Se ve que este año el septiembre viene fuertecito, así que como ando algo liadillo –es decir, que tengo un curro de tres pares de c*j*n*s– no me ha quedado más remedio que tirar se un post congelado (ligeramente actualizado, eso sí). No volver a congelar una vez descongelado, que si se rompe la cadena del frío luego ya es fatal para todo. Creo que ya he contado alguna vez que me gusta dibujar. Aunque como lo mío son más bien tonterías de esas de tíos en pijama, y cosas así, la verdad es que hasta ahora me había apañado bastante bien con lápices y rotuladores. Pero creo que ya iba siendo hora de que me atreviera con el arte con mayúsculas. Perdón. ARTE CON MAYÚSCULAS, quería decir.
Pues este verano pasado encontré la ocasión, aprovechando que tenía una mañana libre -de hecho creo que tuve esa y otra- y me animé a realizar por fin mi primera gran obra. Y en color, nada menos. Pensé en comenzar por un mural porque me parece que es una técnica que refleja mi naturaleza expansiva. Y que se ve más, que c*ñ*.
Para su realización utilicé fundamentalmente brocha y rodillo, tratando de ceñirme a la ortodoxia -que tampoco se trata de renovar completamente el mundo del arte en mi primera gran obra. El material utilizado fue un plástico acrílico, elegido fundamentalmente porque nos recuerda lo artificial de la sociedad en la que vivimos. Por eso y porque sale bastante bien de las manos con agua y jabón sin tener que estar frotando luego con aguarrás, que es un coñazo. Aquí tenéis una muestra. La he titulado 'Pared marrón'

Recreación digital de una muestra de la obra. La obra real no se permite fotografiarla por motivos de conservación. El boceto original incluía una reproducción de la 'La rendición de Breda' realizada enteramente con unos y ceros, pero luego me dió pereza.
La obra está expuesta actualmente en mi vivienda habitual, concretamente en el muro exterior que limita mi propiedad, no estando previsto en principio, su traslado a algún otro lugar, por lo que debe ser admirada 'in situ'. El color elegido es un marrón chocolate que trata de recrear el retorno a la tierra del hombre del siglo XXI, al mismo tiempo que sirve para disimular las manchas de m**rd* porque viene a ser del mismo color. No puedo negar que mi principal influencia han sido 'Reformas González' y otros artistas seguidores de la misma escuela. En realidad trataba de aproximarme al estilo costumbrista de los ‘50, aunque de un modo secretamente irónico. De todos modos he tratado de no autolimitarme demasiado en mis referentes haciendo guiños al naïf y sobre todo al dadaísmo. Sé que me arriesgo a que no todo el mundo sea capaz de apreciar la profundidad de mi obra, pero estoy seguro de que los que no capten todos los matices de su complejidad, al menos apreciarán que le haya dado dos capas, lo que le hace ganar bastante en profundidad, y sobre todo en durabilidad (espero). Para una mayor veracidad de la obra, durante su realización fueron ingeridos varios botellines de cerveza y un bocata de jamón. La actividad pictórica fue asimismo acompañada de una arriesgada performance (concretamente a partir del tercer botellín) en la que el artista tarareaba temas populares (fundamentalmente de Manolo Escobar y El Fary) y lanzaba alegres piropos a las vecinas más jóvenes que acertaban a pasar por las proximidades. Esto último, según me han informado, parece que va a ser ampliamente tratado en la próxima reunión de vecinos. En forma de debate-coloquio, supongo.
Tras reflexionar profundamente, he decidido concluir aquí esta fase de mi evolución artística para evitar caer en la monotonía y la autocomplacencia. Es cierto, no obstante, que hay sectores de la crítica que insisten en que no debería dejarlo tan pronto y seguir experimentando con el formato. Uno de ellos en concreto opina que o termino con los tres muros que faltan o termino mi formación artística donde la comencé, es decir, en casa de mi madre. Es lo malo de hacerse un nombre en esto del arte: al final o te vendes a la crítica o al público.
Actualización: a riesgo de agotar el formato, y aún a costa de un gran desgaste físico y emocional, recientemente he terminado la serie con ‘Pared marrón 2.0: una revisión’ y ‘Pared marrón III: el fin de una trilogía’, gozando ambas con gran éxito de crítica y público. Si bien se me ha hecho notar que quizás sería recomendable que no diera por agotado completamente el formato hasta hacer una cuarta parte (concretamente, la de la parte de atrás de la casa). De hecho mi representante insiste mucho últimamente que, aprovechando que el mercado es favorable a estas iniciativas artísticas, ‘al techo le va haciendo falta una manita de pintura’.
El arte es una amante insaciable.