, no olvidemos) diciéndole que si su amigo es gilipollas o se cree que lo soy yo. Me contesta amablemente que es la última vez que hace de intermediario y que haga lo que me pide su amigo, que no cree que tenga problemas en cobrar. Mucho más tranquilo porque 'no crea'. Yo tampoco creo, que soy ateo. Yo soy más de contar billetes.
Finalmente mando correo a cliente. Le digo que ya está bien, y que cuándo podemos quedar para arreglar lo del pago, que ya va para más de un mes que entregué. Que lo que le hace falta, sigo diciendo que vale, pero que me gustaría ver antes los billetes. Llámame desconfiado.
No recibo respuesta. Renvío correo. El mismo, porque temo que si añado cosas me empiece a poner borde, y paso.
Ayer recibo respuesta. Uno diría que después de tres semanas de putearme y un mes de no pagarme nada me sorprendería. Al parecer mi capacidad de sorpresa es infinita.
El cliente responde que 'en qué mundo vivo', y que después de entregar 'tarde y mal' que 'no me ponga nervioso', que él ya me pagará. Que a ver si me creo que lo que he hecho es la 'Capilla Sixtina'. Que ha quedao fatal eso, con angelotes negros vestidos de Armani y un fondo rojo con explosiones, que a quién se le ocurre...
Y esto me lleva a las Tercera y Cuarta Verdades Universales Del Diseño Gráficotm:
3. El cliente pagará. Pero cuando pueda, si puede, o cuando le venga bien, si le viene, o cuando le rote, si es que le rota. Tú déjalo, que para eso el el cliente y tiene muchos problemas ¿tú te crees que la gasolina del Mercedes la paga el gobierno? Afortunado tú, que eres un artista bohemio y eres feliz tocando la flauta bajo un puente del río. No, si los artistas sí que sabéis vivir bien, quién pudiera...
4. Ahora, agradecimiento no esperes mucho, porque todo lo que esté bien habrá sido mérito suyo (del cliente) mientras que todo lo que esté mal será fallo tuyo, que eres un inútil y no eres capaz de leer el pensamiento (para adivinar el matiz exacto del color que tiene el cuarto de sus niños) o de hacer una sencilla impresión de un póster de cuatro metros con una imagen de referencia de 300x300 píxeles. No oye, de verdad, es que si te lo voy a tener que explicar todo, para eso ya lo hago yo ¿sabes?
Pienso para mis adentros que no, que no me creo que lo que he hecho sea la Capilla Sixtina. Cuando el papa le preguntaba a Miguel Ángel que cuándo estaría terminada la Capilla Sixtina, él contestaba que cuando estuviera terminada, y que dejara de tocar los huevos o lo retrataba como demonio. Y para su propia suerte, Miguel Ángel no tenía correo electrónico...
Contesto parcamente que gracias, y que el pago mejor en billetes pequeños y sin marcar, que lo voy a gastar en contratar una banda de rumanos. Pero para otro proyecto, uno más personal.
Acto seguido voy a casa, desinstalo el Photoshop, quemo todos mis manuales y me vuelvo al Paint, que es algo más limitado pero da muchos menos dolores de cabeza. Dónde va a parar...
Por si alguien no lo sabe, esto es una Capilla Sixtina. Empezó con una llamada telefónica a Miguel Ángel de un amigo una mañana de lunes "Oye, ¿tú que tienes mano con eso de la brocha no le podrías pintar un techo a un amigo? Si lo haces van 50€ para ti."
1Si fuera un amigo al menos podría pasar a ser ex-amigo pero ¿un conocido que puede pasar a ser? Porque desconocido no, ya me gustaría a mí olvidarme de él…
2Y sí, esto incluye el sexo. La única manera de que sea bueno es que te cueste dinero a ti. Cuenta la leyenda que cuando no le cuesta dinero a nadie ya es fabuloso. Lo siento, tendréis que preguntarle a alguien sin internet para que os informe sobre esto, la verdad es que no tengo tantos datos.
3 Hacedme caso niños, el dinero es caca. Y la mayoría de problemas del mundo son culpa de él. Pensadlo y veréis.
3 Hacedme caso niños, el dinero es caca. Y la mayoría de problemas del mundo son culpa de él. Pensadlo y veréis.
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sábado, 10 de diciembre de 2011
Días de coca-cola light y rosas
Últimamente he dejado de beber. Esto, por supuesto no ha sido por iniciativa propia. Nadie en sus cabales deja de beber hasta que se lo dice alguien. Tu madre, tu médico, un juez, el consejo general del poder judicial... En mi caso ha sido mi dietista. Al parecer tiene la peregrina idea de que el alcohol engorda.
Sí, ya sé lo que vais a decir. Existe una bien asentada creencia que sostiene que la cerveza no engorda. Al menos, no una cerveza. Bien, no puedo confirmar esta teoría, no me he tomado una cerveza en mi vida. De hecho, la mayoría de veces que tomo cerveza, al final no sé cuantas me he tomado. Como dice un amigo mío "a partir de la tercera pierdes la cuenta; y además te da igual". De todos modos, tengo que señalar que he estado en bares y se ven más barrigas que en los gimnasios, así que creo que a esa teoría le falta algo de peso (o para ser más precisos, le sobra).
En cualquier caso, tengo que decir que no creo que yo bebiera demasiado. Lo que pasa es que el concepto 'beber demasiado' es un tanto relativo. Y depende de a quién preguntes. Al parecer, nadie considera que beba demasiado (él mismo). Si acaso, beben demasiado los demás. De hecho, según una pequeña encuesta que he realizado, al parecer en este país nadie bebe demasiado (salvo en algunos lugares del interior donde hace mucho frío y "esos descerebrados que hacen botellón en los aparcamientos"). Según esta misma encuesta, juntarse a las siete y beber ininterrumpidamente hasta las cuatro de la mañana es hacer un "sano ejercicio de la cultura de bar, una hermosa y ancestral tradición de este país". Para los que no lo saben, algo parecido a los que hacen catas de vino, salvo que en lugar de escupir el alcohol, te lo tragas y pides otra ronda. Nada que ver con los alemanes en Mallorca o esos rusos que beben hasta perder el sentido. En absoluto.
Lo que pasa es que cuando sales sin beber, ves las cosas de otra forma. Según las palabras del mismo amigo de antes (que es un sabio) no hay nada peor que soportar a un grupo de borrachos, especialmente si tú no eres uno de ellos. De hecho lo de salir sereno es un poco como de realidad alternativa. Es como estar en la discoteca pero que de repente se enciendan todas las luces. Entonces ves que ni la gente es tan guapa, ni la música es tan buena, ni las conversaciones son tan interesantes. De hecho te empieza a parecer que estarías mejor en casa con una infusión calentita y un buen libro. Además, hay un límite a las coca-colas light y a las cervezas sin alcohol que te puedes tomar. En general, una es un límite bastante razonable. Dos si tienes mucha sed. Pero nada más.
Tengo que confesar que todo esto ha hecho cambiar radicalmente mi forma de ver el mundo. Es como una revelación. Llamadlo iluminación, si queréis.
En cuanto deje la dieta, vuelvo a beber. Estar sobrio es un coñazo.
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