La conocí hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo. Me gustaría decir que era mi mejor amiga del instituto. O que me la presentó un amigo del instituto vecino. No fue así.
Fue en una obra de teatro amateur. Ella era una de las actrices. No podías creer que el foco no la iluminara todo el tiempo a ella. Lo cierto es que daba igual. Ella brillaba.
Recuerdo una secuencia en la que iban andando cubiertos con sábanas. El autor sabría por qué. Ella sola, andando, era un espectáculo en sí misma. Le daba sentido a aquella secuencia absurda con ese andar elegante, como de modelo.
Después de la obra, mis amigos y yo nos tomamos una cerveza en un bar cercano. Justo donde el elenco decidió cenar. No sé bien por qué terminamos hablando ¿Quien sabe esas cosas? Solo sé que el fondo de sus ojos negros brillaba con una energía que no creo que los científicos hayan descubierto en ningún otro lugar del universo. Quizás la materia oscura de la que tanto hablan.
Pasé un fin de semana con ella que no sabría describir. Atesoro los segundos de aquel fin de semana. Todavía recuerdo cuando salí el lunes de aquel pisito alquilado por la compañía entre las calles torcidas del centro, mientras las golondrinas saludaban al sol. Solo por aquello valdría la pena haber vivido.
Ella era una gran estrella. Ella lo sabía. Era difícil explicarle que la mayoría de gente tenía trabajos aburridos, como conductor de autobús o ayudante de notario. O quizás director de banco. Ella tenía sus sueños. Ella era arte y lo sabía. Quién era yo para decirle que no.
Empecé una carrera. La terminé. Uno de esos estudios absurdos y aburridos que en el mejor de los casos te sirven para ganarte la vida. Mientras tanto, ella estudiaba ballet y canto, soñando con transmitir a la gente su mensaje. Nos veíamos de vez en cuando, y cuando lo hacíamos, mi vida era un poco menos vacía, menos gris.
La primera vez que la vi de primera bailarina de un gran artista nacional, recuerdo lo orgulloso que estaba. Ni siquiera recuerdo quien era él. Puede que fuera Alejandro Sanz, o quizás Melendi. Solo recuerdo lo guapa que estaba ella. No podía creer que alguien le pagara por quitarle la luz. No pensé que nadie pagara el precio de la entrada por verle a él.
Después de eso hicimos el amor. Toda la noche. 'Quizás', dijo ella. Al día siguiente partió para Miami.
El tiempo pasó, como no tiene más remedio que hacer. Las hojas del calendario cayeron, igual que las de los álamos. Yo terminé mi carrera, y encontré un trabajo como ayudante de un notario. Ahí supe que nunca iba a salvar el mundo de nada, ni pintar una nueva versión de la Mona Lisa con una sonrisa más amplia. Mi vida estaba en otro sitio.
En el proceso supongo que me convertí en un tipo más interesante. Nunca te avisan de eso. Me gustaría que las chicas que me rechazaron en el instituto me hubieran dicho 'todavía no, pero algún día'. Las mujeres empezaron a hacerme caso, pero a mí me daba igual. Si se trataba de pasar el rato, me podía valer cualquier cosa. Pero para algo más serio, yo ya tenía a mi chica, y ninguna se podía acercar a su vuelo. Ella volvía de vez en cuando, y me hacía sentirme una estrella. Quizás yo no era tan interesante, solo nos conocíamos de antes.
Para cuando yo empecé a trabajar en un banco, ella ya era primera bailarina de una estrella internacional. Puede que fuera Lady Gaga, puede que fuera Madonna. ¿Quién las miraba? Solo estaba ella. Por la noche, después del espectáculo, ella era la niña que yo conocía bien, con sus inseguridades y sus miedos. 'Abrázame', me decía. Y yo sabía que ella era solo mía.
Para cuando me convertí en gerente de grandes cuentas, ella ya tenía su propio número. Y su propio nombre. Y a mí me daban ganas de gritarle a la gente 'ella me pertenece, la conozco antes que vosotros; yo ya sabía lo buena que era'. Pero no podía. Porque mientras yo estaba con los pies en el suelo, ella volaba por encima de las nubes con los aviones comerciales. Yo la vi antes, no me podéis quitar eso.
Cada vez que la veo en la tele, o en las portadas, me hace gracia. Sé lo que ven los demás. Yo solo veo a mi niña, la misma de siempre. Esa que fotografían con la última estrella de Hollywood. Cuando le pregunto sobre ellos me dice 'son como tú y como yo, también se sienten solos a veces'. Y yo me río.
Ahora llevo mi propia sucursal. Mi madre estaría orgullosa de mí, ya soy un hombre con carrera. Y cuando la veo en la tele me dan ganas de contarle a todo el mundo que es mía. Pero ¿quién me iba a creer? Me conformo con verla de vez en cuando. Me sorprende que a nadie le extrañe que Albacete haya pasado a estar en los circuitos internacionales de conciertos. Toca bastante aquí, justo entre Madrid y Barcelona.
Me gustaría decir que me siento celoso cuando la veo en las revistas fotografiada con este o aquél actor. Me gustaría decir que me impresiona verla bailando en la entrega de los Oscars. Nada de esto sería cierto. Siempre supe que el cielo era su límite. Y sin embargo, la chica a la que veo de vez en cuando es una chica normal, como tú y como yo. Quizás solo un poco mejor. Con ese brillo detrás de sus ojos negros. Y esa sonrisa de niña. 'Abrázame'.
La conocí hace tanto tiempo que no lo recuerdo.
10 comentarios:
Es hermoso, es una historia real? tu historia??? :')
Gran relato. Muy bien escrito y logrado, en serio.
Muy bueno.
Ya se echaba de menos una historia :) Aunque la etiquetes como ficción, será la realidad de alguien. Me ha gustado :)
Pensar que han pasado ¡15 días! hasta leer esto me dan ganas de jarakirearme toa.
Y con el ñoño subido que ando...te puedes imaginar que casi me orgasmo toa; (eso sí, los kleenex han sido para soberme los mocos).
Lucy: Nah, todas las historias etiquetadas como ficción son inventadas, mi vida no es tan interesante. Podría decir que está vagamente basada en un hecho real, pero Pilar Rubio podría enfadarse.
miguel ángel: gracias, no me considero buen escritor, así que cada buena crítica cuenta.
anónimo: gracias, misterioso/a visitante.
Islander!: Es que ultimamente se me ocurren. Pero sí, estoy convencido de que esto le puede haber pasado a alguien.
Fiebre: no te preocupes, las entradas de este blog no caducan, generalmente. Y te confieso que a mi se me saltaron las lágrimas un poco al repasarlo. Me pareció raro, habiéndola escrito yo mismo.
Uff uffff, sabes que esto que has escrito es precioso? ficción? seguro que ha ocurrido taaantas veces...
Te felicito!
Un beso
Aliena: Gracias. Yo lo veo un poco cursi, pero escribo así. Y alguien me dijo (creo que en twitter) que la historia era poco creíble, pero yo sigo pensando que a alguien le tiene que haber pasado.
*APLAUSOS*
*OVACIONES*
Gracias, guapa ;)
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