jueves, 5 de junio de 2008

El coche de Bond

No, no es este, pero es que me gusta y quería poner la foto ¿qué pasa?.


Por algún motivo, cuando cuando llegan las vacaciones me apetece leer algo de James Bond, (aunque no se si este año me lo va a permitir mi pila de cosas pendientes para leer). Se que es una excentricidad, pero me divierten y me parecen una lectura mucho más adecuada para la playa que, no sé, digamos Solzhenítsyn (en realidad no estoy muy seguro de que Solzhenítsyn sea una lectura adecuada para ningún sitio, pero una vez vi a un tío leyendo Archipiélago Gulag en la playa). De todos modos tengo que decir que el James Bond literario me parece un personaje bastante más reivindicable que su contrapartida cinematográfica. Que yo no digo que las pelis no estén bien (más que nada porque no es el tema de esta entrada; para no entrar en una explicación muy larga diría que son más o menos distraídas, excepto la última que es una p*ta obra maestra estupenda) pero son historias más diferentes de lo que parece. Por ejemplo, el coche. Casi todo el mundo recuerda a Bond relacionado con coches rápidos y lujosos, y especialmente con los Aston Martin. Yo sin embargo el coche de Bond que recuerdo es bien distinto.

De algún tiempo a esta parte su viejo gris Bentley de 4 1/4 litros con el sobrealimentador Amhurst Villiers le había dado problemas. Había poseído el automóvil durante más de veinte años. Marthe de Brandt se lo había dado antes de la guerra y había estado aferrado a él por razones sentimentales. Se dijo que aquello era estúpido: especialmente ahora que necesitaba un nuevo motor y regularmente le costaba más funcionar cada año. Wakeford, el antiguo mecánico de Bentley quien lo revisaba para él, obviamente estaba cansado de este, y fue Wakeford quien le habló del Bentley Continental[1] que, en gráfica frase de Fleming "algún imbécil con dinero había intentado injertar en un poste del telégrafo en la Great West Road". Wakeford le convenció que el automóvil podría ser restaurado, y Bond pagó finalmente 1.500 libras por todos los restos.

Bond siempre había soñado en construir su automóvil ideal. Esta era su oportunidad. Rolls enderezó el chasis y adaptó el motor nuevo que Bond admiraba: un seis cilindros con relación de compresión 8.1[2]. Entonces vino el lujo más grande de todos: la carrocería constuida según las especificaciones personales de Bond por Mulliners[3]. Le costó 3.000 libras que, como Fleming reveló, era exactamente la mitad del capital de Bond. Era el tipo de carrocería que Bond siempre había querido en un automóvil; dos asientos reclinables tapizados con piel inglesa negra (no cuero marroquí como Fleming dijo), gran parabrisas convexo Triplex, dirección asistida, y el color de la pintura fue una vez más el viejo "gris aliento de elefante" que Bond había convertido en su librea personal. Era a la vez simple y lujoso y Bond lo amaba[4].

A pesar de su cautela normal con el dinero, rehusó pensar en el consumo de gasolina o el inmenso costo de mantener tal monstruo en funcionamiento. Para Bond el Bentley era un eco de aquella perdida Europa rica que había conocido antes de la guerra, y, como él dice: "todos deberían hacer al menos una locura en su vida". El Bentley era muy claramente la suya.(*)


[1] El coche más notable de Bentley durante el periodo Rolls-Royce, que apareció en varias formas de 1952 a 1965, y de nuevo en 1992, terminando su producción en 2003, cuando apareció el Continental GT.
[2] Fleming dice: "un Mark IV con relación de compresión 9,5-1".
[3] En "Operación trueno" se dice que "había encargado que sustituyeran la incómoda y estrecha carrocería deportiva original por una configuración descapotable de mecanismo automático, de líneas sobrias y más bien rectas".
[4] En "Operación Trueno" se dice que "Bond lo comparaba con un pájaro, con una bomba, y le tenía más cariño que a todas las mujeres que por aquella época había en su vida, aunque hubiera sido posible envolverías a todas en un mismo paquete."


Cuando lo leí por primera vez me quedé con la idea de un coche camuflado ideal para un espía, una bestia parda bajo la carrocería de un coche de segunda mano reconstruido tras un accidente y pintado en un feo gris mate. Ahora que lo vuelvo a leer, la verdad es que un coche que cuesta 3.000 libras supongo que no es ese coche viejo que yo tenía en la cabeza (aunque no se que equivalencia tiene en dinero actual, pero diría que la libra ha estado siempre bastante alta), y desde luego una carrocería echa a mano, a medida del propietario, sobre el cuerpo de uno de los coches más exclusivos del mundo, no se parece mucho a lo que yo me imaginaba. Por supuesto no he encontrado una imagen del coche que me imaginaba, pero sería el equivalente a esos viejos audis que se ven circular por ahí y que uno no se para a mirar dos veces porque no dejan de ser cacharros por mucho que en momento fueran coches espectaculares.

Bentley Continental. Con 10 años más y pintura gris mate sería más o menos lo que me imaginaba. Claro que a este ya no hace falta cambiarle el motor, que ya tiene bastante.

Aunque teniendo en cuenta la época en la que se escribieron los libros, en realidad supongo que el aspecto del coche venía a ser algo más parecido a esto.

Otro Bentley Continental, este un poco más antiguo.


Desde luego, ni sobrio ni discreto. Pero seguramente con mucha más clase que cualquier cosa que Pierce Brosnan haya conducido nunca. Excepto quizás, a Halle Berry.

En cualquier caso espero que la carrocería que le construyeron especialmente, no se pareciera a esto:

El fin del mundo está cerca y esto tiene que ser una de las señales

*El fragmento reproducido es del libro 'James Bond, la biografía autorizada' de John Pearson, que no he leído todavía pero pienso leer en cuanto pueda. El fragmento original donde se describe el coche no lo he encontrado (el de la novela de Fleming), porque en internet a lo mejor está todo, pero es mucho más fácil encontrar fotos de Britney Spears sin ropa interior que ésto. Lo que si que he encontrado es una página muy interesante sobre James Bond, en especial lo que se puede encontrar en la sección de libros.

Y sí, el mes que viene me voy de vacaciones y ya estoy pensando en que voy a ocupar mi tiempo libre, por si alguien se lo estaba preguntando.

Actualización: ¡Lo he encontrado! Me ha costado un poco, pero este viene a ser el aspecto que tenía el coche de James Bond en mi cabeza (en la imagen, en medio del proceso de restauración). En realidad se trata de un Bentley S1 de 1962, pero que más da. Ahora que lo pienso se parece un poco al coche de Colombo...


En cualquier caso, me veo obligado a hacer referencia a la versión oficial. Al parecer han sacado una edición de lujo de la última novela de Bond que viene acompañada de una miniatura del coche en cuestión. Como explican aquí, el coche no existía cuando Fleming lo describió, pero los de Bentley se lo terminaron fabricando de todas formas. Eso es poderío (J. K. Rowling, chúpate esa).

Finalmente se trata de un Bentley Continental R-Type de 1952 muy parecido al de la imagen en blanco y negro. Bueno, pues tampoco andaba yo muy desencaminado.

No me negareis que es una monada de coche

La novela me temo que no me va a interesar lo suficiente para hacerme con ella porque no la escribe el propio Ian Fleming (al parecer el hecho de que muriera en 1964 supuso un serio inconveniente en las negociaciones con su representante) pero si alguien quiere saber algo sobre ella, aquí tiene la noticia.

Y me parece que con esto concluyo un post que en mi cabeza tenía una foto y tres líneas (maldito Google...)

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