Hubo un tiempo en el que el tema de las mascotas estaba más o menos claro. Quiero decir, uno podía elegir, dependiendo de sus necesidades y posibilidades, más o menos entre tres o cuatro tipos de mascotas. Desde el típico gato o perro hasta la tortuga o el periquito. Pero ¿ahora? Ahora si tienes una cosa de estas de toda la vida no eres nadie. Para ser realmente original tienes que tener como mínimo... no sé. Un cerdo vietnamita, un hurón, una nutria. Una iguana, un camaleón, una boa constrictor. Un unicornio enano. Algo así. Mirad, a mí llamadme clásico, pero esto no lo veo. Para empezar, una cosa que se te puede comer, yo no creo que sea una mascota, sinceramente. Y ya por concretar, todo el espectro de los reptiles directamente lo descartaría. Es que eso es una cosa que ya se ve que no te va a coger cariño. A mí llamadme raro, pero algo que tienes en un terrario debajo de una lámpara y que le tienes que hacer fotos en días distintos y compararlas para saber si está vivo o muerto, no me parece lo mejor para hacerte compañía en casa. Eso por no mencionar la gente que tiene tarántulas y cosas así. Pero ¿estamos locos? Mirad, en general la norma sería que cualquier cosa que ves en el suelo y te dan ganas de gritar más que de achucharla, no sería mascota. Pero vamos, es mi opinión, allá cada uno.
En cualquier caso, como entre alguno de mis lectores puede haber interesados en adquirir una mascota y por el motivo que sea (llámale no haber tenido tiempo para documentarse, llámale ser de Omicron Persei 8 y no concocer la fauna local) voy a hacer una pequeña clasificación orientativa.
Gusanos de seda. Esto, por lo que sea, en un momento dado se consideró mascota y así se quedó la cosa ya para siempre. Es una de esas costumbres absurdas que pasan de padres a hijos como la monogamia o las navidades y que nadie acaba entender muy bien por qué están ahí pero que como en su momento a alguien le pareció que era lo normal, pues ¡venga! a pasarlo a la siguiente generación. Veamos, los gusanos de seda quizás tengan sentido en una fábrica de corbatas (si es que todavía existen las corbatas de seda, cosa que ignoro; yo soy más de sudadera chunga y camiseta de AC/DC) pero en una casa son una guarrería. Todo lo que hacen es tener un aspecto asqueroso y si tienes mucha, mucha suerte, meterse en un capullo y convertirse en una mariposa que supone una escasa mejoría respecto el aspecto que tenían antes. Que el pobre niño cuando ve los capullos espera que salga de ahí una mariposa como las de los dibujos animados, con unas alas enormes, llena de colores y hasta con pestañas y todo, y lo que sale se parece más a una polilla que otra cosa. Lo único a favor de tener esto como mascota es que quizás va preparando a la juventud a que la vida es una cosa llena de desilusiones y sufrimiento, que si bien como lección vital es una mierda, pero oye, igual cuando les llegue la adolescencia y se llenen de granos y traten de conseguir una cita, les viene bien tenerlo claro.
Tortuga. Entiendo que esto es el siguiente escalafón en mascotas. Es decir, requiere quizás algo más de mantenimiento que los gusanos, pero te tienes que fijar bastante para ver si están vivas o muertas (probablemente esto también sea una ventaja en el caso de que se te olvide una semana darles de comer). Son frías, un pelín repugnantes -como todos los reptiles en general- y en algunos casos muerden, pero por otra parte también apestan. Normalmente son de tamaño reducido y esto tiene como única ventaja una bonita actividad recreativa que consiste en que se escapan de su recinto y hay que buscarlas por toda la casa (y te recomiendo encarecidamente hacerlo, porque es mucho mejor encontrarlas vivas que tenerlas un mes apestando detrás de un mueble (o encontrarlas con los pies).
Hamster o conejillo de indias. Estamos todavía en el límite entre lo achuchable y lo asqueroso. Porque si bien ya son de sangre caliente y tienen pelo como las mascotas de verdad, todavía se parecen bastante a algo que puede haber salido de una alcantarilla, lo que es como mínimo inquietante. Para mejorarlo todo, si tienes una pareja puedes descubrir: 1) que la frase criar como conejos no es una metáfora y 2) que la maravilla de la vida puede ser bastante horripilante cuando una madre decide comerse a sus crías para no tener que competir con ellas por el alimento.
Erizo. Saliendo ligeramente de las mascotas tradicionales, me parece interesante hacer mención específica de esta especie de rata con pinchos que a algunos les ha dado por tener como mascota ¿En serio puedes imaginar algo menos abrazable? Yo sí, a Esperanza Aguirre. Pero por ahora no parece que la vendan en tiendas de animales. Ahora, que al tiempo.
Gato. Es superior a ti y lo sabe. Por mucho que lo alimentes, le limpies el cajón de arena y lo soportes encima cada vez que al señorito le apetezca estar, no esperes la más mínima gratitud. Como mucho ese leve desdén de un lord inglés hacia su mayordomo. Descienden de los tigres y nos siguen viendo como una especie de monos graciosos a los que dejan vivir para que les sirvamos y porque sospecho que les divertimos. Pero poco más. La parte buena es que puedes saber cuál es el mejor sitio de la casa, porque él estará allí. Y si ese sitio es tuyo, te jodes. Bueno, y que no entienden que ciertas actividades como leer o ver la tele sean mejor que admirar su belleza, por lo que siempre se van a poner donde estorben más. Pensándolo bien, esto quizás no sea una ventaja.
Perro patada (es decir pequeño). Son esos perros que ladran todo el rato y cuyo contacto más habitual contigo quizás sea que le des patadas todo el rato porque siempre se ponen donde no lo ves. Pueden ser cariñosos hasta lo patológico, quizás porque tienen tendencia a sufrir ansiedad de separación. La gente tiende a pensar que son muy listos porque cuando te pones el abrigo se ponen contentos por si los vas a sacar, ignorando el hecho de que hasta las palomas son capaces de aprender condicionamientos sencillos y de que en un cerebro del tamaño de una nuez no pueden caber muchos pensamientos aparte de dame de comer y ladro porque tengo miedo de todo.
Perro pisotón (es decir grande). Este te puede hacer daño a ti cuando te pisa (no digo ya si le da por morderte) por lo que sugiero manejar con cuidado (y a ser posible por parte de personal cualificado). Tienen la ventaja de que pueden servir como defensa (siempre que ellos quieran, claro) y el inconveniente de que comen una burrada y antes o después todo eso que comen lo tienes que recoger del suelo (y una vez digerido, que da más asco). Son más o menos tan complicados de educar como un niño, con la desventaja de que no puedes hablar todo el rato de las cosas que hacen como los que tienen niños porque pareces imbécil (injusticias de la vida en sociedad; yo todavía no entiendo por qué la gente con niños piensa que tienen que ser tan fascinantes para todo el mundo).
Periquito. Es un hecho conocido que los pájaros son los mayores transmisores de enfermedades después de las ratas (bueno, realmente este dato no lo he consultado en ningún sitio, así que digamos sólo que podría ser cierto). Que un animal sea pequeño y pueda cantar (la verdad es que no estoy seguro de que los periquitos canten; bueno, al menos sé seguro que hay pájaros que cantan, lo he visto en la tele) no significa que no sea potencialmente letal. En cualquier caso no entiendo bien la compañía que hace algo que solo está con nosotros porque lo tenemos encerrado. Quizás deberíamos revisar nuestro concepto de compañía.
Loro. Ligera variación sobre el anterior, bastante popular por su aparición en series y películas (normalmente con cómicos resultados). Mira, carguémonos el mito: los loros no hablan. Bueno, vamos a ver. Esos que hay en las tiendas de animales y que valen una pasta, sí: hablan por los codos. Pero la cosa verde y fea que tienes en tu jaula lo único que va a hacer es darte picotazos si le acercas el dedo. Supongo que es la manera que tiene la naturaleza de recordarnos que los pájaros no están hechos para estar en jaulas y que lo mejor que podemos hacer es soltarlos (y se carguen la arquitectura y los monumentos a base de cagar encima, que parece que no, pero es una cosa que hacen muchísimo).
Conejos. Vale, en este punto pienso ser inflexible: los conejos no son mascotas, son comida. Vale que por fuera parecen adorables, pero en serio, por dentro están deliciosos. Para evitar este posible conflicto, en mi opinión lo mejor es comprarlos ya troceados. Así es mucho más difícil cogerles cariño. Y por otro lado, así son más fáciles de cocinar, claro.
Peces (he estado a punto de poner pescados). Aquí me habéis pillado, claro. Porque como tenemos palabras distintas para los que nadan y los que nos comemos, no puedo decir estrictamente que sean comida (aunque para mí esto es una cuestión puramente semántica, y como tal, absurda. Además en cualquier caso, siguirían siendo comida potencial ¿no? Por cierto ¿qué sabor tendrá un pez de colores? ¿Sabrán a fruta?). Con todo, son el animal más parecido a un salvapantallas que hay en la naturaleza. Entiendo que haya que tener un cristal para que no se escape el agua pero sinceramente ¿qué sentido tiene tener un animal que no puedes tocar? Hazme caso, es mejor un salvapantallas animado. Además, estos tienen la ventaja de que no le tienes que cambiarles el agua (y bueno, que si te aburres de ellos siempre los puedes cambiar por unas tuberías de colores o algo así.
Ladillas. Lo siento, por mucho que estiremos el concepto, no son mascotas. Y ve al médico a que te recete algo, anda.
Bien, pues yo creo que con esto estaría lo principal. Sé que me dejo bichos fuera, pero el que quiera algo más raro, que busque en la wikipedia. Ahora, la verdad es que no sé si esta sería la mejor entrada para alguien que está pensando en comprar una mascota. No parece que trate de animaros ¿no? Mejor, el que quiera una que sea ya sabiendo los inconvenientes, no queremos arrepentidos luego.
En la imagen, una piedra mascota. Tienen la ventaja de un bajo mantenimiento y de ser relativamente poco peligrosas (salvo en caso de ser arrojadas). Por otra parte, son al menos tan cariñosas como una serpiente, tan alegres como una tortuga y bastante más acariciables que un pez. Y no me lo estoy inventando, realmente existen*.
Nota: ningún animal ha sufrido daño durante la realización de este post. Al menos no directamente, claro. Aunque solo sea porque la mayoría no saben leer y no puedo herir sus sentimientos. Bichos estúpidos...
*Si alguien se pregunta por el mono de la documentación (al ver que la imagen tiene relación más o menos con el tema de la entrada) dice que el tono general del post le ha ofendido y por eso ha decidido no colaborar en ella. Por otro lado, no tengo claro que a un gorila africano de 200 kilos se le pueda llamar mascota, no sé por qué se siente tan ofendido...
5 comentarios:
Coincido 100%. Si hubiera escrito yo una entrada sobre animales de compañía, habría escrito lo mismo. Lo peor de lo peor para mi, serpientes aparte, son los perros patada, no los aguanto. Dale un saludo al mono de la documentación, o un plátano, que seguro que también le vale.
La mejor mascota es un novio: puedes pasear con él, da calorcito en los días de invierno y puedes rascar su espalda hasta la muerte.
Me quedo con el erizo.
Por cierto, releyendote... te mola Futurama, verdad?
ender: casi cualquier cosa mejor que un perro patada. Bueno, esos gatos que no tienen pelo creo que dan más grima aún.
Gordipé: y aguantarte las bolsas en las rebajas, no olvidemos eso. Incluso algunos matan las cucarachas y tiran la basura. Pero eso ya no te lo garantizo de todos.
jorim: No, si son monos. Ahora, recuerda no acariciarles a contrapelo. Que se ve que les molesta, o algo.
ender: jeje... me has pillado, ladrón. Muy fan. Casi más que de los Simpson.
Publicar un comentario