Por algún extraño motivo que no acierto a comprender en mi trabajo últimamente les ha dado por darme trabajo. Bueno, esto no debería ser paradójico, pero es que yo soy funcionario y no tengo costumbre (en cuanto tenga un rato tengo que ir al sindicato a ver si esto es legal). Lo que sea. El caso es que no he tenido tiempo ni de actualizar el blog ni de visitar los sitios que suelo visitar en Internet. Podría haberlo hecho desde casa, pero es que la conexión de mi guarida secreta -como ya he explicado alguna vez- es una caca, y la uso solo para emergencias. Es lo que tienen las bases secretas abandonadas de submarinos soviéticos nucleares, que no llega el ADSL. Hasta el último momento estuve dudando entre eso y un faro abandonado, que estaba mucho mejor comunicado, pero es que me parecía que le faltaba dramatismo. Además, en el caso de una pelea final -Dios no lo quiera- no iba a haber espacio para las explosiones.
Pero estoy divagando. Lo que yo quería contar es que finalmente no ha quedado más remedio que colgar un post congelado. Concretamente el de la crítica de Watchmen, que la voy a ver esta noche (si ya se que me he retrasado un poquito, casi se me escapa; es que soy un hombre ocupado). Y si la cuelgo después de verla y acierto, no va a tener gracia la cosa. Eso si, como es una crítica seria y supersesuda -vamos, en la línea de lo que yo suelo hacer, más bien gafapasta- la voy a poner como entrada independiente. Ale, a cascarla. Por cierto, que hoy empiezan mis vacaciones, así que como siempre, espero tener más tiempo para mi blog, aunque luego se que tendré menos.
Con ustedes, la crítica de Watchmen. Dale, Manolo, dentro vídeo. Digo… dentro entrada.
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