Un lunes no es un lunes si no empieza con el ordenador colapsándose -again-, un grupo de obreros descontrolados tirándote un muro, y todo eso mientras buscas unos pantalones que puedas ponerte. Si además puedes meterte en un embotellamiento de 30 kilómetros ya es perfecto.
Menos mal que ya he llegado al trabajo. Voy a ver que ha pasado por internet mientras me tomo un café.
Feliz lunes.
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