Actualmente ya no -porque como ya he comentado alguna vez, vivo dedicado a la vida contemplativa en una cueva cerca del pico de una montaña- pero en una época tuve relaciones sociales e incluso, a veces, pareja. En toda forma de vida basada en el carbono que haya tenido pareja (especialmente en los mamíferos) hay un momento en el que se presenta la contingencia de ‘salir en plan de parejitas’. ‘Salir en plan de parejitas’ sería, junto con cenar con los suegros y la castración en seco, uno de los mayores temores de los machos de cualquier especie (incluyendo ciertos tipos de microorganismos que viven en ácido sulfúrico, situación ya de por sí jodida). Esto es porque lo de 'salir en plan de parejitas' es un tipo de plan que por definición imposibilita parte de lo que mola de salir (es decir, emborracharse con los amigotes) sin reportar alguno de los encantos de salir a solas con una chica (o sea, meterle mano). Sería un poco como masturbarse pero parar antes de llegar orgasmo, para que nos entendamos...
‘Salir en parejita’ tiene, por otra parte un valor inapreciable como estudio antropológico de ese ente multiforme que es ‘la pareja’. Porque contra lo que se suele pensar, ‘la pareja’ no se trata de la simple yuxtaposición espacio-temporal de dos seres en diversos estados de enamoramiento/calentón (y no me robéis la definición que tengo pendiente subirla a la wikipedia). ‘La pareja’ es un ente único y diferenciado que surge de la simbiosis de sus componentes, logrando con ello una sinergia emergente de la propia relación (nota: antes de publicar, buscar esto en el diccionario para ver si significa algo).
Para iluminación de aquellos de mis lectores más anacoretas (signifique lo que signifique, tampoco voy a buscar en el diccionario todas las palabras) voy a caracterizar una breve relación con algunos de los tipos humanos que nos podemos encontrar bajo esta forma.
1. Los 'nosotros'. Muy fascinantes. Siempre hablan en plural mayestático sin ser ellos el papa ni nada de eso. Dicen cosas como ‘Nosotros somos más de Nesquik’ o ‘A nosotros no nos gusta trasnochar’. Es muy difícil preguntar algo a uno de ellos y que no contesten con un 'nosotros' (generalmente ella, que suele ser la más 'nosotros' de los dos, al parecer). A mí me gusta imaginar que con el tiempo se transmutan en siameses unidos por la cadera o incluso más allá, se convierten en extraños seres de dos cabezas con un lado del cuerpo femenino y otro masculino, pero lo cierto es que la verdad es mucho más aterradora: de mayores se convierten en estas parejas de ancianitos que se parecen tanto que es difícil saber quién es él y quién es ella, y cuando los ves piensas que son hermanos.
2. Los numereros. Están esperando quedar con alguien para montar un número. Cuando no se cabrea uno se cabrea el otro, y cuando no, montan los dos un escándalo por una tontería. El caso es dar espectáculo, porque lo llevan en la sangre. Muchas de estas parejas terminan trabajando de hecho en el circo o en clubs en los que protagonizan escenas de sado-masoquismo en directo.
3. Los trapos sucios. Una variación del tipo anterior. Aprovechan la presencia de público para empezar a echarse cosas en cara. No contentos con ello, tratan de implicar a los espectadores a fin de que tomen partido por un bando u otro. Personalmente sospecho que en sus casas la vida es un remanso de paz. ¿Para qué iban a discutir también en privado, si ya están hartos de hacerlo en público? En algunas culturas arcaicas esta forma de conducta se consideraba merecedora de lapidación. Y francamente, no me parece tan mal.
4. Los mimosín. Mucho peores que los anteriores. Son tan cariñosos y se quieren tanto que no pueden evitar estar cinco minutos sin darse una muestra de cariño, un arrumaco, cogerse de la mano, besarse, etc. Suelen llamarse a si mismos por apelativos cariñosos que harían cortarse las venas de vergüenza ajena a un oso amoroso y hablan todo el rato en tono infantil (entre ellos, claro). Ciertos estudios indican que en la intimidad no se soportan, pero disfrutan haciendo sentir a los demás que no disfrutan plenamente de la vida en pareja. Han provocado más rupturas que las cenas de empresa o las inmigrantes del este y la frase más escuchada al regresar de una cena con ellos es 'tú ya no me quieres como antes, churri'.
5. Los estupendos. Están siempre a la última y si algo es tendencia, ellos lo tienen ya antes de que los mortales lo conozcan (en algunos casos extremos pueden llegar a tener el último gadget de Apple antes de que se diseñe). Su casa parece salida de una revista de decoración (pero de las modernas) y tiene un montón de cosas que no sabes si son para sentarse o para decorar (no preguntes si no quieres quedar como un pueblerino). Son incapaces de comer cosas normales como tortilla de patatas o chuletas (un gran número de ellos son veganos, sospecho que solo porque suena moderno). Es muy difícil estar a su nivel de conversación sin leer al menos cuatro revistas de tendencias (en inglés) y ver solo cine subtitulado. Si conoces algo de lo que mencionan, es que ya está obsoleto. Su mayor placer es pasarse el domingo tirados en el sofá en pijama como el resto de los mortales, pero no lo confesarían ni bajo tortura.
6. Los perfectos. Se parecen en algo a los anteriores. Concretamente en que su casa parece salida de una revista, pero en ese caso del catálogo de una tienda de muebles (una cara, Ikea no vale). Una visita rápida da la impresión de que nadie vive allí, pero que todo está puesto para dar la impresión de que sí (y si quieres ver una cara de pánico no tienes más que decir distraídamente 'Este CD no parece que vaya aquí ¿no?'). Sus hijos son los más guapos, los más listos y los más obedientes. Su detergente lava más blanco y sus coches no se estropean nunca. Personalmente sospecho que sus libros están huecos como los de las tiendas de muebles (y como ellos). Un día te enteras de que se divorciaron porque él se acostaba con la secretaria y ella con el monitor de tenis. Pero a pesar de todo, les sigue yendo genial, por supuesto.
7. Los nuevosricos. Salvo en casos excepcionales (véase por lotería primitiva), uno suele ser más nuevo rico que el otro (a esto se denomina vulgarmente braguetazo). Tratan de parecerse a los anteriores, pero como que no les sale, porque el rico de toda la vida ya está acostumbrado y no necesita parecer perfecto, y el nuevo rico tiene una pátina de vulgaridad que le sale por debajo. En contacto con estos te terminas enterando del precio de todo porque el más nuevo rico de la pareja está ansioso por mencionarlo todo el rato. Dan bastante grima, pero compensan porque luego de camino a casa te puedes divertir un rato criticándolos en el coche ('-¿has visto que lámpara más hortera'? -Huy si, que horror'. Y tal.)
Bueno, hay más tipos, pero yo creo que por hoy ya sería bastante, que tampoco es cuestión de aburrir. Si eso ya sigo otro día. O no.
Bueno, hay más tipos, pero yo creo que por hoy ya sería bastante, que tampoco es cuestión de aburrir. Si eso ya sigo otro día. O no.
13 comentarios:
Bua! Te has salido Blanquito, lagrimones me caen de risa...
Grande como siempre. Nada mas que aportar; como sé que a los blogueros nos pone palote que nos comenten, pues yo lo hago, aunque carezca de sentido.
Muy bueno! Lo que más me ha gustado ha sido lo de "Siempre hablan en plural mayestático" jajajaja
Cuánta verdad hay en esos retratos, cuanta!
Muy divertido.
¿Y los normales? ¿Ya no quedan de esos? El horror, sin duda.
Mi primera experiencia con los 'nosotros' fue en una cena en la que yo era la única soltera y se produjo una competición entre las dos mitades femeninas de los 'nosotros' sobre destinos vacacionales.
En aquel momento flipé bastante con la situación y resulta que es algo habitual.
En serio, si me pasa a mí, le doy permiso al tío para cortar en el acto.
No se a que cenas de empresa has ido tu, por que vamos, en mi ultima empresa, todas unas santas, eh. Los tios también, eh, pero solo por incapacidad.
Sigue otro día... Que no me vi encasillada en ningún ejemplo de esta entrega :P
Has dado en el blanco
Ofú, qué pereza.
Los que más me fastidian son los numereros y los trapos sucios.
Porque los demás quieren "enseñar imagen", pero los anteriores te quieren implicar en sus movidas..¡y eso sí que no!.
Totalmente de acuerdo.
Faltan muchos tipos mas pero tu has sabido resumirlo facilmente y en pocos. Buena entrada.
Un saludo.
Joer, ha sido como salir a tomar algo con siete parejitas distintas.
Creo que me voy a tu cueva con unas latas y unos cacahuetes, ¿hace?
ClapForMarta: pues no sabes lo que me alegra saberlo, porque yo soy muy fan tuyo. Pero mucho, mucho.
Puto Maiden: entonces sabes que cualquier comentario se agradece siempre. Gracias, majo.
Katrina: gracias, guapa. Me alegra de que te guste.
El niño desgraciaíto: muchas gracias, majo. Y más que me faltan por sacar...
@to_wave: ¿Normales? Pues claro que hay. Bueno, yo no conozco a nadie, pero digo yo que tiene que haber ¿no?
ZoeRavenclaw: Sí, me temo que es habitual. En esas parejas los tíos suelen hablar más cuando quedan solos entre ellos (y lo están deseando). Espero que tú no lo hagas nunca...
ender: Ah ¿yo? normales, todas normales. Eh... como las tuyas. En serio.
Islander!: pero mujer, las lectoras de este blog no pueden salir en esta clasificación, que son todas listísimas, guapísimas y majísimas. Bueno, al menos yo os imagino así...
Bruja Naranja: Es por mi nick. Antes era 'negrohumano', pero fallaba siempre ;)
Fiebre: Esos dos son estresantes. No soporto que me metan en rencillas personales.
Soñadora: Gracias, guapa. Igual un día me pongo y hago una segunda parte.
JuanRa Diablo: Oye, pues me parece un plan cojonudo. A ver si convenzo al mono para que recoja un poco y quedamos.
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