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jueves, 12 de julio de 2012

En la consulta del doctor


Hace poco -esta mañana sin ir más lejos- he estado en el médico. No es que me pasara nada, la verdad. Es que de vez en cuando me gusta ir al médico sin motivo para asegurarme de que mis impuestos se están invirtiendo bien en un sistema sanitario a la altura del país de mierda que tenemos de la selección de fútbol campeona del mundo. Bueno, por eso y por quejarme un poquito y que me escuchen, que es una cosa que no está mal. Lo recomiendo mucho, la verdad. Ya sé que a los médicos no les pagan por eso, pero que se jodan. Yo también estudié para otra cosa y aquí estoy  a ██ para  los █ (fragmento censurado para mantener mi anonimato). Además, yo agradecería mucho que siguierais mi ejemplo y le contarais vuestras mierdas a vuestros médicos en lugar de agobiarme a mí. Bueno, lo que sea.

El caso es que en un momento de la conversación y sin venir a cuento (total, yo solo me estaba quejando de mis cosas tan a gusto) me pregunta el tipo:

-¿Y cuánto diría que le duele en una escala del 1 al 10?

Que a mí esto como pregunta me parece acojonante. A punto estuve de preguntarle ¿y usted en una escala del 1 al 10 cómo de gilipollas es? A ver, igual yo es que le doy muchas vueltas a todo, pero  ¿cómo se supone que sé cual es un 10? Porque igual yo he vivido toda mi vida entre algodones y lo que más me ha dolido en la vida es morderme la lengua mascando chicle (que la verdad es que es una cosa que duele un montón). Además, llamadme tonto, pero yo las cosas que duelen procuro evitarlas. No es como si viera a un tío con un martillo neumático y le dijera ‘perdone usted, ¿le importaría percutirme el glande para tener un valor de referencia con el que poder comparar mis dolores cuando voy al médico?’. Eso por no mencionar que yo aguanto muchísimo el dolor. Igual una cosa que yo creo que es un 3 porque soy un machote, para mi médico es un 9 porque es una nenaza. A ver ¿a cuánto se cotiza el dolor ahora mismo? ¿Es más, en qué se mide? ¿En hostiaputas? Yo creo que sobre todo esto falta muchísima información. Como mínimo para establecer una referencia le tenía que haber dado una patada en los huevos a mi médico para ver si no estamos llamando dolor a lo mismo.

Bueno, todo esto ha sido más o menos lo que yo he pensado en el par de décimas que he tardado en contestar (yo es que aquí donde me veis, soy de pensamiento rápido). El resto de la conversación ha sido más o menos como sigue.

-¿Y cuánto diría que le duele, en una escala del 1 al 10?

-Pues no sabría decir, la verdad. ¿El 10 qué es?

-Pues sería algo así como introducir los genitales en un torno de fresador.

-Ah. Pues no sé, la verdad. Es que eso no lo he hecho nunca. ¿Tienen aquí un torno de esos?

El doctor hace una pausa unos segundos. Parece confuso.

-Pues… no, la verdad

-Que falta de previsión. Bueno, lo mío es más bien como ser devorado por tiburones blancos haciendo surf en las costas de Australia.

-¿Eso si que lo ha hecho?

-Varias veces, además.

-Pues parece doloroso. Diría que es un 9.

-Ponga mejor un 10.

-¿Tanto?

-Huy, si. A ver, ¿tienen algún medio objetivo de medirlo?

-No, la verdad.

-Y ¿verdad que si me duele mucho me dan antes cita con el especialista?

-Claro.

-Pues ponga un 12, mejor. Pero dese prisa, que noto como me aumenta.

-Válgame Dios -se gira a la enfermera- que le den cita a este hombre lo más pronto posible, es una emergencia -y de nuevo hacia mí- es admirable ver con qué entereza soporta un dolor de tal calibre.

-Psé… Sufrido que es uno.

Al final no me acuerdo si me han dicho que tengo flebitis, fimosis o qué. Como no entiendo la letra… Ahora, me ha dado unas pastillas que creo que mezcladas con whisky son la bomba. Estoy deseando que llegue el fin de semana.

Y vosotros ¿qué? ¿Bien todo?



En la imagen, un torno de fresador. Aquí es donde se hacen las fresas. Qué. Si no me creéis podéis mirarlo en la Wikipedia, que lo pone… Ah, y saludos del mono de la documentación, que desde que está de guionista en Intereconomía no tiene tiempo de buscarme las fotos (por eso coinciden con el tema del que hablo claro, es que las busco yo mismo). Que dice que cualquier día se pilla unos días y viene a currarme una entrada, o algo.




jueves, 20 de enero de 2011

De extraterrestres y ciclos circadianos

Hacedme caso niños, no entréis en twitter. Es que entre el tiempo que se pierde en escribir tonterías, y el tiempo que se pierde en leer tonterías que otros escriben, es casi imposible hacer nada productivo. Bueno, eso y que tengo un par de proyectos personales en marcha que me tienen un tanto ocupado y de los que no puedo hablar (bueeeeno, vale: estoy relanzando mi carrera como cantante melódico; ahora mismo solo canto en cruceros y burdeles, pero estoy muy esperanzado; temas de Karina y Rosendo sobre todo, gracias por preguntar).

La otra noche, tras un agotador día de actividad, no me podía dormir. Como por mi natural tranquilo no suelo tener problemas para esto (a todos los que me dicen que les cuesta dormirse les digo que es porque no tienen la conciencia tranquila; lo digo en broma solo a medias) me sorprendió no ser capaz de desconectar, máxime cuanto ese día había dormido menos de seis horas y me había levantado a las ocho (eran las cuatro). Entonces recordé un viejo proyecto de mi juventud y que explicará mucho de cómo funciona mi cabeza.

Está mal que yo lo diga, pero como soy el único que lo hace no me importa demasiado: yo siempre he tenido una mente brillante. Lo único que evitó que fuera diagnosticado como superdotado en mi infancia fue un ligero trastorno de déficit de atención que hizo que no terminara ninguno de los proyectos que comencé, y una nada despreciable cara de tonto (un día tengo que hablar sobre cómo el aspecto de una persona puede marcar su destino). Bueno, eso y que tampoco tenía el pene tan grande*...

La cosa es que ante fenómenos normales yo me hacía preguntas. Por ejemplo observé que era capaz de mantenerme despierto hasta altas horas de la noche. Incluso aunque me levantara pronto por la mañana, y pasado un periodo de somnolencia tras la cena fácil de superar (viendo la tele, mayormente) podía estar sin dormir fácilmente hasta las tres o las cuatro de la mañana. Esto, a lo que mi madre llamaba de un modo absurdamente reduccionista desvelarse -si, ya; menudo concepto científico-  a mí me intrigaba. Investigué sobre el tema y llegué a los ciclos circadianos. No me voy a extender sobre el tema para no aburrir a aquellos de mis lectores que no sean tan inteligentes como yo -todos, supongo; no tengo noticias de que me sigan Stephen Hawking ni Lady Gaga. Tan solo me gustaría comentar que, al parecer controlados por la melatonina, son los responsables de ese fenómeno tan molesto -al menos para Batman- de que nos entre sueño por la noche (de la siesta no, eso es efecto de una bajada térmica por la digestión, aunque ciertos estudios parecen apuntar a que también tiene que ver).

En teoría el ser humano está diseñado para funcionar en ciclos de 24 horas, lo que parece tener sentido porque es lo que dura el día aquí. El hecho de que mi reloj interno pareciera sincronizado con la hora de Tokio me hizo plantearme preguntas. Utilizando el método de deducción de Sherlock Holmes, también muy utilizado por House y Lidia Lozano ("si descartamos lo imposible, lo que quede, por improbable que parezca, tiene que ser la verdad") llegué a la conclusión inevitable: mis padres (o al menos uno de los dos, probablemente mi madre) eran extraterrestres. Obviamente originaria de un planeta más grande que la tierra, en el que los días duraban algo más. Esta teoría parecía verse reforzada por lo extraño de algunos de sus comportamientos, como su insistencia en tratarme de hacer comer verduras (quizás en su planeta las acelgas se consideraban comestibles) o que hablara en un idioma extraño de palabras larguísimas cuando se ponía nerviosa ("yhazmelfavordeirtealacamadeunavez, hombreyá").

Llegué incluso a calcular la duración que debía tener un día para mí (entre 26 y 28 horas) y a efectos de lograr un mayor rendimiento de mi intelecto traté de acomodarme a él, aunque este proyecto se vio rápidamente truncado por una fuerte presión del establishment. Descubrí en seguida que el mundo no estaba dispuesto a permitir tal rebelión en uno de sus miembros, y concretamente mi madre me manifestó que o me iba a la cama como las personas normales o me cruzaba la cara de un tortazo. De todos modos el jefe de estudios de mi centro me explicó amablemente que era muy difícil de cuadrar el plan de estudios cuando uno de sus alumnos trataba de acomodar las clases a días de 27 horas, con el consecuente trastorno para el sueño de los profesores (cerdos egoístas).

Y esta es la historia de cómo descubrí que tengo origen extraterrestre por parte de madre. Otro día si queréis os hablo de mi tía, que es de Murcia, pero muy fina no parece que esté tampoco...


El mono de la documentación dice que si a alguien no le gusta esta foto es porque tiene prejuicios contra los patos. No le he querido decir nada, pero empiezo a sospechar que se no lee las entradas que tiene que documentar...


*Aquí he hecho un juego de palabras entre los dos sentidos de la palabra superdotado, lo explico por si alguien se ha perdido con el chiste. Pero vamos, que sí que lo tengo...

jueves, 4 de noviembre de 2010

Técnicas raras de ligue

Aunque es verdad que actualmente soy un hombre sabio en el ocaso de la vida, no es menos cierto que una vez fui un joven tonto y moderadamente atractivo. Entonces yo no lo sabía, claro (porque era tonto) pero esta combinación es irresistible para las mujeres. Al menos para las de menos de treinta, que luego algunas espabilan.

Por suerte para mi equilibrio mental, en aquellos tiempos -finales de la edad media, principios del renacimiento- las mujeres no solían atacar a los hombres. Seguramente ahora no podría salir a la calle sin que una adolescente me preguntara "¿quieres comprobar para qué me he puesto un piercing en la lengua?" dejándome profundamente turbado (yo es que soy tímido), pero en aquellos tiempos tales modos no eran frecuentes. A pesar de ello, tengo que decir que en un par de ocasiones, mujeres se acercaron a mí con intenciones sospechosas. Se me ha ocurrido hacer un repaso de algunas de las más extrañas. 

La que imitaba a Chiquito. Bien, tengo que decir en su defensa que eran los noventa. Todo el mundo imitaba a Chiquito. Excepto probablemente yo, que soy el peor imitador de la zona euro. Bueno, eso  y que Chiquito no me hizo gracia hasta que dejaron de dar la brasa con él (ahora mola porque es retro). En ese orden de cosas, ver a una chica que cada vez que coincidía conmigo gritaba mi nombre (blancohumanorrrr... jarl) digamos que no aumentaba mi libido. En serio, no creo que ni Megan Fox resultara sexy haciendo algo así.  

La que se lo dijo a mi madre. Esto fue mucho antes, yo era prácticamente un polluelo, pero reconozco que me hizo gracia. Poca, eso sí. Entrar a donde curraba mi madre y decirle que yo estaba "muy bueno" (además, no era cierto; tengo fotos que lo demuestran) quizás le pareció buena idea, pero no era un buen plan. Solo sirvió para que mi madre se cachondeara de mí una temporadita. 

La que me dijo "a mi amiga le gustas" en una discoteca. Y ahí ya no era un polluelo. En serio ¿por qué la gente hace esto? Creo que mi respuesta fue "¿Y qué pasa, no tiene lengua? Pues empezamos bien...", pero ahora diría más bien "tiene doce años, ¿verdad? Pues lo siento, no soy sacerdote" 

La que me hizo una llamada anónima (mientras mi novia de entonces estaba de acampada). La verdad es que me lo creí tan poco que pensé que era una trampa montada por una amiga de mi novia. Yo es lo que tengo, si una chica mira en mi dirección lo primero que hago es girarme para ver a quien mira, nunca me creo estas cosas. De todos modos tengo que decir que si una chica no está lo bastante segura de sí misma como para abordarme en persona, era poco probable que fuera a una cita a ciegas con ella. A mí es que me gustan las mujeres con carácter. 

La que me impidió hacerme la coleta porque dijo que estaba mejor con el pelo suelto (entonces lo llevaba largo). No, esta triunfó, solo quería mencionarlo porque me encantó. No tuvo más que quitarme la goma que me estaba poniendo y decir "así mejor". Tampoco sabía decir mucho más, la pobre, porque era inglesa y tenía un castellano bastante lamentable. Sí, es la chica de la que hablé tangencialmente en otra entrada, a la que todavía tengo que agradecer una pronunciación que hace que parezca que sé inglés (es mentira, no se). 

La que me ha invitado a ir en bicicleta. Solo para que no parezca que son todas de antes de la invención de la penicilina (que casi) pongo una de esta misma mañana. Por motivos que no vienen al caso he requerido la asistencia de mi anciana madre para un tema. Como otra cosa no, pero yo agradecido soy un rato, luego de eso la he llevado a la  playa aprovechando que hacía bueno a tomar un café (bueno, o un Chivas si le apetecía; total, lo iba a pagar ella). Casualmente nos hemos encontrado con unos amigos de ella de una de sus múltiples actividades sociales (os diría cuál, pero la verdad es que no escucho todo lo que cuenta, así que no lo sé; es que habla todo el rato, y claro, uno desconecta). Pero no unos amigos de edad avanzada como cabría esperar, sino un chico con aspecto de no trabajar habitualmente (por no necesitar el dinero, no por estar en el paro) y una chica con aspecto de dedicarse profesionalmente al fitness*, ambos de unos treinta y tantos y en ropa de pasear por la playa (que para los que no lo sepan, es parecida a la de footing, pero de marca y sin sudar). Tras un rato de conversación en el que el café se ha convertido en cervezas de medio litro, bravas y calamares, he llegado a la conclusión de que su relación era de amistad (desconozco de con qué nivel de intimidad, aunque sospecho que el tipo era un poquito gay) y no de follamigos como insistía en decir mi madre (que es mucho de decir cosas que pillan a contrapié a la gente; sí, se lo preguntó directamente "¿Vosotros sois follamigos, no? ante mi embarazo y su carcajada). Al cabo de un rato, no sé bien como, ha salido el tema de montar en bici (que yo he debido de decir que sabía montar en bici, no creo que haya dicho que lo haga habitualmente, porque yo soy poco de contar mentiras) y a la chica le han faltado segundos para pedirme el teléfono para la próxima vez que salga por ahí avisarme. Que mira, yo se lo he dado, pero vamos, si una chica me conoce y me invita a salir en bici en lugar de a una cerveza es que me está confundiendo con otro. Claro, que ahora que lo pienso, me ha sacado el teléfono ahí con mi madre delante, que tiene mérito. De verdad, la gente está desatada, yo no sé...

*bueno, al final era profesora de instituto, pero seguía teniendo aspecto de ser capaz de cascar nueces con los glúteos**.

**Nunca he entendido para qué nadie puede querer nueces cascadas con el culo. Lo he leído por ahí, pero a mí me sigue pareciendo raro...

miércoles, 6 de octubre de 2010

El ordenador de mi madre

Mi madre quiere un ordenador. Esto hace tiempo que lo sé, pero reconozco que es un dato que he tratado de ignorar, como cuando me enteré de que había tenido sexo.

-Pero hijo, si fue con tu padre...

-¡No lo empeores! ¿Qué quieres, que lo visualice?

Bueno, da igual. El caso es que mi madre, no sé cómo (porque yo no se lo dije) se enteró de la existencia de internet. Y claro, mi madre no puede enterarse de que algo existe y no cotillearlo. El caso es que me llama. Una cosa sobre esto: mi madre solo me llama cuando estoy saliendo con prisas o cuando me estoy sentando a cenar, que parece que lo huele. No se ha dado nunca el caso de que me llame cuando me estoy tocando los huevos. Y mira que yo me toco los huevos veces, que no hay día que no lo haga tres o cuatro veces. Pues no, ella me pilla siempre mal. Esto hace que mi primera frase siempre sea: "Bufff... me pillas fatal ¿qué quieres?" Que no pasaría nada si la duración de una llamada de mi madre fuera normal, pero una llamada suya dura más o menos desde que me dice "no, hijo,  si es solo una cosita", hasta que yo digo, ya cabreado: "Mira mamá, ya está bien. Que me tienes aquí quince minutos y todavía no me has dicho para qué llamas". 

-Hijo, de verdad, cada vez te pareces más a tu padre.

-Pues no debe ser el señor que yo conozco, porque él decía que era cagadito a ti. Tú debes de hablar de otra persona... -Sí, mis padres es que me utilizaban como arma arrojadiza, pero al revés que el resto de matrimonios. Sospecho que si se hubieran divorciado hubieran ido a juicio para no tener mi custodia.

Bueno, da igual. El caso es que me llama y me dice "Hijo, que me quiero poner internés". Que igual a alguien le parece raro, pero mi madre siempre que se dirige a mí, empieza sus frases con "hijo". Es curioso, porque las mías suelen empezar con "joder mamá"...).

-Joder, mamá -¿lo veis?- pero si tú no tienes ordenador.

-Pues me compro uno.

-¿Y tú para qué quieres un ordenador?

-Ah, pues no sé. Pero es que todo el mundo tiene meil de ése y yo no tengo. Hasta Angelita la lechera tiene uno, que se lo ha comprado su hijo.

-Y qué pasa, si Angelita la lechera se tira por el balcón tú te tiras también?

-Pues claro. -A mí, mi madre me supera. Cuando esto mismo me lo preguntaba ella, nunca imaginé que la respuesta era tan sencilla.

-Pero vamos a ver... ¿qué vas a hacer tú con un ordenador?

-Pues... lo que se haga con los ordenadores. Escribir emilios de esos. Y pasear por internet.

-Navegar, mamá, navegar...

-Lo que sea. Que me dicen en el barrio que me estoy quedando anticuada.

-Joder, pues claro, como que eres viej... digo... que no, mamá. Que es que ahora para navegar por internet hay que sacarse un carnet y es un lío. Que al principio éramos cuatro y no hacía falta, pero ahora como todo el mundo tiene y se han puesto a descargarse películas, se han colapsado los cables del intercambiador y hay unos embotellamientos que ni te cuento... Y luego está lo del ordenador, que para que se conecte al 2.0 hay que pedirlo con condensador de fluzo, que eso viene de Alemania y cuesta un riñón... Si además a ti internet no te va a gustar, que eso vale sólo para el porn... err... para ver las cotizaciones de la bolsa y todo eso. Mira, si quieres un día vienes a casa y me meto en la página más aburrida que encuentr... nos conectamos a la web del BOE, que tiene un montón de decretos para descargar.

Pues nada, que no hubo manera. A ella se le metió en la cabeza que quería tener internés, y no había quien la sacara. Que vosotros diréis "que cabrón, a ti que més te dará". Claro, como a vosotros no os va a llamar cada vez que le pete el ordenador...

-Hijo, que me ha salido un mensajito que dice nosequé de formatear disco duro ¿qué hago, lo acepto?

-¡NO! ¡CANCELA, CANCELA!

-Bah, yo digo que sí, que no creo que pase nada.

-¡QUE NO!, ¡QUE CANCELES!

-Vale. Huy, parece que está haciendo algo..."formateando nosequé", dice. Mira, vente a comer el domingo y me lo arreglas...

Que no, que yo conozco a mi madre y puede ser el fin del mundo. Ella suelta en internet puede ser más dañina que el 'I love you' y los correos con powerpoints chorras juntos. Es capaz de buscar google en google y romperlo, estoy convencido.

El caso, es que mi madre, a pesar de estar fatal, tiene un cierto tipo de inteligencia rudimentaria. El otro día me dice:

-Anda vamos al yonosoytonto ése que me quiero comprar un ordenador. Y a ti otro.

-Joder, mamá. Pero ¿tú para qu...?  Mmmm... ¿otro para mí?

-Sí, hijo, que el que tienes está muy feo. Y si quieres te miramos un adesele, de esos.

-Que no, mamá, que ya lo miré yo y no llega a casa.

-Pero claro tonto, que ellos te lo llevan, que tienen entrega a domicilio.

-Vale, mamá, me rindo. Lo que tú digas.

Y así es como terminé vendiendo mi alma por un miserable PC de sobremesa. Bueno, un i7 con 8 gigas de RAM, que todo el mundo tiene un precio, pero el mío es más bien tirando a carete. Aunque yo sabía que era como pactar con el diablo, que al principio parece buena idea, pero al final te terminas arrepintiendo...

Ya en la tienda me iba repitiendo como un mantra "ochogigasderam, ochogigasderam" para evitar perder los nervios. Vosotros no conocéis a mi madre, pero es recomendable tener algo en la cabeza para no escucharla mucho.

-Y entonces ¿qué me puedo llevar que esté bien para pasear por internés y eso?

-ochogigasderam, ochogigasderam...

-bueno, pues para viej... ancian... señoras como usted tenemos estos que están bastante bien por quinientos euros y monitor de 15 pulgadas...

-Pero ahí en la esquina pone doce.

-Es la fecha mamá (ochogigasderam, ochogigasderam...)

-Pues no me gusta. ¿Y ese blanco de ahí?

-Pues señora, es que ese es un poquito superior y para lo que usted necesita quizás sea un poco demasiado...

-(hazme caso, véndele lo que quiera y nadie resultará herido) ochogigasderam, ochogigasderam...

-¿Y de la manzanita? ¿No tienes de esos de la manzanita?

-ochogigasderam, ogochichasdemar, ochochingandemás...

-De todas formas esto se puede devolver, ¿no? Porque me ha dicho el vecino que él me pone el internés gratis, que yo no pienso pagar por eso a telefónica que son unos ladrones, pero como no se pueda, yo lo devuelvo.

-ochichorniamelar, muchochilcheschambar, chichigolpompalmar...

Bueno, al final cayó un Sony Vaio que ya lo quisiera yo porque "es que blanco es más mono, que esos grises parecen de funeraria". Se lo llevo a casa, lo desembalo y lo pongo a cargar. Voy a llegar al curro mínimo quince minutos tarde y sin comer, pero yo contento de haber sobrevivido a la experiencia.

-Bueno, esto tiene que cargar doce... veinticuatro... mmm... unos tres días. Para que la batería no coja efecto memoria y a mí no me entre un ictus. Ni se te ocurra tocarlo antes, y mucho menos llamarme. Mientras, si quiere, que venga el vecino ese tuyo tan listo y que te busque alguna wifi de algún pringado, si es que queda algún primo que no la tenga protegida a tope. Si no lo consigue, a mi ni me llames que yo no sé. Si eso llamas a Angelita la lechera que a ver si ella sabe crackear wifis, que seguro que sí. O a telefónica, que es lo que hice yo...

-Huy, yo no pienso pagar por eso, que son unos ladrones. Si no coge línea lo devuelvo y en paz...

-chochochinchesaltar, chincharelademar, cochomichelsatán, coglogurfemglmgr...

DIEZ horas después.

-Oye, que yo voy a devolver esto.

-¿Qué? ¡Pero si todavía no lo has usado!

-Es que es un rollo que no hace nada. ¿Esto no tiene nada dentro? De eso que le compráis vosotros... para hacer cosas...

-¿Programas?

-Eso. Que me ha dicho tu prima que me tenías que haber puesto algo dentro...

-Mujer, si quieres te paso el 3D Studio Max. ¿Te harán falta texturas también, o renderizas a pelo?

-Oye, a mí no me hables raro que me cago en tu madre que soy yo...

-Vale. A ver, ¿tú que quieres hacer exactamente?

-¿Yo? Pues pasear por internés...

-chochopoñdsfjalfdkaslkdjalskdjladflldsd...

Al Wardog lo quería ver yo tratando con mi madre...



Actualización: mientras editaba el post, me llama de nuevo para confirmarme que efectivamente el listo del vecino no ha sido capaz de crackearle ninguna wi-fi, así que mañana vamos a devolver el ordenador. Podemos respirar un ratito más, que internet no va a destruirse todavía...

miércoles, 23 de junio de 2010

El hombre que se parecía a todo el mundo

Asumámoslo, tengo una cara vulgar. Bueno, yo tengo que asumirlo, vosotros seguramente vayáis por ahí con vuestras caras personales e intransferibles, pero yo no. Esto Bichejo lo describe de una manera muy elegante como que soy guapo estándarTM, que es la manera bonita de decir que me parezco a todo el mundo (de hecho sospecho que lo de guapo lo pone para no parecer desagradable). Bueno, a todo el mundo tampoco. Por ejemplo a Jordi Hurtado no me parezco nada. Pero vamos, a unos cuantos.

Esto no ha sido así siempre, claro. Yo de niño era un querubín. Luego incluso mejoré, porque descubrí la bollería industrial y me convertí en dos querubines. Cuando llegué a media docena de querubines ya me puse a régimen, que me parecía que tampoco era cuestión de montar un equipo de balonmano yo solo.

El drama se manifestó en la adolescencia. Todavía recuerdo cuando un día me dice mi tía: "El otro día te vimos desde el coche por nuestra zona; te saludamos [como si lo estuviera viendo, a grito pelado por la ventanilla del coche], pero no nos hiciste caso". Tras comprobar que yo no había podido ser, más que nada porque estaba en otro sitio, mi tía realizó una exhaustiva investigación (que trabajó de joven en el Mossad, así que no descarto que usara baterías de coche y discos de Andy y Lucas) y efectivamente descubrió que había un tío en su barrio que era clavadito a mí. Esto luego me pasó más veces. Tengo que decir que nunca me he encontrado a ninguno de estos dobles, aunque es cierto que uno de ellos es conocido. Bueno, yo opino que me parezco a él más bien después de pasar una mala época con el alcohol y los tranquilizantes, pero en una época nos parecíamos bastante (aunque más que nada por el pelo, que lo llevaba igual que yo; y cuando me lo cambié, también se lo cambió él, que yo creo que me usaba de beta tester, el mamón -lo malo era que la gente pensaba que yo le copiaba a él, pero bueno, que le vamos a hacer). En cualquier caso paso de decir quién es, porque no me mola (aviso, como deis pistas en los comentarios, os caneo, que os conozco; sí, va por vosotras).

Supongo que el que tenga un nombre bastante vulgar, tampoco ayuda. Me refiero al civil, que Blancos Humanos no hay muchos. Bueno, está el de la peli, el del cómic, ahora también hay una serie, el mamón que me ha quitado el nick en youtube y me ha obligado a registrarme como Antoñita Peñuela... bueno, igual unos cuantos también hay. Pero quiero decir, que si me llamara Leocadio, lo mismo la gente en seguida decía "huy, no me suena; no debes ser tú", pero vamos, mi nombre no ayuda a despejar dudas.

Esto me ha traído una multitud de situaciones en las que alguien a quien yo no conocía de nada se me quedaba mirando y se exprimía las neuronas tratando de saber de qué me conocía. El caso más extremo de esto me sucedió la primera vez que visité determinada capital de provincia que no era la mía, en la que un tío insistía en que me había visto en algún sitio. Que a mi me hacía gracia al principio, pero al final ya me empecé a cansar ("que no he estao aquí nunca, copón" recuerdo que argumenté). Esto se complicó con la edad, claro. Porque yo luego he trabajado en todas partes y conocido a todo el mundo. Lo que pasa es que yo no me acuerdo, claro (para que una cara se me grabe tengo que verla más de tres veces, y si no la veo en seis meses es posible que se me borre de la memoria). Esto da lugar a situaciones en las que el desconocido y yo teníamos que hacer un recorrido comparando currículos para ver si habíamos coincidido en alguna cosa. Es gracioso hasta que has hecho cursos en mil sitios. "Mira, de verdad, si no nos acordamos igual es que tan amigos no éramos". Pero la gente tiene tendencia a quedarse enganchada en estas cosas.

El caso más gracioso me sucedió ayer, cuando una vieja ancianita señora de edad indeterminada pero elevada, que pasaba de largo se clavó delante de mí y me dijo 'yo a ti te conozco'. La miré, vi que con su cara no me salía nada en el archivo y dije "es posible". No funcionó, claro. "No, de verdad, que yo te conozco de algo". Pensé "joder, pues como me tenga que repasar el currículum con esta, nos van a dar las doce". Bueno, tuve suerte y en un par de trabajos y cursos se cansó.

Cuando ya me había olvidado, aparece otra vez y me pregunta: "¿Tú eres Leo?". Pienso "joder, si se sabía el nombre, igual podíamos haber empezado por ahí" y digo "no, soy xxx (inserte nombre civil aquí)". Y me suelta, "no, de nombre, no, de horóscopo. Es que el que yo conocía, era Leo". Lamadrequelaparió. O sea, que no sabía el nombre ni de que me conocía, pero sabía mi horóscopo. Bueno, creía que lo sabía. Que estuve a punto de decir "mira, en lo que va de noche ya me han entrado cuatro con eso, así que aire" pero me supo mal. Le di mi signo del zodíaco (que por si a alguien le interesa... no, tampoco lo voy a decir; y no debíais creer en esas cosas, que eso hace llorar  a Hawking) y se terminó la conversación.

La próxima vez que alguien me diga que le suena mi cara pienso contestar "si, yo es que he hecho mucho cine porno, lo mismo es de eso. Pero si quieres te enseño la chorra para que te asegures".

lunes, 24 de mayo de 2010

Yes, I do

Bueno, después de haber estudiado la semana pasada como un perro para sacarme un curso absurdo que tuve que hacer (bueno, pero como un perro pequeño, la verdad) esta semana voy a tener que volver a hacer lo mismo porque para el viernes tengo un examen de inglés. Bueno, como no sé como es exactamente el examen, mi intención es ser capaz para el viernes de hablar aproximadamente como un nativo, por si acaso. Pero como uno inglés, claro (hablar como un congoleño puede ser pintoresco, pero sospecho que sea de poca utilidad en una prueba de inglés; bueno, salvo que en el Congo se hable inglés, cosa que desconozco). Eso sí, teniendo en cuenta mi nivel actual, es posible consiga hablar como un nativo inglés de cinco años. No, espera, que esos ya saben usar tiempos verbales. Como uno de tres. Al menos, confío en no perder el control de mis esfínteres en el proceso.

Como el curso termina, el viernes pasado tuvimos la última clase regular del semestre y me dio un poquito de pena porque la verdad es que me divierto bastante en las clases. A ello supongo que contribuyen que la gente es bastante maja, incluyendo a la profesora. Me recuerda mucho a una novia inglesa que tuve, de la que aprendí la mayor parte de lo que sé. De inglés, quiero decir, no de lo otro. Que yo de lo otro ya sabía. De hecho creo que fue ella la que aprendió un par de cosas que le parecieron bastante exóticas, pero no voy a extenderme demasiado en este punto. Pero vamos, que como cualquier Erasmus sabe, la mejor manera de aprender un idioma es, por utilizar lenguaje militar, confraternizar con el otro bando (no sabes lo que es pensar de verdad en otro idioma hasta que mantienes una discusión con una inglesa enfadada; eso sí, tengo que decir que mucho del vocabulario que aprendí en esas conversaciones no podría utilizarlo en una entrevista de trabajo)

Volviendo a mi profesora, nos hizo saber que se divertía mucho en nuestro grupo, más que en otros, y me hizo ilusión que mencionara especialmente que yo daba bastante energía al grupo (otros alumnos estuvieron de acuerdo). Lo cual me sorprendió bastante, tengo que decir. Yo, que si fuera más tranquilo, sería un ficus, y que si no fuera por la gran cantidad de café que tomo, sería indistinguible de un oso panda (menos por el pelo, creo). De hecho, la mayoría de clases no estoy del todo despierto hasta después del almuerzo (es que claro, desde que curro por la tarde me he hecho más nocturno de lo normal). De todos modos tengo que decir que aunque me hizo ilusión (bueno, me hubiera hecho más ilusión si hubiera entendido exactamente a qué se referían), yo el que quería ser de verdad era el gracioso del grupo, pero el papel le tocó a otro (que no es que fuera más gracioso que yo, solo que decía más chorradas, aclaro). Bueno, al menos no me tocó el papel del freak, que le tocó al que se sienta conmigo (la conversación fue mas o menos así: mi compañero dijo '¿Él es el gracioso? Yo pensaba que era el freak' y la profesora contestó 'No, ese serías tú'; es que ella también es bastante de soltar coñas). Como veis somos un grupo bastante pintoresco y el ambiente es bastante relajado.

De todas maneras, para justificar que yo merecía más el título de gracioso, voy a poner una anécdota de principio de curso a pesar de que reconozco no lo hice adrede (a veces cuando digo cosas sin pensar la gente cree que son chistes, lo que es una suerte para mi). Por cierto la anécdota es grabada. Es que tengo un poco de curro y he reciclado un post antiguo que no llegué a colgar en su momento, supongo que me lo perdonaréis.
Dentro video.

El otro día estábamos viendo en el libro dos fotos en las que salían dos personajes. La profesora nos preguntaba sobre las fotos para que practicáramos.

(la conversación que sigue se desarrollaba en inglés, obviamente)

-¿Donde os parece que están los personajes en la primera foto?

-En una oficina -dijo alguien.

-Muy bien, parece que es una oficina. Hay ordenadores, teléfonos, gente con corbata... ¿Y en la segunda?

-Están en casa.

-Bueno, al menos fingen que están en casa... -digo yo antes de pensar.

-¿Fingen? -pregunta mi profesora con expresión divertida.

-Si, quiero decir... solo hay una mesa y una cortina. Ninguna casa tiene este aspecto. Parece más como un decorado... -Risas de todo el mundo.

Pues yo creo que las fotos de los libros deberían estar mejor ambientadas, porque a mi al menos me confunden.

 BONUS TRACK: El título es por un tema de Los Nikis, un grupo viejuno que antes me apasionaba, y como lo he encontrado en el tubo, pues aprovecho para largároslo. Aunque después de escucharlo tengo que reconocer que los Nikis no han envejecido tan bien como yo. Qué puedo decir, eran geniales para cantarlos de borrachera...



ACTUALIZACIÓN: Otra que he recordado hoy (en inglés en el original).

Profesora: ...ya sabéis un USB device ¿cómo le llamáis a esto en castellano?

Yo: Pen drive. Es una expresión típica española. Como footing.

-Hahaha... es cierto ¿Por qué en España os inventáis expresiones en inglés?

-Bueno, supongo que porque nadie sabe inglés de verdad. No notamos la diferencia...

(Pues Tetra brik tampoco es inglés. Ellos le llaman carton, hay que joderse)

jueves, 20 de mayo de 2010

Salón de Barcelona 2010: crónica (II)

Bueno, después de que el constipado absurdo que me traje de allí me haya tenido fuera de la circulación casi una semana (y un poco de trabajo que me ha tenido ocupado también), finalmente está aquí la crónica del Saló. Lamento no tener demasiado que contar para lo que he tardado, pero así son las cosas...

Tengo que decir que, eventos personales aparte, este ha sido uno de los Salones que menos me ha gustado. Supongo que es inevitable que se deje sentir en un sector que lleva en crisis desde tiempos de los griegos*. En mi opinión, los invitados han sido menos interesantes que en años anteriores y la presencia de las tiendas es cada vez menor. Y tiene sentido, porque ¿para qué comprar allí algo que puedes comprar a la vuelta en tu tienda habitual a la vuelta y no tener que ir cargado como un burro? Yo si que me dejé dinero allí, pero es que yo aprovecho para comprar cosas que no puedo encontrar normalmente, aunque me temo que esa no fue la tónica general y sospecho que la gente no gastó demasiado dinero. De hecho creo que los que más negocio hicieron eran los de la fondue de chocolate... (que llámame purista, pero mucha relación con el mundo del cómic no le vi a eso)

Después de patear el Saló el domingo, el lunes, me dediqué a recorrer alguna de las librerías especializadas (en cómic) de la ciudad y en una de ellas pude escuchar a un librero hablando del Saló con un distribuidor. Como no es una fuente contrastada, no voy a contar nada de esto como información fiable, pero intuyo que el tipo no tenía motivos para mentir, así que sospecho que todo lo que dijo podría ser bastante cierto (como no le conozco personalmente y tampoco voy a mencionarle, supongo que no me ata ningún tipo de confidencialidad, aunque sospecho que nada de lo que dijo fue para que se publicara aquí ni en ningún otro lado). Decía que las cifras de venta ya habían bajado mucho el año pasado, y que no sabía que pasaría el siguiente. Comentó el caso de otro librero que tenía stand (de otra tienda conocida) y que el domingo a mediodía todavía no había cubierto gastos. Decía algo como 'vas, malvendes y te vuelves sin mercancía y sin dinero'. Pero lo que más me llamó la atención fue sobre la cantidad de visitantes. Dijo conocer al que llevaba el recuento y que le dijo “27.800, pero vamos a decir 100.000”. Bueno, supongo que tienen un negocio que mantener, es normal que no quieran decir "el mundillo está en crisis". Pero negar lo obvio me parece un tanto absurdo. Creo que para cualquiera que estuviera allí era constatable que había mucha menos gente que otros años. Y sospecho que en éste, como en todos los negocios, a la gente le cuesta más que antes soltar el dinero. Por mucho que digan que no está en crisis y que se ha vendido más que nunca. No podemos saberlo porque no tenemos cifras de ventas, pero no me lo creo.

Respecto a los visitantes, me temo que también estuvo algo más descafeinada la cosa. Poca animación (creo que ví a una de las míticas azafatas de Norma, están a punto de convertirse en leyenda urbana a este paso) y la que había de poco nivel. Bueno, la furgoneta del equipo A, molaba, aunque sigo sin ver la relación con los cómics... La gente disfrazada, que es una de las cosas que más me gusta de el saló, escaseó bastante. Y la mayoría de los cosplayers eran tan jóvenes que daba cosica fotografiarlos. Quiero decir, ya me siento raro fotografiando a una chica con poca ropa, pero si encima es tan joven que me pueden encarcelar por ello, creo que paso. Aunque igual esto es una apreciación subjetiva mía, que como ya empiezo a tener una edad, todo el mundo me parece muy joven.

Personalmente la zona que más me gustó fue la de fanzines. La verdad es que nunca la había frecuentado mucho (evitad siempre mirar a un fanzinero diréctamente; son insistentes a la hora de vender sus productos como los que venden rosas por la noche) pero esta vez me acerqué y descubrí a una gente muy maja.

Allí causó sensación especialmente mi camiseta de Iñigo Montoya. Se trata de una imagen del personaje de 'La princesa prometida' diciendo su mítica frase (aunque yo la que quería era esta, pero no se vende en España) En uno de los stands, un fanzinero se quiso hacer el gracioso:

-¿Cómo se llamaba el de la peli?

-Iñigo Montoya

-¡pues chúpame la polla!

-jaja… si, es una broma muy divertida. De hecho me la acaban de hacer dos stands más allá.

-jó…
(No era cierto, pero me pareció que merecía una lección)

Aparte de eso, conocí a Koopa y a Morán, y ambos me hicieron sendos dibujitos, así que solo por eso ya moló (soy muy fan de ambos). Cuando Morán me preguntó que quería la verdad es que no fui capaz de responderle (no se me ocurría nada) pero insistió de tal manera que le dije en broma 'Dibújame a Wonder Woman en bolas' (es un chiste friki, no estoy seguro de que nadie haya tenido el cuajo nunca de pedírselo a George Pérez o Adam Hughes) y le entusiasmó tanto la idea que no pude convencerle de que lo había dicho en broma. La próxima vez tengo que decir 'un plano general del desembarco de Normandía' a ver si hay cojones...

La anécdota del saló, curiosamente no paso en el saló, sino fuera y al día siguiente. Estaba visitando Norma Comics (saliendo ya, en realidad) cuando me crucé, lo que son las casualidades con una chica que conocía de haberla visto en el Saló del año anterior. Iba a decir que me costó reconocerla con ropa, porque me parecía gracioso, pero la verdad es que como le hice foto (incluso la colgué) la reconocí en seguida. Pero tuve un arranque de timidez –nadie me cree, pero yo soy muy tímido- y no la saludé. Y eso que me quedé con las ganas porque era maja y me hubiera divertido hacerle una foto para colgarla en la crónica de este año. Luego me imaginé el diálogo (“perdona, ¿tú no estuviste disfrazada de princesa Leia en el pasado Saló del Cómic?’) y me pareció que era la frase para ligar en una tienda de cómics, mas cutre del universo. Vale que en este caso era cierto y no una excusa para ligar, pero si hubiera resultado que no era ella y solo una tía parecida,  yo hubiera muerto de la vergüenza. Bueno, al menos se me ocurrió una idea para una tira. (ya sabes, si no da para un post, siempre puede dar para una tira). Puede que un día la publique. Lamento habérosla destripado un poco, eso sí.

Bueno, pues esto sería más o menos todo. Ahora tocaría colgar alguna foto, pero ahora mismo me da muchísima pereza, así que me vais a tener que perdonar. Es que esta semana, aparte de estar chungo, he tenido un montón de curro (se ha notado porque no posteaba, supongo). Igual otro día cuelgo alguna...


(*) En realidad esta frase se aplica al teatro, pero me temo que también vale para el cómic. Por cierto, ¿éstos no son también los tiempos de los griegos? Quiero decir, hay griegos, ¿no?

viernes, 16 de abril de 2010

Pasando el ágora a la derecha

-¿Y cómo se llamaba el espectáculo?

-Clítoris. Pero al final lo tuvieron que cambiar.

-Pues era bonito. Es griego, ¿no?

-No estoy seguro...

-Si, hombre. ¿El clítoris no era el sitio ese dónde se reunían los griegos en la antigüedad?

-Ah si, claro. Bueno, los griegos con suerte, al menos...

Un amigo y yo este fin de semana, festival del humor.

lunes, 22 de febrero de 2010

La vez que trabajé en un bar gay

Como ya expliqué hace poco, yo tengo un pasado. Lo que pasa es que normalmente no lo cuento. Menos cuando no se me ocurre de que escribir, claro. 

Lo malo de tener una cierta edad y tener un culo inquieto es que uno ha trabajado casi de todo (llámale culo inquieto, llámale tener una carrera de mierda). He hecho cosas muy originales, pero lo que se lleva la palma en cuanto a la reacción que produce en la gente cuando lo cuento es haber sido camarero en un bar gay. Como si para currar en un bar gay hiciera falta ser gay. Si esto fuera así, no podría haber camareros gays en los bares heterosexuales, ¿no?. Pues los hay.

Lo que primero que me pregunta la gente es como terminé trabajando allí. Esta parte es fácil era joven, necesitaba el dinero: mis amigos y yo íbamos allí a beber.Al final terminamos teniendo tanta confianza con el dueño que cuando necesitaron camareros nos ofrecieron el trabajo (sospecho que fundamentalmente porque sabían que se iban a reír de nosotros). Uno de mis amigos y yo (supongo que los que más necesitábamos la pasta por aquella época) aceptamos

Tengo que aclarar que en realidad no era un bar gay. Era un bar regentado por gays. Puede parecer una diferencia sutil, pero a nosotros nos servía. Más que nada porque íbamos allí a esperar a un amigo de un amigo que trabajaba en otro local de los mismos dueños (ese ya sí, un local gay; por eso no le esperábamos en aquel). Bueno, y porque la cerveza era barata. Estábamos en esa edad en la que podíamos bromear sobre nuestra orientación sexual, pero no permitir que se dudara de ella. Creo que los hombres no la abandonamos nunca del todo.

Trabajar en un bar gay  no es más difícil que trabajar en cualquier otra cosa, cuando te acostumbras. Una vez te han preguntado si estás en la carta (a mí me lo preguntó mi primer cliente) ya estás preparado para todo y puedes tirar adelante. De todos modos tengo que reconocer que los otros camareros a menudo nos protegían paternalmente. Supongo que se sentían responsables.

Al poco de entrar se hizo habitual que al terminar saliéramos a tomar unas cervezas con el resto del personal. Como los heterosexuales eramos minoría parecía normal que saliéramos por locales de ambiente. La verdad es que no nos molestaba, y terminamos conociendo a gente muy interesante (recuerdo unas lesbianas muy majas de las que me hice amigo), aunque siempre íbamos un poco en esa actitud de 'no disponible' tan típica de los heteros en esos locales. Reconozco que no he tenido nunca la confianza en mi mismo tan alta como en aquella época que rechazaba ofertas constantemente. Bueno, o al menos de vez en cuando.

En una ocasión, en un local había un espectáculo en el que una chica imitaba a Marilyn Monroe. Obviamente ni era Mariliyn ni era chica, pero la verdad es que daba bastante el pego. Al final del espectáculo incluso me la presentaron -la gente con la que yo iba era muy conocida en el ambiente- y pude apreciar que la caracterización funcionaba bastante incluso de cerca. En un momento dado desapareció y volvió convertido en un chico menudo aunque bastante majo que me trataba como si me conociera. Tengo que reconocer que no me di cuenta de quien era hasta que todo el mundo empezó a reirse...

Otro día quedé en el mismo local con una clienta habitual del bar. La verdad es que la chica no me convenía nada y me negué a escuchar a los que me recomendaron que no lo hiciera, pero que puedo hacer, me van las chicas malas*. Esta en concreto me tuvo de plantón en la barra de un local totalmente gay y sin ningún tipo de cobertura durante lo que a mi me pareció que fueron... unas dos semanas o así. Ahí descubrí que no estaba tan curtido como pensaba y que en solitario el ambiente me intimidaba bastante. Cuando acabó el espectáculo vi aparecer al transformista del que hablaba antes. Tengo que decir que me alegré mucho de ver alguien de conocido -porque estar alli solo me ponía algo nervioso- y así se lo manifesté.

-Huy, guapo, yo soy la peor de todas -me respondió poniéndome una mano en la rodilla y haciendo morritos, mientras yo notaba como se me helaba la sangre.

*Con esta chica mala en concreto no volví a quedar nunca más. Una vez creo que fue más que suficiente para mi...

lunes, 15 de febrero de 2010

No, si al final van a pensar que soy raro...

Cuando llegué a mi nuevo curro una de mis prioridades fue que no pensaran que era raro. Bueno, en realidad era que no descubrieran que soy raro. Para ello mi principal método fue hablar poco. Cuando a las dos semanas vi que los de mi nuevo curro sabían menos cosas de mí que los lectores de mi blog -lo que ya es decir- vi que igual me estaba pasando*.

Lo que de ninguna manera pude evitar fue dar mis habituales respuestas mordaces. Quizás hubiera parecido más normal si contara cosas de mi vida y contestara como las personas, pero que puedo decir. Yo soy así.

Al segundo día entra un compañero y ve mi teléfono móvil en la mesa:

-¡Eh, tenemos móvil nuevo!

-¿Que quiere decir 'tenemos' rostro pálido? Búscate la vida, tío, este es mío...


Poco después, otro compañero me pide una tarea que no me corresponde como favor personal. Cuando voy a entregársela a su mesa:

-Gracias tío, eres superprofesional.

-Lo sé. Si además fuera buena persona ya sería la leche...


A partir de ahí ya la cosa fue a más.

-Perdona que haya interrumpido...

-No te preocupes, estaba buscando porno en internet...


Un compañero vuelve de vacaciones:

-¡He vuelto!

-Anda, y yo que pensaba que te habían echado...


Hablando con otro compañero:

-Ten en cuenta que yo cobro [tanto]...

-¿Quieres decir que te pagan por lo que haces?


Un día me dieron un texto que tenía que leer para una grabación (sé que os sonará raro; en realidad no es mi trabajo pero tengo una voz que hace sonar a Constantino Romero como un grajo, así que no pude negarme). Vi algo que no me acababa de gustar como estaba redactado y entré para consultar si podía modificarlo:

-¿Que te pasa?

-(tono de diva) ¡Mira, yo es que si no me dáis buenos guiones, no puedo trabajar!


Bueno, supongo que ya veis el tono. Últimamente han desaparecido algunas cosas de los cajones cuando no estamos. El otro día fingí un robo para que me descartaran como sospechoso me tocó a mí. Ante tal situación mandé un correo a toda la plantilla:


Entre la noche del pasado miércoles y la mañana del jueves desaparecieron de mi cajón unos auriculares negros. Si alguien los tomó prestados por error, estaría muy agradecido si me los pudiera devolver, porque son míos y les tengo un gran apego (es que son un recuerdo de mi abuelita, que me los legó en su lecho de muerte).

Si por el contrario se trata de un nuevo golpe de “la banda de los dedos largos”, que sepáis que los Ranger de Texas están avisados y Chuck Norris no descansará hasta que deis con vuestros huesos en la carcel.

Y que conste que esta ha sido la versión suave, porque en realidad pensaba poner algo más bestia tipo, 'como vea a alguien meter sus sucias manos en mis cajones no tendrá tiempo de dar explicaciones' o tal vez 'los ladrones tendrán un juicio justo y serán colgados al amanecer', pero teniendo en cuenta que los correos a toda la plantilla llegan a mi jefe y al jefe de mi jefe, no me he querido pasar...

*En la actualidad estoy dando datos biográficos poco a poco. El otro día uno dijo "¡Mira, si tiene pasado!" y contesté "Cuando te cuente lo de la cárcel si que vas a flipar..."

miércoles, 3 de febrero de 2010

La demostración

(viene del post anterior; aunque tampoco es imprescindible para entender este, la verdad)

Seguramente yo sea poco idealista en cuanto a relaciones sociales. Para mi el mundo se mueve básicamente por sexo y dinero (así que si no esperan cobrarte, ya sabes lo que quieren de ti). Quizás sea una visión un tanto simplista del mundo, pero a mi me funciona. Lo que pasa es que la versión oficial no suele ser esta. Mucha gente sostiene la existencia de entes misteriosos como la amistad, la bondad, la generosidad y cosas así. No digo que no existan, solo digo que a ciertos niveles de análisis no son necesarios para explicar la conducta humana.

Una vez hecho el inciso, puedo explicar que el contacto físico es más significativo de lo que puede parecer. La gente no suele tocarse en situaciones normales (bueno, a si mismos si; pero esto no es comunicación, es ocio). Una chica que te toca cuando habla te está diciendo algo más de lo que dice. Por citar a Rachel (la sabiduría está en Friends, esto es un hecho) '¿Cuántas veces más tengo que tocarte el brazo para que me invites a cenar?'. Un fenómeno que me llama especialmente la atención es el toque de despedida. Se trata de un pequeño contacto en el brazo en el momento de la despedida. Esto, como todo, va graduado. De menos -por debajo del codo- a más -por arriba del codo (si se despide de ti con una palmadita en el culo no hace falta que la invites a cenar, la puedes llevar directamente a un hotel).

Todo esto viene a cuento porque tengo un amigo (uno más bien cariñoso con la gente) que dice que soy un exagerado y que el contacto físico no implica nada más allá de que la persona a la que tocas 'te cae bien'. Puede ser, y en ciertos casos es cierto. De todos modos no deja de ser curioso que cada cierto tiempo su propia vida se complique con amigas/compañeras/loquesea precisamente por no respetar estos códigos, pero esto no parece servirle como demostración.

Hace poco, el tema de conversación volvió a salir durante una tertulia de amigos y digamos que mi punto de vista fue resumido de una manera un tanto burda ('es que BH opina que si tocas a una tía es que te la quieres zumbar'). Yo tampoco es que diga eso, pero me molestó un tanto que toda la mesa opinara que soy una especie de animal sin sensibilidad (lo que por otro lado es cierto), así que decidí contraatacar.

-A ver, yo no he dicho nunca exactamente eso, pero como veo que dais poca importancia al contacto físico voy a hacer una demostración. Ahora mismo estamos todos sentados alrededor de la mesa en posiciones normales ¿vale? Bueno, digamos que me voy a acercar un poco.

Entonces moví mi silla hacia el sujeto que tenía sentado a mi izquierda (al que conozco más bien indirectamente, es la pareja de una amiga de mi amigo) hasta estar sentado junto a él y le puse una mano en el hombro y otra en la rodilla.

-¿Notas alguna diferencia entre esta postura y la de antes?


-Errrr... no. Bueno, si. Pero tampoco es que...
-balbuceó.

-Cariño, te estás poniendo rojo
-dijo en seguida su pareja.

-La acusación no tiene más preguntas.


Aunque tengo que alegar en mi defensa que estaba fingiendo, realmente no me lo quería zumbar.

miércoles, 27 de enero de 2010

Del aumento exponencial de la capacidad de los discos duros

La cosa va así más o menos. De repente un día el ordenador te dice que no tienes espacio suficiente en el disco duro para guardar un archivo. Digamos que estás tratando de guardar... yo qué sé, "Lujuria en el platanar", por ejemplo (una película de arte y ensayo danesa muy interesente, no sé si la habéis visto) y el güindous te dice que va a ser que no. Y te lo dice de repente. Que digo yo que los discos duros podrían tener luz de reserva, como los coches ¿no?. Bueno, da igual.

El caso es que en ese momento tienes dos opciones: o te pones a revisar tu disco duro para borrar toda la mierda que tienes y que hace años que no miras, o te compras otro. Que la opción para mí está clara: comprar. Esto mismo se podría hacer también con las casas, ¿no?. "Paco, que no nos cabe la cunita del nene" -"No te preocupes, ahora mismo compro el piso de al lado y ampliamos". Molaría todo.

A lo que vamos. El sujeto de esta historia -que vamos a poner que soy yo mismo para simplificar- se decide (me decido) a comprar un nuevo disco duro. Que menos mal que esto me ha pasado antes y ya se como va. De hecho, para evitar complicarme la vida he decido comprar el mismo disco duro que me compré antes, que me ha ido bien. Bueno, me ha ido bien, pero la verdad es que me a durado poco. Que se ve que igual me he estado últimamente guardando muchas copias de seguridad de las series que me compro en la Fnac, o algo. Bueno, eso y el porno, que ocupa un huevo. Es que hay un montón de porno en internet, ¿lo sabíais? Yo es que me enteré hace poco...

Como soy una persona muy informada -que tengo estudios y todo; inútiles pero estudios- se me ocurrió mirar primero por internet las opciones que había por ahí. Descubrí que los discos duros de un tera que cuando yo me compré el anterior eran lo último, son ya algo del pasado y lo que lo está petando ahora son los de dos. En primer lugar pensé que menuda exageración, pero claro, luego me acordé que eso mismo pensé de los de uno, y me compré uno de medio, y me había durado lo que me había durado. Bueno, no pasa nada, me compro uno de uno y medio -que comprar discos duros ya se empieza a parecer a comprar chopped en la charcutería '¿me pones cuarto y mitad, por favor? Pero me lo cortas fino, que es para los niños...'- y en total tengo dos, que no está mal (espero que nadie se pierda con los complicados cálculos matemáticos de esta entrada). Bueno, esto pensé en casa. Luego llegué a la tienda, me entró el pánico y terminé llevándome el de dos. Si, yo cuando compro soy así. En el super hago lo mismo. Luego no veas la risa cuando se me pocha la lechuga...

Bueno, pues ya está todo. Ahora se llega a casa, se conecta y en paz. Casi ni da para un post ¿no? Bueno, estamos hablando de mí. A mí cualquier cosa me da para un post.

Yo llego, miro mi disco duro, el disco duro me mira a mí (creo) y pienso: 'hombre, ahora que tengo espacio podía hacer una copia de seguridad, ¿no?. Claro, porque la idea es usarlo para archivar más cosas, pero ¿y si peta el viejo y pierdo lo que hay allí?. Mucho mejor pasar lo del viejo al nuevo y así lo tengo dos veces.

Creo que ya veis el fallo de mi razonamiento. De hecho creo que cuando compré el anterior pensé lo mismo del disco duro original del ordenador, así que al final es posible que haya mierdas que tenga guardadas como en tres o cuatro sitios... luego cuando alguna vez hago limpieza siempre digo ¿esto lo tengo repetido? Bueno, lo voy a dejar, por si acaso. Total...

Pues ahí lo tenemos, soy la versión digital de la vieja de los gatos de los Simpson. Tengo el síndrome de Demóstenes. De Demócrito. Bueno no sé, un griego. La cosa esa de guardar la basura en lugar de tirarla, seguro que lo habéis visto en la tele, que les encanta sacar viejas locas. Esto viene a ser igual, pero si olor a meado de gato.

Ahora, que ya no más, me lo he prometido. Ahora mismo me pongo y borro todo lo que no gaste de verdad. Y se acabó lo de ir a lo loco bajándom... haciéndome copias de seguridad de todo lo que pillo. A partir de ahora voy a ser selectivo. Y en cuanto vea una serie, la borro, palabra.

Claro que... qué pasada, dos teras ¿no? Que montonazo de sitio. La de cosas que tienen que caber ahí. Yo creo que eso solo con series no lo lleno.

¿Y si me copio internet directamente en el disco duro y así me va más rápido? Que igual ya se puede, que en un diskette ya sé que no cabía, pero en este pedazo de disco duro tiene que caber seguro...

No busquéis este diskette, es un fake. Yo mismo se lo pregunté a mi profesor de informática y se ve que un uno de esos no cabía más que una cuarta parte o así. Y eso que antes era más pequeño, que no estaba youtube, que debe ocupar un montón...

Veamos: botón derecho, 'guardar internet como'...

viernes, 15 de enero de 2010

Colega, ¿que has hecho con mi Coca Cola?

Entrada precocinada (pero no hace mucho; del miércoles, creo. Es que el miércoles ya tenía otra entrada, creo que la preparé el martes. Bueno, tampoco quiero aburriros con mi vida. ¿Alguien sabe si se pueden poner puntos dentro de un paréntesis? Porque yo acabo de hacerlo... Y tres veces, además. Cuatro. Cinq... ¿los suspensivos cuentan? Porque entonces son... vale, ya lo dejo).
Bueno, ya sabéis lo que toca, tres minutos al microondas y listo.


Hoy estaba no estaba prevista entrada, pero un columnista tiene que estar ahí donde salta la noticia y la noticia está donde menos te lo esperas (por si alguien se lo pregunta, soy columnista porque hago columnas en mis ratos libres; jónicas, mayormente).
La noticia hoy estaba en la comida. Mmm... bueno, en la bebida, más bien.

Por motivos que no vienen al caso, hoy no me he preparado comida para el curro y he tenido que adquirirla en un bar próximo. Mi menú, por si alguien se lo pregunta ha consistido en un bocadillo frío y una Coca Cola caliente (nota mental: la próxima vez ir a otro bar).

Al ir a degustar mi refrigerio, me he encontrado esto:

Imagen de archivo. No tengo cámara en el curro, pero si alguien tiene mucho interés, le puedo mandar la lata a casa como prueba (portes a su cargo)

¿No notáis nada raro? Pero qué poca Coca Cola tomáis. Bueno, a ver si por detrás se ve ve mejor...

Misma lata de antes pero por detrás. Con perdón.

Qué. ¿Que no se ve? Pues yo más no puedo hacer.

A ver, adjunto otra lata con el efecto dramático ligeramente exagerado para simplificar la exposición...

¿Mejor así? Si es que os lo tengo que dar todo más mascadito...

Bueno, la mía no era tan exótica. Pero el caso es que resultaba obvio que no era nacional.

Entonces recordé una campaña publicitaria que había visto en la tele el pasado verano (más información aquí). Me llamó la atención porque era como un anuncio pero en raro. Advertía de que exigiéramos a nuestro camarero que la coca cola que nos sirviera fuera una embotellada aquí (no recuerdo si aquí era en nuestro municipio, en nuestra provincia o en nuestro planeta; probablemente lo último, no). Recuerdo que pensé 'feo'. Y es que los trapos sucios se lavan en casa. Yo como consumidor acepto que una marca me diga 'compra mi producto', pero que me diga 'mira bien la etiqueta porque quiero que bebas la Coca Cola que yo te diga exactamente', me parece absurdo. Y hace que me den ganas de pasarme a Pepsi (¿alguien bebe Pepsi todavía? Voluntariamente, digo; cuando pides Coca y te dicen 'No, tenemos Pepsi', no cuenta). Total, que no le presté más atención, porque me pareció que eran los líos de unos señores muy ricos peleándose con otros señores muy ricos por una parte más grande del pastel. Además, yo soy mucho más de cerveza y whisky agua y zumos naturales.
'No es mi problema', pensé.

Gran error.

Hoy cuando le he dado el primer trago a ese líquido misterioso venido del extranjero (concretamente de un país imaginario donde escriben raro llamado Danmark -o quizás Trade Mark, no estoy seguro) noté que aquella no era mi Coca Cola de siempre. Era un líquido aguado sin apenas gas y con un toque de limón desagradable. Había escuchado decir que la Coca Cola sabe distinto en cada lugar del mundo y que adaptan el sabor ligeramente a los gustos locales (es lo primero que cuentan los que van a los USA, junto con lo de que está lleno de gordos) pero sinceramente, siempre pensé que era un bulo.

Amigos, los cimientos de la idiosincrasia nacional se tambalean ¿Esto es lo que queremos? ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados mientas nos imponen gustos extranjeros a un sabor tan nuestro como el de la Coca Cola? ¿Esto es lo que significa la globalización? Porque oye, que cierren empresas aquí para llevárselas a Tailandia y que niños de doce años hagan la ropa de Zara me parece mal, pero esto ya me parece pasarse. Yo creo que aquí tendría que intervenir la Unión Europea, la OTAN o alguien. Sinceramente, estoy indignado. No sé lo que esperan los grupos antiglobalización para empezar a hacer manifestaciones de protesta ante las embajadas americanas y montar disturbios. Espera, eso creo que ya lo hacen.

Claro, que lo mismo se me ha ido la pinza.

La próxima vez me pido una cerveza y en paz.

miércoles, 13 de enero de 2010

Al final no era nada

(Esta entrada vendría a ser la continuación de 'El TAC', pero es que 'El TAC 2' me sonaba poco original como título; además, en esta no se habla de ningún TAC, así que se me podría demandar por publicidad engañosa)

Cuando vas al médico, ¿prefieres que sea algo o que al final no sea nada? Vale, te alegras de que no fuera nada, pero tú fuiste por algo, ¿no?
Yo cuando no es nada me quedo con ganas de que me devuelvan el dinero.

Ayer finalmente me vio el especialista. No he contado mucho sobre esto porque la verdad es que considero que mi vida carece de importancia (no es cierto, mi vida tiene que importar muchísimo a todo el mundo, lo que pasa es que la información privada la cobro aparte) pero vamos, que era una cosa sin importancia que me pasa cuando corro mucho (a más de doscientos a partir de media hora) el tiempo empieza a correr hacia atrás que se me cargan los tobillos y fui a mi doctora (en su versión no-creo-que-sea-nada-pero-te-mando-al-especialista-y-que-te-lo-mire de la que hablaba el lunes) para que me mandara lo que fuera para curarme la lesión bien. Pero ella me mandó al radiólogo y luego al especialista y éste vio una cosa que no le gustó nada una mancha en la pantalla, me parece y me mandó un bombardeo de radiaciones enorme para ver si desarrollo nuevos superpoderes un TAC (mira, si que se mencionaba el TAC ¿será tarde para cambiar el título?) y finalmente después de mucho tiempo y muchos viajes ayer me vio el especialista ya con todos los datos necesarios para dar con la solución a mi problema.

Después de un preámbulo un poco absurdo que voy a ahorraros por aburrido y que hace que me den ganas de financiar de mi bolsillo cursos de informática para todos médicos de la seguridad social (ver a un tipo manejar un ordenador tecleando con dos dedos a unas dos pulsaciones por minuto da muchísima confianza en sus conocimientos tecnológicos) finalmente se pudo conectar a la intranet para acceder a mis datos (de cuando trató de imprimirlos y me dieron ganas de arrancarle el ratón de la mano para hacerlo yo mismo ya es que no pienso ni comentar nada).

-Pues... parece que no tienes nada.

(Silencio)

-Ah.

(Más silencio)

-¿Entonces?

(Más silencio)

-Que parecía que tenías algo, pero se ve que no.

-Ya...

Ante mi carencia de entusiasmo, el galeno se vio obligado a dar una explicación más detallada.

-No, es que parecía que aquí había una manchita, pero no hay nada. Se ve muy bien... Bueno, tienes un hueso de más, pero aparte de eso...

-¿¿Un hueso de más??

-Si, pero no pasa nada. Mejor, que sobre que no que falte, no?

¿He comentado ya alguna vez que considero que la naturaleza es muy sabia? Al parecer no tiene demasiada importancia cuantas piezas metas dentro de algo, siempre que funcione.

-Ah. Bueno, y ¿el dolor?

-¿Qué dolor?

-Es que yo vine porque cuando corro mucho me duelen los tobillos...

-Ah, claro. Podrías nadar...

Nos ha jodido la eminencia. Aquí me empecé a plantear que el chiste de 'Doctor me duele aquí/pues póngase allí' estaba basado en hechos reales; y que seguramente tenía delante al autor. Valoré la posibilidad de decirle que lo había probado, pero que nadando me costaba mucho más alcanzar el autobús cuando se me escapaba, lo que pasa es que sospeché que mi especialista no tenía el fino sentido de la ironía de House; ni probablemente sus conocimientos en medicina, ya puestos

-Ya. Pero yo es que venía para ver de que era.

-Pues de huesos no es. Igual es algo en un tendón.

(Silencio; sospecho que espera que aparezca en medio de una nube de humo un experto en tendones venido del futuro)

-Si, eso pensé yo también.

(Más silencio; a esta conversación le está faltando ritmo)

-Es que el deporte al final, ya se sabe...

No si el deporte es fatal para todo, yo siempre lo he dicho. Mucho mejor la cerveza y los panchitos, ya lo dice la OMS...

-Deberías mirar las zapatillas. Cuando se corre es importante mirar mucho las zapatillas.

Vale doctor, me voy a casa a mirar mis Nike Pegasus hasta que se les caiga el logo. Esas hijasdeputa van a saber quién es el que manda aquí.

Cuando llegué a la conclusión de que el doctor no me iba a dar más soluciones decidí dejar de perder el tiempo allí.

-Bueno, pues nada, me voy. Supongo que es mejor que no fuera nada, ¿no?

-Claro, mucho mejor...

Total, que ahora he pensado en ir a un curandero. Es posible que me diga que sacrifique un gallo y me beba su sangre en ayunas mientras entono cantos tribales, pero total, peor que con la medicina convencional no creo que me vaya...Mira, mis zapatillas. Es verdad que en internet está todo. Voy a ver si encuentro una foto de mi cocina...

viernes, 8 de enero de 2010

La nevada.

Quizás os sorprenda, pero en la zona de la Antártida en la que vivo no nieva a menudo. Qué puedo decir, supongo que yo elegí antes que los demás. La verdad es que no puedo imaginarme el motivo de que la gente viva en sitios donde hace frío todo el tiempo como Ávila (salvo una adicción extrema a los chuletones) o Burgos (¿una adicción extrema a las catedrales?) pero lo mismo yo es que soy raro. A mi me gusta mucho más la playa y calorcito.

El caso es que cuando me he levantado de la cama, he advertido que un curioso material blanco se estaba precipitando sobre mi jardín. Me he documentado en la wikipedia y al parecer era nieve. No, en realidad me estoy haciendo el tonto, la verdad es que ya había visto nevar antes. Tengo tele, ¿sabéis? Bueno, y una vez fui a la nieve.

Curioso concepto este de 'ir a la nieve'. En los sitios donde hay nieve supongo que no lo conocen. Consiste en ir a un sitio donde hay nieve para poder examinar ese material extraño de cerca y a ser posible, metérselo a alguien por la espalda. Supongo que ellos a eso le llaman simplemente 'estar ahí'. Lo que sea. El caso es que dadas las circunstancias he hecho lo que cualquier persona hubiera hecho en mi lugar: comprobar que tengo cadenas en el coche correr a por la cámara de fotos. Mis perros me han seguido para ver que era lo que me alborotaba tanto, pero tengo que decir que a ellos la experiencia no les ha impresionado como a mi. A pesar de que, hasta donde yo sé, no habían visto la nieve nunca. Cuando han visto que me ponía a hacer fotos a todo como un tonto, se han limitado a seguirme con la mirada cómodamente resguardados en el porche. Supongo que es mucho más difícil disfrutar de un fenómeno atmosférico así cuando yo llevas zapatos...

Cuando he notado que los dedos de las manos empezaban a no responderme -es difícil usar una cámara de fotos con guantes-, y ya pasada la emoción inicial, se me han planteado un par de dudas ¿La nieve es motivo suficiente para no ir a trabajar? y sobre todo ¿será bueno pasar tanto frío antes de desayunar? Sobre lo segundo, he decidido que lo mejor sería entrar a tomarme un café con leche y meter un rato las manos en agua caliente a ver si volvía a recuperar el uso de los dedos. Sobre lo primero no tenía las cosas tan claras, así que he decidido poner la tele para informarme. Gran error.

Si amigos, la televisión es ese medio en el que todas las noticias se pueden resumir como 'que no cunda el pánico, pero vamos a morir todos'. Por un momento he pensado en empezar a racionarme los víveres por si tenía que permanecer aislado en la nieve más de dos meses. Después de he decidido que si a pesar de los mensajes tranquilizadores del tipo 'no salga de casa si no es absolutamente imprescindible' o 'terrible ola de frío polar asola el país: las temperaturas podrían alcanzar los quince bajo cero' la única imagen que tenían para asustar era la del paso de La Jonquera cortado, igual no era para tanto.

Y que conste que no es que no quisiera ir trabajar, que a mi trabajar me encanta. Lo que pasa es que tengo poca experiencia en la conducción sobre nieve. Bueno, y ninguna en poner cadenas, lo que pasa es que claro, no teniendo cadenas eso no importa tanto. Bueno, para no extenderme demasiado, al final he terminado yendo a trabajar. Eso si, he presumido delante de todo el mundo con las fotos de la nevada (en la ciudad no ha nevado, obviamente).

Ahora tengo que hacer un par de puntualizaciones sobre la nieve. En primer lugar, cada vez que sale el tema de la nieve hay un listo que dice que cuando nieva hace menos frío. Claro, por eso la gente se tira las bolas de nieve en bermudas, no te jode. Aunque igual no era frío lo que yo tenía, igual era sensación térmica. Que esto es muy bonito. Toda la vida midiendo la temperatura con termómetros y al final van y se dan cuenta que una cosa que no puede tener frío no puede medir bien la temperatura. Pues vale, ya os digo yo que cuando nieva, la sensación térmica es como de que se te hielan las pelotas, lo que pasa es que al principio no te das cuenta porque estás haciendo el chorra con la nieve. Y fin de la discusión.

En segundo lugar, la nieve está bien para un ratito, pero a partir de ahí, lo que hace bien es dar por culo. Sobre todo si tienes que ir a currar y se te hace tarde. Que la nieve podría caer solo en fin de semana, para poder disfrutarla bien ¿Con quién hay que hablar para eso?

Y que el invento de los limpiaparabrisas para el coche yo no digo que esté mal, pero lo veo como incompleto. Cuando tratas de quitar tres dedos de nieve con ellos te das cuenta de que le tenían que dar un par de vueltas más a la idea...

Y sobre todo, para finalizar: porque sé que uno no se puede resfriar por coger frío, es un virus -fundamentalmente porque me documenté para un post- si no juraría que la dichosa nieve me está empezando a chorrear por la nariz. O eso o se me ha metido en el cerebro, porque también me noto las neuronas como más espesas... Ahora si ustedes perdonan, me retiro a hacerme una infusión calentita, a ver si se me pasa un poco el efecto de la nevada.

En la imagen, paisaje nevado visto muy de cerca. Si, el mono de la documentación que vuelve a hacer de las suyas...

martes, 22 de diciembre de 2009

La lotería de los cojones.

La verdad es que en cuanto acepté, supe que no era buena idea. Bueno, tengo una excusa. Acababa de llegar a mi nuevo trabajo y el jefe me lo pidió en plan favor personal.

-Oye, tú que vienes de [sede central], no podrías conseguir lotería del número ese que hay hostias por pillar, verdad?
.

-Bueno, pues la verdad es que conozco personalmente al que la vende de hecho creo que he hablado dos veces con él en cuatro años, así que supongo que podría intentarlo...


En cualquier caso parecía una tarea sencilla. Un par de llamadas, un par de correos y arreglado. Seguro.

En primer lugar estaba la logística. Yo no soy una persona ordenada. Ni tengo una gran memoria. La verdad es que soy un puñetero desastre. Eso hizo que la perspectiva de tener 60 euros de personas que todavía no conocía demasiado y no saber a quién pertenecían (porque para empezar todavía no me sabía los nombres ni conocía todas las caras) me estresara un poco.

No pasa nada, es cuestión de ser sistemático. Lo primero que hice fue un mailing a la plantilla para hacerles saber que era posible -y solo posible- que pudiera conseguir lotería del número más buscado de la [empresa maligna] (y esto es un misterio para mí; hasta donde yo sé no ha tocado nunca; se ve que todo el mundo espera que eso pase este año) y que los que estuvieran interesados me lo hicieran saber. Luego hice una lista del personal para saber cuántos iban a querer y cuánta, e ir anotando los que habían pagado ya.

Aquí me enfrenté al primer malentendido. Por algún motivo la gente pareció creer que yo iba a adelantar el dinero de la lotería para tener un número indeterminado de décimos disponibles. Esto me obligó a hacer un nuevo mailing en el que explicaba que iba a pasar a recoger el dinero de los que quisieran lotería y además a emitir recibos por las cantidades que me abonaban. Sé que parece raro, pero me sentía extraño recogiendo dinero de gente a la que apenas conocía sin darles algún tipo de comprobante a cambio. Con esto conseguí un par de cosas. En primer lugar pasar al primer puesto en el escalafón de pirados de mi nuevo curro (ssstupendo, y esto solo al segundo mes) y en segundo ser oficiosamente designado para cualquier marrón que implique manejo de pasta como colectas para regalos, organización de cenas y cosas así. Con lo que yo disfruto con estas cosas...

En poco tiempo una de mis funciones fundamentales en el curro consistió en perseguir a la gente que decía que quería lotería con vagas amenazas primero de "es que si no se paga no toca" y más tarde con aclaraciones del tipo "concretamente no te va a tocar a ti machote, porque no pienso comprar ni un número más de los que se me paguen". Esto seguramente me ha hecho muy popular. La gente no parece entender que me resulta difícil de creer que pueda cobrar un décimo después de que no haya tocado...

Mi otra función consistió en tratar de localizar como un loco al que tío que vendía la lotería para conseguir que se comprometiera a reservarme un número creciente de décimos. Porque mientras fueron 7 u 8 no parecía complicado, pero para cuando iba por 30 me empezó a dar miedo que no consiguiera tanta lotería y me terminaran linchando cuando tocara... Esto se vio agravado porque el que vendía la lotería estaba de baja y aparecía solo cuando le apetecía y huyendo de todos los compradores como yo que le asediaban... Si, como técnica de venta resulta extraña, pero me parece que le ha funcionado, nunca ha habido una demanda tan histérica de lotería en la empresa...

Otra cosa que tampoco me acababa de hacer gracia era llevar encima más de seiscientos euros de mis nuevos compañeros ante el terror de que la recaudación se traspapelara o fuera hábilmente mangada y terminara yo palmando la pasta... supongo que no tengo espíritu de tesorero. Me sentía más bien como Frodo custodiando el anillo.

Entre las anécdotas estarían la tipa que me pagó el penúltimo día y con calderilla después de estar preguntándome durante cinco días que cuando iba a tener la lotería (y me terminó dando 10 céntimos de menos; que vale, no es que fuera mucho, pero reconozco que la tocada de huevos me irritó un poco), el compañero que está de baja (y al que ni he visto nunca, claro) que ignoró totalmente mis correos recordándole que no me había hecho llegar el dinero y que no se quedó sin lotería porque el último día que se podía comprar convenció a una de las jefas (creo que en mi nuevo curro el único que no soy jefe de algo soy yo) para que me mandara a por su décimo (eso si, le dije que la pasta la iba a tener que adelantar ella, que ya me parecía mucho puteo encima pringar yo) y el tipo que me preguntó ayer si todavía se podría comprar lotería (a este le perdoné porque es majo y porque directamente me pidió el número del que la vende, en lugar de pedirme que se la pillara yo; eso si, sin lotería se ha quedado igualmente porque la venta se cerró el viernes).

Bien, no quiero aburriros con los detalles. Digamos que después de unos cinco viajes a [sede central] -que está a unos quince minutos de caminata de mi actual lugar de trabajo- el último de ellos con un tiempo de perros y corriendo para evitar que el tipo se me escapara sin venderme la lotería (si, el décimo de el de la baja) finalmente conseguí llevar a cabo la misión. Luego ya repartir los décimos fue coser y cantar. Bueno casi.

Ahora me enfrento a un terrible dilema.

Porque claro, yo sé que soy un tipo decente en general. Pero también sé que todo el mundo tiene un precio. Y tengo un billete abonado por alguien a quién solo he visto dos veces (en realidad creo que pasaba por allí) y que no volví a ver después de tener la lotería.

Ahora me corroe una duda terrible. ¿Cuánto tiene que tocar para que yo olvide totalmente que me encargó ese décimo? Porque tengo claro que por 300.000 más podré dormir sabiendo que soy un perfecto cerdo... Ahora, no me gustaría descubrir que también me puedo portar como un cerdo por mil miserables euros...

Temo que como toque voy a descubrir exactamente cuál es el precio de mi integridad y me inquieta un poco sospechar que pueda no ser demasiado alto.

Eso sí, si todavía conserva su recibo igual hasta le devuelvo sus 20 con una nota excusándome por no haber recordado comprarle el décimo.

Si es que es tan difícil hacer bien estas cosas...