Un día cualquiera, en algún lugar del laberinto de las administraciones públicas.
(Bueno, vale, HOY)
(YO): -Por cierto éste hombre que acaba de pasar quién es, que me suena un montón.
(Compañero anónimo): -¿Como que quién es? ¡Pues el jefe!
-No, hombre, mi jefe es éste -digo yo señalando hacia atrás.
-Tú jefe, no, inútil. EL JEFE. El de todos. Si lo tienes que haber visto un montón de veces.
-Hombre, pues claro que lo he visto... Un montón de veces, además... Pero parece más alto cuando sale en la tele, no?
-¿Cómo en la tele?
-Si, hombre, en el mensaje de navidad, y eso...
-madremía.
A ver si va a resultar que no trabajo para el que yo creía. Si es que esto de la Administración es un lío...
2 comentarios:
Jajaja, que bueno este!
Pues luego me enteré que tampoco dependía de ese, sino del de las cejas, pero tampoco era. Se ve que tengo un montón de jefes a los que no veo...
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