jueves, 27 de septiembre de 2012

Las pequeñas pérdidas.

Hoy quiero hablar de un tema que me preocupa especialmente. Son las pequeñas pérdidas. Y no hablo de esas pequeñas pérdidas de orina que tanto parecían a preocupar a Concha Velasco. Me refiero a esos pequeños objetos cotidianos que desaparecen repentinamente.

A mí esto me pasa a menudo. Uno podría decir que se debe a mi natural despistado, un rasgo que compartimos muchos genios. Pero la verdad es que no. Un corte transversal de mi cerebro mostraría que la mayor parte de mi cráneo está ocupada por una patata cocida (salvo una pequeña dedicada a pensar en sexo, asumo). Yo otra explicación no le veo.

Hay dos tipos de desapariciones. Las repentinas, cual tirón de cera de esteticién, y las borrosas cual noche de sábado (especialmente a partir de las tres de la mañana). Las primeras son inquietantes, porque recuerdas con precisión la última vez que viste el objeto. Y esto es importante, porque cuando pierdes algo siempre hay alguien que, con la mejor intención (supongo) te insta a que te esfuerces por recordar el último sitio en el que viste el objeto.

-A ver ¿cuál fue el último sitio donde viste tus llaves?
-Aquí, las tenía aquí. En la mano ¿sabes? ¿Te sirve eso de ayuda?
-Pero ¿no recuerdas nada más?
-¡Oh, es verdad! En ese momento se cruzó un unicornio en mi camino ¡Es cierto! ¡Las tiene el unicornio! No, espera. Creo que fue un elfo...

Es que ¿qué se supone que pretenden? ¿No es obvio que no te acuerdas? ¿De verdad esperan que contestes: 'pues la última vez que las vi, las estaba tirando a la basura, ¿dónde estarán ahora?'.

Pero el otro tipo de pérdida es todavía más inquietante, porque tus recuerdos parecen esfumarse en una niebla espesa que te impide recordar con claridad. Que yo en ese caso me siento un poco como en una peli de Shyamalan.

-Pues la última vez que vi las llaves fue... fue... no sé, la verdad. Pero estoy seguro de que tenía unas llaves. Es decir, recuerdo haberlas tenido. Alguna vez. Bueno, creo. A lo mejor lo soñé ¿Y si esto no es más que un sueño? Igual todo el rato he soñado tener llaves y Bruce Willis no está muerto...

Con los objetos pequeños es más fácil, porque basta con buscar en la ropa que llevabas. Bueno, más bien en toda la ropa. Es decir, he perdido algo, no sé exactamente cuando ni donde ¿se supone que recuerdo qué ropa llevaba? ¿Estamos locos o qué? Bueno, pues la miras toda. Pero ¿en qué clase de bolsillo se puede esconder un libro? (y aquí tengo un mensaje para los editores de libros del mundo: señores, no sé que tipo de ropa llevan ustedes, pero en los míos no cabe un libro de bolsillo; a ver si aprendemos a miniaturizar un poco mejor).

Todo esto me ha hecho reflexionar sobre el tema. Y he llegado a una conclusión, claro. Y es esta: los objetos no se pierden. En absoluto. Todos estos objetos que desaparecen son robados desde el futuro por viajeros en el tiempo. Gente del futuro que tiene la capacidad de viajar a su antojo por el tiempo, pero que carece de ciertos objetos de uso cotidiamo, como pongamos por ejemplo el libro de Terry Pratchett que yo perdí anteayer y que estaba leyendo. Y no tienen el menor remilgo en viajar al pasado para robarlo ¿Que cómo lo sé? Pues muy sencillo. Porque en cuanto se invente el viaje en el tiempo de los cojones, lo primero que voy a hacer es viajar hasta anteayer y coger el dichoso libro de la mesilla en la que estoy totalmente seguro de que lo dejé...

jueves, 13 de septiembre de 2012

Y tú ¿qué sabes hacer?

Hoy, comiendo en la empresa maligna para la que trabajo, ha salido de alguna forma el tema de los huertos ecológicos. Concretamente, la chica que ha sacado el tema ha manifestado su ineptitud para vivir de sus propios tomates en el hipotético caso de que ello fuera necesario. De alguna forma, esto ha degenerado en una conversación sobre qué seríamos capaces de hacer por nuestra propia subsistencia en el caso de una emergencia catastrófica (y teniendo en cuenta como va todo, esto puede ser el martes que viene). Y claro, he visto que daba para un post.

Antes que nada, me gustaría explicar que en caso de que el actual estado social se colapsara y el degeneráramos en un mundo post-apocalíptico (ya sea por una guerra nuclear, un apocalipsis zombie o porque se volviera a juntar Mecano, Dios no lo quiera) estimo mi capacidad para la subsistencia en unos 10-15 minutos máximo. Vamos, que lo más útil para lo que podría servir, sería alimento de los supervivientes. Claro que no me considero totalmente responsable de esto. La culpa de todo la tiene Yoko Ono es de internet.

Es cierto que yo nunca he sido especialmente hábil. A pesar de tener una un nivel de inteligencia superior a la media (de la especie humana o de los orangutanes, esto ya depende de a quien preguntes) y pulgares oponibles (que se ve que son útiles para un montón de cosas, aunque ahora mismo a mí solo me viene a la cabeza una*) mis habilidades manuales distan mucho de las de MacGyver (y lamento no ser capaz de poner un referente menos viejuno, no veo tanto la tele últimamente). Por fortuna, en algún momento se inventó internet y mi vida pasó a desarrollarse en un gran porcentaje entre ceros y unos. Esto hace que pueda parecer más listo de lo que soy. Porque si hay algo de lo que dispongo en abundancia, son conocimientos inútiles, y esto en internet parece ser muy valioso.

¿Quieres saber como se llamaba el malo de Mazinger Z? Pues lo sé. ¿Quieres que te cite una frase de Regreso al Futuro? Las que quieras ¿Quieres que pille una referencia a Monkey Island y te conteste algo gracioso? Hombre, por favor. Eso está hecho. Star Wars, Star Trek, Mundodisco, subcultura de los 80... el universo friki no tiene misterios para mí. Si algo es inútil, yo lo sé. Pero claro, esto tiene un inconveniente obvio. Digamos que de la noche a la mañana Skynet se despierta de mal café y decide acabar con la especie humana con un lanzamiento masivo de misiles (o WOPR; o el que fuera que se encargara en Matrix, que no se sabe) y nos manda tecnológicamente a la edad media. Pues bien, tenemos un EPIC FAIL. Porque aquí no me va a servir de nada saber el origen del meme de la novia psicópata o lo que es un bukkake (que sí, esto ahora es de colegio de primaria, pero antes de internet no lo sabía ni dios). Aquí hace falta saber cosas de verdad. Así que veamos qué conocimientos pueden ser necesarios para la subsistencia.

1. Hacer fuego. Bien, al parecer esto es básico. A mí la verdad es que cuando me lo han comentado he dicho 'Y si no me apetece fumar, ¿qué?'. Pero bueno, que en un mundo sin electricidad, por lo que sea hace falta fuego todo el rato (será para ver la tele ¿yo qué sé?. Pues mira, a mí con un mechero ya me cuesta un rato encenderme el cigarro a poco que haya viento, así no te cuento lo que puede ser eso frotando dos palitos. Voy a ir haciendo acopio de mecheros por sí acaso.

2. Hacer crecer cosas. Y no, no estoy hablando de eso, guarros. Al parecer, la forma más sencilla de sobrevivir en un mundo sin entramado social es siendo autosuficiente. Sencilla, dice. JA. Yo lo único que soy capaz de cultivar, son malas hierbas, y eso porque trato de matarlas. A mí se me han muerto plantas de plástico. Mira, esto mejor lo vamos a dejar correr. De todos modos, teniendo en cuenta que las verduras solo me gustan acompañando un buen entrecot, y eso para que hagan bonito, tampoco veo esto tan necesario. Vamos, que si me tengo que alimentar de tomates, casi prefiero extinguirme.

3. Recolectar comida. Bien, digamos que renuncio a cultivar mi propia comida. El plan B es salir a recolectar lo que la madre naturaleza en su inmensa generosidad nos facilita por propia iniciativa. Claro que yo aquí tengo un problema, que es que la única forma de que yo sepa que algo es comestible es que venga en un envase de Mercadona (o bueno, de un McDonald's que también me vale). Es que si no, no hay manera (y sí, antes de que lo preguntéis, en algún restaurante me he comido cosas que eran decorativas ¡es que los cabrones van a pillar!). Además, luego sales a la naturaleza y las cosas están tiradas por el suelo y todas sucias ¿Cómo sé yo qué se puede comer y qué no? Además con cosas venenosas que hay ahí a mala leche (y no, las setas venenosas no vienen con una calavera para identificarlas, que lo he mirado en la wikipedia). Muy complicado todo, mejor pasamos también.

3. Cazar cosas. En ausencia cosas que cultivar o recolectar, lo siguiente que tenemos es cazar cosas. Y aquí el problema es de otro tipo. Porque yo, independientemente de mis habilidades manuales, me he pasado la mayor parte de mi adolescencia jugando a videojuegos, lo que me convierte en una máquina de matar en potencia (y si alguien lo duda, ahí tenéis: òðⓨ òðⓨ òðⓨ... os puedo estar haciendo hadoukens hasta que me canse, pringados). Pero claro, yo es que estoy acostumbrado a comer cosas que ya vienen en raciones individuales. A mí, ¿qué queréis? matar a un bicho entero me da como pena. Eso por no mencionar que eso lo abres y está lleno de sangre y de guarrerías ¿Que somos, psicópatas? No hombre, no.

4. Cuidar cosas. Una alternativa, ya hilando un poco fino, sería criar animales para beneficiarme de ellos. Podría, por poner un ejemplo, tener un rebaño de ovejas (y vamos a dejar a parte el tema de cómo lo consigo) y sacar leche y huevos de ellas para alimentarme (nota mental ¿las ovejas dan huevos? Consultar en wikipedia). Lo que pasa es que esto ya me da fatiguita solo de pensarlo. Para empezar ¿vosotros habéis olido un rebaño de ovejas alguna vez? Si sois urbanitas absolutos como yo, es posible que no. Pues ya os lo digo yo: huelen a caca. Pero a mucha caca, como si se rebozaran en ella. Vamos, que yo no me bebo leche que salga de un animal así, ni loco (y antes de que alguien diga nada: no listos, no lo hago; la mía viene en tetrabriks que hace el señor Hacendado. Creo que a él se la dan unos duendecillos, o algo, ahí ya no me meto). Luego estaría el tema de la extracción de la leche. Que vale, yo he visto muchas cosas raras en internet (especialmente hechas por japoneses) pero a mí eso me parece una guarrería de las que no apetece hacer. Y en cualquier caso hay un inconveniente puramente práctico, y es que si ya no me hace caso mi perro, como para salir al campo con 50 ovejas ¿sabes o qué? Me veo que me iban a durar un día.

5. Hacer cosas. Podemos asumir que una vez pasado el caos inicial del apocalipsis, vendría el post-apocalipsis. Y ahí ya, igual se especializaba un poco la cosa. Que no digo que volviéramos al euro en seguida (que si me vais a preguntar, ya os digo yo que en esto aprovecharía para no repetir el error, pero bueno; allá vosotros) pero un tipo de sociedad rudimentaria en base al trueque seguramente se montara rápido. Digamos que, vale, yo a lo mejor no sé cazar, ni pescar (que esto se me ha olvidado comentarlo porque yo el pescado no me parece que sea ni medio comestible a no ser que se meta dentro de unas varitas Pescanova o algo así; excepto el sushi, claro, pero eso tiene que ser dificilísimo de hacer, a juzgar por lo que te clavan en un restaurante, los cabrones) ni cultivar cosas, pero igual sé hacer algo que pueda intercambiar para conseguir estas cosas ¿no? Vale, pues dos horas llevo pensando y no se me ha ocurrido nada que yo sepa hacer ni remotamente necesario en un mundo así. Pero oye, igual todavía se me ocurre, no pierdo la esperanza...

6. Pillaje y vandalismo. Bien, como último recurso, y asumiendo que soy un tipo inútil para la sociedad, incluso en el caso de una sociedad desestructurada como ésta, siempre puedo dedicarme  a vivir del esfuerzo de los demás ¿no? Es decir, que curren los otros y yo me limito a robar (y con esto lo mismo estoy estableciendo el primer sistema bancario post-apocalíptico). Pues qué queréis que os diga, tampoco me veo. Es que lo bueno de la sociedad de consumo es que tenemos cosas fáciles de robar (o de manejar, al menos). Teles de plasma, portátiles y tal. Por no mencionar el dinero, claro. Pero ¿cómo se roba una vaca? ¿Y un pimiento? Es más ¿cómo sé yo cuándo es el momento óptimo para robar un pimiento? (y no me digáis que eso sabe por el color, que yo he mirado en el supermercado y hay colores de pimiento para aburrir). O peor aún ¿qué hago yo con una vaca una vez robada teniendo en cuenta que ordeñarla me da asco y matarla me da pena? Todo muy complicado, la verdad.

En conclusión, que en un mundo apocalíptico lo único que podría hacer yo, es una comida buena (siendo yo el propio plato, quiero decir) o incluso un par, teniendo en cuenta que con el verano me he puesto algo más fuertecito de lo habitual. A no ser, claro, que hiciera lo que he hecho hasta ahora y echara mano de mi innegable atractivo físico para aprovecharme de los demás ¿Habrán gigolós en los mundos post-apocalípticos? Lo tendré que mirar en la wikipedia...


*Apretar la barra espaciadora ¿en qué estabais pensando, cerdacos?





En la imagen... un Whopper. Sí amigos, el mono de la documentación ha vuelto y está aquí para quedarse. Que se ve que se cansó de currar en Intereconomía. Y encima dice que no me ponga tan pejiguero con la documentación, que allí no le ponían ni una pega con las fuentes que les daba, el tío...