Por algún motivo que desconozco, hoy tengo un mal día.
Y no ha sido así desde el principio. Aprovechando que por primera vez en los últimos quince días hoy no tengo ocupadas las 32 horas del día (¿no tienen 32 horas? eso explica muchas cosas) me he levantado con ganas de hacer un montón cosas. A ser posible ninguna útil, cosas más del tipo de organizar la biblioteca de mi ipod -de mi ipod ya os he hablado, no?- salir en bici o hacer unas 12 entradas para el blog.
El caso es que una serie de catastróficas desgracias que han terminado hace 10 minutos con que me he manchado al sacar el café de la máquina me han hecho plantearme cosas como el destino, la suerte y el libre albedrío. ¿Que pasa, no puedo? Proust se tomó una magdalena y se tiró 14 años escribiendo sobre perder el tiempo (lo que como mínimo es irónico) así que podeis dar gracias a que me limite a un post. Y que no me venga nadie ahora nadie con que lo de Proust no iba sobre eso porque no me creo que nadie se lo haya leído, así que tengo tantos conocimientos de Proust como cualquiera; puede que más. Pero creo que estoy divagando.
A lo que iba. Yo que soy ateo y no creo ni en el horóscopo ni en el destino, y si me apuras, ni siquiera me creo todo lo que dice la ciencia -teoría de la evolución, si claro- hay algo en lo que creo firmemente: la suerte. Y por encima de la suerte creo en los días de m**rd*.
Un día de m**rd* empieza como un día cualquiera. Si de verdad existiera dios y fuera benébolo como dicen, se anunciaría con relámpagos sobre un cielo negro de nubarrones y caerían sapos del cielo. Pero no, puede ser un día de apariencia inofensiva como cualquier otro. Se anuncia más bién con pequeñas cosas como que te has dejado las llaves dentro de casa al salir o que alguien ha aparcado en doble fila delante de tu coche con el freno de mano puesto. Ahí es donde tienes que empezar a estar alerta: en cada balcón hay una maceta deseando saltar sobre tu cabeza. Encerrarse en casa y no salir en todo el día puede parecer una buena idea, pero no te confies demasiado; un día de m**rd* sabe donde vives.
De todos modos no quiero ser alarmista. Los días de m**rd* no suelen ser mortales. La mayoría de ellos no, al menos. Solo el último, claro. Pero bueno, es solo uno, tampoco nos vamos a poner dramáticos por un día malo, no? Además, la historia está llena de gente que ha tenido un día de m**rd*. Lo que pasa es que no son muy conocidos. Están el segundo tío que llegó al polo, el quinto Beatle, el que se quedó dando vueltas a la luna mientras los demás bajaban a hacerse fotos y gente así. Además, si te cabreas y entras en una hamburguesería y te cargas a todo el mundo siempre puedes decir que es que has tenido un día horrible.
Y todo el mundo puede tener un mal día, no?
PD: quería colgar una imagen de Star Wars muy chula que no tiene nada que ver pero mola un montón... pero por motivos ajenos no me es posible colgarla. Que raro, no?. Así que en su lugar he decidido colgar una divertida imagen con monos. Un post con monos siempre es mucho más gracioso, no?
4 comentarios:
¿En serio que no admites la teoría de la evolución? ¡Qué fuerte!
¡Has picado, has picado!
¡Que se que eres bióloga tía!
¿Cómo entras al trapo tan facilmente?
Que no sepa mucho de ciencia no quiere decir que no crea en ella. Eso sí, soy muy escéptico porque lo que si que tengo claro (más que algunos que si que son muy de ciencias) es que cualquier teoría está siempre a 10 minutos de ser tumbada por la siguiente. Pero ese no parece precisamente el caso de la teoría de la evolución...
A tín te entraría al trapo porque me importa lo que pienses, así que tómatelo como un halago tremendamente halagador :P
Eres malo, me has engañaro. A mí, que soy dulce cual phoskitos :(
Igual un poco malo si que soy. O a lo mejor no he calculado bien como le tiene que sentar algo así a alguien que se dedica a la biología.
Ahora, lo del Phoskitos...
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