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jueves, 18 de noviembre de 2010

Top five de ocasiones perdidas

El otro día, en lo que se puede considerar un acto de inmodestia injustificada (causado probablemente por una inconsciente necesidad de negar la evidencia de que soy feo como un orco) conté los intentos extraños, por parte de mujeres, de ligar conmigo (algo extraordinariamente extraño, tengo que reconocer). Hoy lo justo sería que hablara de mis propios intentos extraños de ligue, pero claro, de eso no puedo hablar porque donde pongo el ojo meto la p como soy un ser timido y sensible, raramente me acerco a las mujeres con esa intención (bueno, en ocasiones pienso en hacerlo, pero solo les miro fijamente a los pechos mientras babeo un poquito; eso sí no digo nada por no incomodarlas).

Mucho mejor, creo que voy a hacer un autoescarnio de mis mejores ocasiones perdidas. Son esas chicas que por un motivo u otro se me pasaron y que ahora mismo recuerdo.

5. La maciza del instituto. Vale, ya se deduce del contexto que yo era un polluelo sin experiencia, pero la verdad es que me gustaba hasta ese punto en que consideras que no eres digno ni de hablar con ella y ya te parece una pasada que te considere amigo y se ría de tus chistes. Lo cierto es que la vi años después y me di cuenta de que era totalmente humana (hasta donde pude apreciar) pero en aquel momento no me lo parecía. El bonus está en que justo antes de que el capitán del equipo de rugby la descubriera y se la quedara para siempre, salía con lo más parecido a Golum que había en clase. Hasta que la dejó (¡él!). Que si yo hubiera sido un más poco más rata almizclera listo, aquél hubiera sido un momento estupendo para empujar un poquito poner el hombro para que llorara en él, pero la verdad es que ni lo intenté. Una pena, era un encanto de chica (tiempo después supe que medio instituto estaba enamorado en secreto de ella; y yo pensando que era original). 

4. La maciza de la facultad. Vale, aquí voy a reconocer que no tenía ni la más mínima posibilidad. Es como si hubiera estudiado con Megan Fox o Eva Mendes (que seguramente son humanas y conocían gente antes de ser megafamosas). Esta no se ha hecho famosa, pero estaba a ese nivel. Lo que pasa es que era lo que los americanos llaman 'chica de la puerta de al lado' es decir, totalmente normal e incluso simpática (si, lo siento, pero los tíos no estamos acostumbrados a que las chicas muy guapas se comporten normalmente; yo llegué a la conclusión de que la belleza extrema volvía locas a las chicas; ahora tengo otra teoría, pero no la pienso contar*). Por una de esas casualidades era camarera los fines de semana en el local al que yo iba (juro que yo ya iba antes allí) y la primera vez que me dijo 'huy, tú vas a clase conmigo, ¿no?' casi me da un infarto. En una peli hubiera sido la frase de entrada para una bonita relación, pero yo en aquel momento solo fui capaz de saludarla cuando la veía y cruzar comentarios ocasionales en su barra. ¿Sabes cuando crees que estás en otra liga? Ahora creo que es un poco chorrada, pero entonces eso era como si hubiéramos sido de especies distintas...

3. La maciza del curro. Esto fue tiempo después en un curro de mierda que tuve hace tiempo. Un curro en el que había muchísima gente y la mayoría -aplastante- mujeres, así que por pura estadística tenía que haber alguna muy guapa. Había muchas, la verdad, pero una en concreto era un escándalo. También era simpática -yo es que soy raro, las tías malencaradas no me caen bien, de entrada- y un compañero mío de entonces y yo nos dedicábamos a tontear con ella, aunque la verdad es que de la manera más inocente (yo al menos; sospecho que él un poco menos inocente). Aquí reconozco que hubiera estado feo intentar nada porque mi novia curraba en la misma empresa y lo sabía todo el mundo. Si, currar allí era como trabajar en una pastelería y estar a dieta... (vale, exagero; siempre he sido fiel como un perro, la verdad es que ni me lo planteaba; lo pienso ahora).

2. La compañera de academia. Este es un caso especial. No se trataba de que fuera maciza, es que por algún motivo la encontraba irresistiblemente atractiva. En realidad no debería estar en esta lista, porque no me arrepiento, yo tengo una preocupante tendencia a que me atraigan las mujeres manifiestamente locas y sospecho que esta lo estaba. De hecho, estuvimos a una cerveza de que pasara efectivamente. Hubiera sido raro, ella estaba a punto de casarse con un tipo que había ido a clase conmigo. Vale, al final no pasó y seguro que fue mucho mejor para los dos. Pero a veces aun me acuerdo de ella... 

1. La amiga del instituto. Volvemos atrás para retomar a una de la que ni entonces me di cuenta. Tardé años descubrir de que me hubiera encantado salir con mi mejor amiga del instituto. Me di cuenta porque al final el tipo de chicas que me atraían era muy similar a ella, sí no físicamente, sí en cuanto a carácter. Todo lo que puedo decir es que fuimos súper amigos y no sufrí nada por ello, incluso a pesar de que me contaba cada desengaño o cada conquista. Diez años después me hubiera dado cuenta de que en realidad yo no la quería como amiga, pero en aquel momento ni me enteré (si alguien piensa que no nos liamos porque no estaba buena, tengo que decir que sí que lo estaba, lo que pasa es que yo la veia más como amiga; en cualquier caso ella a mi también, hubiera dado lo mismo, supongo).


NOTA: si a alguien le molesta el término 'maciza' lo puede sustituir mentalmente por 'chica guapísima', que vale igual y parece que ofende menos. Podría decir 'persona maravillosa' pero temo que no iría con el tono de este post...


*Vale, como sé que lo vais a pedir, la cuento: las macizas se portan como perras porque pueden. Y antes de que me peléis en los comentarios pensadlo un poco y reconoceréis que habitualmente es así**.


**Excepto mis lectoras, que son todas diosas griegas de la belleza pero se portan como la prefecta chica de la puerta de al lado, claro...


 
En la imagen, una rata almizclera. El mono de la documentación, una vez más, resumiendo lo más importante del post en una sola foto...


jueves, 28 de octubre de 2010

El meme que no es meme

El otro día vi en el blog de moli una entrada que me gustó. Era como un meme, pero con la ventaja de ser totalmente original y de no obligar a nadie a hacerlo -que es algo que odio de los memes. Como me gustaron las preguntas me decidí a apropiármelas (con lo que se pierde totalmente la originalidad, eso sí). Pero va a seguir sin ser un meme, porque tampoco se lo voy a colgar a nadie. Supongo que precisamente porque no es un meme, va a ser el primero que respondo en serio (porque ya he contestado a dos memes y una entrevista, pero más a mi manera).

 ¿Por qué se empieza un blog?

La verdad, no tengo ni idea. Suelo decir que lo empecé sin pensar y de casualidad, y es cierto. Pero sinceramente, uno no abre un blog si no quiere hacerlo. Supongo que me aburría, no sé. Llevaba tiempo haciendo comentarios que me parecían divertidos por ahí y me daba rabia que se perdieran, supongo que me apetecía tener un espacio propio. Ahora, curiosamente, cada vez tengo menos tiempo para leer otros blogs o comentar.

Pero vamos, lo que conté en la entrevista es literalmente cierto (creo que lo único de aquella entrada). Cuando lo empecé ni siquiera sabía si me duraría más de una semana...

¿Para qué se escribe un blog? 

Bueno, yo lo uso mucho como terapia. Además, todas esas chorradas que suelto aquí, si no lo hiciera se me quedarían en la cabeza y estaría peor. Creo que esto hace que parezca una persona normal de cara al mundo. Luego reconozco que tener tarados que me leen y se ríen me sienta bien (desde el cariño y el respeto, lo de tarados; pero vamos, que si os gusta esto es que lo estáis). Aunque sospecho que alienta mi lado más anormal. Últimamente mi yo 3D se empieza a parecer a mi yo 2D, y esto me preocupa.

¿Cómo se escribe un blog?

Pues de mil maneras distintas, depende el día. A veces anoto por ahí lo que se me ocurre. A veces le doy vueltas a una idea en segundo plano (a menudo mientras conduzco, me ducho o limpio la casa) hasta que no puedo más y me tengo que parar a anotarla. A veces simplemente me pongo delante del teclado y escribo lo que se me pasa o me esfuerzo por encontrar un tema. Antes trataba de tener una unidad de estilo, pero la verdad es que un día probé a follarme el blog y también me gustó. Sigo pensando que debería hacerme otro blog para entradas serias, pero la verdad es que da mucha pereza. Ya me cuesta mantener uno... Nunca sé de qué va a ir la próxima entrada (a no ser que la tenga programada) y siempre creo que no se me va a ocurrir nada publicable. Pero al final siempre sale algo.

Lo que si intento es mantener una cierta periodicidad. Me encantaría publicar todos los días, pero también tengo vida, así que ya me cuesta bastante hacer uno o dos semanales (el tema del viernes no cuenta, ese casi no me da trabajo, a no ser que traduzca la canción). A veces desaparezco. Pido disculpas por ello, pero ya he dicho que tengo vida fuera de esto, y a veces interfiere.

¿Mola que te comenten?

Mola todo. Incluso hice un post sobre eso. La verdad es que me da mucha pereza responderlos, porque yo las respuestas procuro currármelas al nivel del post, pero me parece que la gente se merece que responda. Eso sí, si un día tengo más de diez comentarios, ya aviso que voy a empezar a pasar de contestar, que no sabéis el tiempo que se tarda. Pero mola mucho tener comentarios, solo con las visitas no te llega igual si le molas a la gente.

¿Eres de verdad tú en tu blog?

Me gustaría decir que no, que es un papel, pero la verdad es que creo que este soy mucho más yo que el que te puedes cruzar por ahí en 3D. Eso sí, no es mi yo completo, que yo tengo muchos matices. Si tuviera tiempo, podría abrirme varios blogs distintos y sospecho que nadie los relacionaría. Pero vamos, este trocito de mi personalidad es totalmente mío. Y un trocito que conoce solo la gente que me tiene mucha confianza. Aunque es cierto que esta parte de mi personalidad se está apoderando del resto.

¿Se piensa en dejar el blog?

Día sí día no, más o menos. Mi vida es muy complicada -más de lo que a menudo se percibe leyendo esto- y el blog me la complica un poquito más. En realidad creo que solo he pensado en cerrar el blog en serio tres o cuatro veces. Si hay algo que mola de internet es la posibilidad de desaparecer totalmente del mapa, algo que en la vida real es muy complicado. Pero este es mi primer (y por ahora único) blog, y le tengo cariño a pesar de todo. Si un día las cosas se ponen complicadas de verdad es posible que lo cierre. Pero lo de escribir me ha gustado, no creo que lo deje nunca. Eso si, será en otro sitio y con otro nombre, así que no lo vais a saber.

¿Te arrepientes de lo que escribes?

Creo que nunca. Pero claro, yo tengo muy mala memoria. Una vez borré una entrada, pero fue porque alguien me dijo que la historia que contaba era demasiado personal y podía comprometer mi anonimato (gracias a dios, fue antes del reader). Pero no solo no me arrepiento de lo que escribo, sino que a menudo me releo y me rio conmigo. Algo que considero una clara evidencia de mi propia idiotez, sin duda.

¿No te está quedando muy largo el post de hoy?

Para nada. Largo me quedó el de la religión, que ese si que lo tenía que haber sacado en dos partes. Y puede que incluso tenga alguno más largo por ahí. Tengo tendencia a extenderme mucho, no puedo evitarlo. Y la verdad es que cada vez me preocupa menos. Supongo que es lo que tiene la madurez, que el tema del tamaño te deja de preocupar. Y la longitud de los posts, también.

lunes, 29 de marzo de 2010

Cumpleaños

Hoy es mi cumpleaños. Bueno, en realidad hoy no, porque esto lo he escrito la semana pasada. Ahora mismo estoy hecho un ovillo debajo de la cama diciendo 'estoysuperjovenestoysuperjoven'...

Vale, cumplir años no mola. Molaba hasta que fue legal hacer ciertas cosas que de todas maneras ya estaba haciendo ya (llámame delincuente si quieres...) Reconozco que yo era de esos a los que tener cara de niño no acababa de gustar, así que me gustó que pasara el tiempo hasta tener edad suficiente como para que no parecer un crío. Una vez llegado ese momento, me dejó de parecer útil seguir haciéndome mayor.

Pero tenía un plan perfecto para evitar el paso del tiempo: no madurar. Ahora soy un adolescente atrapado en el cuerpo de un señor mayor madurito interesante. Bien mirado mi objetivo vital siempre ha sido llegar a parecerme al Cloney (bueno, siempre siempre no, antes quería parecerme a Bruce Willis, pero descubrí que para eso me tenía que quedar calvo y pasé). Mira por donde voy camino de conseguirlo. Aunque puede que todo el parecido acabe en lo de ser un adolescente en el cuerpo de un adulto... Y yo ni siquiera tengo un Armani.

A parte de eso, todo genial. Estoy medio estable laboralmente -al menos hasta que vuelva a dejar de estarlo, calculo que en unos tres años- en un sitio donde la mitad de la gente es tan rara como yo, así que les encanta que sea un poco excéntrico. He decidido empezar a dedicar tiempo a todas esas cosas que siempre he tenido aparcadas porque había algo más urgente. A partir de ahora ya no hay cosas urgentes, me voy a dedicar a mi. Eso implica hacer las cosas que me de la gana. Es lo que tiene la edad, que se relativiza todo bastante.

Últimamente hasta me empiezo a caer bien. Al menos a ratos.

Feliz cumpleaños, gilipollas. No sabes la suerte que tienes. Aprovéchala.

(este post es para mí y me hablo como me da la gana, ¿qué pasa? Es mi cumpleaños, cuando sea el vuestro podéis escribir lo que os de la gana en vuestros blogs...)

martes, 2 de marzo de 2010

Perra de los comentarios

Aclaración: debido a mi increíble torpeza, y como ya me ha pasado más de una vez, un post que debía quedar guardado como borrador, ha estado publicado durante una fracción de segundo. Pensaba que tales actos quedaban impunes (maldito RSS, ni siquiera sabía que alguien me seguía por ahí) pero al parecer no. Ahora me siento obligado a publicarlo (no quería colocar dos posts serios tan seguidos, la verdad) y pasar a la semana que viene el magnífico (¿estará mal que yo lo diga?) cocina para dummies, antes de que se convierta en un post de culto y empiece a circular de mano en mano en versión fotocopiada. Ustedes disculpen.

Este post en primer lugar es para agradeceros a todos que esteis ahí aguantando mis posts. Fundamentalmente por dos motivos: primero porque lo que escribo lo hago por que me divierte y no para que le a nadie le guste. Ni siquiera tiene por qué interesaros lo más mínimo. Segundo porque ahora os tengo con la guardia baja para daros el palo.

Me encantaría decir que soy un tío superseguro de mí mismo que no necesito el favor del público. No es verdad, nadie es así. El ser humano hace cosas para que le den palmaditas en la espalda y le digan lo guay que es. Si no, le iban a dar mucho a la penicilina, a la Capilla Sixtina y a las patatas con sabor a jamón (bueno, esto último es posible que lo hicieran por la pasta). En el fondo la mayoría de bloggers queremos que nos digan que somos la última coca-cola del desierto, el mejor invento desde la pizza carbonara. Sé que decimos que no lo hacemos por eso, pero si fuera cierto escribiríamos nuestras entradas en un diario con un candadito que guardaríamos debajo de la cama (claro, que así sería mucho más difícil insertar vídeos). Nos gusta escribir, pero sobre todo nos gusta sentir que alguien disfruta leyéndolo.

Yo antes de escribir, leía blogs. Quiero decir, sólo los leía. Alguna vez comentaba, pero la verdad es que poco. Me gustaba la tranquilidad del anonimato que disfrutaba cuando leía sin comentar. Era un poco como cuando vas al teatro y te sacan para hacer el mono. Que actúen ellos, yo solo vengo a mirar...

Pero la verdad es que no es lo mismo. A un actor se le aplaude al terminar la actuación (o al menos no se le lapida, aunque a veces lo merezca). Un bloguero lo único que tiene son los comentarios. Leer una entrada que te guste sin comentar es como escuchar la actuación de un músico callejero sin dejar una monedilla. No es obligatorio, pero es lo justo.

La mayoría de nosotros no nos haremos famosos por esto. Nunca nos haremos ricos, ni siquiera viviremos de ello. Y no lo hacemos por la fama (bueno, yo lo hago para que me acosen las mujeres por el messenger, pero creo que soy el único). Lo hacemos porque nos gusta y tenemos tiempo. Y lo dejaremos cuando deje de divertirnos o dejemos de tener el tiempo que esto requiere (es más del que parece).

No cobramos nada por esto. A menudo nos autoimponemos la obligación de escribir, aun cuando a veces dudamos de nuestra propia capacidad o no se nos ocurre nada. En muchos casos perdemos la fe y nos parece que hemos perdido la capacidad. A veces incluso podemos terminar cambiando el tono del blog para adecuarnos al gusto de mi público (yo mismo estoy a dos entradas de empezar a escribir 'chic lit', cuando lo que de verdad me gustaría es hacer posts de tetas...).


Todo esto no lo digo por este blog. Reconozco que mis entradas son a menudo difícilmente comentables. Lo digo en general, para los otros blogs que visitéis. No hace falta comentar siempre, y desde luego no es necesario que hagáis el comentario más ingenioso (que para eso ya estoy yo). Simplemente saludad de vez en cuando. Nos encanta saber que estáis ahí.

Y que no entrasteis solo para buscar porno.


Cada vez que alguien se pasa sin comentar, dios mata un gatito. Que coño, como haya un comentario menos que visitas, yo mismo me pienso cargar al puñetero bicho. Es broma, yo sería incapaz... se lo daré de comer a mi perro.

sábado, 31 de octubre de 2009

Despedida (y vuelta a empezar)

Este es otro post de la serie 'he cambiado de curro y esto me interesa tanto que no puedo hablar de otra cosa'. El último, palabra. Bueno, como mucho un par más y lo dejo.

Ayer por la tarde cerré la oficina cuando ya no quedaba nadie como he hecho durante los últimos cuatro años. La diferencia es que esta vez sabía que era la última.

No pude evitar una ligera sensación de tristeza que ya sabía que tendría. Al menos iba acompañada de una gran dosis de alivio.

Durante toda la mañana me fui despidiendo de mucha gente aunque no de todos. Ya dije que conozco a todo el mundo y mi intención para al viernes era recorrer el edificio despidiéndome de la gente (bueno, de la que conozco más, tampoco es que yo sea el papa) pero lamentablemente la bruja de mi compañera se pidió el día libre -aprovechando que acababan dos plazos gordísimos- y me dejó empantanado toda la mañana (cuando alguien preguntó porqué no estaba ella, contesté que se había pedido el día para evitar que la emoción de despedirse de mí la desbordara; mi jefe casi se cae de la silla de la risa que le entró). En cualquier caso pude hablar con mucha gente y conseguir algún dato más. Una jefa que conozco me dijo que el jefe de mi jefe (nuevo) es una bellísima persona y no iba a tener ningún problema con él (yo ya lo había conocido el día anterior y lo cierto es que me había dado esa impresión). Otra jefa (nivel medio) con la que me llevo todavía mejor me dijo que había trabajado con mi nuevo jefe y me dijo que lo echaba muchísimo de menos de lo majo que era y que era un encanto (si, al parecer voy a trabajar para Santa Claus y Papá Pitufo).

Durante la mañana quise concretar unos detalles de mi entrada el lunes y llamé a mi jefe (nuevo) algo nervioso, tengo que reconocerlo, porque todavía no sé si es de los que les molesta que les llamen (tengo que aclarar que mi jefe nuevo tiene rango superior al que yo llamaba 'mi jefe' hasta ahora; de hecho yo paso a tener el equivalente administrativo de mi jefe y con el que era el jefe de mi jefe yo no había hablado por teléfono más que cuando ÉL me llamaba) y confirmé que era un encanto y que seguramente nos vamos a llevar muy bien. Luego llamé a mi nueva compañera, la que va a trabajar conmigo pero por la mañana con la que compartiré unas horas de la jornada (a la que no conocía) y comprobé que era una chica majísima. Me empieza a parecer que mi nuevo trabajo viene a ser como Disneylandia pero strippers y cerveza en lugar de peluches y gominolas... Si a eso añadimos que ya cuando me presenté allí, varias compañeras me dijeron que me iba a hartar de irme de fiesta con ellas... (que si esto te lo dice Steve Urkel lo mismo hasta te acojonas, pero allí todo el mundo parecía de un majo que da miedo; pero majos de verdad, no de estos con sonrisa falsa para que no veas el cuchillo que te van a clavar, que con mi compañera ya me he aprendido a detectar a estos...)

Esa fue la parte buena. La parte mala fue ver como muchos de mis compañeros se despedían sin saber cuando iban a volver. El presupuesto se ha reducido mucho y da la sensación de que van a tardar bastante en empezar a llamar gente. Incluso la gente que estaba delante de mi (toda esa gente a la que estoy agradecidísimo por haber rechazado la plaza que yo voy a ocupar en posesión hasta la próxima oposición solo porque era de tardes) estaba bastante agobiada a pesar de que les habían ofrecido contratos por que a todos les han hecho de seis meses y todos sospechan que luego se irán otros seis al paro. No quise decir 'ya te lo dije', pero durante todo el día escuché varias veces 'has tomado la mejor decisión posible' (es que cuando me enteré de que un montón de gente delante de mí había renunciado a las vacantes que se ofrecían me dio miedo que me faltara alguna información y que la estuviera cagando; la gente pensaba que se estaban guardando las plazas buenas para cuando ocuparan éstas chungas, pero se ve que al final no). La verdad es que no soy capaz de entender como en los tiempos que corren hay gente que rechaza una vacante porque no le gusta el horario. Ya sé que yo mismo me quejé de lo malos que eran los puestos que me habían ofrecido en comparación con lo que me esperaba, pero en ningún momento me planteé no coger uno. A fin de cuentas un trabajo es un trabajo, ¿no?

En resumen, que ayer fue un día bastante triste, más de lo que esperaba, pero al menos sirvió para darme cuenta de que había acertado completamente eligiendo puesto y dejarme más tranquilo. No se lo que podré contar aquí de lo que voy a hacer (más que nada por no comprometer mi anonimato) pero tiene pinta de que me lo puedo pasar bien...

Luego para compensar me fui de cena con los de mi curro anterior (que son tan majos que me siguen llamando cada vez que me juntan) y me lo pasé tan bien que se me olvidó todo, así que al final no estuvo tan mal el día.

El lunes empiezo en el nuevo curro, supongo que ya contaré algo...

lunes, 26 de octubre de 2009

Ya mucho más tranquilo, gracias.

Bueno, ya que os dí el coñazo el viernes con mis asuntos privados que no tienen por qué interesaros, me veo en la obligación de contaros como ha quedado la cosa ahora que ya lo sé.

Al final me han dado el puesto que quería que menos me disgustaba de los tres que me ofrecieron (el que creo que es el mejor, aunque claro, esto es como todo, hasta que no esté allí no lo sabré seguro). Contra todo pronóstico, de hecho me han vuelto a ofertar los tres. Al parecer las dos personas que estaban antes de mi han desaparecido en extrañas circunstancias renunciado a ellos. Supongo que tendrían algo mejor, ellos/as sabrán. Yo personalmente no pienso dejar pasar una vacante por mucho que el horario me guste poco, que está la cosa como para dejar pasar curros...

Eso sí, teniendo en cuenta que esta semana me la voy a pasar recogiendo mis cosas y poniéndolas en una caja de cartón dejando en orden mis asuntos en mi viejo puesto, (y despidiéndome de un montón de gente que a partir de ahora voy a ver menos) y que a partir de la semana que viene comenzaré a trabajar en horario de tardes y en un sitio nuevo cuyas características desconozco (que lo mismo son raros y les molesta que postee desde allí), ya aviso de que es posible que os tenga un pelín desatendidos, unos días. Al menos hasta que me adapte, que es mucho cambio de golpe y lo mismo me cuesta un poquito acostumbrarme (hace años que no trabajo de tardes). Eso si, trataré que no, ya veré como me lo monto.

Bueno, os dejo que se lo tengo que contar a mi madre, que ella todavía no lo sabe. Para que luego os quejéis, que os informo antes que a mi madre, que es que os tengo más mimados..

Imagen de archivo cortesía del mono de la documentación. Un día le tengo que preguntar de dónde las saca...

viernes, 23 de octubre de 2009

Hijosdeputa

Ante todo voy a tener que disculparme. En primer lugar, por lo abandonado que tengo el blog, pero es que a la vista de lo divertido que soy posteando bajo los efectos, casi prefiero esperarme a estar normal del todo antes de colgar otra cosa. En segundo lugar, por el tono de este post en concreto, que me temo que divertido, divertido, no va a ser, pero es que me sale de las tripas y no tengo más remedio que desahogarme. Ya sé que este no es un blog personal, pero total, tampoco es un blog musical y no dejo de colgar canciones... Además, a alguien le tendré que dar la brasa, que para eso están los amigos. Eso si, advierto que aunque me estoy habituando a la medicación, lo que se dice normal tampoco estoy, así que es posible que este post sea tan raro de leer como el anterior...

Hay veces que parece que todo lo se junta. Y la cosa es que yo siempre he pensado que soy una persona con suerte. Que conste que sé que no parece coherente con una mentalidad científica como la mía -bueno, más o menos- creer en la suerte, pero ya he dicho más de un millón de veces que soy incoherente, vamos a tener que asumirlo ya.

Y quizás debería explicar qué es para mi la suerte, que bastante distinto del azar o del destino. Alguien que crea en el destino, si un día no juega a la primitiva que hace todas las semanas y justo sale su combinación, pensará que es que su destino era que no le tocara (y por cierto, conozco un caso así) y no le dará más importancia. Son las ventajas de ser fatalista.

Alguien que crea en el azar -entendido como la probabilidad de que te toque un determinado sorteo en términos estadísticos- quizás no debería jugar más. Ya es difícil que te toque una vez, como para esperar que salgan los números que tu eliges dos veces... Es por esto que yo no suelo jugar a juegos de azar. Para mi lado científico es demasiado difícil estadísticamente que te toque un sorteo de estos, siempre gana la banca. La gente suele decir que a alguien le tiene que tocar, pero para mí, cualquier suceso menos probable que una lluvia de ranas (curioso suceso metereológico que efectivamente ocurre a veces) no merece mi atención.

Paradógicamente, a mí me ha tocado la lotería. De hecho, dos premios en el mismo sorteo (poca cosa, eso si, no os vayáis a pensar que me pagué la base secreta con eso, porque para nada). Y eso me lleva a mi tercer punto. Yo creo en la suerte. Y la suerte no la tienes que ir a buscar. La suerte te encuentra. Si te tiene que tocar la lotería, al final ya pasará algo para que eso pase. En mi caso concreto, la verdad es que si que tengo la costumbre de comprar un décimo para navidad (nada de participaciones, si me tiene que tocar, quiero pasta). Es coherente con mi forma de pensar, para mí las probabilidades de que me toque la lotería son ínfimas, pero le tengo que dar una oportunidad a la suerte.

Pero si lo piensas bien, para que te toque, tienes que comprar un décimo premiado. Quiero decir, tiene que tocar en tu provincia, en tu ciudad, en la administración en la que tú entras. Y si por si eso fuera poco, tienes que elegir el número correcto, de entre todos los que tienen allí expuestos. No voy a ponerme a hacer los cálculos, pero supongo que se entiende a lo que me refiero... No se puede confiar en el azar para ganar la lotería, hay que confiar en la suerte. De hecho, te puede tocar la lotería sin que pase todo eso. Incluso un año en el que has olvidado comprar tu décimo anual. Porque resulta que ese año ni siquiera toca en tu provincia, pero dos meses antes habías hecho un viaje por varias provincias y alguien te encargó que compraras un décimo en cada una de ellas, y tu terminaste comprando otro por si acaso. Eso es la suerte, y lamento no tener una teoría científica para explicarla, es así y punto.

Como decía, durante bastante tiempo he considerado que tenía buena suerte. Me han pasado bastantes cosas en las que considero que el azar me ha beneficiado incluso por encima de lo estadísticamente probable.

De un tiempo a esta parte, la cosa ha cambiado. Ahora tengo lo que llamo 'suerte envenenada' (los que sigan Lost, quizás entiendan mejor de lo que hablo). Se trata de sucesos poco probables en las que la buena suerte y la mala se mezclan. Es como que te pase lo mejor que te podía pasar en tu vida, pero te pase en el peor momento posible (hasta el punto de que casi hubiera sido mejor que no te hubiera pasado) o que un suceso realmente malo te reporte beneficios (y también en ese caso hubieras preferido no tener los beneficios). Hay una maldición que reza 'Ojalá vivas tiempos interesantes'. Hijosdeputa. Yo prefiero aburrirme, gracias.

Este mes ha sido especialmente malo y concretamente hoy parece darse algún tipo de encrucijada mística en la que los hados de la fortuna han decidido parar un momento para miccionar sobre mi cabeza. Pero claro, no lo van hacer con mala suerte, eso sería el recurso fácil. Cuando quieren putear en serio, te dan 'suerte envenenada'.

Todo esto viene a cuento de que, como creo que ya comenté, a finales de este mes me finiquitan de mi actual puesto de trabajo. Por suerte, en la última oposición quedé lo bastante bien como para garantizarme un nuevo puesto inmediatamente Al menos según las opiniones de todos con los que hablé, que estas cosas no las sabe nadie seguro. Además, mi puesto actual es lo bastante chungo como para que cualquier cambio supusiera una mejora en algún aspecto. Bueno, eso pensé yo, al menos...

La cosa es que llevo unos días bastante del hígado pensando que tendrían que estar llamándome ya para ofertarme algún puesto o, en al menos, decirme cual me tocaba (aunque fuera sin dejarme elegir) o en el peor de los casos indicarme amablemente que me fuera preparando lo del paro por que iban a tardar algo más en llamarme, pero algo, porelamordediós.

No sé si eso fue parte de lo que me estresó lo suficiente para joderme la espalda (la verdad es que tengo varios posibles candidatos al estrés actualmente, no voy a aburriros hablando de todos) pero lo cierto es que lo hizo en el peor momento posible, porque si hay algo que no me apetecía nada justamente ahora es quedarme en casa sin enterarme de lo que está pasando en [Organización Maligna]. De hecho, hoy me he levantado con la decisión de darme de alta esté como esté (y la verdad es que todavía no estoy del todo bien), para poder estar allí la última semana y enterarme de como está la cosa. Me han dado cita en el ambulatorio a las 12:50, por cierto.

A eso de las diez y media me llaman.

-Hola ¿eres Blanco Humano?

-Bueno, la verdad es que no me llamo así, pero para mantener el anonimato cuando cuente esto en el blog, te voy a contestar que sí.

-Vale, te llamo porque estamos ofertando vacantes para la bolsa de [sicario a sueldo] en la que estás desde las últimas oposiciones ¿Te interesa?

-Mujer, pues teniendo en cuenta de que ya me ha llegado una carta que dice que mi relación laboral con vosotros a final de mes, digamos que si, que me interesa un poquito.

-Hombre, no te preocupes, si tú estás bien colocado. Mira, pues te puedo ofrecer tres puestos para que te lo vayas pensando. A ver... tenemos 'puesto chungo', 'puesto chunguísimo' y 'qué susto más grande, prefiero la muerte'...

-Joder, pues menos mal que estoy bien colocado... Pues mira, me voy a arriesgar y voy a elegir 'puesto chungo'.

-Lo que pasa es que hay dos personas delante de ti que se lo están pensando...

-O sea, que concretamente puedo elegir el puesto que me dejen ellas.

-Si. Bueno o no coger vacante y esperar a que te ofrezcamos un contrato temporal...

-Claro, está la cosa como para decir que no a un puesto fijo. Espera, ¿me estás diciendo que soy el último en pillar vacante?

-Si.

-Pero si decían que detrás de mí iban a entrar como cincuenta más...

-Pues va a ser que no.

-Pues nada, cuando elijan las demás ya me dices qué me ha quedado.

-Vale, te llamo durante la mañana.

Cuelgo y reflexiono. ¿Ser el último, es tener buena suerte o mala?. Buena, supongo. Deberías estar contento. Seguramente te den un puesto de mierda en el que estés puteado a jornada completa (y con horario raro, que de eso prefiero no hablar) pero vamos, que tienes que estar contento. Actitud positiva. Ante todo, actitud positiva...

No puedo evitar pensar que no sabía que había puestos tan chungos en [Organización Maligna], y desde luego no tan peores que el mío... uno nunca sabe.

Se me ocurre llamar a mi jefe para preguntarle, más que nada porque es colega y conoce a todo el mundo en la organización, más que nada para saber más o menos que puedo esperar de cada puesto (total, elegir, lo que se dice elegir, no voy a elegir mucho; al menos me quiero ir mentalizando).

-Pues mira, de 'puesto chungo', no sé nada, aunque el horario es una putada. 'Puesto chunguisimo' no te lo recomiendo. Y en 'qué susto más grande, prefiero la muerte' es donde está ahora el jefe más hijodeputa de toda la organización, así que...

Estupendo... o sea que hay uno malo y uno muy malo y soy el tercero en elegir. Vale, ya me quedo más tranquilo. Al cabo de un rato, para mejorarlo más, me vuelve a llamar y me dice que ha preguntado y que le han dicho que 'puesto chungo' mola todo y la gente es majísima... dos veces estupendo. No, si va a resultar que al final ha quedado para el último lugar un puesto que mola y todo. Rezo para que las dos personas que están delante de mi no tengan esta información. De hecho rezo para que tomen su decisión bajo los efectos del crack y opten por los dos puestos peores...

Miro la hora. La de recursos humanos no llama. Me planteo pasar de la cita con el médico y que me den el alta otro año, que total, ya tengo bastante con lo que tengo. La espectativa de mirar fijamente el teléfono para ver si suena durante dos horas más tampoco me seduce, así que termino yendo al ambulatorio. Eso si, todo el rato con el auricular del teléfono metido en la oreja -no tengo manos libres en el coche- para evitar que no me localicen y le oferten la última vacante al siguiente de la lista, que cosas más raras se han visto... Me consuela bastante la comprensión de mi doctora (obviamente le tuve que explicar por qué si sonaba el teléfono durante la consulta tenia que cogerlo) que al final va a resultar que es maja y todo.

Por una cuestión de higiene mental decido tomar una actitud zen ante la vida. Concretamente la actitud zen de los samuráis antes de un combate. ¿Que es lo peor que me puede pasar, que me maten? Pues a por ellos (por si alguien no lo sabe, los samuráis eran unos guerreros terribles precisamente porque esta actitud permite evitar el bloqueo del estrés y pelear muy relajadito). Es decir, que asumí que me iba a pasar lo peor posible y que mejor me preparara. ¿Que es lo peor posible, puesto 'qué susto más grande, prefiero la muerte'? Pues a la mierda, seguro que puedo aguantarlo.

Pero no. Lo peor que te puede pasar, nunca es una de las opciones. Lo peor que te puede pasar siempre es algo inesperado.

Pasan las horas. Pasan los minutos. Pasan los segundos. Lennnnntamente... Se hacen las dos y la de recursos humanos, la señorita 'te llamaré durante la mañana', no llama. La espectativa de que no se acuerde de mi y se vaya de fin de semana me produce un ataque de ansiedad y decido llamarla.

-Hola, soy BH, que es que estoy aquí más tenso que Marco en el 'Sorpresa, sorpresa' ¿sabes ya algo?

-Ah, si. La plaza que tú quieres sigue libre, lo que pasa es que a una de las chicas no la voy a poder localizar hasta el lunes. Pero no te preocupes, en cuanto sepa algo te llamo.

Trato de calcular mentalmente cuantos segundos puede haber de aquí al lunes (probablemente a última hora de la mañana, no espero que mi sufrimiento termine a las ocho) para saber lo larga que se me va a hacer la espera hasta saber voy a disfrutar de un puesto chungo, uno muy chungo o uno peor que la muerte durante los años que faltan hasta la próxima convocatoria de oposición (pueden ser dos, pueden ser tres, pueden ser los que les de la gana) . Decido que este fin de semana va a ser divertido. Me daría a la bebida si no fuera porque con la medicación que me estoy tomando, la mezcla podría ser espectacular.

Aunque mira, bien mirado, igual se me pasaba más rápido.

PD: que conste que en el fondo sé que tengo que agradecer haber tenido suerte (y si no, que se lo pregunten al siguiente en la lista) y que seguramente me toque lo que me toque, tendré mejor trabajo que la mayoría de la humanidad (sobretodo que la parte de la humanidad que no trabaja porque no puede). Incluso es posible que me toque el que he pedido y que mole y todo (a pesar del horario, que es un pelín chungo) pero es que llevo un mes chungo y esto ha sido la gotita...

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Racionalizando

La verdad es que cuanto más lo pienso, menos me pega mi actual puesto de trabajo. Está bien, pero no es para mi. Y esto solo he tardado cuatro años en darme cuenta. No, despierto que es uno.

En primer lugar: No me importa trabajar de cara al público (vale, es un coñazo, pero hay mil cosas peores), pero me molesta un poco estar expuesto. Yo es que soy más de conservar el anonimato -vosotros lo sabéis- y a mí ser conocido me da como cosa. Que vale que al principio tiene gracia que la gente te conozca cuando sales por ahí, y tal. Pero es que la organización maligna para la que trabajo viene a ser como un pueblo. De grande, digo, no porque se conozca todo el mundo. Que todo el mundo no se conoce. Entre ellos no, al menos. Porque, a mi sí.

Que es que puedo marcar una extensión al azar de las nosecuantasmil que tenemos y decir 'hola, soy BH, de x' (perdón por las siglas, no querréis que de los datos reales; bueno, seguro que sí, que os conozco, pero paso) y no hay ni uno que no conteste 'Ah, hola BH, dime'. Es que ni de casualidad hay uno que diga '¿quién has dicho que eres?' o '¿de dónde?'*. Esto tiene cosas buenas, supongo. Pero vamos, que no es lo mío. Que es que cuando me apetece salir a almorzar sólo para poder leer un rato, ya no se a dónde ir para que no encontrarme alguien que me dé conversación. Que tampoco es que yo sea tan majo, de hecho soy más bien antisocial.

(Actualización: mientras escribía el principio de esta entrada, esta mañana en la hora del almuerzo tomando mi café con leche en la última cafetería, a la que no había ido nunca porque pilla lejos -si, la organización maligna es más bien grande- escucho como la chica que está en la siguiente mesa, a la que no conozco de nada -y es una lástima, porque es una preciosidad- le dice a su amiga: 'mira, el chico que está delante de mi está en 'x'. Ver para creer)¹

En segundo lugar. No me importan los trabajos repetitivos, he estudiado mucho para ser funcionario, sabía donde me metía. El que crea que esto es un trabajo emocionante y lleno de desafíos intelectuales, se ha equivocado de ventanilla. Lo que me jode es que el primer imbécil que llegue a mi ventanilla se crea con derecho a interrumpir lo que estoy haciendo. Vale que seguramente esté viendo a Berto en youtube, pero también es posible que esté haciendo alguna cosa superimportante, o puede que incluso esté trabajando. En este último caso, me molesta especialmente sentir que me clavan la mirada mientras termino lo que estoy haciendo. Más que nada porque no me ayuda a ir más deprisa. Si acaso más bien me distrae. Como dijo una vez Fernando Fernán Gómez en una entrevista: ¿A tí te gusta que te miren cuando trabajas? Pues a mí tampoco².

Ahora ya, que me interrumpan mientras hablo por teléfono ya me pone frenético. Vale que es posible que no sea una llamada de trabajo, pero yo es que trabajo en el escaparate toda mi puta jornada laboral. Y a lo mejor incluso esperé a no tener a nadie delante para hacer la llamada, pero lo que no estoy dispuesto a hacer es colgar a mi madre cada vez que entra un imbécil a preguntar algo que probablemente ni siquiera es asunto mio (que ya me ha pasado antes). Y da gracias a que no mee en un rincón de la oficina como los monos del zoo (para eso voy al archivo, que yo para las funciones corporales soy muy mirado).

En tercer lugar. Yo veo muchos papeles. Pero muchos, muchos. Y de todo tipo. Pues resulta que cada uno que llega piensa que yo solo llevo lo suyo. Y la verdad es que a menudo no tengo ni idea de lo que és. Y esto es así porque mi función no es informar, es recoger papeles. Todos. Y no me lo puedo saber todo. Sé que la gente a menudo no comprende que el que recoja los papeles no tenga ni idea de ellos, y lo entiendo. Lo que me molesta un poco es cuando me miran como si fuera tonto por no saberlo. Vale, es posible que no sea muy listo, que sobre esto hay mucho debate, pero eso no tiene nada que ver con la cuestión. Mi trabajo es bastante difícil -a mi me ha llevado tres años aprender a hacerlo mal- y ya me tengo que saber bastantes cosas como para empezar a aprenderme también las que no me tocan. Entiendo que la gente no le entre en la sesera esto, es humano y comprensible. Pero yo también soy humano y comprensible, al menos la mayor parte del tiempo. Y no he diseñado yo el sistema. Lo ha hecho alguien seguramente más listo y que cobra para eso. Bueno, o al menos lo segundo.

En cualquier caso, procuro ser amable y paciente con los que vienen a traer papeles sin tener ni idea. Al menos con los trescientos primeros. A partir de ahí, lo mismo me pillas harto de repetir todo el rato lo mismo. La información se suele publicar para evitar esto (bueno, para eso y para evitar que te informe mi compañera y te lo explique todo a su manera). Y atención, porque esto suele ser la causa de que la gente tenga mala imagen de los funcionarios. Estamos hartos de repetir todo el rato lo mismo, unas mil veces al día. Las cosas se explican cuando se te pide ayuda, cuando ves que el que llega no ha hecho ni el mínimo esfuerzo por leerlo, te cabreas. Puedes hacer bien tu trabajo y puedes tratar de ser amable con cada usuario. Puedes incluso tratar de ser el mejor empleado del mundo, pero para ayudar a cada individuo como si fueras su madre, hay que ser Teresa de Calcuta. Sobretodo cuando, como es mi caso, no es tu trabajo. Yo, todo lo que te puedo decir es quién sabe lo que necesitas saber. Que ellos luego no te informen (aunque seguramente te digán donde está la información publicada para que te lo leas) es otro problema. Pero al menos ellos lo saben. Yo no.

Ahora, si te apetece cabrearme, dame la instancia junto con las instrucciones y pregúntame qué me tienes que dar. Me tienes que dar por culo lo menos posible, gracias, que eres el trigésimo que me hace la misma gracia en lo que va de mañana y todavía no he salido ni a almorzar. Pero como soy supermajo te voy a devolver las instrucciones y te voy a decir: mira, ésto son las instrucciones, ¿te las has leído? Porque si no te las has leído tú, que eres el que viene a pedir, yo paso, fundamentalmente porque no me pagan para eso. ¿O la pasta que te den luego a tí me la puedo quedar yo? Porque en ese caso estaré encantado de hacerlo... (la verdad es que me gustaría ser así de majo, pero a vosotros no os puedo mentir; a la mayoría de estos les arranco el corazón y lo devoro mientras todavía late; los tres o cuatro siguientes suelen ser superamables).

En cuarto lugar: mi compañera. Trabajar en un sitio donde hay tres personas y dos no se hablan, es incómodo. Pero que una de ellas además te de puñaladas por la espalda cada vez que te descuidas, es bastante molesto. Eso sí, he cogido tanta soltura esquivando, que ya no tengo ni que mirar cuando los tira...

Bueno, hay más motivos, pero no quiero abrumaros con mis neuras. Todo esto viene a cuento de que al final ha pasado lo que tenía que pasar. Como ya expliqué (segundo párrafo por la derecha, según se entra) alguien se ha pedido mi plaza. Y cuando dentro de un mes me tenga que largar de aquí, después de estar cuatro años, lo mismo me pongo sentimental y digo que voy a echar mucho de menos todo esto. Si eso pasa, hacedme el favor de darme una colleja.

Aclaración: racionalizar es aquel proceso mental según el cual se justifica lógicamente a posteriori una decisión tomada de forma irracional, o bien se disfraza un marrón que te viene encima de forma que sea más fácil de asumir psicológicamente. De nada.

(Perdón por el tocho, que me apetecía desahogarme. Y a fin de cuentas esto es una zona de desahogo y combustiones espon... no espera, ese es el de Barbi. ¿De que coño va éste blog?)

¹. Antes de que nadie lo pregunte: no soy famoso fuera de mi trabajo. Que os conozco y en seguida os empezáis a hacer pajas mentales...

². Lo gracioso de la cosa, por si alguien no lo ha pillado, es que Fernando Fernán Gómez era actor de teatro -entre otras cosas- y eso si que es trabajar cara al público. Por cierto, ¿Fernando es el gerundio del verbo Fernar?

*ACTUALIZACIÓN: ahora incluso me preguntan '¿sabes ya a dónde te vas?', lo que es todavía incluso más inquietante, teniendo en cuenta que yo no sé con quién estoy hablando.

Estabilidad

Habría que cambiar de trabajo siempre cada tres años, justo antes de quemarte. Yo tengo suerte, la verdad es que hasta ahora es justo lo que he hecho. Supongo que ser un fugitivo de la justicia ayuda bastante en este sentido.

Tenía una profesora en la facultad que decía que los matrimonios deberían de ser así, con contratos renovables cada tres años. Una compañera no lo pudo evitar y exclamó: ¡Si hombre, no me hacen fija en el curro, falta que no me haga fijo mi novio!.

Supongo que en el fondo, a la gente le gusta la estabilidad.


Por cierto, he inaugurado para este tipo de entradas la etiqueta 'Jez style', para que nadie diga que no me las curro. No es que sean cutres, es Jez style y se hace así ¿vale?
Eso sí, si a alguien no le gustan, puede discutir con Su Malignidad en persona sobre la longitud reglamentaria de un post, siempre que no tema exponerse a la Iraaa...